Epílogo
10 de julio, 2028
Acostumbrarme otra vez a mi vida en el siglo XXI no fue fácil, me costaba responder al nombre de Anastasia, a la insolencia de los demás y sobre todo, al ya no tener una familia.
Mi instinto de ayudar a las personas me hizo estudiar leyes donde ascendí hasta llegar a la política de México, algo peligroso pero agradable a mi parecer.
Hace tiempo había conocido a alguien idéntico a Dorian, sin embargo, decidí que él fuera feliz a lado de una maravillosa mujer que era mi amiga.
Estaba junto con Penelope en Estambul de visita ya que nosotras nos fuimos de Estambul pero Estambul de nosotras no.
—Oye, sólo tenemos que ir a hablar con el político Gülpınar y después disfrutaremos las vacaciones ¿No?
Asentí.
—Es a donde vamos.
Ambas seguimos caminando hasta que llegamos al restaurante acordado. Yo fui a la mesa donde se encontraría dicho político mientras Penelope se sentó en otra. Caminé con porte y elegancia hasta llegar a la mesa acordada y darme cuenta de que ese político era la reencarnación de Ahmed.
Al ver a mi esposo me fue casi imposible contenerme a abrazarlo. Creí que nunca más lo vería y tenerlo frente a mi era un golpe bajo.
—Señor Gülpınar —lo llamé en turco.
—Señorita Gómez —me sonrió, levantándose de la mesa. —Me parece familiar.
Sonreí.
—Ya nos habíamos conocido, soy la adolescente perdida en topkapi hace años.
— ¡Cierto! —dijo recordando. —Salió corriendo tan rápido que ya ni le pregunté donde vivía.
Sonreí, asintiendo.
—No sé cómo me olvidé de usted si me cautivó.
Sonreí, sintiendo mis mejillas arder.
—Basta de formalidad —pedí, señalando la mesa, dando a entender que nos sentáramos; cosa que hicimos. —Hablemos de tú. Eres menor que yo.
—Tengo 30 años, no soy menor.
Lo miré incrédula.
Ahmed era menor que yo, no mayor. Supuse que en esta vida era porque él había muerto primero pero, no todo cobraba sentido debido a que el Ahmed que conocí era de otro mundo.
Todo era confuso.
—Me gusta tu anillo —dijo mirando el anillo que me había regalado Dorian en el otro mundo.
—Gracias, significa mucho para mi —le sonreí.
— ¿Te parece si iniciamos el asunto político y luego... hablamos de otros asuntos?
—Por supuesto —sonreí.
˚✩
No sé cómo ocurrió pero el político turco y la política mexicana estaban sin ropa en la cama de dicho político.
No pude resistirme a él, lo amaba.
Tal vez no era el Ahmed que conocí pero sentía algo por él, algo profundo.
— ¿Mahpeyker? —pregunté, viendo el cuadro donde aparecía Ahmed con ella, ambos sonreían.
—Es mi ex-novia Elif, me la paso mucho afuera de casa que no he tenido tiempo de quitarla —explicó bajando el cuadro.
— ¿Puedo saber por qué terminaron?
—Me enteré que estaba conmigo por venganza.
— ¿Venganza?
Él asintió.
—Mi mamá, Zeynep atropelló al hermano de mi ex por accidente debido a que él cruzó la calle cuando no debía pero ella no entendió y decidió vengarse al enamorarme y hacerle la vida imposible a mi mamá. Afortunadamente lo descubrí debido a mi hermano Mahmud, él me avisó.
—Perdón, no quería hacerte recordar malos momentos.
—No te preocupes, por suerte lo supe antes de pedirle matrimonio.
Le sonreí forzadamente para después sentarme en la cama.
Ahmed seguía queriendo a Mahpeyker a pesar de cualquier situación. Sin querer, unas cuantas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, destrozada. Me limpié con rapidez y empecé a ponerme la ropa.
—Quédate más tiempo —pidió.
Negué, me dolía no tener su amor, sólo habíamos tenido sexo, eso era todo en su vida.
—Por favor —volvió a pedirme para después besarme.
Las pasiones volvían y eso no podía evitarse. Al igual que yo caería con él.
