Yeni çevrim/Nuevo ciclo
02 de julio de 1674
Bien dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Ese refrán no se equivocaba.
Los años pasaban con lentitud para mi. Había vivido mucho tiempo donde a pesar de todo había perdido a personas importantes en mi vida como a Raziye quien murió envenenada por órdenes de los safávidas. Ellos querían vengarse por ser derrotados brutalmente y matar a una de mis hijas era su consuelo pero, junto con Ayşe matamos a 100 de ellos. Otro suceso es la muerte Atike, ella murió de tristeza por la muerte de su mellizo Kasim. Mis amadas hijas ya no estaban conmigo.
Por otro lado, desde que Fatmagül fue a esa guerra las personas la comenzaron a nombrar Dilaşub, sin cadenas. El nombre se lo había ganado.
—Sultana —me llamó Bülbül.
—¿Qué pasa, Bülbül? —le pregunté a mi viejo, muy viejo amigo.
—Su familia la espera en el patio —me recordó.
Asentí, recordando. Me paré del sillón y empecé a caminar rumbo al patio donde no sólo se encontraban mis hijos, nietos, bisnietos y familia política, también se encontrarían mi prima Mihrimah y mis dos sobrinos con sus respectivos hijos. Para mala suerte de mi prima, su hijo Cihan había muerto hace seis años, dejándole un gran vacío en su corazón. Claro, Cihan no murió sin antes saber que el hijo de Gevherhan era suyo pero, se le prohibió hablar sobre eso o le cortarían la cabeza. No sólo Mihrimah ha sufrido ya que mi nieto Mehmed perdió a su hijo Ayhan hace siete años.
Al llegar al jardín me fue inevitable ver como mis bisnietos jugaban como Abide —hija de Gevherhan Şehtan— que practicaba tiro con arco mientras su hermano la veía. Para mala suerte de ambos hermanos, su madre había muerto hace cinco años en batalla contra el imperio español con el cual tiempo después se llegó a un tratado de paz.
Posteriormente me concentré en dos nietos y dos bisnietos: Mehmed quien era idéntico a mi amado Ahmed estaba hablando con su hermana Zehra, hija de Mah Hatun era idéntica a mi de joven. Maldita era mi suerte, aunque a decir verdad, amaba a mi nieta.
Ahora, hablando de bisnietos, Osman, hijo de mi nieto Mehmed era idéntico a mi hijo Mehmed y Mahpare también hija de Mehmed era idéntica a la víbora de Mahpeyker.
En cuanto los presentes me vieron; me hicieron reverencia y sin pensarlo, una sonrisa ya estaba dibujada en mi rostro. Desafortunadamente mi sonrisa duró poco ya que recordé cuando sólo eran mis hijos, Ahmed y yo en 1616. ¡Qué buenos tiempos!.
Dejando mis recuerdos de lado, tenía frente a mi un nido de escorpiones y no hablaba por mis hijos. Todas las consortes de mis bisnietos me caían mal.
Rukiye era una ambiciosa de primera que intentaba de convencer a Burak por matar a sus hermanos si él llegase al trono, cosa a la que mi nieto no sucumbía gracias al amor por Dilaşub.
Turhan fue la primera consorte de Cihangir, sin embargo, a la llegada de Saçbaği todo cambió ya que mi nieto estaba perdidamente enamorado de la última mencionada. La primera tenía ambición y astucia de por medio y la segunda era más ambiciosa y manipuladora.
Şahihuban traía a sus pies a Ibrahim y se encargaba de manipularlo a su favor.
Nesilhan era caprichosa, ella fue el primer amor de Mehmed hasta que en un momento de desliz el mencionado terminó en la cama con la irritante de Mihriban pero, Nesilhan seguía teniendo su corazón.
Hümaşah era la arrogante consorte de Mustafa que lo tenía embrujado.
Zeyneb era consorte de Kasim, una mujer muy vengativa, la única razón por la cual no atentaba contra la otra consorte de Kasim, Dilaşub, —una testaruda de primera— era porque ella es una de las muy pocas mujeres que peleaba en las batallas del imperio.
Por último estaba Saliha quien era muy soberbia.
Todas unas víboras de primera.
—Şahihuban —llamé a la consorte de Ibrahim, ella me volteó a ver. —Supe que Rabia te hizo un escándalo.
—Así es, espero y hay sido castigada por eso.
—¿Por qué la castigaría?
—¡Me golpeó!
—Después de que tú le dijeras esclava. Şahihuban, no se te olviden tus orígenes porque a la próxima la que terminará castigada serás tú.
La Şehna calló.
—Mihrimah —le hablé a mi prima. —¿Y Hasan?
