Tres de Enero
La cerrada del colegio, con sus locales abiertos, llena de bullicio, con personas de varias edades es el escenario donde nos encontramos; un par de nubes azules aparecen en columnas moviéndose como llevadas por un pequeño y suave tornado, cuando se desvanecen, Dorian y Alexandre aparecen en el lugar, ambos portando sus túnicas negras escolares.
Los dos jóvenes caminan siguiendo al tumulto hasta la entrada al colegio, uno se forma detrás del otro, y dan sus nombres para pasar; al encontrarse en el patio notan que este está considerablemente más lleno que la última vez que estuvieron en la Academia.
—¿Una carrera? —propone Dorian a lo que Alex sonríe.
—Tres... —inicia Alex poniéndose en posición de carrera.
—Dos... —Dorian despliega sus alas en su espalda y alza la vista al cielo.
—Uno...
—¡Ahora! —gritan al unísono, Alex se pierde arrancando a toda velocidad y Dorian levanta el polvo al agitar sus alas y elevarse al cielo.
Alex debe detenerse de vez en cuando para no chocar con el resto de las personas, por lo cual no se sorprende cuando al llegar a su dormitorio Dorian lo espera con la espalda recargada en la puerta y los brazos cruzados.
—Gané —presume el de ojos naranjas con una sonrisa.
—Suerte de amateur —reclama Alex, Dorian le saca la lengua, por lo menos antes de que alguien abra la puerta desde adentro haciéndolo caer.
—¿Estás bien? —pregunta la voz preocupada de Lázaro al ver al menor de los gemelos tirado en el suelo y a su duplicado riendo a carcajadas.
—Sí, estoy bien —responde en un quejido Dorian.
—Creo que ganar ya no es tan divertido —se mofa Alex agachándose para ver a su hermano.
—Que te condenen los juzgados Alexandre —reclama Dorian haciendo reír a su copia.
Alex estira sus brazos y su hermano los toma para dejar que lo ayude a levantarse.
—Perdón —exclama Lázaro —Me pareció ver un brillo rojizo
—Está bien no te apures —tranquiliza Alex.
—Bueno chicos, pasen
Dentro de la habitación, sentado en su litera con una actitud despreocupada se encuentra Eveldrith, que gira la vista y sonríe ampliamente al ver al par entrar al cuarto.
—Chicos, hola
—Hola Evel —responden los gemelos; Lázaro está por cerrar la puerta cuando decide volver a empujarla ganándose una mirada confundida por parte del grupo.
—Así detectaremos las chispas más fácil —explica y en ese momento se ve subir un destello naranja que culmina en una explosión roja.
—Parece que llegaron justo a tiempo —comenta Eveldrith, los gemelos están a punto de salir cuando Lázaro los detiene.
—¿No van a sacar sus varitas?
—¡Cierto! —exclaman ambos gemelos antes de correr hacia su armario, abrir sus baúles y sacar cada uno su respectiva varita.
Ambos vuelven a la puerta y Lázaro los detiene, los alumnos marchan en orden hacia abajo, ambos chicos miran al peliazul confundidos.
—Debimos ser los primeros en salir, pero como no lo hicimos, seremos los últimos —explica simple, cuando el último alumno pasa, les indica que salgan —Ustedes primero, su grupo queda más cerca
Alexandre sale seguido por Dorian, Eveldrith se les une y Lázaro cierra la comitiva, los cuatro marchan firmes al igual que el resto de los alumnos, al llegar abajo, deben separarse.
—Las clases acaban a las dos —informa Eveldrith antes de alejarse.
—Nos vemos en la habitación —despide Lázaro.
—Hasta luego —despiden ambos gemelos formándose en la segunda columna de su grupo.
Poco a poco todos los bloques empiezan a llenarse; los profesores y mentores se encuentran delante de sus respectivos grupos; los conjuntos que en diciembre no parecían tener ni veinte alumnos, ahora tienen más de sesenta. La directora se para de nuevo a la mitad del patio y espera a que todos estén acomodados para empezar a hablar.
—Bienvenidos de nuevo, nuevas y antiguas generaciones, a este, el año llegado y por cursar, tanto en la vida como en la Academia Havenkunst de los Antiguos Saberes —declama la mujer —Hoy nos reunimos en esta sagrada tierra de conocimiento y poder, donde la brujería se entrelaza con la historia y la esperanza. Nos encontramos en un refugio de sabiduría, donde la llama de la libertad nunca se desvanece y donde el legado de nuestros antepasados sigue brillando con fuerza.
