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Büyük Valide Sultan/Gran Sultana Madre

28 de julio de 1674

¿Qué mantiene unida a una familia? ¿Su amor o su confianza? Ambas eran buenas respuestas pero no siempre era así. A veces lo único que mantenía unida a la familia era la sangre ya que sin eso nunca se tolerarían.
Esa unión podía ser el más grande arrepentimiento o la mayor fortaleza.

Estaba sentada en el segundo patio en un pequeño sillón de color rojo con negro, esperaba la llegada de mis nietos con entusiasmo.

Al poco tiempo llegaron frente a mi.

—¿Nos mandó a llamar? —me preguntó mi nieto Murad.

—Así es.

—¿A qué se debe, Sultana? —me preguntó Burak.

—Como sabrán ya tenemos una pintura donde estamos toda la familia...

—¿Sí...? —recordó Mehmed.

—Quiero una pintura con ustedes: los varones.

—Ahora entiendo porque nos pediste venir con nuestras mejores ropas —dijo Cihangir.

Asentí con una sonrisa en el rostro.

—Sé que deben prepararse para las pruebas pero ustedes se están preparando desde pequeños. Merecen un descanso.

Mis nietos sonrieron.

—Ahora pónganse atrás de mi, a lado o donde gusten —sugerí. —Bülbül, llama al pintor.

Mi amigo asintió y se fue no sin antes hacer reverencia.

Mis nietos hicieron caso a mi sugerencia.
Burak se puso atrás de mí a la izquierda, Cihangir también se puso atrás de mi pero a la derecha y al igual que su hermano, me puso su mano en el hombro, Ibrahim se puso en medio de Cihangir y Burak, Mehmed se sentó en el suelo a mi derecha en un cojín que le dio una criada, Mustafa se sentó a mi izquierda, Kasim se puso a lado de Burak y Murad a lado de Cihangir.

A los pocos segundos llegó el pintor que había regresado del baño. Cuando llegó el pintor de nombre Kerem comenzó a pintar otra obra que pasaría a la historia. Una pintura que pasaría a la historia.














31 de julio de 1674

El último día del mes había llegado y consigo el último día de paz en el palacio ya que a partir del próximo día se avecinaba una tormenta.

Mis nietos postulantes al trono estaban sentados en la mesa, esperando mi orden para comenzar a comer mientras yo los miraba a cada uno con detenimiento.

—Kösem Sultan ¿A qué se debe la comida? —se atrevió a preguntar mi nieto Ibrahim.

—Los quería todos juntos porque mañana son las pruebas.

—Me alegra esto abuela pero ¿No crees que lo mejor sería concentrarnos en el día de mañana? —me preguntó Murad.

—No —respondí. —Ya me concentré en el día de mañana durante diecisiete años —confesé. —Quiero que en este momento miren a sus hermanos con detenimiento —ordené. Ellos obedecieron. —Los hermanos son lo mejor del mundo, ellos te enseñan muchos valores como la lealtad, cuando uno hace una travesura, no se delatan. Un hermano es lo mejor que te puede pasar en la vida, perderlo significa también perder una parte de ti. Deben entender que en esta vida habrá personas que querrán separarlos, sin embargo, no deben ceder, no deben desconfiar y si lo hacen, lo mejor será la jaula, no la muerte. Aprovechen el día de hoy porque tal vez será el último con tranquilidad.

Ellos me regresaron a ver, preocupados.

—Ya se ha visto que el poder es más fuerte que la sangre —les recordé.














1 de agosto de 1674

Un Sultan es el gobernador de algunos países islámicos pero, ser el Sultan de los otomanos equivalía a ser el monarca del mundo.

Unas criadas estaban arrreglandome para las pruebas cuando mi amigo Bülbül entró a mis aposentos.

—¿Ya está todo listo? —le pregunté.

—Lo está, Sultana. Dilaşub Sultan, las Şehna's y Sultanas hijas del difunto Sultan Kasim están encerradas en sus aposentos. No tienen forma de salir hasta que terminen las pruebas.

—Bien. Eso es lo mejor, no me arriesgaré a que alguien muera durante las pruebas.

—Es lo mejor —aseguró.

—¿Dónde está Mihrimah?

—No ha llegado al palacio. Tal vez aún se encuentra en el palacio de Hasan Paşa —respondió.

Suspiré.

—Sigo sin saber cómo Hasan pasó de ser Bey a Paşa.

Bülbül rió.

—Sólo Allah sabe, Sultana.



⋆。˚ ✩

Amor, lealtad y poder. Esa era el lema familiar. Amor por la familia, lealtad a la familia y poder para la familia.

El ser humano es una increíble especie ya que es el peculiar ser vivo que puede resurgir del dolor. El único que puede evolucionar de manera asombrosa.

Yo soy Anastasia, la dueña del corazón del Sultan Ahmed Khan y dueña del mundo entero.
Soy Anastasia, la única mujer capaz de reconstruir un imperio donde sólo existían ruinas.
¿La familia lo es todo? Sí.
La familia no sólo es unión si no destrucción.
En Topkapı aprendí que debo tener cuidado con los ángeles ya que también se pueden volver demonios.
Soy Kösem, la madre digna de reverencia, la madre de los creyentes, la madre martirizada, la madre asesina.
Yo soy Kösem.

—¡Atención! —gritó Ahmed, el hijo de Yahya. —¡Naib-i Kösem Saltanat!

Todos los presentes hicieron reverencia ante mi mención. Con el paso de los años no sólo imponía respeto si no también miedo.

Caminé con elegancia hasta quedar frente a mis nietos, cualquiera de ellos podía ser el próximo Sultan. Ellos me hicieron reverencia.

—Hace años el difunto Sultan Ahmed Khan cambió la ley para que ahora el nuevo Sultan se eligiera bajo una serie de pruebas que demostraran sus capacidades de poder ser un buen Sultan. Esas pruebas durarán treinta y un días por lo que cada día habrá una prueba. Las reglas son simples; no hacer trampa, no agrediste dentro de las pruebas a menos que una prueba lo requiera o serán descalificados y no perjudicarse o también serán descalificados. Los que calificarán las pruebas serán: seis personas de Estambul elegidas al azar cada día, tres nuevos visires, cuatro pasha's, dos nuevos y los otros con antigüedad, dos Bey's que también serán escogidos cada día al azar, el Sultanzade Mustafa, Sultanzade Iskender y la regente, o sea, yo. No se dirá al nuevo Sultan hasta el día que terminen las pruebas —avisé. —¿Alguna duda? —le pregunté a los participantes.

