29 de marzo de 1655

Las aves cantaban, las personas de Estambul sonreían como nunca y la futura Haseki se miraba nerviosa a través del espejo.

Fatmagül traía puesto un vestido rojo junto con una capa de un color rojo más fuerte. Su velo era pequeño pero lindo con incrustaciones doradas. Algo sencillo y hermoso.

—¿Estas lista? —le preguntó Kösem a la futura Haseki.

Fatmagül asintió, nerviosa.

—Gracias, Valide Sultan.

—Sabes que tienes mi apoyo por tu lealtad, Alexandra. Se me fiel y tendrás el mundo a tus pies.

—Moriré por usted, Valide.

Kösem sonrió.

—Mi hijo nos espera con ansias, vamos.

Fatmagül tomó del brazo a Kösem y junto a Bülbül, Mihrimah y Berna —quienes esperaban afuera— caminaron con tranquilidad hasta llegar al patio dos.

La familia real formaban un pequeño caminito de dos metros de distancia.

De lado izquierdo estaban Ayşe, Raziye, Hanzade, Atike, Firuze, Selim y Mahidevran. Del lado derecho estaban Mehmed, Fatma, Gevherhan, Murad, Ibrahim y Hürrem.

Más allá de ese camino, debajo de un enorme toldo permanecían sentados la familia de cada miembro de la dinastía que incluían a las Sultanas, Şehzade's, Şehtan's, Şehna's, Şehmmin's, Hammin's, Sultanzade's, Hanimsultan's y Hatun que era madre de un miembro de la dinastía.

Fatmagül y su suegra siguieron su camino, pasando la hilera de hermanos/sobrino del Sultan. Alexandra sonreía con nerviosismos y Kösem sonreía con alegría.

Kasim miraba con nervios al suelo pero, cuando sintió una mirada en él, alzó la vista y miró a Fatmagül caminando junto a su madre. Sin quererlo, el Sultan comenzó a llorar ¿Por qué? Sencillo, no se creía como la mujer que amaba iba a ser complemente de él. Nunca creyó que esa mujer tan hermosa lo quisiera tanto. No creía merecerla.

El Sultan limpió sus lágrimas mientras su madre y futura Haseki llegaban frente a él.

Kasim besó la mano de su madre, gustoso.

—De dónde vengo un matrimonio no sólo es amor si no unión. Tanto el esposo como la esposa deben amarse y respetarse. Estar en las buenas y malas; salud y enfermedad. Cuídala porque es la persona que te da alegría.

Kasim le asintió a su madre.

—La cuidaré y respetaré por siempre. Aún después de la muerte.

Kösem le sonrió.

La emperatriz le entregó la mano de su amada para después quedarse atrás de ellos mientras los novios miraban de lejos su boda. El şehzade Mehmed llegó corriendo a donde estaba el juez ya que el príncipe sería el testigo de Kasim y el de Fatmagül sería Bülbül.

Los minutos pasaron entre nervios y alegría, finalmente Mehmed le hizo una seña al Sultan, dándole a entender que ya estaba casado.

Kasim rotó a su izquierda para posteriormente sonreírle a su esposa.

—Mi amada esposa.

—Mi amado esposo.

—Al fin Allah es testigo de nuestro amor.

—Así es mi Sultan, ahora estamos unidos para siempre.

—No hay poder en la tierra que nos separe.

Fatmagül le sonrió.

Los nuevos esposos se dirigieron con la emperatriz y besaron su mano como símbolo de su bendición.

—Allah les otorgue felicidad por muchos años más.

—Amén —dijo la pareja al mismo tiempo.

Kasim volteó a ver una vez más a su Haseki y después le quitó el pequeño velo.

—La familia los espera —les recordó Kösem.

Los novios sonrieron y junto a Kösem se dirigieron con su familia quienes los recibieron con sonrisas, abrazos y mucho cariño.

La celebración pasó entre bailes de parte de la familia otomana y comida desde sopas hasta pastas. Afortunadamente el dinero era lo de menos, eso gracias a la prosperidad del imperio.

Ya había llegado la tarde y Nur miraba junto a Dilaşub a Gevherhan.

—¿Hasta cuando le dirás a mi padre del amorío de Gevherhan y Cihan? —le preguntó su hija.

—No le diré.

—¿Por qué?

—Cihan no quiere a Gevherhan. Él trabaja bajo mis órdenes.

—¿Qué?

Nur sonrió.

—Cihan se enteró que Ayşe era amiga de Mahienver por lo que fue fácil hacerle creer que Ayşe es culpable de la muere de Hafsa.

—Me impresionas, madre. No tienes piedad de la pobre.

—Gevherhan no se debió meter conmigo. Ella se lo buscó.

Por otro, cerca de la maldad pero lejos de ser parte de ella; Muazzez se encontraba mirando a su abuela hablar con un hombre mayor pero apuesto. Ese hombre era el gran visir quien había sido invitado a la boda ya que Kasim lo consideraba un hermano.

—No comprendo, Sultana.

—Quiero hacer alianzas contigo —repitió. —Para eso quiero que te cases con mi nieta Muazzez, es hija de Hürrem Sultan.

—Sultana, es un gran honor pero ¿Está segura?

—Completamente. Quiero que la conozcas.

