Korku/Miedo
9 de agosto de 1644
La noche había caído y el príncipe Mehmed yacía solo en sus aposentos. El varón despertó de golpe y se sentó en su cama sintiendo como sus latidos empezaban a acelerarse fuertemente.
Decidió pararse rápidamente para perdiera ayudar pero, cuando dio unos cuantos pasos, éste cayó al piso, escuchándose un gran golpe.
Al escucharse dicho golpe, los guardias llamaron al príncipe y al no obtener respuesta, entraron a los aposentos. Uno de ellos corrió a avisarle al médico real, evadiendo por completo a Kösem Sultan.
Poco tiempo pasó para que Kösem Sultan y Özlem Sultan se enterasen.
Ambas estaban fuera de los aposentos de su hijo y nieto respectivamente, esperando que alguien les avisara de la condición del candidato al trono otomano.
«El şehzade fue envenenado» avisó el médico.
Ante aquella respuesta, Kösem fue directo al harem hecha una furia mientras le decía a Bülbül que despertara a todas sus nueras y las llevara al harem. Dicho eso, el eunuco obedeció y Kösem siguió su camino.
—¡Salgan! —le gritó Kösem a todas las concubinas que dormían. Algunas se despertaron y otras tuvieron que ser despertadas. —¡Salgan o mando a que les corten el cuello!
Todas las concubinas con algo de miedo salieron a los pasillos del palacio.
—Llévatelas al jardín —le dijo Kösem a Lele kalfa.
—Pero Sultana, hace mucho frío allá fuera.
—No me importa, haz lo que te ordeno.
La kalfa hizo reverencia y salió del harem. Pocos minutos pasaron y todas las nueras de Kösem entraron. Cuando estuvieron frente a ella le hicieron reverencia.
—El şehzade Mehmed fue envenenado —les avisó.
Şehaseki Defne Sultan palideció ante tal noticia. El amor de su vida estaba en peligro de muerte y en ese momento no había peor tortura que eso.
—¿Qué? —preguntó la esposa del príncipe en un susurro. —¿Está bien?
Kösem asintió.
—Créanme, cuando me entere quien lo hizo, lo pagará muy caro.
—Sultana, con todo respeto ¿Qué tenemos que ver en esto? —le preguntó Safiye Sultan.
—Sé con qué tipo de víboras trato, Safiye. ¿En verdad creen que no me entero de todo? Antes no supe quién estaba matando a mis nietos porque subestimé a Meleksima pero, desde que eso sucedió tengo ojos y oídos en todos lados.
Las Sultanas se regresaron a ver entre sí.
—Cuando me entere quien fue la culpable; mataré a sus hijos. Esa persona se atrevió a atentar contra mi nieto ¿Por qué no le regresaría el favor? Y cuando pase, no quiero que me reclamen.
Y no se equivocaba, la culpable estaba frente a ella, pensando en la amenaza de Kösem sin tomarle importancia ya que sabía que la Sultana no podía hacerle nada a sus hijos. ¡Qué ingenua era!
10 de agosto de 1644
—¿Qué pasó? —preguntó el príncipe Mehmed, despertando de su profundo sueño.
—Mehmed —dijo Özlem aliviada. —Creí que te perdería.
—¿Qué haces aquí? —preguntó confundido.
—Anoche intentaron envenenarte, hijo. Por suerte fue un veneno común el cual tenía cura.
—¿Y mi abuela?
—Está en las pruebas con los demás şehzade's.
—Debo ir —dijo intentando pararse de la cama pero, Özlem lo detuvo con su mano.
—No vayas, necesitas recuperarte.
—Un Sultan nunca tiene descansos, ni siquiera por una enfermedad.
Mehmed quitó la mano de su madre y se levantó de la cama dispuesto a ir con sus tíos y abuela mientras que Özlem temía por su hijo. A la pobre Sultana la intriga la comía viva: ¿Y si Kösem Sultan envenenó a su hijo? Tendría sentido, si Mehmed asumía el trono a Kösem le tocaría ir a vivir en el viejo palacio. Pensó.
El príncipe Mehmed se vistió y con difícultad caminó por los pasillos del palacio hasta llegar al primer patio donde Kösem Sultan ya le decía los demás príncipes de la prueba del día.
—¡Atención! —gritó Kemankeş. —¡El şehzade Mehmed está aquí! —anunció.
Todos —menos Kösem y sus hijos— le hicieron reverencia. Mehmed caminó hasta estar frente a su abuela.
—Sultana —dijo haciéndole reverencia para después besar su mano.
—Şehzade, creí que se quedaría en cama.
—Usted lo dijo, Sultana: si quiero ser un Sultan, debo entender que no hay días de descanso.
Kösem sonrió para posteriormente hablar de la prueba.
La prueba consistía en el equilibrio.
Los príncipes tenían que pasar por una serie de obstáculos donde su equilibrio les podía fallar. En sí se trataba de llevar ocho costales de 8 kilos cada uno al otro lado donde terminaba la madera de 5 centímetros de ancho y 15 de largo. Luego tendrían que poner los ocho costales en una enorme canasta que provocaba que el peso hiciese que al final se descubriese una letra, esa letra sería ocupada en una de las últimas pruebas por lo que tenía que esconderse bien.
El que terminase primero ganaría pero, también se calificaría a los demás de diferentes maneras desde el tiempo hasta su táctica.
Al final ganó Murad pero, la alta calificación en la prueba no se la llevó él si no alguien más. Un príncipe que llevaba la ventaja.
—Şehzade, Fatmagül Hatun está aquí con el şehzade Cihangir.
Kasim suspiró. Él estaba compartiendo tiempo con su otro hijo, Burak. No tendría ojos para alguien más pero, Cihangir seguía siendo su hijo y lo amaba de igual modo.
—Hazlos pasar.
El guardia hizo reverencia y salió. Pocos segundos después entraron dicha Hatun con su hijo.
—Şehzade —dijo Fatmagül haciendo reverencia.
—¿A qué vienes? —le preguntó Kasim sin voltearla a ver.
—No ha visitado a Cihangir desde hace varios días por lo que creí que quería verlo.
—No creas, Hatun.
Fatmagül tragó saliva ante aquellas palabras.
—Al único que tengo que ver es a Cihangir —dijo volteándola a ver. —Pero será luego —dijo regresando a ver a Burak. —Ahora estoy con mi otro hijo.
—¿Por qué, şehzade? —le preguntó Fatmagül.
—¿De qué habas? —le preguntó volviéndola a ver.
—¿Por qué no quiere a Cihangir?
Kasim se paró de su cama dejando a Burak solo. Se acercó a la mujer en paso lento conteniendo sus ganas de gritarle. Kasim sí amaba a Cihangir sólo no lo demostraba porque el pequeño siempre estaba con su madre y él no quería saber nada de esa mujer. Ella apareció y casi le arruinó la vida ya que él planeaba toda una vida con Hümaşah y al llegar Fatmagül le había arruinado todo pero, también le había abierto un poco los ojos al ver lo mala que era su esposa.
—No debería importarte —le respondió sin gesto alguno.
La mujer empezó a llorar.
—Sé que no me ama pero, no debería tener favoritos y mucho menos debería hacer de menos a Cihangir.
Kasim miró al pequeño Cihangir dormir, parecía un lindo ángel.
—Debí hacerle caso al şehzade Mahmud —dijo sin querer.
Inmediatamente Kasim la regresó a ver.
—¿Qué? —le preguntó enojado.
—Eso no importa —se atrevió a contestar.
Kasim pateó la bandeja de comida que estaba en la mesa haciendo que Burak llorara.
—Vete —le ordenó Kasim.
Fatmagül hizo reverencia y salió de los aposentos. Los lazos familiares estaban por romperse.
—¡Aghas! —gritó Kasim.
Los dos hombres entraron corriendo a los aposentos. Ellos hicieron reverencia.
—Traigan a Mahmud y a la nodriza de Burak.
Los guardias hicieron reverencia para después salir.
Minutos pasaron cuando la nodriza llegó y se llevó a Burak. Un par de minutos más tarde y Mahmud entró.
—¿Querías verme, hermano?
—¿Qué le dijiste a Fatmagül? —le preguntó.
—No entiendo.
—Fatmagül me contó que le dijiste algo que ella quería aceptar pero, no me dijo que cosa así que habla.
Mahmud sonrió.
—Le dije a Fatmagül que si quería podía enseñarle a hablar griego para así maldecirte —mintió.
Kasim asintió creyendo en su hermano.
—No sé porque te interesa lo que hablo con Fatmagül, sólo es una Hatun.
—No es sólo una Hatun. Es la madre de mi hijo.
—¿Y Hümaşah?
—No he hablado con ella. La evito tanto como puedo.
—¿Y Meleksima?
—No sé nada de ella.
—Entonces deberías ponerle atención a Fatmagül. Es la única que tienes a tu lado.
Kasim hizo una mueca de disgusto.
—¿Cómo puedo tener a lado a una mujer que no quiero?
—Inténtalo, llegará el día que ella se canse de quererte y se irá con alguien más.
«Eso espero». Pensó Mahmud.
¿Quién diría que las pequeñas mentiras llevaría a grandes problemas? No sólo las mentiras si no también la ambición.
Ya se ha visto que el dinero es más fuerte que la sangre.
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BÚSQUEDAS DE MAHPEYKER KÖSEM SULTAN.
Fue consorte del sultán Ahmed I y madre de la mayoría de los hijos del Sultan. Fue regente de todos sus hijos y nieto. Posteriormente fue Valide de su hijo Süleyman II y de su nieto Mehmed IV.
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¡Hola!
Rabia, perdón por el susto xd.
Preparen mañana su ropa de luto.
¡Nos leemos!
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