♡ ꒱ única parte.
resubido por 3era vez: 15/O4/2O24
꒰ᐢ. .ᐢ꒱₊˚⊹
❝TaeHyung es un omeguita sumamente delicado. JungKook solo quiere complacer a su novio.❞
❝Donde el tierno omega TaeHyung entra en celo y su dulce novio JungKook lo calma con besos.❞
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♡ ꒱ one shot con contenido fluff, soft, omegaverse & smut.
♡ ꒱ historia original. prohibido su copia o adaptación sin mi permiso previo.
♡ ꒱ utilización de diminutivos y bdsm (no mucho). también incluye sexo vainilla.
♡ ꒱ publicado anteriormente: 1O♡12♡2O22
♡ ꒱ fanfic homosexual (kooktae).
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JungKook se encontraba bajo las gotas de la ducha que caían, incesantemente, sobre su rostro y cuerpo. Momentos antes, había sido obligado por su omega a tomar una ducha; y ahora se encontraba allí sin más que el sonido de la ducha y el vapor que subía por la temperatura del agua. Su omega al parecer se encontraba irritado y sin muchas ganas de que él estuviese cerca de él, y eso era extremadamente raro. Puesto que TaeHyung siempre se encontraba pegado como chicle a su persona, con sus características peticiones de mimos, abrazos y besos.
Y eso era lo que amaba de su tierno omeguita. Amaba que sea empalagoso con él, y que siempre se quede dormido en su pecho. Amaba que le hiciese cartitas o pequeñas notitas y que las adhiriera alrededor de todo su departamento. Amaba que siempre fuese atento con él y que atendiese a su alfa siempre que se encontraba enfermito. Amaba su única esencia y su inocencia impregnada en sus palabras y en su actuar. Amaba ese aroma tan dulzón que se impregnaba en sus fosas nasales y que alteraban, en demasía, a su lobo.
Ese aroma con una característica esencia de vainilla y dulce de leche. Un aroma tan dulce y delicioso que hacía a su lobo perder la cordura y reclamar a su omega en esos momentos. Ese aroma...
Y sus pensamientos fueron cortados al percibir el aroma no solo en sus pensamientos, si no en sus fosas nasales. Era tan real, no era su imaginación ¿verdad?
Ese aroma era de su omega, y por un momento, JungKook utilizó su razón de ser y se apresuró en terminar de ducharse. Aquello era extremadamente extraño, TaeHyung no desprendía su aroma en demasía a menos que estese emocionado por alguna cosa. Pero el mayor negó, eso no podía ser cierto, si hace unos momentos lo había mandado a patadas a la ducha.
Terminó por cerrar el grifo, y ubicó su bata de baño en su cuerpo; la amarró, y rápidamente abrió la puerta para salir del baño. Encontrándose así con un cuarto lleno del aroma dulzón de su omega, y con una escena que ni él lo creía.
Si mal no estaba, esa era la primera vez que presenciaba el celo de su omega. Y su lobo interno estaba a la nada de seguir sus instintos, pero se frenó. No quería alterar a su bebé, siendo aún más sensible cuando el omega había hecho su propio nido.
Se podía ver, en la cama que compartían ambos, varias prendas pertenecientes a JungKook, formando un círculo, y en medio, a un pequeño TaeHyung enrollado, con sus piernitas puestas a su pecho, y una sudadera negra del mayor envuelta en sus manitas. Y mientras el castañito mantenía cerrados sus ojitos, olía la prenda de su alfa y chillaba emocionado.
JungKook sin querer asustarlo, rodeó la cama y se posicionó frente al menor. Contemplando al castañito, mientras lo miraba con ternura. Pero aquella expresión se distorsionó al escuchar un gemido ahogado de parte del omega.
¿Le estaba doliendo? ¿Qué debía hacer? ¿Traer sus pastillas para el dolor en su abdomen? ¿Traer alguna sopita? ¿Alguna agua de remedio?
Realmente JungKook no tenía conocimiento del celo por parte de los omegas, pero su preocupación era tanta, que susurró el nombre de su novio para que lo escuchase.
—TaeHyung-ssi, ¿estás bien? —preguntó tratando de acercarse al menor, pero sin invadir el nido formado por el omega. Sin el consentimiento de él, no podía entrar; puesto que era sumamente delicado los nidos para los omegas.
El castañito alzó su cabecita en dirección al mayor, y lágrimas cayeron de sus pequeños ojitos, similares a agua escarlata y a pequeños luceros.
