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Gebelik/Embarazo

9 de diciembre de 1644

22 días y el año terminaba. El imperio ya tenía Sultan y las cosas prosperaban. Gracias al Sultan y şehzade's, los otomanos ya no sufrían de corrupción o violencia. ¡Todo parecía ir bien! Lo único malo es que había días en que Kösem dudaba sobre la guerra de hermanos, ambos eran sus hijos pero, Mahmud no actuaba con sensatez. La Valide deseaba que todo pronto terminara para poder dormir sin preocupación alguna. Mala era su suerte ya que para eso aún faltaba tiempo.

—Valide Sultan —la llamó Mihrünissa, haciendo reverencia.

—Mihrünissa —le sonrió. —Te mandé a llamar para que me informes de tu relación con mi león.

La Hatun sonrió.

—El Sultan Kasim pide por mí todos los días y no ha tocado a otra mujer.

Kösem sonrió. Sus planes cobraban frutos.

—Haz uso de tus encantos para mantenerlo así. Debes de hacer lo necesario para que el Sultan sólo tenga ojos para ti. Sólo así tendrás más oportunidades de ser mi sucesora.

—Me halaga, Valide Sultan. A pesar de todo, nunca podría ser como usted.

—No, serás mejor que yo. De eso me encargo.

Mihrünissa sonrió. Tenía una buena relación con la Valide del imperio y el amor del Sultan. Todo iba muy bien para la futura Sultana.







—¿Qué? —le preguntó el şehzade Mehmed a su nueva amiga, Fatmagül Sultan. —¡Es injusto! Se supone que tú llegaste primero, debiste decirlo. ¡Esa fiesta debió ser en tu honor!

—No puedo hacer nada —dijo con dolor. —¡Siempre me ven como la segunda opción! ¡Duele! Preferiría mil veces haber muerto junto a mi sobrina.

—No digas eso, Alexandra. Sin ti, los hijos de Hümaşah no crecerían con amor.

—¡No me quieren! Desde que llegó Mihrünissa las cosas cambiaron. Esmahan no se equivocó en algo, yo soy la nueva Mahidevran.

—Mahidevran significa luna de fortuna, tu traes amor, Fatmagül. Mahidevran es un buen nombre. No olvides que siempre habrá personas que te quieran y luchen a tu lado. Yo soy una de esas personas.

—Gracias, şehzade.

Mehmed sonrió.

—¿Por qué estará de mi lado? —le preguntó con curiosidad.

—Eres mi amiga y, además, pudiste haber dejado que Meleksima matara a Burak y no lo hiciste, le salvaste la vida a mi sobrino.

Fatmagül sonrió.

—Y no me arrepiento.

—Prometo no decir que estas esperando un hijo de mi tío.

—Gracias, es mejor en secreto.

Mehmed asintió.








Allá en Manisa se encontraba Hafsa Sultan en los aposentos de Cihan Bey para usar el sello de su esposo en una carta que se había escrito por órdenes de Kösem Sultan. En esa carta le pedía a los demás Bey's hacer alianzas a favor de Kasim.

Al terminar de sellar las cartas; salió de los aposentos.

Caminó por los pasillos del lugar donde vivía mientras pensaba en su traición.

Hafsa estaba enamorada de Cihan desde los seis años pero éste nunca demostró su amor hasta que la Sultana le confesó su cariño. Él al ser un hombre frío con los demás, no mostró interés en ella pero, un día no soportó reprimir sus sentimientos —aún sabiendo que lo suyo estaba prohibido—. La pobre había luchado tanto por su amor y ahora lo estaba traicionando. Hafsa pensaba que lo que hacía en cierto punto era bueno ya que ayudaba a su tío favorito. Desafortunadamente se equivocó. Ella firmó su sentencia de muerte junta a la de su esposo.









—¡Mihrünissa! —le gritó Fatma, hija de Hümaşah. —¡Sí viniste!

—¡Claro, Sultana! Ver su hermoso rostro me hace sentir completa.

—Dice mi papá que tendré un hermano y su mamá eres tú ¿Es verdad?

Mihrünissa asintió con una sonrisa en su rostro.

—Allah mediante será un niño.

—Si es niño, se llamará Mehmed —dijo Kasim llegando con ellas.

Mihrünissa hizo reverencia.

—¡Sí! —gritó la niña de felicidad.

—Fatma ve con tus hermanos —ordenó el Sultan.

Fatma sonrió para después correr por los pasillos del palacio.

—Mihrünissa, mi sol, te ves hermosa.

La Hatun sonrió.

—Pero no tanto como mi madre —completó.