Los şehzade's guardaron silencio.

—La primera prueba consiste en demostrar su inteligencia. Al finalizar el día deben darme una respuesta para la siguiente pregunta: ¿Qué es la familia?

Mis nietos se miraron confundidos.

—Cada prueba tiene un cierto valor que no se les dirá —avisé. —Y tampoco se dirá al ganador del día. Tienen hasta que llegue el ocaso para ir a mis aposentos y decirme la respuesta.

Los şehzade's asintieron para posteriormente oírse tres cañonazos.




˚✩

En el año 2019 un esposo era aquel con quien compartirías toda una vida hasta que la muerte los separara. Era aquella persona a la que amabas toda tu existencia y perderlo significaba también perder tu vida misma.

Me encontraba en mis aposentos, leyendo las cartas de las consortes de mis nietos que habían sido interceptadas gracias a mis hijas que se encontraban en el palacio. De pronto, las puertas de mis aposentos se abrieron dejando entrar a una Mihrimah desconsolada, sin pensarlo me paré de donde me encontraba sentada y me dirigí a ella.

—¿Qué ocurre? —le pregunté, abrazándola.

—Hasan murió —respondió devastada.

—¿Qué? —pregunté sin creerlo. —Prima... —dije lamentándome. Él me caía bien, además, le salvó la vida a Ibrahim, Selim y Hürrem. —Tranquila, después de la oscuridad hay luz —aseguré. —¿De qué murió?

—Vejez —respondió, sollozando. —Lo amaba.

—Lo sé —dije tocando su cabello. —No llores, a él no le gustaría que lo hicieras.

Mihrimah negó.

—No me digas eso que no puedo.

—Sé fuerte por tus hijos, ellos no quieren verte triste.

Mihrimah volvió a negar.

—Mi esposo se fue. ¿Cómo puedo estar mejor?

—Ya no eres Penelope, ahora eres Mihrimah Hammin. Límpiate esas lágrimas que tus hijos no pueden verte así. Los protegerás y para eso no debes mostrar debilidad. Recuerda que lo único que no convierte en un infierno a este palacio es el amor.

Ella asintió con pesar y posteriormente me abrazó más fuerte. Odiaba verla así, no soportaba que sufriera, no ella. Sabía que sufría por Hasan y eso dolía mucho pero para poder sobrevivir en el mundo tenías que ser un soldado.





✧。º°゚゜

El ocaso estaba por caer y mis nietos ya se encontraban frente a mi en mis aposentos.

—Comiencen —ordené.

—La familia es amor, lealtad y poder —dijo Burak.

—Para mí la familia no es aquella que viene de sangre, la familia es aquella que siempre está para ti en las buenas y en las malas, por ejemplo, hay amigos que se vuelven familia por el simple hecho de que siempre están para uno —dijo Cihangir.

—La familia es lo único que se tiene en verdad en esta vida, las únicas personas que estarán contigo cuando el mundo parezca estar en tu contra. La familia es unión —respondió Ibrahim.

—La familia es aquella donde se crece llenos de amor, confianza, respeto y honestidad. Es el lugar donde uno aprende las cosas buenas y malas, donde uno forja su propia personalidad y actitud para salir al mundo —dijo Mehmed.

—La familia son las personas que amo y me aman, buscamos lo mejor para nosotros, estamos en los momentos buenos y malos, apoyándonos y ayudándonos en lo que necesitemos, mutuamente —dijo Mustafa.

—La familia es sacrificio y lealtad. Sacrificio para el bien de la familia y lealtad a la familia —dijo Kasim.

—La familia es algo que no escogemos  pero gracias a eso luchamos para su bienestar, renacemos por ellos y morimos por ello —dijo Murad.

Sonreí. Había un ganador de la primera ronda.
















5 de agosto de 1674

Quinto día y no había signos de atentados en contra de los şehzade's. Rezaba para que nada les pasara a mis nietos ya que amaba a todos por igual. Lástima que eso nunca sucedió con mis hijos.
Un par de días antes me puse a pensar en mis hijos y me di cuenta que quería a uno por encima de los demás, ese hijo que me causó más dolor que los demás, el hijo que me dejó marcada: Mehmed. Ese niño que no era mi sangre y aún así lo amé. Deseaba tenerlo entre mis brazos y nunca más soltarlo. Ya no soportaba más, quería morir. Nadie merecía sufrir lo que yo había sufrido, ni siquiera Mahpeyker. Yo cambié la historia y he ahí las consecuencias. Cambiar la historia trae cosas malas.

—¡Atención! —gritó Yahya. —¡Naib-i Kösem Saltanat!

Todos los presentes hicieron reverencia. Caminé hasta llegar frente a mis nietos.

—La prueba del día de hoy será luchar todos contra todos. Las reglas son simples, no podrán matar, sus armas son sus manos. Para eliminar a alguien deben sacarlo de la línea de batalla. Recuerden que no importará quien gane si no como combatan. Vayan a sus posiciones.

Los şehzade's obedecieron y se cambiaron para combatir entre ellos.

El área de juego era de 10m x 10m. Todos permanecían a cierta distancia. El favorito para ganar era Ibrahim, él era como un nuevo Murad —mi hijo—.

Una campana sonó tres veces indicando que iniciaba el desafío.

Murad atacó a Cihangir quien logró derribarlo para posteriormente ir a pelear con Mehmed.
Ibrahim peleó con Burak hasta que llegó Kasim a ayudarlo para sacarlo.
Por otra parte, Murad logró sacar a Mustafa siendo así el segundo en salir.
Sólo quedaban cinco.
Cihangir peleó contra Kasim e Ibrahim hasta que salió Kasim por culpa de Ibrahim mientas que Murad pelaba con Mehmed pero no duró mucho ya que Mehmed logró hacer que perdiera el conocimiento al tomarlo por el cuello y seguidamente sacarlo.
Quedaban tres.
Ibrahim en un movimiento rápido sacó a Mehmed provocando que sólo quedaran él y su hermano Cihangir. Ambos empezaron a empujarse y agarrarse a golpes pero İbrahim logró eliminar a su hermano al retroceder hasta la línea para luego tirarlo al piso y sacarlo. Así es como Ibrahim ganó el duelo.




