Arnavut/Albanés
2 de octubre de 1644
—Valide Sultan —me llamó Kizlar, haciendo reverencia.
—¿Qué ocurre? —le pregunté deteniendo mi caminata por los pasillos del palacio.
—Ocurrió un imprevisto —respondió. —Gijón Jonima está en el palacio.
—¿Gijón Jonima? Me suena familiar.
—Es un hombre respetado de Albania. Dice que le informó al Sultan de su visita.
Suspiré.
—Pobre de mi león, tiene mucho con Mahmud. Dile al albanés que lo recibiré en la comida.
—Entonces ¿Le pongo un lugar en la comida?
Asentí.
—También viene con tres primas.
—No importa, los albaneses comerán conmigo.
—De acuerdo.
Sin nada más que decir seguí caminando con dirección a mis aposentos hasta que me encontré con mi amada prima.
—Valide Sultan —dijo haciéndome reverencia ya que había sirvientes cerca y al tratarme por su igual sería muy mal visto.
—Mihrimah —le sonreí —Es bueno verte.
—Lo mismo digo, Valide.
—Creí que te tomarías el día por tu dolor de cabeza.
—Por suerte ya me recuperé de eso.
—Entonces quiero que hagas algo.
—Lo que sea.
—Recuérdale a tu nuera Hafsa que me debe un favor y lo necesito pronto.
Un gran favor, mi sobrino era un Bey poderoso por lo que sería de gran ayuda a Kasim para derrotar a Mahmud.
—Sí —respondió confundida gracias a que no sabía del trato que hice con mi nieta.
—También dile que cuide su espalda.
•••
—Mi león —dije sonriendo mientras Kasim besaba mi mano para posteriormente llevársela a su frente.
—Mi guía —sonrió frente a mi. —Mi tía Mihrimah me avisó que querías verme.
—Así es. Gracias a tu decisión sobre nombrar Gran Visir a Kemankeş, las personas del Diván pasan a nuestro lado.
Kasim sonrió.
—Además, muy pronto Cihan Bey pasará de nuestro lado lo que nos beneficia para que los Bey's del lado de Mahmud se retracten.
—Gracias, madre.
Asentí con una sonrisa en mi rostro.
—Y ¿Gülbahar? ¿Qué te ha dicho?
—Me ha informado que Mahmud buscará atacar en el palacio y que muy pronto sus tropas partirán a Estambul.
—Debemos actuar rápido.
—Así es.
—Kasim, recuerda que pase lo que pase nunca debes desconfiar de tus demás hermanos. Por uno no deben pagar todos.
—Nunca los tocaré, lo juro por Allah.
Reí.
—Lo mismo dijo tu hermano Osman.
—Yo no soy Osman. Sabes bien que mi intención no es matar a Mahmud si no meterlo a la jaula.
—¿Seguro?
Él asintió.
—Debes tener mucho cuidado, león. Cuando se te da poder entre más tienes; más quieres. Ahora quieres derrotar a Mahmud pero, puede que más tarde lo quieras matar.
—Tal vez no me creas pero digo la verdad. Aunque, siendo honesto, nunca creí que estando en el poder todo sería tan complicado. Creo que subestimé los problemas.
—No sólo se heredan los bienes, también se heredan los males.
—Lo sé pero, yo derrotaré todo el mal.
Sonreí. Esperaba y sí lo lograra.
—¿Cómo están mis nietos? —pregunté cambiando de tema.
—Están con Fatmagül.
—Es una gran mujer ¿Por qué no la quieres?
—¿Por qué es muy buena para mi? —bromeó.
Reí.
—La verdad no lo sé. Sigo sin sentir algo por ella. Por el momento sólo tengo ojos para mi nueva favorita de nombre Turhan.
Abrí mis ojos a más no poder en cuanto escuché ese nombre. Mi verdugo. Pensé.
—¿Turhan?
—Sí, es una mujer hermosa.
—¿De dónde es?
—Grecia.
Suspiré. No era ella. Pensé.
—Tiene el cabello rubio y ojos café obscuros.
—La llamaré mañana para conocerla.
Él sonrió.
—¿Sólo ella es tu favorita?
—No, tengo otra menos importante de nombre Zeyneb.
—Gracias por decirme. Así puedo tomar medidas.
—¿Medidas?
—Sí. Recibirás esta noche a Fatmagül.
—¿Qué?
—Lo que oíste. ¿Cómo es posible que dejes de lado a la mujer que ama a todos tus hijos? Las demás nunca harán eso.
—Es verdad. No la he tocado desde que engendré a Cihangir.
—Bien, hoy la recibirás y Allah mediante te dará otro varón.
—El derecho de una madre es el derecho de Allah.
•••
—Valide Sultan —dijo el albanés de unos cuarenta años de cabello negro, ojos verdes y tez blanca.