—K-Kookie... Me duele... mucho~ —y jadeó adolorido, mientras sus manitas hacían puños a la sudadera de JungKook y se dirigían a su vientre, tratando de hallar consuelo en eso, pero era en vano.
JungKook y su lobo denotaron preocupación al escuchar la voz quebrada del omega. Estaba con un dolor que no sabía cómo calmar, y necesitaba urgentemente quitar esas pequeñas lagrimitas que se escurrían por las mejillitas del castaño.
—¿Por qué no me dijiste que estabas en tu celo? —preguntó, mientras el mayor trataba de sentarse a un borde de la cama, sin acercarse en demasía al omega y su nido.
—P-Pensé que era otra cosa, no lo deduje, hyung... Perdóneme, por favor —susurró, con dolor reflejándose en su pequeña vocecita, mientras emitía un leve mohín en sus labios rosaditos.
—No debes pedir perdón, mi omega —dijo, culpándose a sí mismo de recriminarle con aquella pregunta a su bebé—. ¿Es por eso que estabas irritado?
—S-Sí... Pero ahora no quiero que esté lejos de mí, hyung —dice aquello con dolor, y aún con un mohín en sus labios—. Mi omega lo necesita, por favor~ —y diciendo aquello, emitió un leve jadeo al sentir aquella presión punzante en su vientre de nuevo, y una leve lubricación natural en su parte de atrás. Y ni qué decir de su pene, que se encontraba adolorido por aquella vergonzosa situación de necesitar a su alfa.
A penas JungKook escuchó el llamado de su omega, no se hizo esperar, y se acercó. Aún con la bata de baño y el cabello mojado por la reciente ducha, se aproximó al menor, y le ubicó frente a él. Dejándose llevar por el cariño que le tenía y la ternura que lo embargaba, posicionó sus manos en las mejillitas del castaño, y limpió ligeramente el resto de lágrimas que se hallaban en aquella zona.
TaeHyung reaccionó bien ante aquel acto, y sonrió grandemente al ser atendido por su alfa. Y JungKook depositó sus manos en la cabellera castaña, para así dar palmaditas y leves caricias en aquella zona del menor.
Y todo hubiera sido tranquilo, si no se hubiese escuchado nuevamente un jadeo de dolor de parte del menor. Haciendo que con ello el alfa se preocupase.
—Me duele hyung, por favor~ —y mientras trata de formular aquella oración, las manitas de TaeHyung se ubican en su vientre bajo, tratando de sobar aquella zona por alivio, sin lograr nada a cambio.
—¿Qué te duele? Por favor, mi omega, dime qué debo hacer —preguntó nervioso, y a la vez preocupado ante aquella situación.
—Haz que pare, hyung. Me duele aquí, abajo. Haga que deje de doler, por favor~ —y con mucha vergüenza, señala su vientre y su parte baja.
JungKook no sabe qué hacer, jamás había estado en una situación así. Pero aunque su alfa tratase de seguir sus instintos y reclamar a su omega, él no cedería. No quería que su bebé se alterase, y mucho menos se asustase de él.
Era tan solo un omeguita de 19 años, y en aquella corta edad, era el ser más puro que había conocido. No podía hacerle algo sin tener previo consentimiento del menor.
Pero aquella situación lo estaba alterando en demasía, y ni qué decir de las feromonas que se habían acumulado en aquel cuarto, tratando de incentivarlo a seguir los instintos de su lobo interior.
Solo ya no quería ver a su omega llorando, quería que el dolor cesara. Y había una manera, pero necesitaba controlarse y no hacer caso a aquello.
Sin embargo, se le ocurrió otra manera de apaciguar aquel dolor. Y no había alguna otra alternativa más que aquella.
Por lo que, con sumo cuidado de alterar a su omega, cogió una de las almohadas de la cama y la puso al frente suyo.
—Quieres que calme tu dolor, ¿verdad? —preguntó, viendo los ojitos chiquitos del castaño, y como asentía frenéticamente con su cabecita—. Entonces, siéntate sobre esta almohada, bebé. Es la única forma de poder calmarlo.
El menor inclinó su cabecita a un costado, tal cual cachorrito hacía al no entender alguna situación particular. Pero no objetó y obedeció, su dolor de aquella parte baja lo oprimía en demasía, y se sentía demasiado avergonzado de decirlo a su mayor.
Con la almohada entre las piernas del menor, JungKook pudo ver el bulto que tenía el castaño en aquellos momentos. Suspiró de manera pesada, frenándose por completo ante lo que su lobo le pedía.