✧✦✧

La Valide Sultan es la madre de un Sultan y quien dirige el harem pero también es su deber proteger a su familia y para eso necesita ayuda. ¿Qué mejor que un concilio de madre e hijas para lograrlo?

—¡Atención! —gritó un eunuco desde la entrada del primer harem. —¡Ayşe Sultan está aquí! —anunció para posteriormente mi hija entrar mientras las concubinas le hacían reverencia.

Ella llegó a mi lado, besó mi mano y seguidamente se la llevó a la frente.

—Luces hermosa, madre. No parecieras tener la edad que tienes.

—¿Por qué crees que insistí en que hicieran ejercicio? Eso las hace mantenerse jóvenes.

Ayşe sonrió.

—¿Por qué no estás con tus hermanas? Escuché que iban a reunirse para hablar de lo que les han dicho sus espías.

—Ya hablamos sobre eso —respondió. —Sólo quería verte.

—¡Atención! —gritó otro eunuco. Ayşe y yo dirigimos nuestra vista a la entrada del harem. —¡Fatma Sultan está aquí!

Seguido de eso mi otra hija entró siendo recibida por una reverencia por parte del harem. En su mirada pude ver el símbolo del poder y sed de venganza.

—Madre —dijo besando mi mano para después llevársela a su frente.

—Fatma —saludé, sonriendo.

—Es bueno que estés aquí Ayşe, quería hablar con ambas.

—Te escucho.

—Es un tema muy delicado.

—¿Prefieren a ir a otro lado?

Mis hijas negaron.

—Sila Hatun —llamó a mi fiel compañera.

—¿Sí, Sultana? —preguntó.

—Haz que vuelvan a tocar —ordenó refiriéndose a la música.

Sila asintió, hizo reverencia y se fue. Poco después se volvió a escuchar la música.

—Son dos cosas, la primera es que Hatice Hatun estaba embarazada de Mustafa.

—¿Estaba?

—Sí —respondió. —Tomó algo para perder al bebé que esperaba.

La miré horrorizada. ¿Por qué haría eso? Me pregunté. Sabía que era su decisión por ser su cuerpo pero ¿Qué la había orillado a eso?

—¿Dónde está?

—La maté —respondió. —Dijo que prefería morir antes de darle un hijo a la dinastía. No quería ver como su hijo moría por la ambición e intriga por lo que prefirió matarlo antes de tenerlo en sus brazos. No quería que su hijo fuera carne para los leones.

Asentí, comprendiéndola. No la culpaba. Era muy difícil que los niños no fueran asesinados por poder, comprendí eso con Meleksima.

—La otra es más importante.

—¿Qué esperas para hablar? —le preguntó Ayşe.

—No eres quien para mandarme —la retó.

—¡Fatma! —la regañé. —Discúlpate con tu hermana.

Ella me miró, enojada.

—Perdón, Ayşe —dijo con rencor.

—Quiero que ambas se comporten, ya están los suficientemente grandes como para andar peleando. No quiero volverlas a escuchar pelear o ya verán —amenacé.

Ambas asintieron.

—Habla —le ordené a Fatma.

—Süleyman agha está intentando meterle ideas malas a Dilaşub.

—¿Cómo qué ideas?

—Quiere hacer que las personas se revelen en tu contra para matarte.

—¿Otro eunuco queriéndome traicionar? ¡Qué raro! —dije con sarcasmo.

—Debemos matarlo —aseguró Ayşe.

—Mátenlo ahora que son las pruebas, no tiene la protección de Dilaşub.

—Lo que digas —aseguró Ayşe. —Me encargaré de matarlo con mis propias manos.

Asentí.

—Ya que están ambas aquí quiero hablar de otro tema.

—Te escuchamos.

—Fatma, hija —dije tocando su mejilla. —Sé que peleas con Ayşe por mi culpa porque crees que es mi favorita pero no es así. Las amo por igual. Debes entender que ambas hicieron sacrificios pero Ayşe hizo más que tú, es por eso que demuestro más mi afecto por ella. ¿Crees que ella quería tener a su hijo Mustafa con ese hombre? Ella quería perder a ese bebé porque no crecería con su verdadero padre pero sacó su fuerza interior y lo logró. Fatma, ser la hermana mayor es muy difícil. Ayşe lo entiende, tiene en sus hombros la vida de sus hermanos. No quiero que peleen más ¿Sí?

Fatma y Ayşe asintieron.

—Amor —les recordé.

—Lealtad —dijo Fatma.

—Y poder —finalizó Ayşe.














20 de agosto de 1673

Un príncipe llevaba la delantera y otro le pisaba los pies. Cualquier descuido de parte de ambos y uno perdería.

Era el momento de llevarlos a la jaula, una nueva jaula lejos de Mahienver. Se les había indicado que permanecerían en la jaula hasta nuevo aviso pero lo que no sabían es que no sería la misma prueba que la vez anterior —cuando Kasim ganó y le dio ventaja para posicionarse como Sultan—, ahora todo era diferente.
Los siete príncipes ya estaban en la jaula.
La prueba era simple, tentarlos. Claro, no lo sabian, creían que la prueba consistía en armar enormes rompecabezas, resolver acertijos y compartir comida.
Con ellos se encontraban tres personas a las cuales se les había pagado para que los hicieran dudar entre ellos. Por suerte podía escuchar todo porque había un pasadizo.

—Şehzade —le susurró el hombre de nombre Iskender a mi nieto Burak. —Conozco a su esposa, la Şehna de nombre Rukiye.

—¿Cómo la conoces? —preguntó.

—Shshshsh —lo calló. —Nadie debe enterarse. La Şehna me mandó para avisarle que su hermano Cihangir planea matarlo en cuanto salga de la jaula.

—¿Cihangir? Él no lo haría.

—Por algo se lo digo, şehzade. Debe actuar cuando antes, él planea poner veneno en su comida, debe deshacerse de él mientras pueda.

—No puedo, me niego a creer eso.

—Şehzade, debe hacerlo —insistió. —Le daré un veneno para que usted termine primero con su vida.

—No envenenaré a mi hermano. Se lo prometí a mi mamá.

—¿Qué mamá? ¿La que murió al poco tiempo que usted nació o a Dilaşub?

—Dilaşub es mi madre —aseguró.

—No lo es, esa mujer sólo quiere que un hijo de ella ascienda al trono porque usted la enviará al viejo palacio.

—No escucharé lo que digas, son mentiras.




°*• ღ •*°

Seis şehzade's ya habían sido tentados a traicionarse, sólo quedaba uno por tentar.

—Şehzade Mustafa —lo llamó el señor de nombre Demir. —Soy enviado de la Şehna Hümaşah.

—¿Qué?

—No hay tiempo, tengo que avisarle.

—¿Qué cosa?

—El şehzade Murad planea matar a sus hijos —respondió. —La Şehna me mandó a decirle, dice que escuchó al şehzade hablando con su consorte sobre eso. Primero matará a su descendencia y luego la de sus demás hermanos.

—¿Por qué quiere matar a mis hijos? No tendría sentido.

—Los hijos del şehzade están enfermos de viruela. No se sabe porque no quieren que los demás se alteren pero debe actuar rápido. Le daré un veneno para deshacerse de él, nadie lo sabrá.




°*• ❈ •*°

Me encontraba escuchando y viendo con detenimiento las conversaciones de mis nietos hasta que Ayşe me habló.

—¿Cuándo los sacarás? —me preguntó Ayşe, mirando a sus sobrinos.

—En dos días, pasarán hambre para ejercer presión.

—Y yo soy la Sultana más cruel —dijo con sarcasmo.

Sonreí.

—¿Quién crees que sea Sultán?

—No tengo idea.

—Pero ¿A quién apoyas?

—A Ibrahim —respondió. —Tiene una gran fuerza como la de Murad y una gran inteligencia como la de su padre.

—Es verdad —confesé. —Esperemos que no caiga en tentación.

—Allah quiera y no.

















22 de agosto de 1673

Las puertas de la jaula dorada se abrieron dejándome entrar a liberar a los şehzade's. Mis nietos me hicieron reverencia.
Uno ya había caído en la tentación y puso veneno en la comida de su hermano, claro, no era veneno si no algo que lo hacía perder el conocimiento.

—Felicidades, pasaron la prueba —mentí. —Su deber era trabajar bajo presión en la jaula. Lo hicieron bien.

Los príncipes me sonrieron pero antes de que pudiera seguir hablando, Murad cayó al piso. Todos sus hermanos lo auxiliaron y gritaron que llamaran al Efendi, sin embargo, nadie se movió.

—¿Por qué no hacen nada? —preguntó Burak, enojado. —¿Abuela? —me preguntó al ver que no estaba desesperada.

Todos me regresaron a ver confundidos.

—Sólo está durmiendo —aseguré. —Uno de ustedes lo intentó envenenar, esa era la verdadera prueba, confianza —confesé. —Varias personas vieron quien lo hizo y déjeme decirle a esa persona que me decepciona como abuela, esa es una de las razones por la cual no quiero que me llamen abuela, los quiero, niños pero sus acciones hacen que dude de mi amor por ustedes. Esa persona que lo intentó envenenar no pensó en la familia de su hermano y mucho menos en Dilaşub, ella perdería un hijo. No hay peor dolor que la muerte de un hijo. Quiero que todos reflexionen sobre lo sucedido y desde ahora se protejan unos a otros porque la familia es lo único real en esta maldita vida.














31 de agosto de 1673

La última prueba ya había llegado y consigo un Sultan se alistaba.

Los finalistas eran Ibrahim, Cihangir, Mehmed y Murad.

Mustafa fue el primer eliminado ya que al querer envenenar a su hermano Murad le costó muchos puntos.
Kasim fue el segundo eliminado al no haber acertado en un acertijo que valía muchos puntos.
Burak era el eliminado más reciente puesto que hizo trampa al saber desde un principio las pruebas que se iban a hacer, todo gracias a las alianzas de Rukiye pero, Hürrem lo descubrió y lo comprobó.

Aunque Burak no hubiera hecho trampa, él no iba a ser Sultan, de todos modos saldría ese día por los puntos.

—¡Atención! —gritó Ahmed, el hijo de Yahya —Naib-i Kösem Saltanat!

Todos los presentes hicieron reverencia.
Caminé con algo de nervios hasta quedar frente a mis nietos.

—Un guerrero debe mostrar su astucia bajo cualquier circunstancia porque de la astucia se obtiene todo. La última prueba es la más difícil ya que debes de dar todo tu esfuerzo —aseguré. —La prueba consiste en ser el último de pie. Todos tendrán siete bolas de tela que contienen arena. Su deber es eliminar a los demás al momento de que una bola toque el cuerpo de su rival. El cuarto patio será suyo. No pueden salir del área. Todos tendrán un pañuelo de diferente color por lo que la prueba terminará en cuanto el ganador me lleve al primer patio los pañuelos de sus hermanos. ¿Alguna duda?

Ellos negaron.

—Prepárense y que Allah esté de su lado.




☆゜・。。・゜

La prueba ya había durado más de diez horas y aún no llegaba ninguno de mis nietos, eso comenzaba a angustiarme.

—¿No cree que ya tardaron mucho? —me preguntó Bülbül.

—Lo creo —respondí, mirando el ocaso. —Pero no puedo hacer nada al respecto. Sólo sé que la ventaja la lleva Morelos —dije refiriéndome al apodo de mi nieto.

—¿Mo-e-lo?

Sonreí.

—Yo me entiendo.

Estaba a punto de tomar de mi jugo de naranja cuando vi a lo lejos cómo Morelos corría hacia mi. En el momento sólo esperaba y su estrategia fuera buena para que obtuviera muchos puntos si no, alguien más había ganado la prueba.
















1 de septiembre de 1673

—Kösem Sultan —me llamó alguien. —Kösem Sultan —me volvió a llamar. —¡Kösem Sultan! —me gritó.

Abrí mis ojos ante el susto.

—¿Qué pasó? —pregunté adormilada.

—Mihrimah Hammin —respondió.

—¿Qué ocurre con ella? —pregunté alarmada, sentándome en mi cama.

—Está muy enferma, la médica ya la revisó y dice que puede que no pase de esta noche.

Sin nada más que escuchar y con el corazón palpitándome frenéticamente, corrí a los aposentos de mi prima.