—Nunca me compararía con ella. La Valide Sultan es la más bella.

—Hasta su último día.

Mihrünissa asintió.

—¿Cómo está mi hijo?

—Bien pero, le gusta comer muchas fresas.

Kasim rió.

—Allah mediante será un gran varón.

—Amén.

—Quisiera que hoy fueras a mis aposentos.

—Por mi viviría ahí —confesó la Hatun.

Mihrünissa se sentía completa con su amado, nunca se había sentido así. Él era su primer amor, un amor que la marcaría. Su amor por él era tanto que amaba a los hijos de éste. Si fuera por ella, daría la vida por él y sus hijos.

—Entonces hazlo.

La Hatun lo miró confundida.

—Vive en mis aposentos por una semana, sólo eso te pido.

—¡Encanta! —dijo emocionada.

—¡No! —gritó alguien por los pasillos. Ambos regresaron su vista a donde provenía ese grito.

—¿Por qué no? —preguntó una voz familiar, Murad.

—Baja la voz —pidió la dulce voz de Fatmagül. —Nadie se debe enterar.

—Sólo déjame celebrar un poco.

—¡No!

—Nada puede salir mal.

—No, nada —dijo con sarcasmo.

—Nada peor que la situación de Mehmed.

Ambos rieron.

—¿Cuánto apuestas a qué Defne lo perdona en cuanto la Hatun tenga al bebé?

—No lo hará.

—¡Apuesta!

—Eso es malo.

—Es de juego —se excusó.

—Un pastel.

—Yo apuesto unas ricas galletas hechas por mi.

—Suena tentador.

—¿Aceptas?

—Sí.

Fatmagül le sonrió.

—A pesar de todo ¿Sí me dejarás festejar?

—No.

—Nadie se enterará, ni Kasim —aseguró.

Fatmagül rió junto al şehzade, doblando en uno de los pasillos para posteriormente encontrarse de frente con Kasim y Mihrünissa.
La Sultana y el şehzade hicieron reverencia un poco tensos ante el miedo que los hubieran escuchado.

—¿De qué no me podía enterar? —preguntó el Sultan con autoridad.

—Nada, Sultan, sólo quería festejar el cumpleaños de Fatmagül Sultan —mintió.

Kasim rió.

—No es el cumpleaños de Fatmagül. Nunca olvidaría su cumpleaños, ese día la Valide Sultan me hizo regalarle un anillo.

Fatmagül tragó saliva al escucharlo decir eso. Ella siempre creyó que él le había regalado el anillo porque sentía un poco de afecto por ella. ¡Qué tonta! Pensó.

—Entonces ¿Quién de los dos me dirá la verdad?

Fatmagül y Murad callaron. Ninguno pensaba revelar que la Sultana estaba en cinta.

—¿Ninguno? Tendré que castigarlos.

Fatmagül regresó a ver a Murad esperando que éste hablara pero el şehzade sólo se mostró firme ante no hablar sobre el asunto.

—Irás a la jaula —le dijo Kasim.

—No —intervino Fatmagül. —Le diré lo que quiera pero no lleve al şehzade a ese lugar.

—Te escucho.

—Hablaban de mi, Sultan —los ayudó Mihrünissa.

Kasim la miró confundido.

—Aunque no lo crea, Fatmagül Sultan y yo tenemos una buena relación. Hace unos días la escuché planeando una nueva fiesta por mi embarazo, una donde sólo estuviera la familia. Por eso sé que hablaban de mi.

—¿Es verdad? —le preguntó el Sultan a la madre de Cihangir.

—Sí —respondió firme. —Era una sorpresa.

Kasim la inspeccionó de pies a cabeza, notó algo raro en ella sin saber qué era así que decidió ignorarlo.

—Te veo en mis aposentos —le dijo Kasim a Mihrünissa para después irse.

Los tres hicieron reverencia.

—Gracias —le dijo la Sultana a la Hatun.

—No es nada, Sultana —le sonrió.

¿A caso era el inicio de una nueva amistad? ¿Fatmagül era la nueva Mahfiruz y Mihrünissa la nueva Kösem?











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BÚSQUEDAS DE MAHPEYKER KÖSEM SULTAN.
Fue consorte del sultán Ahmed I y madre de la mayoría de los hijos del Sultan. Fue regente de todos sus hijos y nieto. Posteriormente fue Valide de sus hijo Kasim I y de su nieto Mehmed IV.
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¡Hola!

¿Creen que pueda haber una nueva alianza de Sultanas?

¿No creen que Ayşe está muy calladita?

¿No piensan qué tal vez Özlem no se ha hecho notar?

¡Nos leemos!

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