—Ahora, muévete, de adelante a atrás —dijo el mayor, a lo que los ojitos de TaeHyung se abrieron, tratando de entender a su mayor—. Es la única manera de calmar lo que tienes abajo, bebé.
TaeHyung escuchando aquello y sabiendo levemente a que se refería, comenzó a moverse con vergüenza, frotando sus genitales sobre la almohada, ante la mirada del alfa frente a él.
Era mentir si se decía que JungKook no estaba alterándose junto a su lobo de poco en poco ante la imagen que presenciaba, pero sabía controlarse. Sabía que su bebé se asustaría si le hacía algo, era mejor que él mismo tratara de aliviar su propio dolor.
—Muévete un poco más rápido, bebé —mencionó el mayor, mientras depositaba su mano derecha al cuello de su omega, para acariciar aquella zona y tranquilizarlo—. Si lo haces así, el dolor se irá más rápido.
Y TaeHyung asintiendo de manera tímida y con sus mejillitas coloreadas de un carmín fuerte, comenzó a moverse de adelante hacia atrás aumentando su velocidad. Y se sintió avergonzado... definitivamente muy apenado porque, aunque no lo quisiese admitir, el roce de la almohada con su parte baja empezaba a hacerlo sentir cálido, de una forma tan embriagadora que las piernas comenzaron a temblarle, mientras JungKook lo observaba.
El mayor jadeó de forma pesaba, observándolo con detenimiento y tragando en seco tomó una de las manos de TaeHyung y mirándola por un momento, metió dos de sus dedos a su boca, haciendo que el omega se estremeciera en su lugar. Y JungKook no supo cómo había hecho algo así, pero su lobo estaba tan desesperado con aquella imagen de su omega al frente suyo, que no pudo contenerse.
—¿K-Kookie? ¿Qué hace~? —pregunta el menor en un jadeo, con la vergüenza apoderándose de todo su ser, y un calor naciendo de sus mejillitas. JungKook comenzó a chupar sus dedos diligentemente, y el omega chilló de vergüenza.
TaeHyung sintió un tirón en sus pantalones, al sentir la presión húmeda y cálida en sus dedos, haciendo que su cabeza explotara por un momento. Sin embargo, se sentía tan bien. Ya no sentía dolor, ahora estaba disfrutándolo, se había embriagado de aquella sensación de placer y deseaba más, cada vez un poco más, al grado de que una enorme erección se levantó entre sus piernas, dejando escurrir en sus pantalones un líquido transparente, el pre seminal.
—K-Kookie... —llamó el menor, en busca de ayuda—. ¿Q-Qué es lo que sucede?
—Tranquilo bebé, es normal, es solo placer el que sientes y está bien. Eso es mejor que el dolor, mi amor ¿no es verdad?
—S-Sí, hyung~ —y un gemido salió de sus labiecitos, un sonido el cual volvió loco al alfa y que alteró su cerebro.
—Dime mi amor, ¿cómo se siente? —preguntó el mayor, perdido en los repetidos movimientos que daba el menor con su pelvis contra la almohada de atrás hacia delante.
—N-No puedo decirlo, no estoy seguro... —dijo el omeguita, sintiendo un gran calor en su pecho, mientras el alfa veía la carita llena de placer de su bebé.
—Vamos bebé, dímelo, sí puedes.
—Se siente... b-bien~ —jadeó el menor, sin poder reprimir aquellos soniditos que, para él, sonaban muy obscenos. Pero que para el mayor, le resultaban la misma gloria.
—Joder, mi amor —murmuró el alfa, sin poder reprimir las ganas de poder reclamar a su omega.
—Mi c-cabeza, hyung~ —jadeó el menor, mientras sus movimientos persistían con el roce de su excitación con la almohada—. V-Va a explotar~
Y el menor no podía creer lo que sentía, era una mezcla de placer en su vientre y su parte baja, que simplemente le dejaba extasiado con aquel roce y movimiento que hacía en aquellos momentos, al frente de su hyung.
No entendía para nada aquella sensación, era simplemente nuevo. Lo único que deseaba en aquellos momentos, era poder estar con su alfa. Y su lobito chillaba emocionado ante el aroma que se había desprendido del alfa, un olor a menta fresca y lluvia. Ese aroma lo tranquilizaba por completo por lo que, sin anticipar sus movimientos, se colocó encima del alfa, para depositar su cabecita en uno de los hombros del mayor, mientras lo abrazaba y chillaba feliz.
JungKook lo abrazó con ternura, y empezó a acariciar la cabellera castaña de su bebé. Siendo nuevo en esto, era obvia la actitud que tomaría. TaeHyung era un omeguita sumamente puro, tierno, delicado, y alguien que necesitaba de mimos y cariños.