Decían que un primo o prima podía a llegar a ser como un hermano o hermana. No importaba cada cuando lo vieras, la conexión seguía siendo la misma porque a pesar de todo son familia. Sin Mihrimah no hubiera podido lograr todo lo que había hecho, sin Mihrimah sólo sería la sombra de Mahpeyker, sin Mihrimah no hubiera tenido la fuerza para luchar contra el mundo por mis hijos, sin Mihrimah no era nada.

Al llegar a los aposentos de mi prima no esperé a que las criadas me abrieran la puerta, yo misma abrí las puertas con desesperación. Lo primero que vi fue a mi prima acostada en su cama y a lado estaban sus hijos Mah y Ömer.
No entendía porque ella estaba así. Hace dos días me había dicho que se sentía un poco cansada y le ordené ir a sus aposentos a descansar pero nunca creí que fuera tan grave.

—Penelope —susurré llorando, yendo con ella. Me senté en su cama y la tomé de la mano, estaba tibia.

—Anastasia —susurró con dificultad.

—No puedes dejarme, no ahora.

Ella sonrió.

—No tengo elección —dijo con un nudo en la garganta.

—Aún tienes que verme luchar por mis nietos, tienes que verme ser fuerte pero, no podré sin ti.

—Tienes que hacerlo, Ana.

Negué.

—No me pidas eso.

—Anastasia, ya no eres Kösem Sultan, ahora eres la gran Kösem Sultan, la líder del imperio. Límpiate esas lágrimas que tus hijos y nietos no pueden verte así. Los protegerás y para eso no debes mostrar debilidad. Recuerda que lo único que no convierte en un infierno a este palacio es el amor. Tienes el futuro en tus manos. No hay poder que te detenga.

Lloré más ante esas palabras, fue lo mismo que me dijo cuando inicié mi primera regencia.

—No digas eso —pedí. —Tú me das la fuerza que necesito para no mostrar debilidad, sin ti no soy nada.

—No, Ana. Tú lo eres todo. Te debo mucho, gracias a ti viví feliz. Tú eres la estrella del imperio, que tu luz no se apague por mi culpa. Tu luz aún debe iluminar a más personas. No olvides que la inocencia es parte para que puedas ser una persona justa.

—No sigas —supliqué.

—Ulu Valide Kösem Sultan —dijo refiriéndose al título que planeaba llevar cuando uno de mis nietos fuera Sultan.

—¡Basta! —sollocé.

—Siempre juntas hasta la tumba —recordó.

—Te amo.

—Yo también —dijo sonriendo.

—Mamá —habló Mah. —No me dejes —le pidió.

—Hija, no te preocupes, siempre viviré en tu corazón y es lo único que importa.

—No —dijo abrazándola.

—Los amo —dijo mirándonos.




゜・。。・゜

No sé qué hora era, sin embargo, podía ver el amanecer desde los aposentos de Mihrimah. Mah, Ömer y yo no habíamos despegado un ojo en toda la madrugada. No me importaba nada, ni el hecho de que en el medio día tenía que anunciar al nuevo Sultan.

Mi corazón me decía que ella estaría bien pero mi mente decía lo contrario hasta que... uno de ellos ganó. Vi como a Mihrimah ya no le subía o bajaba el pecho, indicando que no respiraba. Me paré tan pronto como pude y corrí a su cama. Sus hijos me miraron preocupados. Intenté tomarle el pulso, cosa que no fue posible, ella estaba muerta.

—No —dije intentando volver a tomar su pulso.

El cuerpo me temblaba y mi corazón me dolía intensamente, deseando que todo fuera una pesadilla.

—¿Qué pasa? —preguntó Mah. —¿¡Qué ocurre!?

Antes de que le pudiera responder grité tan fuerte que unos guardias aparecieron a los pocos segundos. Mah también lloró mientras Ömer la pegaba a su pecho para abrazarla. Seguí gritando mientras movía el cuerpo sin vida de mi prima hasta que Bülbül apareció y me abrazó. Al poco rato entraron mis nietos sin entender lo que sucedía.

Penelope y yo éramos primas por sangre pero hermanas de corazón. Sanguíneamente era hija única, no obstante, ella era la única hermana que conocía. Además, era pequeño trozo de mi. Ella era lo único que tenía del 2019. Era mi sol y mi luna. ¿Cómo podía estar bien si ya no la tenía a mi lado? Mi vida ya no sería la misma.

Cuando los años pasan y las personas que amas comienzan a morir es entonces que le pides a la muerte que te lleve con ella. Ese día deseé morir junto con ella.




☾⋆

Ya casi eran las doce y las criadas seguían arreglándome para anunciar al nuevo Sultan. No quería hacerlo. Mi cabeza no tenía tiempo para eso, empero, había jurado poner al imperio primero por encima de todas las cosas.

—¿Segura que quiere hacer esto? —me preguntó Bülbül.

Asentí.

—Debo hacerlo, por ella. Hoy tendremos un nuevo Sultan y todo debe estar listo.

—Sí, Sultana.

Suspiré. No quedaba más que resignarme. Ella ya no estaba y dolía pero no podía hacer nada.




✧⋆

—¡Atención! —gritó el gran visir. —¡Naib-i Kösem Sultanat está aquí! —anunció mientras todos los presentes le hacían reverencia.

Kösem caminó con dolor y a paso lento sin perder la elegancia hasta llegar a lado del trono otomano. Ese trono donde su nieto al que había apodado "Morelos" se sentaría.

—¡Estamos reunidos aquí para conocer al nuevo Sultan, el líder de esta dinastía! ¿¡Juran lealtad al nuevo Sultan!?

—¡Lo juramos! —gritaron todos los presentes.

—¿¡Juran proteger al imperio!?

—¡Lo juramos!

—¡Nosotros somos el imperio! —gritó Kösem llevando su mano al pecho como lo había hecho hace años.

—¡Sí! —gritaron los presentes. —¡Larga vida a Naib-i Kösem Sultanat! ¡Larga vida a Naib-i Kösem Sultanat!

Kösem sonrió con pesar.

—¡Atención! —volvió a gritar el visir. —¡Los şehzade's están aquí!

La Sultana miró como todos les hacían reverencia. Sólo esperaba y nada malo interviniera con el nuevo Sultan como había ocurrido años atrás. Por un momento regresó a ver la torre de la justicia donde se encontraba Dilaşub y las Şehna's que salían por primera vez de sus aposentos después de un largo mes.

