Dones y habilidades
Los gemelos son los últimos en salir del salón, avanzan a paso lento por el pasillo que conduce hacia las escaleras, pero en vez de tomarlas, avanzan hasta el barandal del balcón, Alex, con un pequeño impulso se sube a este con cuidado, se equilibra y da media vuelta para ver de frente a su hermano, su cabeza casi toca el techo del edificio.
—¿Algo bueno anoche? —cuestiona Dorian viéndolo con una sonrisa preocupada.
—Muy bueno —asegura Alex —¿Listo?
—Listo
Alex asiente una vez antes de saltar para colgarse del techo, con cuidado, empieza a balancearse y cuando casi queda horizontalmente con sus pies por dentro del balcón, se suelta dejándose caer, Dorian corre y ve como su hermano traza el camino de espaldas hacia el suelo, poco a poco una sombra empieza a aparecer debajo de él y cuando está por impactar en el suelo, la sombra lo envuelve y lo eleva al cielo acompañado de un grito de júbilo.
Dorian sigue el camino de la sombra que se llevó a su hermano hasta que poco a poco ésta empieza a bajar hasta quedar justo a su altura, dejando ver a su hermano montado en una especie de alfombra gris semi transparente con plumas, ojos negros y pico blanco.
—¿De quién es el sueño? —pregunta Dorian impresionado.
—Milly —responde Alex obvio.
—Claro, solo ella podía soñar con un espectral a lujo de detalle
—Obviamente, ¿subes?
Dorian se lo piensa un momento antes de negar con la cabeza y empezar a retroceder paso a paso por el pasillo con una sonrisa calculadora.
—Te acompaño —afirma.
Alex aleja al espectral del balcón y mira con atención a su gemelo, este ya se ha detenido y espera en posición para correr, frunce suavemente el ceño y saca la punta de la lengua entre sus dientes para concentrarse antes de echar a correr, cruzar la distancia que lo separa de su hermano y, apoyándose de sus manos, de un salto cruzar el barandal para dejarse caer.
Desde lo alto, se ve como poco a poco sombras alargadas se despliegan en la espalda de Dorian y lo hacen que caiga dando vueltas verticales antes de materializarse por completo y que de una sacudida lo eleven al cielo; él deja de agitar sus alas para caer y al quedar junto a su hermano repite la acción para mantenerse a su altura.
—Vamos —apremia Alex dándole un pequeño empujón en la parte delantera a su espectral para que éste avance y su hermano lo siga.
Ambos surcan el aire dando vueltas, Dorian alrededor de su hermano y Alex solo gira siguiendo la trayectoria de su gemelo, las sonrisas y miradas cómplices que comparten expresan un profundo e intenso cariño fraternal.
—¡Hey! ¡Gemelos! —gritan desde abajo rompiendo la burbuja de los aludidos.
Ambos bajan la vista hacia el patio de la escuela, cerca del edificio de clases de los grupos del fuego, Eveldrith y Lázaro sacuden sus manos para llamar su atención; Alex les devuelve el saludo con una sonrisa y con la mirada le indica a su hermano que lo siga, éste asiente y ambos chicos surcan el tramo que les queda para acercarse mientras empiezan a bajar, al llegar frente a ellos, Dorian se detiene verticalmente y deja que sus alas lo lleven hasta el suelo antes de desvanecerlas, Alex se coloca de rodillas sobre el espectral y lo deja desaparecer para caer con sus pies de un salto.
—Excelente truco —comenta Lázaro sonriente.
—Gracias —responden los gemelos al unísono.
—¿Qué dones utilizaron? —cuestiona Eveldrith.
—Yo ilusionismo —habla rápidamente Dorian.
—Yo mis fantasías vivientes —secunda Alex.
—Adoro sus dones definitivamente —comenta Eveldrith con añoranza.
—Yo por sobre eso, adoro a la persona de la cual Alex sacó al espectral —asegura Lázaro —¿Quién es?
—Mi hermanita menor
—Oye, parece que sabe mucho de animales —exclama Lázaro.