—Lo hiciste bien, mi amor. Ya pasó —le dijo con ternura, y el castañito asintió sobre sus hombros.
—H-Hyung~ —llamó el omeguita a su mayor—. S-Se sintió bien... Ya no me duele como antes, pero mi p-parte de abajo... Aún sigue algo ahí, h-hyung. ¿Q-Qué hago? —y aquello, preguntó quedito y sumamente avergonzado hacia su mayor.
JungKook frunció su ceño, y llevó su vista discretamente hacia bajo y, en definitiva, TaeHyung se encontraba con una gran erección entre sus piernas.
Y aquella imagen, la de TaeHyung sonrojado en sus orejas, con un ruborcito color carmín en sus mejillitas, y con sus ojitos lagrimeando por el placer anterior obtenido, era simplemente glorioso. Y el alfa deseaba con todas sus fuerzas poder hacer suyo al menor, pero jamás le pondría un dedo encima si es que su bebé no estaba de acuerdo con ello.
—Ven, siéntate sobre mí, mi amor —y el omeguita asintió, colocándose a horcajadas de su alfa, y sonrojándose en el proceso.
El mayor, con sumo cuidado y delicadeza, se deshizo del pantalón y la ropa interior del menor, ganándose un chillido avergonzado del omega, pero jamás una negación. El menor se sentía bien, muy a gusto en aquella posición. Pero todo cambió cuando el alfa se deshizo de su bata de baño, dejando ver su pecho y lo demás que el castañito no quería mencionar debido a su vergüenza.
Estaba completamente desnudo, y el omeguita quedó embobado ante la imagen de su novio. Podía claramente ver las gotas de agua caer por las puntas de su cabellera azabache, los músculos bien marcados y un aroma se desprendió inmediatamente del alfa. Lanzando feromonas que tranquilizaban a su omega, a pesar de la nueva situación que se encontraba.
Y con lentitud y parsimonia, JungKook colocó sus manos en las caderas de su omega, facilitando los movimientos y vaivenes que existieron con el roce de ambas excitaciones.
TaeHyung gimió sonoramente, posicionando su cabeza hacia atrás por el placer brindado de parte de su mayor. E inmediatamente tapó su boquita ante el sonido obsceno creado.
—Solo debes moverte de atrás hacia adelante, como lo hiciste con la almohada, bebé —dijo el mayor, a lo que el omeguita asintió comprendiendo lo que debía hacer.
Apoyó ambas manitas suyas sobre el pecho de JungKook, y comenzó a mover su pelvis, asemejando a la almohada, y así, logrando crear suspiros y jadeos que se desprendían de sus pequeños labiecitos y de los de su alfa.
—A-Alfa~ —lanzó aquello, con un jadeo quedito—. Hágame el amor, por favor.
JungKook juró haberse vuelto loco cuando escuchó aquella simple oración decir el omega frente suyo.
Pero no era su imaginación, era tan real, que logró ver de nuevo aquella expresión de placer de su bebé al rozar su excitación con la suya. JungKook de verdad necesitaba a su omega, lo necesitaba en demasía.
Los minutos pasaron, mientras JungKook acariciaba la cabecita del castaño. Implantando suaves besos que hacían suspirar a ambos, con leves combinaciones de un dulce sabor a vainilla y a mente fresca. Tras ello, hicieron el amor. Con calma, con demasiado cuidado, con cariño y con suma devoción.
JungKook se propuso que, el omeguita frente suyo, disfrutara de aquel momento y que lo recordara con amor. No quería adherir cosas mundanas en su corazoncito, tampoco quería que gritase del placer ni se retorciera ante sus toques. No. Eso no quería.
Deseaba que TaeHyung se fundiese en sus brazos, impregnándose de su amor, de su aroma, de su cariño y de su eterna ilusión.
JungKook besó cada centímetro de su piel con lentitud y delicadeza, bajando hasta su entre pierna con cuidado, y se perdió robándose la calidez de aquellos poros, que lo recibían en medio de suspiros hermosos, los cuales salían de manera quedita y bajita de los labios color rosa de TaeHyung.
Lamió su pene firmemente, empapándolo por completo, metiéndoselo a la boca con suma lentitud, deseando que el omeguita frente suyo pudiese tocar el cielo cada vez que su lengua lo rozó de forma continua, profunda; y tras ello, aquella humedad fue bajando con cuidado hasta sus testículos, que acarició con las manos y la lengua al mismo tiempo, dejando que su saliva caliente se escurriera hacia abajo, brindándole lo que necesitaba para comenzar a invadir su cuerpo. Un calor y una sensación de placer y amor se había inundado en el ser de TaeHyung.
—Mi amor, eres precioso —susurró el alfa, y tras ello se posicionó entre sus piernas, tomándolo de los tobillos para ponerlas sobre sus hombros, de forma cómoda y comenzó a frotar su pene sobre el de su omeguita, extasiándolo de sobremanera.
El castañito suspiró de forma preciosa, sintiendo las excitaciones de ambos lucir impacientes, y al mismo tiempo, deliciosas. Y después, relamiéndose los labios sin decir palabra alguna, comenzó a empujar su pene en la entrada de su omeguita, forzándola un poquito, pero dejando que se acostumbrara al grosor de la invasión, milímetro a milímetro.
TaeHyung con sus manitas tapando su boca y sus mejillitas llenas de rubor, sintió aquella invasión con detalle, arqueando la espalda cuando Jungkook tocó el fondo. El alfa no continuó más allá, hubiese querido entrar por completo —por sus instintos de lobo—, pero no lo haría. Porque quería concentrarse únicamente en que su omeguita estuviese disfrutándolo, y tras haberse asegurado de que ya no le resultaba doloroso, comenzó a moverse, jadeando.
JungKook disfrutó de los discretos y tímidos movimientos de cadera de TaeHyung, que se mordía los labios avergonzado, disfrutando de la penetración tranquila y firme, suspirando hacia el techo, con los ojos cerrados, con sus mejillitas teñidas de carmín y su cabellito castaño pegado a su frente por el sudor desprendido minutos antes. Mientras el alfa, perdido en sus preciosas expresiones, tomó su pene húmedo en su mano y comenzó a frotarlo al mismo ritmo, subiendo y bajando con suma firmeza. Dedicándose a que su bebé, disfrutase de todas esas nuevas sensaciones.
—¿Te gusta mi amor? —preguntó el alfa jadeando, con el corazón embriagado ante aquel acto, y el omeguita asintió con su cabecita, tapándose su boquita a discreción para no inundar la habitación con su voz extasiada y llena de jadeos, respirando profundamente y con un gran placer llenándolo por completo.
—Kookie~ —jadeó preciosamente, luciendo sumamente hermoso, con las sombras que la tenue luz de aquella habitación le contorneaban en el cuerpo, y pasó su mano por el vientre cuadrado del alfa, disfrutando de ver aquel cuerpo de su mayor chocar contra su cuerpo de forma amable, una vez tras otra—. Te amo~ —musitó ruborizado y con suma vergüenza, y JungKook como una señal, se permitió profundizar un poquito más sus embestidas, gozando del sonido delicioso que hacía su miembro cada vez que entraba y salía del cuerpo de su pequeño omeguita.
—Yo te amo más, mi amor —suspiró sin dejar de moverse, estirando el cuello hacia el techo disfrutando de aquellas sensaciones que solo las tenía con el menor.
—¡Ah~! —comenzó a jadear el omeguita, cada vez un poco más, provocando que el alfa tuviera que apretar los dientes, suspirando.
—TaeHyung~ —jadeó, apretando los dientes, encajando los dedos en la piel de sus piernas, y el omeguita se mordió los labios tímidamente, sintiendo como JungKook lo sujetaba con sumo cuidado, penetrándolo tan profundamente pero a la vez, de manera suave y quedita, que tuvo que forzarse a sí mismo a reprimir un jadeo involuntario; mientras el líquido espeso de su alfa, fue dispensado en su interior, calentándolo, primero con una cuantas gotas, y después un chorro espeso que comenzó a escurrir un poco de su cuerpo.
JungKook no se salió de él, estaba ocupado jadeando, viéndolo desde arriba, sintiendo que a pesar de que acababa de terminar quería seguir dentro, sintiendo la estrechez de su cuerpo y, viendo esa expresión de éxtasis total de su omeguita, se enterneció en demasía.
Por lo que comenzó a depositar pequeños besitos alrededor del rostro del castañito, a la vez que llevaba sus manos a sus mejillitas para acariciarlas. Acarició con sumo cuidado el cabellito del menor, viendo una linda sonrisita cuadrada formarse en los labiecitos del contrario, y besó una de sus mejillas. Inhalando el dulce aroma de su omega, e impregnándose de un etéreo y único sentimiento de amor, de ternura, de tanta devoción y adoración que tenía hacia el menor, y que solamente le pertenecían a él.
Fin
♡ ggukcotton | 2O24 ♡
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