17 de agosto, 2028
— ¿De qué querías hablar? —me preguntó Cihangir, tocando mi mejilla.
Estábamos en su departamento por lo cual podíamos hablar ya que ninguno quería que se supiera que teníamos una relación.
—Estoy embarazada —respondí.
— ¿Qué?
—Tengo un mes.
—No puede ser —susurró.
—No quiero abortar —aseguré. —Yo puedo ser madre soltera, no habrá problema por eso, sólo quería avisarte ya que es lo correcto.
—Cásate conmigo.
— ¿Qué?
—Cásate conmigo —repitió. —Si hay algún problema ambos podemos renunciar a la política y dedicarnos a nuestros negocios, tú con tus restaurantes, tiendas de ropa y departamentos y yo con la empresa de mi familia.
—No tenemos que casarnos.
—Pero yo lo quiero, sólo te pido una cosa.
— ¿Cuál?
—Acepar a mis hijos.
—¿Hijos?
—Hace un mes Elif me dijo que estaba embarazada —respondió.
Cerré los ojos con fuerza. Ella siempre se salía con la suya.
—Para no estar con ella te quieres casar conmigo ¿No?.
—No —aseguró. —Lo haré porque te quiero desde el momento en el que te vi.
—Acepto casarme contigo —dije dudando.
Él sonrió.
—Hay algo que no entiendo ¿Por qué dijiste hijos?
—En una noche de copas engañé a Elif con una mujer de nombre Nur, ella también está embarazada.
Mahfiruz, pensé.
—Ellos serán como mis hijos, sin embargo, no habrá otras más que yo, Cihangir.
—Lo prometo.
—Eso espero porque si me entero de una traición; te dejo.
08 de marzo, 2029
Tenía un día desde que yo había entrado en labor de parto y dado a luz a una hermosa niña de nombre Şah. Mi hija nació antes debido a que en una pelea que tuve con Elif, ella me empujó por accidente, por suerte no pasó a mayores pero, Elif ya había dado a luz y muerto en el parto. Por otra parte, la mujer de nombre Nur también murió en el parto debido a que tuvo al bebé en la calle sin atenciones médicas porque se encontraba de viaje en Italia, visitando a su familia. Tuvo un niño de nombre Tolga.
¿Por qué yo ya estaba en la casa? No tuve tantas complicaciones y muchos menos Şah así que nos dieron de alta ese mismo día.
Me encontraba en la casa de Cihangir, esperando a que llegara con su hijo mientras yo cuidaba a Tolga y a Şah.
El timbre sonó por lo cual fui a atender, encontrándome con mi prima Penelope.
— ¡Viniste!
—Quería visitar a mis sobrinos.
—Pasa —le pedí.
Ambas llegamos a donde se encontraban mis hijos, ella cargó a Tolga quien estaba despierto. A los pocos minutos Cihangir entró a la casa con su pequeño en brazos que estaba cubierto en una manta. Yo feliz lo fui a recibir.
—Está dormido —susurró.
—De acuerdo —susurré.
—Hola Penelope —saludó a mi prima.
—Hola —le sonrió.
—Iré a dejarlo a su cuarto —avisó.
Asentí, feliz por él.
˚✩
Ya era noche y el hijo de Elif seguía dormido y a cuidado de Cihangir. Quería ver al pequeño ya que quería mucho a los niños, sin embargo, temía que Cihangir me lo prohibiera.
De pronto, un llanto inundó la habitación, indicando que el niño tenía hambre. Su fuerte llanto hizo que Tolga se despertará.
Fui a la habitación del pequeño angelito y hablé con mi futuro esposo.
—Cihangir —lo llamé. Él me miró atento. —Yo le doy de comer.
— ¿En verdad?
Asentí.
—Consuela a Tolga y yo le doy de comer al pequeño.
—De acuerdo —dijo para después salir de la habitación.
En cuanto él salió de la habitación yo fui a la cuna del pequeño y lo cargué para después darle pecho. No fue hasta que transcurrieron un par de minutos que lo miré con atención, era idéntico a Mehmed, mi Mehmed.
—Mehmed —susurré con lágrimas en los ojos.
El pequeño sonrió aún tomando de mi pecho.
—Mehmed —repetí, feliz, tocando su corto cabello.
