9 de octubre de 1643

—Penelope —le hablé a mi prima que estaba sentada frente a mi en un cojín. Ella me regresó a ver con confusión.

—Tenía años que no me llamaban así.

Sonreí.

—Quería hacerlo. No recuerdo un día donde no me hayas llamado Anastasia. Eres la única persona en el palacio que me llama así. La única que siempre me llamará así.

—Nuestros nombres son lo único que tenemos de 2019. Te juro que si no me hubieras llamado así, no recordaría como me llamo en verdad.

—¿Te gustaría que te llamara así?

—Es bueno escuchar tu verdadero nombre de vez en cuando, aunque, a decir verdad, Mihrimah me agrada.

—Entonces, cuando estemos a solas te llamaré Penelope y cuando haya alguien más, serás Mihrimah.

Ella asintió.

—¿Sabes? Me preocupa el futuro —confesé. —Cambiamos drásticamente el rumbo de la historia, ya no sabemos quiénes son o serán nuestros enemigos y mucho menos sabemos quién morirá.

—Pase lo que pase, ya eres parte de ello. Tú nombre está escrito en la historia.

—¿De qué serviría eso si no hay futuro alguno? Tal vez y en el futuro hay una tercera, cuarta o quinta guerra mundial si no es que todo es caos.

—No pienses en eso. Sé positiva.

—He sido positiva durante cuarenta años. No creo poder seguir con más.

—Todo estará bien —aseguró. —No pienses en eso —repitió.

—Me es imposible. Probablemente nuestros padres murieron en el incendio y si no es así, entonces murieron por mis acciones.

Penelope se paró y se fue a sentar a mi lado.

—Probablemente estén sanos y salvos —dijo apretando con suavidad mis manos. —Tal vez y creaste un mejor futuro para ellos.

—Puede que sí y puede que no pero, siento que todo cambió desde que maté a Mahpeyker.

—No, yo maté a Mahpeyker. Tú no hiciste nada, en dado caso, la culpa es mía.

—Sea tuya o mía, debemos de aceptar que la historia ya no está de nuestro lado.

—No nos queda más que disfrutar el presente y olvidarnos del futuro.

•••

—¿Cómo te encuentras, Nur? —le pregunté a mi nuera mientras ella se sentaba con un poco de dificultad en la cama.

—Mejor, Sultana. Gracias a Allah aún tengo al hijo del Şehzade en mi vientre.

—Allah es grande. Te protegió del mal.

—Todo se lo debo a Fatmagül y Mahienver. Si me lo permite, quiero que Fatmagül sea mi dama de compañía.

¿Debería? Pensé. Necesitaba hacer de Fatmagül una buena Sultana al igual que con Mahienver, sin embargo, Mahienver sí sería una buena Sultana. Sabía que si ponía a Fatmagül en esa posición, tal vez ella me odiaría pero, era para su bien.

—Será tu dama —aseguré.

Ella sonrió.

—Gracias, Sultana.

La puerta se abrió de golpe provocándome un susto por un segundo para después ver a Murad entrar junto a sus hijos y las criadas que cuidaban a mis nietos.

—Mis amores —dijo Nur, sonriendo.

—¡Mamá! —gritaron Orhan, Dilaşub y Abdullah corriendo hacia ella.

Murad sonreía viendo a su familia mientras cargaba a la pequeña Mah.

—¿Qué te pasó, mamá? —le preguntó Orhan.

—¡Haré pagar al responsable! —le aseguró Abdullah.

Ella rió.

—Mi hijos —dijo abrazándolos.

—Nur, te aseguro que atraparé al culpable —le dijo Murad.

Nur deshizo el abrazo con sus hijos para después mirarlo con seriedad.

—Gracias, Şehzade.

—Te traje algo —dijo sacando de sus ropas una rosa para posteriormente estirar su brazo para que ella la tomara. —Sé que es tu favorita.

—Gracias —dijo tomando la rosa. —Es muy hermosa, Şehzade.

Vi como a Murad le brillaban los ojos pero, Nur no tenía la misma reacción de amor. En verdad ya no lo amaba.

—Mamá, Ayşe Sultan hizo lo mismo —dijo Orhan.

—¿Qué hizo? —preguntó Murad.

—Nada, Şehzade —dijo Nur con rapidez.

—Cuéntame hijo, ¿qué hizo? —le volvió a preguntar, ignorando a Nur.

—Le gritó a Abdullah y a mi. Mamá no quiere que te digamos porque te vas a enojar.

—¿Eso es verdad? —le preguntó a Nur.

—Sí —respondió en susurro.

—¡Trae a Ayşe! —le ordenó Murad, enojado a una criada que estaba cuidando a Nur.

La criada hizo reverencia y salió.

—Llévate a los niños  —le ordenó Murad a las criadas al cuidado de los niños.

Las jóvenes tomaron a los niños, hicieron reverencia y salieron.

—¡Maldita Ayşe!

