El lunes, de vuelta en la academia, los gemelos regresan del descanso rumbo al salón seis para su clase con la profesora Narantun Martin.

Ambos se sientan en sus lugares habituales, cerca de la puerta, mientras esperan a la profesora, algunos de sus compañeros van entrando y se sientan a lo largo del salón, de pronto, Alex siente como alguien le tapa los ojos por la espalda.

—¿Quién soy? —pregunta una voz dulce y juguetona.

—Ehm… ¿Ana? —responde Alex un poco confundido y las manos se alejan de sus ojos.

El chico voltea levemente y ve detrás de él la sonrisa y los ojos violetas de Ana Proctor.

—¡Hola, Alex! —saluda la chica con una sonrisa.

—Hola —contesta el mayor de los gemelos con algo de timidez.

—Oye, ¿tú y tu hermano quieren unirse a un partido de Crashkugel más tarde? —propome la chica sentándose en la banca tras él y apoyando su barbilla en sus manos.

—Ah… sí, claro, creo —murmura Alex en respuesta antes de mirar a su hermano quien solo se encoge de hombros—. Este… sí, está bien.

—Bien, nos vemos en la cancha a las dos —sentencia la chica levantándose y acercándose a Enora y Regan Nurse.

Alex mantiene sus ojos en ella hasta que siente a su hermano dándole un coco en la cabeza.

—¡Oye! —reprocha sobándose la nuca—. ¿Por qué hiciste eso?

Dorian dirige su mirada rápidamente hacia Ana y luego mira a su hermano para poner sus dos manos como si se se estuvieran dando besos muy fogosos causando que Alex se sonroje como un semáforo.

—¡Cállate! —reclama dándole un manotazo haciendo que Dorian arrugue la nariz con reproche.

Antes de que alguno de los dos pueda decir algo más, una mujer de unos cuarenta años con brillante cabello verde, ojos ambarinos y piel durazno entra al salón con la barbilla levantada y las manos detrás de la espalda, todos guardan silencio y la miran con atención.

—Buen día, young hexen* —saluda la mujer con una sonrisa de boca cerrada.

—Buenos días, profesora Martin —responden todos.

—Como recordarán, a principio de curso les comenté que pasaríamos todo el primer mes de clases aprendiendo sobre las varitas para después poder entrar a la teoría de hechizos —comenta la mujer y un asentimiento general recorre el salón—. Bueno chicos es de mi agrado informarles que hoy es treinta y uno de enero y hoy finaliza el mes, así que podemos iniciar con los hechizos.

Un grito de júbilo recorre el salón y algunos aplausos hacen eco en las paredes mientras la mujer recorre a sus alumnos con la mirada esperando a que guarden silencio.

—Empezaremos hoy con la teoría, el día jueves harán un pequeño trabajo de ensayo e investigación para que el viernes podamos tener nuestra primera práctica —informa la maestra y el grupo asiente con emoción—. Les asignaré sus equipos para el trabajo del jueves de una vez para que puedan hacer lluvia de ideas durante la clase.

Dorian y Alex se dan un juguetón choque de hombros que no pasa desapercibido para la profesora quien les sonríe discretamente mientras cuenta al resto de los alumnos.

—Bien, que sean dos grupos de siete —exclama dando una palmada en el aire—. Enora, Howard, Jerrica, Antoine, Marie Anne, Lizzie y André, equipo uno.

»El resto, equipo dos.

El grupo comienza a levantarse y organizarse mientras la maestra voltea al pizarrón para preparar la clase, los hermanos se levantan de sus sillas y las voltean mientras sus compañeros comienzan a acercarse y hacer lo propio con sus asientos.

De sus cinco compañeros, los Williams solo se hablan bien con dos; Ana Proctor y James “Jimmy” Redd. Alex a veces conversa con Regan Nurse y Dorian a hablando un par de veces con Maurus Osborne; la única de su grupo con quién nunca han cruzado palabra es Herminia Phips.

James llega rápidamente y acomoda su silla a un lado de Dorian, extendiendo su mano para chocar los cinco con ambos gemelos, es un chico bastante simpático y jovial que tiene algunas características que recuerdan un poco a Eveldrith, como el color de cabello y el tono de piel, sin embargo, sus ojos resaltan en un púrpura muy apagado y carece de pecas, aunque no de lunares.

—¿Cómo están, Williams? —saluda con una sonrisa simpática.

—Bien, Jimmy, gracias —responde Alex mientras sigue con la mirada a Ana.

—¿Y tú? —finaliza Dorian.

—Todo bien, todo bien —murmura el chico volteando un momento para ver a un moreno que se acerca y haciéndole señas con la mano—. ¡Maurus!, ¡ven, siéntate acá!

El chico alza la vista, sonríe un momento para después dar un pulgar arriba y acercarse a un lado de James, arrastrando la silla a un lado de él y acomodándola para crear una especie de óvalo.

—Hola, Jimmy —saluda Maurus chocando los cinco con el aludido antes de mirar a los gemelos—. Williams.

—Osborne —contesta Dorian sonriente.

—Hola, Alex.

—Hola, Maurus.

Maurus Osborne resalta al ser uno de los pocos brujos no naturales ni Hirevelos que tiene piel morena que raya en negra, sin embargo, sus ojos de un color gris místico y cabello de tono arenoso lo exponen como un Astral.

Las tres chicas llegan y se sientan para cerrar el óvalo, a un lado de Álex se sienta Ana, seguida de Regan y cerrando la comitiva, Herminia queda entre Maurus y Regan.

—Bien chicos —exclama la maestra volteando a verlos a todos—. Antes de comenzar, ¿qué dones quedaron en cada equipo?

»Primero el equipo dos.