Los príncipes finalistas se pararon frente a Kösem mientras los demás estaban a lado de un pilar del palacio.

Los príncipes le sonrieron, intentando contener su tristeza. Estaban heridos por la muerte de su otra abuela. Todos se negaron a anunciar ese día al Sultan pero, Kösem los persuadió.

—Antes de anunciar al nuevo Sultan quiero que cada quien le jure lealtad a sus hermanos. Esto con el fin de no perderse vidas.

Los príncipes asintieron.

—Cihangir, empiezas.

Cihangir dio un paso al frente y volteó de tal modo que quedó frente a sus hermanos.

—Juro mi lealtad al nuevo Sultan, asegurándole que nunca dudaré de sus decisiones y lo apoyaré en todo aunque eso implique mi muerte.

Cihangir volvió a su lugar.

—Ibrahim, vas tú —habló Kösem.

Él imitó la acción de su hermano.  

—Juro por Allah ser el ángel del Sultan. Daré mi vida por él y lucharé a su lado.

Ibrahim volvió a su lugar y Mehmed imitó la acción de sus hermanos.

—Prometo ser un fiel sirviente digno del Sultan, mi lealtad no se extinguirá y para demostrarlo haré hasta lo imposible para terminar con sus enemigos.

Mehmed volvió a su lugar y Murad imitó su acción.

—Mi vida entera le daré al Sultan, moriré el día que el Sultan muera y aceptaré mi derrota como digno oponente. No habrá motivo alguno por el cual no le seré fiel.

Murad volvió a su lugar para después Kösem Sultan ponerse frente a sus nietos.

—¡Atención! —gritó Kösem. —¡Abran paso al nuevo Sultan... Sultan Cihangir Khan!

Kösem se acercó a Bülbül quien salía del palacio con la Hotoz encima de un cojín rojo. Cihangir se acercó a su abuela y ésta le puso la corona en su cabeza.
Una vez hecho eso, el Sultan caminó hasta sentarse en el trono. El mismo trono en el que se había sentado su padre hace mucho tiempo. Todo el imperio yacía sobre sus hombros.

Todos los presentes —menos Kösem— le volvieron a hacer reverencia. Después, cada uno de los príncipes besó la mano de su hermano.

—No teman por su vida, hermanos. Nunca atentaré contra ustedes o su descendencia.

—Gracias, Sultan —dijo Mehmed. —Allah le otorgue larga vida.

—¡Larga vida al Sultan Cihangir! ¡Qué Allah guíe su espada! —gritó el gran visir a todo pulmón.

—¡Larga vida al Sultan Cihangir! ¡Qué Allah guíe su espada! —gritaron todos los presentes.

Cihangir alzó su mano en señal de silencio. Los presentes callaron.

—Amor y sacrificio —habló. —Crecí con ese lema y por eso soy quien soy. Todo buen Sultan necesita un guía en su camino de triunfo. El Sultan Süleyman tuvo a Hürrem al igual que el Sultan Ahmed tuvo a Kösem. Hoy no sólo obtengo el título de Sultan... hoy Kösem Sultan volverá a ser emperatriz.

Kösem regresó a ver a su nieto, sorprendida. Éste le extendió su mano, ella la tomó. Cihangir hizo que Kösem se sentara con él en el trono. Igualando su poder.

—¡Valide-i Muhtereme Kösem Sultan! —presentó Cihangir.

Kösem sonrió, recordando a su prima.
No obtuvo el título que espera pero sí uno mejor.



     ✵ *:・゚

Los príncipes ya habían firmado el tratado donde renunciaban al trono al igual que su descendencia. Todo estaba sumido en felicidad pero, siempre algo bueno trae algo malo.

Rumeyşa Hatun, Nur Şehna, personas reveladas y varios safávidas —que lograron escapar en la pelea que Dilaşub ganó— entraron a la jaula dorada para liberar a la que estaba detrás de todo el plan: Mahienver Şehna.

Los guardias que custodiaban, ya estaban muertos. Rumeyşa abrió la puerta y encontró a su amiga, sonriendo. Al fin estaba libre.

—Te tardaste —dijo Rana.

—Mejor callate y sigamos con el plan —sugirió Nur.

Rana sonrió.

—Es grato verte, Nur.

—¿Vienes? —preguntó desesperada.

Rana sonrió y junto a muchas personas más salieron de la jaula para adentrarse a Topkapı y encontrarse con más eunucos o concubinas que se revelaron.




.。.:*♡

Las personas corrían por todos lados, buscando una salida pero eran pocos los que corrían con suerte.

Todo ya era un caos. Kösem se encontraba en los aposentos del Sultan junto a Cihangir y Murad —hijo de ella—cuando Ibrahim entró, desesperado.

—Ibrahim ¿Qué ocurre? —le preguntó su mamá, acercándose a él.

—Él está aquí —respondió llorando. —¡Me matará!

—¿De qué hablas? ¿Quién te matará?

Antes de que él pudiera responder, Sila Hatun entró a los aposentos.

—Hay una revuelta en el palacio —avisó, agitada. —Muchos se han revelado, quieren matar a todos.

—¿Por qué se han revelado? —preguntó Murad.

—No lo sé, sólo sé que una tal Rana está detrás de todo.

Murad y Kösem se miraron angustiados.

—¡Sabía que debí matarla! —gritó Kösem.

—¿Quién es Rana? —preguntó Cihangir.

—Es una Şehna que fue encerrada en la primera jaula para que no hiciera una revuelta como la de hace años donde se perdieron muchas vidas.

—¿Primera jaula? Creí que no nos dejaban acercarnos porque se encontraba alguien infestado de la peste. Mi padre dijo que sólo una persona de Estambul tenía esa enfermedad y por eso fue encerrada.

—No te contó para que nadie pudiera liberarla.

—¿Por qué no me lo dijeron?

—Acabas de ser nombrado Sultan, ¿en qué momento del día querías que te avisara?

—Olvídense de eso —dijo Murad. —¿Qué haremos?

—Quédate con Cihangir a pelear, yo sacaré a las personas de aquí.

—No puedes ir.

—Debo ir, es mi obligación como emperatriz.

—No vayas —pidió.

—Tengo que ir —repitió. —Te amo, hijo. Te amo más que a nada en este mundo.

—Yo te amo más.

Ibrahim se acercó a ellos.