—Murad, hijo. Tranquilízate.

—¿Cómo quieres qué lo haga? No tiene derecho de gritarle a mis hijos.

—Şehzade, entienda a la Sultana, por favor —abogó Nur. —Eso ha pasado desde que ella perdió a su hijo Bayezid.

Unos golpes en la puerta se hicieron escuchar indicando que la ¿primera? guerra mundial iniciaba.

—¡Adelante! —gritó Murad.

La puerta se abrió y Ayşe entró.

—Şehzade, Sultana —dijo haciendo reverencia.

Sin previo aviso, Murad tomó a Ayşe con brusquedad del brazo para después aventarla al suelo.

—¡Murad! —lo regañé. —¡Recuerda tu promesa, maldito!

Él me miró con atención y luego volvió a mirar a Ayşe.

—¿Qué ocurre? —le preguntó Ayşe, confundida.

—¡Te atreviste a gritarle a un miembro de la dinastía otomana y no una si no dos veces! —le gritó a Ayşe. —¡Si vuelves a gritarle a mis hijos, te cortaré la lengua!

—Şehzade —dijo empezando a llorar. —Perdone mi falta, por favor. Sólo quiero que me entienda. No soporto ver a esos niños. Cuando los veo recuerdo a mis hijos y me es imposible no sentirme mal. ¡Mis hijos están muertos!

—Şehzade —habló Nur. —Tenga piedad, Ayşe perdió a muchos hijos. No hay peor dolor en el mundo que perder a la familia.

Hasta a mi me dolió la indirecta. Pensé.

—Sólo quiero ver a mis hijos una vez más —dijo Ayşe, llorando con más fuerza.

—Retírate —le ordenó Murad.

Ayşe lo miró con dolor. Tomé a Ayşe del brazo y la paré del suelo. La abracé y después la saqué del cuarto.

—Llévala a sus aposentos —le ordené a la criada que custodiaba la puerta.

Volví a entrar y vi a Murad dándole un beso en la mano a Nur. Por otra parte, Nur lo miraba sin expresión alguna.

•••

—Escuché que querías verme, Nurgül.

—Así es, Sultana —me dijo la viajera del año 2027.

—¿Qué te trae por acá? —le pregunté mirando a su acompañante.

Era un hombre de unos veinte y tantos de piel un poco morena, ojos verdes y cabello negro.

—Habla —le ordenó Nurgül al joven.

—Primero que nada, es un gusto conocerla —dijo sonriendo. Le devolví a sonrisa. —Soy Murad —se presentó. —Murad Öztürk —completó.

—¿Qué? —pregunté sorprendida. Se suponía que no había apellidos en ese año.

—Soy del año 2019.

—¿2019?

Él asintió.

—Él tiene algo que puede interesarle —dijo Nurgül.

—¿Qué es?

—Esto —dijo el joven sacando un libro algo grueso de portada café de entre su capa. —Es un libro del año 2019. Se lo quiero dar porque sé el riesgo que correrá en manos equivocadas. No pienso arriesgar el futuro de mis hijos.

—¿Cómo estás seguro que eres de este mundo? Hay personas que están aquí y vienen de otro mundo.

—Estoy seguro porque todo ha ocurrido conforme la historia. Desde su llegada al harem hasta la regencia de todos sus hijos y de su futura regencia.

—¿Qué? —pregunté con miedo. Eso significaría que quien fuera el Sultan, moriría.

—Y...

—¡Alto! —le grité. —No quiero saber más sobre la historia. Ya he sufrido lo suficientemente como para saber más del futuro. Si llego a abrir ese libro, puede y que estalle la segunda guerra mundial antes de tiempo.

—¿Segunda guerra mundial? —preguntó confundido. —No ha ocurrido una segunda guerra mundial.

—¡Dije que te callaras!

Suspiré. No quería saber nada sobre el futuro. Estaba mejor viviendo con el tormento.

—Ese libro estará conmigo en un lugar muy seguro ya que de no ser así, puede haber caos.

El joven extendió su brazo para entregarme el libro. Tomé el libro y suspiré.

—Prometo no interferir en la historia, Sultana.

—Espero y así sea. Por el momento vivirás bien en este mundo que no es tuyo.

—Gracias, Sultana.

Miré por un momento a mis acompañantes. Todos éramos viajeros pero, sólo uno sabía con certeza el futuro. Todo iba de mal en peor.

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BÚSQUEDAS DE VALIDE MAHPEYKER KÖSEM SULTAN.
Fue consorte del sultán Ahmed I y madre de la mayoría de los hijos del Sultan. Fue regente de todos sus hijos y posteriormente Valide de su nieto Mehmed IV
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¡Hola!

¿Creen que Nur perdone a Murad?
¿Ustedes lo harían?

Lo de "Búsquedas" aún será variado. Todo por seguir el mame xd.

¿Quién es su Şehzade favorito?

Ah, el próximo capítulo tratará de Şehzades.

¡Nos leemos!