—Tiene Animalismo —explica Dorian simple.
—Por Evelia, quiero ser de su familia tienen poderes geniales —reclama Eveldrith —Yo no tengo nada que presumir
—¿Poder acertar a prácticamente cualquier objetivo sin importar si éste se está moviendo no es algo que presumir? —apunta Lázaro levantando las cejas y volteando la vista a su amigo.
—Pero eso no es magia —refuta Eveldrith.
—¡Pues con más razón! —exclaman todos al unísono.
—No tengo ni idea de qué estamos hablando, pero suena a algo importante e interesante —comenta Dorian haciendo a todos soltar una risa.
—Eveldrith es un maestro del arco y la flecha —explica Lázaro con calma —Tiene puntería de Paseador
Un sonrojo sube por las mejillas de Eveldrith mientras éste baja la vista apenado y se rasca la nuca.
—No es para tanto —asegura con notable vergüenza.
—No, claro que es para tanto, muéstrales —apremia Lázaro.
Eveldrith rueda los ojos sabiendo que no evitará que su mejor amigo siga insistiendo, posiciona sus manos en su torso como si sostuviera una cinta cruzada sobre el mismo, al simular apretar, el cinto de una mochila verde empieza a materializarse dejando ver un saco de flechas y su arco. Con cuidado, toma su arco con su mano derecha y con la izquierda saca una flecha del saco y la coloca en su lugar.
—Denme un objetivo —pide tensando suavemente la cuerda y levantando el arco a la altura de sus ojos.
Dorian mueve su mano en círculos y crea a lo lejos una pequeña diana de tiro, Eveldrith mira el objetivo, se coloca en posición y tensa la cuerda, entrecierra los ojos mientras se concentra, espera unos momentos, calculando en su mente la trayectoria de la flecha, inhala profundamente y al soplar deja ir la flecha, que rompe el aire con maestría clavándose justo en el centro del objetivo. Los gemelos se quedan con la boca abierta, Eveldrith sonríe y Lázaro celebra.
—Les dije que era impresionante, ¿no? —afirma Lázaro tomando a su amigo por los hombros y sacudiéndolo un par de veces antes de abrazarlo por la espalda mientras este solo ríe.
—¡Claro que es impresionante! —exclaman los gemelos al unísono.
—Ahora entiendo porqué los Hirevelos tienen fama de los mejores cazadores del mundo —asegura Dorian.
Eveldrith suelta una pequeña risa apenada antes de abrir su mano con un giro y hacer que una flama se devore su flecha y ésta reaparezca en su mano.
—No es gran cosa —murmura apenado devolviendo la flecha a su lugar y desvaneciendo el saco y el arco.
—Tú eres demasiado modesto más bien —refuta Lázaro dándole un golpe juguetón en el hombro.
—Bueno, esta es tu tu oportunidad para reafirmar la fama de los Kristerios, Lázaro —menciona Dorian y el aludido frunce el ceño confundido.
—La de que son los mejores guerreros del mundo —aclara Alex.
—Ah eso —exclama Lázaro comprendiendo —Osea sí, lo somos, todos somos guerreros y tenemos cierto entrenamiento bélico, pero yo no soy soldado entonces no soy tan bueno
—Eres un maestro con la espada —refuta Eveldrith.
—Soy bueno, pero en mi isla hay mejores —comenta Lázaro —Además no puedo presumir eso aquí, donde nadie más sabe combatir con espada
—Bueno, ¿y qué tal tu memoria? —insiste Eveldrith —Memorizas muchas cosas en poco tiempo, eres muy hábil estudiando
—Cuando no tienes magia, tienes que aprender a sobrevivir de otras maneras —afirma simple —Tampoco es gran cosa
—Oye, ¿cómo puedes no saber qué don tienes? —cuestiona Alex —Digo, entiendo que puedas no controlarlo pero, ¿no conocerlo?
—Es complicado, normalmente cuando eso pasa es porque tu don no se manifiesta entonces se desconoce incluso la clasificación —explica Lázaro —Pero en mi caso es raro porque sí se ha manifestado, poseo un don enérgico, pero no sé cuál
—Si se ha manifestado, ¿cómo puedes no saber cuál es? —inquiere Dorian confundido.
—Porque no es constante, no sé de qué depende pero cada que quiero invocarlo se manifiesta un don diferente, a veces es don eléctrico, otras sónico, otras lumínico. No tengo ni idea de qué pasa
—¿Eso es posible? —preguntan ambos gemelos.
—¡No! Ahí está la cosa, es como si fuese un control enérgico general, pero eso no es posible
—¿No es producto de una mezcla de sangre? —propone Dorian —Sé que es raro, pero los Oscuristas están volviendo a hacer que la magia cambie, podría pasar, ¿no?
—Pues podría, pero los Kristerios prohibieron la mezcla entre pueblos desde las mezclas de sangre —explica Lázaro con una mueca —Es por eso que nunca salimos de la isla, así que es poco probable
—¿Podemos ver tu don? —pide Alex bajando la mirada.
—Puedo intentarlo —accede Lázaro —Solo hay una cosa que he podido manejar, y eso no tan bien como me gustaría
Lázaro se para lo más erguido posible, levanta la cabeza al cielo y estira los brazos hacia los lados, cierra los ojos y empieza a mover los dedos como si atrajera algo hacia sí.
—Les recomendaría que se alejen —avisa Eveldrith a los gemelos retrocediendo un par de pasos —Y que si se saben un hechizo protector, lo utilicen
Los gemelos imitan la acción del ojiazul y Alex libera un campo de fuerza azul desde su cuerpo que los rodea a ambos.
Lázaro aprieta los puños, dobla sus codos hacia su pecho y cuando parece que va a liberar energía, un montón de rayos eléctricos corren por sus brazos y piernas y atacan su propio torso, sacándole un grito de dolor y tirándolo al suelo.
—¡Lázaro! —grita Eveldrith preocupado acercándose a él.
—Supondré por esto, que eso no debió haber pasado, ¿no? —cuestiona Alex acercándose con precaución al chico de cabello azul.
—No, debió salir de mi pecho, no entrar a él —reclama Lázaro doblándose de dolor.
Tras unos segundos, el chico se levanta temblando un poco, sus ojos, antes rosados, ahora son de un brillante azul eléctrico.
—Tus ojos... —menciona Dorian sorprendido.
—Lo sé, así suele pasar —interrumpe Lázaro tranquilo —Ese es otro motivo por el cual no sé cuál es mi don, mi físico cambia dependiendo el don que invoque
—¿Estás bien? —pregunta Alex.
—Sí, no te preocupes, ya me acostumbré —afirma Lázaro —Pero creo que volveré rápido al cuarto antes de que vuelvan a iniciar las clases
—Suerte —murmura Alex tomándolo por el hombro antes de exhalar un grito de dolor y doblarse apretando su brazo.
—¡Alex! —vocea Dorian abrazando a su hermano preocupado.
—¡Lo siento! —grita Lázaro preocupado —Olvidé mencionar que ésto puede durar un par de horas
—Habría sido bueno saberlo antes de que mi hermano se electrocutara —reclama Dorian con evidente enojo.
—Estoy bien Dorian —afirma Alex intentando calmar a su gemelo.
—Lo siento —murmura Lázaro alejándose.
—Yo lo acompaño —avisa Eveldrith —Deberías llevarlo a enfermería, podría quemarse
—Eso haré, gracias —exclama Dorian.
En cuanto sus dos compañeros se alejan, Dorian ayuda a su hermano a incorporarse y le toma la mano herida con cuidado; la palma de su mano y su brazo están llenas de llagas de quemaduras que parece que van a expandirse, Dorian mira a su hermano preocupado y nota como este tiene los ojos anegados en lágrimas de dolor.
—Vamos, creo recordar bien algunos de los hechizos curativos de Morgana —apremia Dorian animando a su hermano a que lo siga.
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