—Gijón —lo saludé. —Gracias por las joyas —dije refiriéndome al regalo que llegó a mis aposentos hace un par de horas atrás.
—No, Valide Kösem Sultan, yo le doy las gracias por recibirme junto a mis primas.
Miré atrás de él y estaban tres mujeres, dos de ellas de cabello chocolate, ojos café obscuros y tez blanca mientras que la tercera tenía el cabello rubio, ojos verdes y tez blanca.
—Ella es Elsa, la mayor —señaló a la de en medio . —Ella es Marina —señaló a la de lado derecho. —Y ella es Ángela, la menor —señaló a la joven de cabello rubio.
—Son hermosas.
—Gracias, Sultana —respondieron las tres mujeres al mismo tiempo.
—¿De qué parte de Albania son? —le pregunté al hombre.
—Del sur de Albania.
—Bien, hay que sentarnos.
Él asintió. Caminé hasta llegar bajo el toldo para después sentarme. Los albaneses imitaron mi acción pero, sentándose a una distancia aproximada de un metro de mi lado izquierdo.
Por suerte, la comida ya estaba servida.
—¿A qué se debe su visita? —le pregunté con curiosidad.
—A decir verdad supe que usted tenía un buen corazón y comprendía a los demás por lo que decidí venir a buscar su ayuda.
—Te escucho.
—Quisiera que cuidara por un tiempo a mis primas. Nuestra familia está teniendo problemas y necesitamos proteger a las mujeres de la familia.
—¿Puedo ayudarte en tu problema?
—No me lo tome a mal, Sultana, pero, quisiéramos salir por nuestra cuenta. No hay mejor satisfacción que eso.
Asentí.
—No temas por tus primas, estarán bajo mi protección.
—Muchas gracias, Sultana —dijo sonriendo.
—Sultana —me habló Ángela, contenta. —¿Sabe? Creo que era nuestro destino llegar aquí.
—¿Por qué lo dices?
—Cuando tenía 14 años mi padre tenía problemas con el dinero por lo que nos iba a ofrecer ante usted sin embargo, su problema se arregló y no fue así.
—Nuestro destino era llegar aquí —la apoyó Marina.
—¿Cuando naciste? —le pregunté a Ángela, algo temerosa.
—1610.
Justo en ese momento caí en cuenta con quien hablaba: Meleki Hatun. La traidora.
Todo cobraba sentido. Nació en 1610 en el sur de Albania y su padre la iba a ofrecer a Kösem Sultan —Mahpeyker—. Definitivamente tenía que ser ella.
—Sí, a decir verdad, Ángela es como una prima para nosotras —dijo Gijón.
—¿Qué? ¿No es tu prima?
—No —respondió. —La acogimos cuando sus padres murieron. Ellos eran amigos de mi tío.
—Mis padres eran de una isla de Grecia llamada Tinos. Mis papás decidieron salir de la isla cuando perdieron a mis cuatro hermanos.
—¿Cuatro?
—Sí, Anastasia, Adrián y Ana Natalia Catalina fueron capturados por los tártaros.
Palidecí al escuchar el último nombre. En el palacio sólo había una persona con ese nombre y era muy cercana a mi.
—Dijiste que eran cuatro ¿Qué le pasó al otro?
—Hasta donde sé adoptaron a una niña de nombre Anastasia pero, también fue raptada por lo que le provocó una fuerte emoción a mi mamá haciendo que el mismo día tuviera un aborto. Dos años después decidieron ir a Albania, 4 años más tarde nací y me llamaron al igual que al bebé que perdieron, sin embargo, sólo aproveché a mis padres hasta los diez años.
—Los pobre murieron cuando dos hombres querían robarles, afortunadamente le perdonaron la vida a Ángela —dijo Gijón.
—¿Los atraparon?
—Los maté personalmente —respondió el varón.
—Ángela ¿Cómo se llamaban tus padres?
—Silas y Catalina.
Cerré los ojos con fuerza. Meleki era casi mi hermana y no sólo eso, era hermana de Mahpeyker y si ella hubiera seguido con vida, su propia hermana la traicionaría. La vida era injusta.
Ahora sólo quedaba un dilema. ¿Pisaría al escorpión frente a mi?.
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BÚSQUEDAS DE MAHPEYKER KÖSEM SULTAN.
Fue consorte del sultán Ahmed I y madre de la mayoría de los hijos del Sultan. Fue regente de todos sus hijos y nieto. Posteriormente fue Valide de su hijo Kasim I, Mahmud I y de su nieto Mehmed IV.
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¡Hola!
¿Esperaban lo de Meleki?
Pd: EvelynKim084 tú no cuentas.
¿Creen que Kösem mate a Ángela?
¿Creen que Ángela traicione a Kösem?
¿Será un peligro la nueva favorita de Kasim?
¡Nos leemos!
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