Me parecía casi imposible de asimilar la situación, mi pequeño ángel estaba una vez más en mis brazos. Otra vez podía enfrentarme al mundo sin importarme nada, todo por mis hijos.
Una vez más me levantaría con la cabeza en alto.
Soportaría lo que fuera por mi familia.
Mi pequeño Mehmed, ahora podía volver a protegerlo del fuego y no fallar en el intento. Lo lograría, estaba segura.
El pequeño dejó mi pecho por lo que le saqué el aire y al hacerlo él volvió a llorar.
—Δεν είσαι μάνας γέννημα, μαργαριταρένια μου, Ούτε Θεό φοβάσαι, ούτε Θεό φοβάσαι. Άιντε, καλέ μάνα, αγάπα με κι εμένα, Κούνει, καλέ μάνα, το παιδί για μένα —canté en sollozos mientras recordaba cuando él murió.
Mi pecho dolía al recordar ese horrible momento donde una parte de mí murió y ahora volvía a mí.
Al pasar unos minutos, mi hijo se durmió.
—Mehmed —susurré mientras mi corazón se estrujaba. —Sólo te pido una cosa... no me dejes —lloré. —Muere después de mí, por favor.
La puerta sonó provocando que dirigiera mi vista a ésta.
—Cihan —le sonreí.
—Me gusta cuando me dices así —dijo acercándose. — ¿Por qué esas lágrimas?
—Sólo recordé cuando era niña, siempre soñé con una gran familia como la de ahora.
—Y pronto tendrás la boda que te mereces —aseguró.
—Y ¿Ya pensaste un nombre para este angelito? —pregunté mirando a mi hijo mientras me sentaba en la cama que estaba en la habitación.
—No, pero creo que Mehmed sería un buen nombre.
— ¡No! —dije con rapidez, volviendo mi vista a él.
— ¿Por qué no?
—Tengo una mala experiencia con ese nombre.
—Entonces ¿Qué nombre estaría bien?
—Alparslan.
— ¿León valiente?
Asentí sonriendo.
—Siempre será mi león.
— ¿Soy yo o mi hijo ya robó tu atención?
—Nuestro hijo, Cihan —le recordé. —Nuestro.
—Nuestro —repitió. —Alparslan Gülpınar Gómez.
— ¿Gómez?
—Es nuestro ¿No? Debe llevar tu apellido.
— ¿Seguro?
—Completamente. Mahpeyker estaría de acuerdo.
Sonreí y una vez más miré a mi pequeño ángel.
—Gracias por cumplir tu promesa —le susurré a mi hijo en español.
✧⋆
—¿Mehmed? —preguntó mi prima, confundida.
Asentí.
—Es él ¿Cómo no reconocería a mi hijo?
—Me alegra que seas feliz.
—Tú pronto lo serás, no lo dudes.
Ella sonrió, contemplando el cielo estrellado.
—Dime, Anastasia ¿Ahora que sigue? —preguntó con curiosidad.
—Descansar —respondí, sonriente.
—Pero ¿Siempre juntas?
—Hasta la tumba —aseguré.
¿Qué sucede cuando viajas en el tiempo y te haces pasar por otra persona?
Las consecuencias son horribles.
Viajé al pasado y cambié la historia.
¿Pude sobrevivir? Lo logré dejando un gran legado. Aprendí a sobrevivir en un mundo que no es el mío y estaba rodeado de hombres.
Yo soy Anastasia, aquella mujer que desafió a sus enemigos y pudo derrotarlos sin piedad. Soy aquella mujer que sufrió por amor y encontró el amor.
Mi destino se selló desde antes de mi nacimiento y yo lo forjé con detenimiento.
Soy aquella que cambió la historia a un costo muy grande y a pesar de ello no se arrepiente.
Yo soy Kösem, la madre martirizada, la emperatriz del imperio otomano, la sultana del imperio y la luz del mundo.
Ben Kösem Sultan.
Tal vez para muchos esto sea algo ficticio pero créeme, es muy real y te lo puedo asegurar ¿Por qué? Porque yo soy Anastasia, aquella mujer que cambió al mundo.
No importa en qué forma narre o describa esta historia, yo soy aquella persona que rescató al imperio.
Ben Kösem Sultan.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro