Halef/Sucesor
3 de octubre de 1644
—¿Enserio la dejarás vivir?
Sonreí. Penelope me miró con enojo.
—No —respondí con honestidad. —Ya hay una Turhan y una Meleki en mi vida. No las dejaré ganar.
—No comprendo.
—Mataré a Turhan.
Mihrimah sonrió.
—En unos cuantos minutos morirá.
—¿Vendrá?
Asentí.
—Aún así no debes subestimar a Meleki.
—No lo haré. La mantendré a mi lado sin confiar en ella.
—Eso espero.
—¿Sabes? En la historia Meleki, después de Kösem, era la mujer más poderosa en el harem. Actualmente esa mujer eres tú, Penelope.
—¿A caso crees qué te traicionaré?
—Sí —respondí. —Me he cuidado de los enemigos escritos en nuestra línea de tiempo pero, he descuidado a los enemigos de mi historia.
—Mi lealtad siempre será contigo —aseguró.
—Eso espero porque bien sabes que cualquiera de mis hijas me vengaría.
Unos golpes en la puerta se escucharon dando a entender que Turhan había llegado.
—Adelante.
Las puertas se abrieron dejando ver a una joven de cabello rubio y tez blanca.
—Valide Sultan —dijo haciendo reverencia, frente a mi.
—Alza la cabeza.
Ella obedeció. Sus ojos eran café obscuros, igual que los de Süleyman.
—Mi hijo me contó de ti.
Ella sonrió.
—¿Cuando lo viste por última vez?
—Ayer en la noche.
—¿En la noche?
Ella asintió.
—Se supone que estaría con Fatmagül Sultan.
—La echó y me mandó a llamar.
¡Maldito! Tenía una mujer hermosa, inteligente y amable frente a él y no la
quería. Lo creía inteligente.
—Bueno, lástima que será la última vez que hayas estado con él.
Ella me miró confundida. Me paré del sillón donde estaba y caminé hasta quedar enfrente de Turhan.
—Siempre he odiado tu nombre.
—¿Por qué, Valide Sultan?
—Porque todas terminan siendo unas ambiciosas —respondí. —Nos vemos en el infierno.
Ella me volvió a mirar confundida para después abrir los ojos como planto ante la daga que Mihrimah le enterró en espalda para posteriormente ahorcarla con una cuerda. A los pocos segundos, Turhan cayó al suelo. Me hinqué y comprobé que ya no respiraba. Sonreí.
—¡Aghas!
Ante mi llamado, cuatro hombres entraron, uno de ellos con un costal de tela.
—Ya saben que hacer; tirarla al mar.
Ellos asintieron para después meter a Turhan en el costal con todo y tapete para que no hubiera indicios de su asesinato. Todo iba bien. Creí.
•••
—Valeria Hatun —dije mirando a la joven frente a mi. Su cabello negro me recordaba a mi tío paterno de nombre Diego, sus ojos azules a mi hija Gevherhan y su tez blanca a Ayşe.
—Valide Sultan —habló temerosa.
—¿Cuantos años tienes? Te ves muy joven.
—15.
Casi me desmayaba al escucharla decir eso ya que Mahmud le doblaba la edad al él tener 32 años.
—¡Por Allah! ¿Cómo terminaste con mi hijo? ¿Él te obligó a tener algo con él? Puedes responder sin miedo, Mahmud no está aquí y yo te protejo —le pregunté, preocupada.
—No me obligó a nada, Valide. Me enamoré de él —respondió con una tierna sonrisa.
Lo primero que se me vino a la mente fue una sola frase: "Sugar Daddy". Reí al recordarlo. Valeria me miró confundida.
—Perdón —me disculpé. —Valeria, déjame informarte que tendrás a tu hijo con bien. Nada malo te ocurrirá, sólo necesitamos que Mahmud se asuste.
—Cuente conmigo, mi lealtad le pertenecerá.
—Eso espero.
Ella sonrió, asintiendo.
—Tú nombre ahora será Berna, significa joven.
•••
—Meleki —dije deteniendo mi caminata por los pasillos del palacio.
La joven me miró confundida.
—No me llamo Meleki.
—¡Cierto! —dije recordando. —Es parecido, te llamas Ángela y Meleki significa eso.
La traidora sonrió.
—Decidí que desde hoy ayudarás en el harem.
—¡Claro! Dígame cómo y lo haré.
—Cuidarás a mis nietos Ayşe, Ibrahim y Azad, son hijos de mi hijo Ibrahim y su esposa Telli. La pobre murió hace tiempo y los niños necesitan un buen cuidado. Tú podrías hacerlo junto a tus hermanas.
—Con gusto.
—Eso es todo. Dudo que Fatmagül Sultan quiera entregarte a Burak, Gülşah, Nurbanu, Turhan y Fatma.
—¿Quién es ella, Valide?
—Es una gran persona.
—Y ¿Todos ellos son sus hijos?
—No, son hijos de una Sultana que falleció y ella se encarga de ellos. Los quiere como a sus hijos.
—¡Oh, ya! Espero y encontrarme con ella.
Espero y no. Pensé.
—Te veo luego, Ángela.
Ella asintió para después yo seguir mi camino rumbo al jardín, sin embargo, antes de llegar una mujer chocó conmigo. La joven me reconoció por mi corona y joyas así que se arrodilló.
—Perdón, Valide Sultan. Soy muy torpe.
—Levántate.
Ella lo hizo con la mirada baja.
—Mírame —ordené.
Sus ojos azules/verdes eran hermosos.
—¿Por qué corrías?
—Estaba jugando con el şehzade Iskender.
—¿El hijo de Selim?
—Sí.
—¿Eres una Daye?
La joven de tez blanca y cabello chocolate negó.
—¿Entonces?
—Me encontré al şehzade y decidimos jugar.
—¿Cómo te llamas?
—Zeyneb.
—¿Zeyneb? Parece que escuche hablar de ti.
—Hay muchas mujeres con ese nombre, Valide. Tal vez me confunde.
—Es verdad pero... ¿qué tú no eres favorita del Sultan?
—Mmm... no sé si cuento como favorita.
—Entonces ¿Sí haz estado con el Sultan?
Ella asintió.
Podía ver en ella su buen corazón y el gran potencial de una gran Sultana. Al parecer tenía frente a mí a mi sucesora.
•••
—Madre —dijo Kasim, besando mi mano. —Te ves hermosa —me halagó mientras ponía mi mano en su frente.
—Gracias, mi león.
Él sonrió.
—Tengo malas noticias —dijo cambiando su gesto a uno serio, frente a mi.
—Habla.
—Iré a la guerra en tres meses.
—¿Qué? Seguirá siendo invierno.
—Lo sé pero, en ese mes atacará mi hermano y debo ser más rápido que él.
—Aún tienes a tus otros hermanos a tu lado. ¿Los llevarás?
—Sí. Los quiero mucho por lo que confío plenamente en ellos y juntos seremos implacables.
—Amor, lealtad y poder —susurré.
—Tengo algo que contarte.
—Habla.
—Ayer no pude estar con Fatmagül.
—¿Por qué? No era difícil lo que tenías que hacer —dije sin vergüenza alguna.
—No es que no haya podido si no que empezamos a discutir. Te quería avisar para que no te enteraras de otra forma.
Llegaste tarde. Pensé.
—Nadie me ha dicho nada.
—¿Crees que debo tocarla?
—Te dio un varón, puede y que te dé otro. Eso te beneficiaría.
Él asintió, dándome la razón.
—¿Por qué discutieron?
—Por mi culpa —reconoció. —Sin querer la nombré Turhan.
Juro por mi Dios que casi reía por la acción de mi hijo, sin embargo, tuve que contenerme.
—Eres un idiota —le dije en español.
—¡Te entendí!
Reí.
•••
—Madre —dijo Ibrahim con la voz quebrada, entrando a mis aposentos.
Me paré del sillón y fui muy preocupada hacía él.
—Hijo ¿Qué ocurre? —le pregunté tocando su rostro.
—Me cansé de callar.
—¿De qué hablas?
—¡Soy un tonto! —gritó llorando. —Mi hija Ayşe siempre pregunta por su madre y hermanos y yo no puedo responderle. Me parte el corazón verla así. Si tan sólo hubiera cuidado más a mis hijos, ni ellos y ni Telli estarían muertos.
—Ibrahim, mi dulce ángel. Perdóname, estoy tan atenta a Kasim que he descuidado a mis demás hijos. No llores, por favor. Yo tengo la culpa de todo. No busques más culpables que a mi.
—Tú no tienes la culpa de nada.
—Yo la tengo.
—No...
—Yo maté a Telli —confesé.
—¿Qué? —preguntó confundido.
Quité mis manos de su rostro para verlo directo a los ojos.
—Telli envenenó a Mehmed y la hice pagar por ello.
Él calló.
—Grítame pero no calles, por favor.
—Yo también la hubiera matado.
—¿En verdad?
Él asintió.
—Se merecía morir. A pesar de todo yo sigo teniendo la culpa de la muerte de mis hijos.
—No, nunca más digas eso. Yo soy la única culpable, se supone que ese día debía estar con ellos y no sucedió. Yo me iré al infierno, no tú.
—No, tú eres un ángel. Siempre será así. Mi estrella guía.
Le sonreí para después abrazarlo. Sentía tanto dolor verlo triste. Era un dolor insoportable. Nunca más quería verlo triste, ni siquiera por una víbora.
Aún así, en la biblia decía que vendría cosas peores y no se equivocaba o al menos no en mi historia.
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BÚSQUEDAS DE MAHPEYKER KÖSEM SULTAN.
Fue consorte del sultán Ahmed I y madre de la mayoría de los hijos del Sultan. Fue regente de todos sus hijos y nieto. Posteriormente fue Valide de su hijo Kasim I, Mahmud I y de su nieto Kasim II.
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¡Hola!
¡Kösem ya tiene nueva favorita!
¿A quién le apuestan? ¿Fatmagül, Esmahan o Zeynep?
¡MAÑANA HABRÁ SELIM Y GEVHERHAN Y MEHMED Y DEFNE!
¡Nos leemos!
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