—Ibrahim, te amo, mi ángel —dijo dándole un beso en la frente para posteriormente darle otro a Murad.

—Cihangir —llamó a su nieto. Él fue a su lado. —Cuídate —pidió. —Te amo.

Sin nada más que esperar la emperatriz salió junto con Sila para ir a salvar a los demás.



✩• . • . • . .

—¿Qué quieres? —le preguntó Şahihuban a Rabia Hatun. —Necesito poner a Alí a salvo —dijo refiriéndose al niño que traía agarrado de la mano.

—La revuelta sirve de mucho, Şahihuban —dijo con malicia.

—Mejor quítate —sugirió. —Hazte a un lado o me conocerás.

Rabia le sonrió y se acercó a ella, arrinconándola.

—¡Quítate! —le gritó.

Rabia no hizo gesto alguno y en un acto de rapidez cortó la garganta del pequeño Alí.

—¡Ah! —gritó Şahihuban de dolor mientras veía a su hijo llevarse sus manos a la garganta. 

Rabia corrió dejando a la Şehna sufriendo.

Al pasar un rato Mahienver pasó a su lado, mirando como lloraba al acunar a su hijo.

—¿Quién lo mató? —le preguntó Nur a Şahihuban.

Ella la miró con odio y tristeza a la vez.

—Rabia —susurró para posteriormente ella cortarse el cuello.

—Ser una Şehna no es fácil, siempre corres peligro junto a tus hijos —dijo Mahienver para después retomar su caminata.



✧• . . . • • . . .

—¿Qué ocurre? —le preguntó Orhan a Emetullah quien había entrado angustiada a sus aposentos.

—No sé. Todo el mundo corre sin decir una palabra.

—Debemos irnos —dijo Orhan, tomando la mano de su amada. —Es la oportunidad perfecta para escapar.

—¿Qué?

—Emetullah, podremos irnos sin preocupación.

Ella lo miró temerosa.

—No temas, yo estaré junto a ti.

La Hatun asintió y seguidamente ambos salieron de los aposentos para dirigirse a un pasadizo que los llevaba fuera del palacio. La razón por la cual no lo habían hecho antes es que en cuanto notaran su ausencia los buscarían, encontrarían y matarían.

Las dos jóvenes salieron de Topkapı y comenzaron a correr rumbo a donde se encontraban los barcos para al fin poder escapar.

Muchos dicen que huyeron a Italia y otros dicen que a Ucrania. Sea como sea, esa fue la última vez que los vieron.



ೖ୭

—¿Qué pasa? —le preguntó Gülbahar a su amiga Dilara.

—Hay una revuelta en el palacio. Necesitamos salir, Şehna. Gevherhan, Ayşe y Safiye Şehna ya salieron del palacio.

—No podemos irnos y abandonar a las demás personas.

—Şehna...

—No te pediré que te quedes.

—Prometí acompañarla hasta el final de mis días.

Gülbahar sonrió y posteriormente ambas salieron a ayudar a las personas a salir por los pasadizos.

Se encontraron con varias personas que les agradecieron infinitamente y justo cuando ellas iban a salir porque ya no había nadie más en los pasillos cercanos; Mahienver apareció frente a ellas.

—Mahienver —dijo Gülbahar.

Ella sonrió.

—Tanto tiempo —sonrió. —Mátenlas —le ordenó a los eunucos que la acompañaban.

Las mujeres intentaron correr pero fue inútil porque las alcanzaron con facilidad. La Hatun murió por un corte en la garganta mientras que Gülbahar murió por medio de una soga.

—Te extrañaré —dijo Mahienver en burla.




.   · ✦

Cerca de los aposentos de Osman Şehmmin se encontraba Azad Şehmmin, hijo del şehzade Ibrahim. El Şehmmin estaba en el palacio por el motivo de que él fue juez en la última prueba e invitado a la celebración.

—¡Hey! —llamó a un eunuco, deteniendo su caminata. —¿Por qué corres?

—Hay una revuelta —respondió. —No importa quien seas, ellos te matan.

—¿Quienes?

—Los traidores —respondió para después correr.

Lo primero que él pensó fue en ir con su padre ya que no se podía defender pero al pasar por los aposentos de su sobrino Osman, se detuvo y pensó en Özlem Sultan, la mujer que sacrificó su vida por la de él. Azad sin dudarlo se dirigió a los aposentos de Osman, habló con el guardia que custodiaba la entrada para dejarlo pasar, al lograrlo cerró la puerta y tomó una espada que se encontraba en los aposentos, dispuesto a morir por aquel hombre.



•. ✶

Unos golpes se escucharon en los aposentos del Sultan indicando que alguien quería entrar a la fuerza. Murad y Cihangir estaban listos para pelear mientras Ibrahim lloraba en un rincón.

—Pudiste irte —le dijo Cihangir a su tío.

—No lo haré —repitió. —Se lo debo a mi hermano Kasim. Vi como moría y no pude hacer nada, debo protegerte por él.

La puerta resistió dos minutos más y después cayó.

Diez jenízaros entraron y comenzaron a pelear contra el Sultan y su tío.

Cihangir esquivaba con facilidad mientras Murad lo hacía con dificultad debido a su edad. Cihangir mató a dos y Murad a tres. Todo iba bien hasta que otros tres jenízaros entraron. Parecían ver su fin y más Murad al ser atravesado con una espada. Cihangir se quedó estático ante lo que veía pero, seguido peleando mientras a veces regresaba a ver a su tío, desangrándose.

Ibrahim gritó al ver a su hermano morir. No lo soportaba, no podía. Sufría como nunca y en un acto de valor tomó una espada que se encontraba tirada en el piso y comenzó a pelear, recordando a Süleyman, Mahmud, Kasim y Murad pero a la vez intentando defender la vida de su sobrino.

Un jenízaro estaba por matar al Sultan, sin embargo, Ibrahim lo mató primero.

Sólo quedaban tres jenízaros lo cual era bueno hasta que llegaron otros diez. Ambos hombres estaban preparados para luchar cuando aparecieron Mehmed y Selim —hijos de Kösem— y mataron a todos.

Cuando el enemigo murió, Mehmed y Selim se percataron de Murad ya estaba muerto en piso. Ambos hombres gritaron de dolor.



✧♛✧

Kösem Sultan, Sila Hatun y Bülbül se encontraba arrodillados frente a Mahienver quien los había atrapado mientras ayudaban a las personas a salir del palacio.