—Como guste.

Kösem y Ahmed se dirigieron a donde estaba Muazzez y sus padres con alegría.

—Hürrem —llamó Kösem a su hija, ésta la regresó a ver. —Süleyman.

La familia se paró, hizo reverencia y le sonrió.

—Quiero presentarles oficialmente a Ahmed, el gran visir.

—Mucho gusto, Ahmed —dijo Süleyman.

—Un gusto —dijo Hürrem.

—Muazzez, él es Ahmed —le informó su abuela.

—Un gusto, paşa —dijo Muazzez mirándolo a los ojos.

Ahmed le sonrió.

—Süleyman ¿Hürrem te comentó que quería casar a Muazzez?

—Lo hizo, Valide Sultan, sin embargo, no me dijo con quien.

—Quisiera que Muazzez se casara con Ahmed paşa, claro, con el permiso de ambos.

—Por mi no habrá problema, Valide Sultan —aseguró Süleyman.

—Para mi tampoco, madre.

—Cuidaré a Muazzez con mi vida —les dijo Ahmed. —Me aseguraré que viva felizmente.

—Eso espero porque ella es mi luz, Ahmed.

Ahmed sonrió.

Desde el patio de Topkapi se podía observar con claridad el ocaso.

Gevherhan Şehtan observaba ese atardecer con alegría. Por esas pequeñas cosas de la vida es que seguía viva. Ver los amaneceres o atardeceres la hacía sentir especial.

—Gevherhan —la llamó alguien atrás de ella.

La Şehtan volteó y se encontró con su padre.

—Şehzade —saludó, haciendo reverencia.

—Necesito hablar contigo.

—¿Habrá una guerra?

—No.

—Entonces no tenemos de qué hablar, şehzade.

—Sí tenemos que hablar. No de şehzade a soldado si no de padre a hija.

—¿Hija? ¿Tiene hijos a parte de los de Nur Şehna?

—Gevherhan...

—Mis hermanas esperan por mi, şehzade. Tengo que ir con ellas ya que soy lo único que les queda, mi padre y madre murieron.

—Gev...

—Con permiso —dijo haciendo reverencia para después irse.

Debajo del toldo instalado, se encontraba Penelope hablando con su amado hijo. Ambos preocupados.

—No me quiero casar con ella —le repitió Ömer a su madre. —Yo quiero como esposa a Nihan, la hija de Ibrahim paşa.

—No depende mi, tienes que hablar con el Sultan.

—Quiere a Huricihan, dudo que le importe mi opinión.

—Inténtalo, no pierdes nada.

—¡No! —gritó alguien al otro extremo. —¡Él no es Mehmed!

—¿Quién grita? —le preguntó Mihrimah a su hijo.

Ambos caminaron hasta llegar a donde se encontraba tal alboroto.

—Es mi hijo, Ibrahim —le dijo Ayşe a su hermano.

—¡No es Mehmed! ¡Mehmed murió! —le gritó para después aventar al hijo de su hermana.

El pequeño cayó sobre una fuente que estaba cerca.

—¡Mehmed! —gritó, desesperada.

Por un momento se quedó inmóvil, sin saber qué hacer o decir pero, tan pronto reaccionó; corrió hacía su hijo.

—¡Ibrahim! —le gritó Kösem a su hijo.

El şehzade se quedó estático.

Bülbül se acercó a donde estaba el pequeño, lo tomó en brazos y verificó que estuviera vivo.

—Está vivo —informó.

—Llévalo con el efendi —ordenó Kösem.

Él obedeció.

Después del incidente de Ibrahim y Mehmed, el şehzade se encerró en sus aposentos, temeroso. Kasim se apiadó de su hermano y decidió perdonarlo por esa conducta ya que él sabía que su estado de salud era en parte culpa suya.

Por otra parte, Fatmagül se preocupó por la situación así que decidió cancelar lo que restaba de celebración, total, había dos días más para celebrar.

La noche ya había caído y Fatmagül se vistió para ir con su amado a la famosa noche de bodas. Se maquilló con naturalidad y se recogió del cabello de la parte de atrás. Su vestido color hueso con plateado y el collar que le había regalado su amado la hacían lucir más hermosa y a su vez más poderosa. Digna de una Sultana.

—Es hora —le avisó Berna.

Fatmagül asintió, nerviosa.

¿Por qué nerviosa? Ya había estado antes en intimidad con el Sultan. Se preguntó. Lo que ella no sabía es que a partir de ese momento inició una nueva etapa para ella.

Haseki Fatmagül Sultan.

La Haseki se cubrió su rostro con su velo y empezó a caminar rumbo a los aposentos de su esposo para al fin poder consumar su amor. Nada podía arruinar ese momento, ni quiera el hecho que Mah Hatun estaba en cinta.

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BÚSQUEDAS DE MAHPEYKER KÖSEM SULTAN.
Fue consorte del sultán Ahmed I y madre de la mayoría de los hijos del Sultan. Se convirtió en regente de todos sus hijos y nieto. Posteriormente fue Valide de su hijo Kasim I quien le dio el título de emperatriz imperial. Años más tarde volvió a ser regente de su nieto Kasim II.
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¡Hola!

¿Creen que Gevherhan se entere de lo de Cihan?

¡Nos leemos!