Düşünmek/Pensar
29 de mayo de 1644
Fatmagül había sido humillada por el padre de su hijo por lo que lloraba desconsolada en los pasillos de aquel palacio.
Lloró y lloró hasta que su dama de confianza, Berna Hatun, se acercó a ella.
—Siempre será una Sultana para mi.
—Gracias, Berna —dijo la ahora Hatun, conteniendo sus lágrimas.
—Será mejor que vaya a sus aposentos. Al bebé le puede afectar.
Fatmagül asintió para posteriormente ir a sus aposentos.
Ahora, en el harem, Mahmud seguía enojado con su hermano. ¿Cómo podía tratar a una joven tan bella así? Se preguntó. Aunque él trataba casi igual a Gülbahar, ella se lo merecía y Fatmagül no. Volvió a pensar. Ninguna mujer merecía ser humillada o al menos no frente a un gran número de personas. Pensó por última vez.
Allá en los pensamientos de Kasim, sólo había enojo para la madre de su hijo. No soportaba la idea que alguien manchase el nombre de sus amados hijos que ya no estaban con él. Sólo tenía a Burak y a Gülşah. Además, amaba a Hümaşah y creía ciegamente en ella. Incluso pensaba seriamente en convertirla en şehaseki.
Regresando a los pasillos del palacio. De aquel palacio maldito donde entraban seres de inocencia y terminaban convirtiéndose en monstruos. Ya estaba cayendo el atardecer cuando Mahmud se encontró a Fatmagül.
—Fatmagül —saludó Mahmud.
—Şehzade —saludó la joven haciendo reverencia.
—Es bueno verte. Quería disculparme por la actitud de mi hermano, él no debió comportarse así.
—Gracias por preocuparse, şehzade.
—A decir verdad no entiendo a mi hermano, yo sería feliz de tenerte a mi lado.
—Şehzade —dijo la pelinegra apenada.
—Digo la verdad. Yo perdí a una esposa, Cihan y desearía que estuviera a mi lado, por eso no soporto lo que te dice mi hermano. Créeme, Fatmagül, todo sería más fácil si pertenecieras a mi harem.
—Şehzade, yo quiero al şehzade Kasim, no tendría ojos para otro hombre.
—Eso espero porque si me convierto en Sultan y cambias de opinión, te convertiré en Haseki.
—Şehzade, ¿qué cosas dice? Eso está prohibido.
—Sería el Sultan, todos me obedecerían y no se opondrían.
—Şehzade, me tengo que ir —dijo Fatmagül, sin saber qué más decir.
Mahmud asintió y posteriormente Fatmagül caminó rumbo a los aposentos de la Valide quien quería hablar con ella, sin embargo, justo al doblar en uno de los pasillos del palacio, alguien la sujetó del brazo queriéndola llevar a la pared pero, Fatmagül en un rápido movimiento le aplicó la inversa al que creyó su atacante hasta que cayó en cuenta que se trataba del padre de su hijo.
—Şehzade —dijo la joven apenada mientras soltaba al príncipe. —Perdón.
—¿Dónde aprendiste a hacer eso?
—Era la menor de cinco hermanos, ellos me enseñaron a defenderme.
Kasim la miró asintiendo.
—¿De qué hablabas con Mahmud? —preguntó cambiando de tema.
—Nada, el şehzade sólo quería saber cómo estaba su sobrino —mintió.
—Quiero que te mantengas alejada de él, sé que tiene los ojos en ti y no permitiré eso.
Fatmagül sonrió al escuchar esas lindas palabras.
—Eres la madre de mi hijo.
Y la sonrisa desapareció.
—Quería disculparme por lo de hace rato. No debí tratar así a la madre de mi hijo.
¿Eran verdad sus palabras? A medias, él sentía un poco de culpa pero, no la suficiente para disculparse de corazón si no de obligación. Kasim esperaba y ella diese a luz a una Sultana, así no tendría que volver a verla.
Fatmagül sonrió forzadamente.
—Todo queda olvidado, şehzade —volvió a mentir.
—Quiero que mañana estés conmigo en el almuerzo, me gustaría pasar tiempo con mi hijo.
Al decir aquellas palabras, a Fatmagül se le estrujó el corazón, tanto que quería tomar la palabra de Mahmud. Kasim sólo quería a su hijo y a ella no. ¡Qué tonta había sido! ¿Como creería que Kasim tendría ojos para ella teniendo a dos hermosas esposas? Pensó.
Mientras, allá en los aposentos de Ayşe Sultan, ésta se encontraba con Mahienver. Ambas aliadas en secreto. Mahienver era de temer y era bien sabido por todos. Incluso había rumores sobre que ella había matado hace tiempo a concubinas que pisarían los aposentos de Süleyman.
—Tenemos que ser discretas —dijo Ayşe.
—Lo seremos, Hümaşah tendrá que morir. Si ella se convierte en Haseki, frustra el plan de alguna de nosotras.
—¿Ayudas a Fatmagül?
—Sí, la pobre mujer me da lastima pero, haré lo necesario para que ella obtenga el favor de Kasim y él se olvide de Hümaşah.
—¿Y Meleksima?
—Meleksima es alguien peor que Fatmagül, tampoco tiene el favor de Kasim.
—Bien, sólo...
—¿Qué ocurre?
—¡Ah! —gritó Ayşe. —Ya nacerá —dijo refiriéndose a su bebé.
—Traeré a la partera.
Ayşe asintió para después acostarse en su cama. A los cinco minutos convertidos en horas para ella, la partera apareció junto a otras diez jóvenes que ayudarían a que todo saliera bien. Más minutos —30 minutos— pasaron y Kösem Sultan entró a los aposentos justo cuando Ayşe expulsó al bebé de su aparato reproductor.
—¡Ah! —gritó aliviada.
—Es una Sultana —avisó la partera.
Ayşe sonrió.
—¡Ah! —volvió a gritar para posteriormente la partera entregarle a Kösem a su nieta e ir a ver a Ayşe.
—¡Viene otro!
Ayşe sonrió.
Más minutos pasaron hasta que Ayşe pujó por última ocasión.
—Es otra Sultana —sonrió la patera.
Ayşe le devolvió la sonrisa. Ya tenía un futuro asegurado por sus hijos.
A los pocos segundos Murad entró e inició la ceremonia de nombramiento. La primera bebé que nació se le otorgó el nombre de Ece y a la segunda Fahriye. Dos hermosas Sultanas.
Murad se acercó a su şehaseki, le entregó a una de sus hijas y le dio un beso en la frente. Otra hermosa familia. Pero, Murad ya no tenía ese brillo en sus ojos y Ayşe lo supo.
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BÚSQUEDAS DE MAHPEYKER KÖSEM SULTAN.
Fue consorte del sultán Ahmed I y madre de la mayoría de los hijos del Sultan. Fue regente de todos sus hijos y nieto. Posteriormente fue Valide de su hijo Mahmud I.
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¡Hola!
Ahora ¿Qué Sultana les agrada?
¿Qué Şehzade les agrada?
¿A quién prefieren, Mahmud o Kasim?
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