—Barreras mentales e Ilusionismo de parte de los gemelos Williams —anuncia Alex.

—James Redd, Oniromancia.

—Osborne, Proyección Astral.

—Proctor, Fantasías Vivientes.

—Regan Nurse, Telepatía.

—Herminia Phips, Empatía.

La maestra asiente un par de veces y voltea a ver al equipo uno un momento.

—De este lado —comenta apuntando hacia los otros—, ¿están juntos los dos marionetistas?

—Así es, profesora Martin —responde uno de los chicos—. Jerrica y yo.

—Bueno, quédense así —exhala la profesora antes de volver la vista al pizarrón—. Bien, como ya les había comentado, la hechicería es la única rama de la magia que puede ser aprendida, utilizada y dominada por personas sin dones, esto se debe a que la magia necesaria para los hechizos no fluye del que convoca, sino del objeto con que se efectúa.

»Ahora, equipo uno, ¿qué es lo que vuelve a la hechicería, hechicería?

—Bueno, el uso de palabras para invocar los hechizos, conjuros o maldiciones —responde Hubbard.

—Cabe recalcar que las palabras no necesariamente deben ser recitadas en voz alta a menos que sea el ritual de una maldición —apunta Lizzie Burroughs alzando la mano—. Pero solo aquellos hechiceros de amplio potencial consiguen dominar la hechicería no verbal.

—Buen trabajo, muchachas —afirma la profesora haciendo que en ese momento la definición que ellas dieron aparezca en la sección del pizarrón que le corresponde. —Ahora, como mencionaron sus compañeros la hechicería sirve para tres ramas: hechizos, conjuros y maldiciones. Equipo dos, ¿cuáles son las propiedades de cada uno?

—Hechizo: rama más amplia de la hechicería que incluye un vocativo, no mayor a las tres palabras, que hace referencia a cada uno de los dones de la brujería —recita cual diccionario el joven Redd—. Dependiendo de su origen puede haber hasta tres hechizos diferentes para el mismo don.

—El conjuro, por otra parte, puede tener un vocativo que oscila entre una y siete palabras, son hechizos que pueden mezclar dos o tres dones distintos en una misma acción y, aunque pueden conjurar cualquier tipo de magia, están clasificados dentro de la magia oscura —prosigue Maurus con solemnidad.

—Por último, las maldiciones tienen vocativos muy largos, mínimo son un párrafo de cuatro renglones, máximo hasta un pergamino completo y son lanzadas a modo de ritual o invocación —detalla Herminia con un aire serio que la hace ver tétrica.

—Cabe mencionar que las maldiciones están clasificadas dentro de la magia oscura debido a su capacidad de alterar el curso natural de la vida y la magia —comenta Dorian levantando suavemente la mano antes de mirar a su hermano, quien tiene la vista gacha mientras se pasa la lengua por sus colmillos discretamente.

—Correcto, chicos —celebra la profesora con una sonrisa—. Tendrán la clase de hechicería a lo largo de los cuatro años que dure su estadía en Havenkuns, en los primeros dos años aprenderán hechizos y los siguientes, conjuros.

»Por obvias razones, no se les enseñará a lanzar maldiciones en esta academia.

Los alumnos asienten con comprensión y Dorian pasa su mano por debajo de la paleta del pupitre para darle un apretón suave en la muñeca a su gemelo y apartar rápidamente la mano, obteniendo una sonrisa suave de parte del mayor.

—Ahora, los hechizos son la mejor forma de averiguar hacia donde está orientada la afinidad del brujo, explico —comenta la profesora mientras los alumnos se preparan para tomar nota—. El don chispa y el don principal pertenecen a aquellas ramas de la brujería a las cuales el brujo tiene mayor afinidad.

»Sin embargo, la magia tiene una gran amplitud de ramas y sería absurdo pensar que los dones son las únicas afinidades que se puede poseer. Ciertas ramas se conectan con otras propiciando una mejor simpatía.

»Como aclaración, no tener conexión con un tipo de brujería no significa que no pueda utilizarse, solamente que no tendrá la misma intensidad o control que con dones más afines.

La profesora espera hasta que deja de escucharse el rozar de las plumas contra el papiro y alza su mano derecha levantando tres dedos a modo de cuenta.

—Ahora, cómo brujos de la mente, ¿con qué ramas de la brujería creen que puedan tener mayor afinidad?

El salón se queda en silencio un momento, todos los alumnos piensan en las diversas posibilidades y es Alex el primero en levantar la mano.

—¿La magia enérgica? —propone cuando la maestra le da la palabra.

—¡Correcto! —exclama la mujer bajando uno de sus dedos—. El cerebro trabaja a base de impulsos eléctricos, por ello la magia enérgica, particularmente la electrokinesis, es muy afín a la magia de la mente.

Una chica del otro equipo levanta la mano y la maestra le da la palabra apuntandola rápidamente.

—¿La magia natural? —sugiere con algo de titubeo, la maestra asiente y baja otro dedo.

—En específico, la magia del agua y de la primavera son las que tienen una mayor conexión, pero la magia natural en general puede ser una rama con buena conexión —asegura la profesora—. Bien dicho, señorita Burroughs. ¿Alguien más?

Regan levanta la mano lentamente y hasta con algo de pena y al obtener el permiso para hablar, lo primero que hace es soltar un suspiro.

—La magia negra.

La profesora baja su último dedo mientras el grupo hace muecas de molestia e incomodidad y los gemelos se miran con tristeza.

—Desafortunadamente, la magia de la mente tiene sus raíces en la magia negra, por ello, es la rama con la cual presenta mayor correlación —afirma la profesora ante las muecas de sus alumnos—. Sigamos con la clase.