—Se quedó en casa, el pobre sigue enfermo.
—¿Qué dijeron los médicos?
—Es la vejez —respondió después de suspirar.
—Allah mediante sanará.
—Amén —dijeron los Osmanlí.
—Dilaşub —le hablé a mi nuera.
Ella me regresó a ver.
—Me contaron que te desmayaste hace poco.
—Sí, dicen que es por el estrés.
—No te culpo, ser madre de muchos hijos no es fácil.
Alexandra rió.
—Turhan —le hablé a la ambiciosa. —Escuché que hace poco te peleaste con Saçbaği ¿Puedo saber por qué?
—Saçbaği me desesperó, Sultana.
—No me haz respondido bien.
—Dijo que el şehzade Cihangir me alejaría de mis hijos y me enviaría al viejo palacio cuanto antes. Claro que no le creí por lo que le di un golpe en la cara al usar el nombre del şehzade en vano.
Asentí.
—Sultana, pued... —habló Saçbaği.
—No te pregunté nada —le dije, interrumpiéndola. —Cihangir —le hablé a mi nieto. —Turhan te explicó lo sucedido y aún así decidiste que ella recibiera diez latigazos ¿Por qué?
—Creo en Saçbaği, abuela. Ella no me mentiría.
Reí.
—Sólo recuerda una cosa, cariño.
—¿Cuál?
—Muchos reyes han caído por amor.
Él estaba por hablar, sin embargo, alcé mi mano en señal de silencio.
—Mehmed —le hablé a mi nieto, hijo de Mehmed.
Él me sonrió.
—¿Sí, abuela?
Sonreí. Sólo él y Muazzez podían llamarme abuela en público ya que los demás aunque estuviese toda la familia, no podían llamarme así. Se los prohibí. ¿Por qué razón? Eso fue después de que hace ocho años ellos se pelearan por el trono, todo gracias a Rukiye quien hizo que todos se pelearan con todos cuando en un momento de borrachera Burak dijo que mataría a sus hermanos.
—Sé que te pone triste hablar de tu padre pero, insisto, cuando veo a Osman, es como ver a tu padre en persona.
Él sonrió para posteriormente mirar a su hijo. Osman me miró, también sonriendo.
—Le doy gracias a Allah por eso. Sólo espero y mi hijo no tenga el mismo destino que mi padre.
—No te preocupes, estamos nosotros —le dijo Murad.
—Mi león —le sonreí. —Escuché que Abide es buena en su escuela.
—Lo es —aseguró mirando a su nieta. —¿Verdad?
Ella asintió.
—No tanto como lo era mi madre pero lo soy.
—Serás mejor que ella —aseguré.
Ella rió.
Mi hijo Süleyman decía algo antes de fuera al reino de Allah: Veo a la muerte como a una vieja. Yo la veía como a una hermana. Tanto dolor me hacía quererla como a familia para que yo pudiera irme con ella.
—Mi tiempo se acerca, Penelope.
—¿De qué hablas, Ana?
—Mi muerte está cerca.
—No digas eso —me pidió. —¿Qué haría sin ti?
Sonreí con pesar.
—No te preocupes, podrás con todo. Lo importante es morir.
—¿De qué hablas?
—Ya he soportado mucho, Penelope. Ya me quiero morir —confesé. —No quiero ver como más familia muere.
—¿Y Yahya? —preguntó refiriéndose a mi "novio".
Reí.
—Ambos somos viejos, ademas, tenemos en común eso, morir.
—Pero pueden ser felices por un tiempo.
—Nunca lo seremos, no puedo tener un amorío con alguien. Esa es la maldicion de ser una Sultana, eso aparte del dolor.
—No podré hacerte cambiar de pensamiento pero, piensa en que aún tienes por elegir a un Sultan.
—Antes de partir debo dejar a un Sultan —aseguré. —Un gran Sultan.
—Kasim es recordado como el Sultan de corazones...
Asentí.
—El próximo tiene que ser recordado como el Sultan más sabio aunque para eso tenga que hacerlo sufrir.
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BÚSQUEDAS DE MAHPEYKER KÖSEM SULTAN.
Fue consorte del sultán Ahmed I y madre de la mayoría de los hijos del Sultan. Se convirtió en regente de todos sus hijos y nieto. Posteriormente fue Valide de su hijo Kasim I quien le dio el título de emperatriz imperial. Años más tarde volvió a ser regente de sus nietos y luego Valide de Ibrahim I.
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¡Hola!
Ha comenzado una nueva era ¿preparadas?
¡Nos leemos!
ÚLTIMOS CAPÍTULOS.
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