—Maldita arpía. Debí matarte hace mucho tiempo —le dijo a Nur.

—No, yo debí haberme revelado hace mucho tiempo. Por tu culpa mi familia está muerta y me quedé sin nada.

—¿Mi culpa? Yo no fui quien te puso un arma en la cabeza para mandar a matar a mi nieta Gevherhan u obligarte a hacer que perdiera a su bebé.

Nur no soportó más y le dio una cachetada a Kösem. La Sultana intentó pararse pero los verdugos a su lado se lo impidieron.

—¡Basta! —gritó Mahienver. —Ya me harté de ustedes.

—Es mutuo —dijo Kösem.

—¿Sabes? Me sentiré tan bien al matarte pero primero debes ver los cuerpos sin vida de tus hijos. Quiero ver tu cara al sufrir por ellos al igual que yo sufrí cuando me separaste de mi hijos.

Kösem sonrió.

—Crecieron mejor sin ti. Ambos son algo en la vida por mi. Sin mi ellos hubieran sido una miseria.

—¡Cállate! —le gritó. —Ellos merecían estar con su mamá.

—No, no merecían estar con una asesina.

Mahienver imitó la accion de su aliada y golpeó a la Sultana. Ésta le escupió.

—¡Al diablo todo! ¡Mátenla!

—¿Sabes? Siempre subestimas las cosas, Mahienver.

—¿De qué hablas, perra?

—Nadie golpea a una Sultana y vive para contarlo.

Mahienver la miró confundida para después entrar un gran número de jenízaros a rescatar a la Sultan. De entre ellos salió Ayşe Sultan y Fatma Sultan.

—Siempre me subestimas, querida —le dijo Ayşe a Mahienver.

—Atrápenlas y maten a los demás —le ordenó Fatma a los jenízaros.



✧❂✧

Mehmed llegó corriendo a los aposentos de su hijo Osman y al ver que el guardia que lo protegía estaba muerto, esperó lo peor pero al entrar vio como su primo Azad se desangraba a lado de los cuerpos de los eunucos que querían matar a su hijo.

—Azad —dijo llorando, poniéndolo en su regazo.

—Tu madre sacrificó su vida por la mía. Tenía que devolverle el favor —le sonrió.

—Gracias —susurró.

—No, gracias a Özlem. Gracias a ella pude tener una buena vida.

Mehmed asintió, llorando.
Fue entonces que Azad cerró los ojos.



⋅◈⋅

—Kösem Sultan —me llamó Sila Hatun.

—¿Sí, Sila?

—Tengo malas noticias.

—Habla —ordené sin estar segura.

—El şehzade Murad ha muerto.

«Ha muerto». Esas palabras se repetía una y otra vez en mi cabeza. Intentaba procesar esas palabras pero solamente una expresión de sorpresa aparecía en mi rostro.

Todo comenzó a darme vueltas y caí al suelo para después gritar de inmenso dolor, llevándome las manos a mi pecho.

Dolía. Dolía bastante. Si hubiera sabido que no lo vería más, lo hubiera abrazado y dado otro beso en su frente. El tiempo no curaría el dolor, sólo lo haría soportable pero, no quería soportar más. Quería morirme.













2 de septiembre de 1673

Nur y Mahienver ya habían sido torturadas todo un día. Las traidores murieron al instante, no queríamos perder tiempo. La tragedia ya había acabado.

Me encontraba en los aposentos que alguna vez fueron de Nur, esperando su llegada. A los pocos minutos ella entró junto a mi bisnieta Abide, hija de Gevherhan.

Nur se encontraba hecha un desastre, ya ni reconocía su rostro de tanta sangre.

—Nur Şehtan, otra Fülane.

Ella me escupió.

—Si no me hubieras golpeado tal vez y te perdonaba —confesé. —Mátala —le ordené a Abide.

—Esto es por mi madre —le dijo para después apuñalarla.



°✾°

El día anterior se habían perdido muchas vidas como las de Azad Şehmmin, Alí Şehmmin, Şahihuban Şehna, Saçbaği Şehna y Gülbahar Şehna pero las que más me afectaban eran las muertes de mi hijo Murad y mi prima Penelope.

Cuando me enteré de la muerte de mi hijo me encerré en mi habitación y saqué todo lo que me había estado aguantando por muchos años. Lloré hasta quedar dormida.

Murad fue preparado por mi nieto Mehmed mientras yo preparé el cuerpo de mi prima.

Su cuerpo descansaba en una caja de madera en mis aposentos. Pedí estar con su cuerpo a solas antes de que ella fuera enterrada y la petición no se me negó.

—Te llevarás a la tumba un gran secreto, Penelope —dije mirando el libro que me había dado el viajo Murad. —Confió en ti —aseguré.

Me senté en mi cama y abrí el libro para comenzar a leerlo. Me dirigí a las últimas páginas y leí en voz alta.

—Cuando Valide-i Muhtereme Kösem Sultan murió el imperio estuvo de luto por cinco días y desde entonces no hubo otra emperatriz en el imperio —leí una de los últimos párrafos.

Cerré el libro y me dirigí a donde se encontraba mi prima. Puse el libro entre su ropa y sonreí recordando los buenos momentos que viví con ella, mi hermana.

—Juntas hasta la tumba —aseguré.




・•✾⚜✾•・

Los cuerpos de mi familia salían de Topkapı mientras contenía las lágrimas. Tendría que ser fuerte por los que aún vivían.

—¿Qué sigue, Sultana? —me preguntó Bülbül.

—Cambiar el futuro —respondí recordando a mi familia muerta.











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BÚSQUEDAS DE MAHPEYKER KÖSEM SULTAN.
Fue consorte del sultán Ahmed I y madre de la mayoría de los hijos del Sultan. Se convirtió en regente de todos sus hijos y nieto. Posteriormente fue Valide de su hijo Kasim I quien le dio el título de emperatriz imperial. Años más tarde volvió a ser regente de sus nietos y luego volvió a ser emperatriz de Cihangir I.
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¡Hola!

EL PRÓXIMO CAPÍTULO ES EL ÚLTIMO.

¿Qué les impactó más?

¿Lloraron?

¡Nos leemos!

🍃Morelos es un "héroe" de México.

🍃Empero es para contradecir conclusiones.

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