—"Hace siglos, nuestros predecesores enfrentaron la oscuridad y la intolerancia en Salem. Con valentía y determinación, escaparon de las garras de la opresión, preservando la esencia misma de nuestra herencia mágica. Sus sacrificios y su legado resuenan hoy en cada rincón de esta academia, recordándonos la importancia de la resiliencia y la lucha por la justicia.
Aquí, promovemos los valores fundamentales de nuestra comunidad: El respeto, no solo por nuestros pares, sino también por la magia y el mundo que nos rodea, es esencial para nuestro crecimiento. La pasión que llevamos en nuestros corazones es la fuerza que nos impulsa a explorar y entender los secretos de la brujería. El honor es nuestro norte, la guía que nos asegura que usemos nuestro poder con responsabilidad y bondad. El poder, que reside en cada uno de ustedes, debe ser canalizado con cuidado y sabiduría. Y, finalmente, la libertad es el regalo que esta academia les otorga, la libertad de ser ustedes mismos y de perseguir sus sueños mágicos sin restricciones.
Bienvenidos a este hogar de la magia y la sabiduría. Espero que su viaje aquí sea tan impactante como el vuelo de un dragón y tan profundo como el océano de conocimiento que nos rodea. Que la búsqueda del conocimiento y la excelencia sea su guía, y que juntos labremos un futuro donde la luz de la magia brille en cada paso que demos."
Los alumnos y el personal estalla en aplausos y vítores energéticos ante los cuales la mujer sonríe y espera pacientemente hasta que el último sonido se detiene.
—Cerremos esta cálida bienvenida clamando con alegría y fuerza el lema de nuestra academia
Los alumnos mayores sacan sus varitas y apuntan con ellas al cielo, mientras que los de nuevo ingreso levantan el brazo con el puño cerrado; a la par, se escucha como un grito de guerra, a todos declamar:
—¡Respeto! ¡Pasión! ¡Honor! ¡Poder! ¡Libertad! ¡Academia Havenkunst, hora de brillar!
Al terminar, de las varitas salen chispas tanto amarillas, rojas y verdes como azules y plateadas que explotan en hermosos patrones en el cielo. Los alumnos de nuevo ingreso llenan el patio de aplausos que son secundados por los de la directora.
—Bueno jóvenes, sin más que decir, soy la directora Bridget Danvers y será un honor acompañarlos en este camino. Los dejo en manos de sus profesores
Un aplauso solemne y respetuoso se hace oír antes de que los profesores a la cabeza de cada grupo comiencen a indicar que los alumnos pueden avanzar rumbo a sus salones.
Los gemelos y su grupo se encaminan hacia el edificio de paredes de madera donde se separan dependiendo el grado en que se encuentran; las primeras dos columnas, que corresponden a los doce alumnos de nuevo ingreso llegan al salón tres para su primera lección. Alex toma asiento junto a la puerta, Dorian, junto a su hermano.
Todos se acomodan y a los pocos segundos la profesora Mystique Warren aparece por la puerta exhibiendo su cabello bronce, sus ojos miel y llevando consigo un aura de paz y armonía.
—Buenos días chicos —saluda la mujer con una sonrisa tranquila.
—Buenos días profesora —saludan entre murmullos los alumnos.
—Como recordarán, yo estoy a cargo de enseñarles la teoría de la magia; en esta materia aprenderán tanto su contexto histórico como su funcionamiento general —explica la mujer ante la mirada atenta de sus alumnos, o casi todos, mientras Alex se apoya en sus manos interesado, Dorian mira despreocupado su varita mientras le da vueltas —Para comenzar esta clase, ¿alguien puede decirme la diferencia entre magia, brujería y hechicería?
Alex levanta su mano rápidamente, Dorian gira la vista hacia él y ríe al ver cómo su hermano se sonroja cuando todos clavan su mirada en él.
—Joven...
—Williams, profesora —murmura Alex y la mujer le da la palabra —Bueno, magia incluye todo aquello que pueda considerarse una energía sobrenatural, incluye todos los fenómenos y poderes que no pueden explicarse de forma... común, por llamarle de alguna manera. La brujería es la especialidad en algún tipo de magia específico, ya sea este un poder o una clasificación; y la hechicería es la invocación de la magia por medio de palabras o dialectos a modo de hechizos
—Correcto —afirma la mujer sonriente —Tomen un pergamino, una pluma y anoten
Con una palmada general, frente a cada alumno hay un pedazo de papiro; Alex y Dorian agitan la mano y las plumas estilográficas presentes en sus respectivos baúles aparecen en sus manos, intercambian una mirada cómplice y prestan atención a lo que está por decir su profesora.
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