Prov Sara

Su lengua delineó mi labio con lentitud, lo humedeció y luego retiro lo húmedo con sus labios.

Besó mi cuello, mis senos, mi abdomen y pasó su lengua por toda mi hendidura cuando se encontró con la cara contra mi intimidad.

-¿Que pasa Min?- solo paseaba su lengua y atrapaba mis labios superiores con los suyos, me daba placer pero solo me tentaba. -¿Que tanto haces?

-Comerte- su ronca voz salió y acarició mi parte sensible sacándome un gemido por tan cálido aliento. -Las piernas sobre mis hombros- lo hice y se enterró aun más en mi intimidad.

Sus movimientos lentos se mantuvieron hasta hacerme explotar en su boca, había sido el orgasmo mas intenso y a la vez relajante de toda mi vida, ni siquiera había tenido necesidad de gemir para aliviarme, el mismo orgasmo había dejado mi cuerpo totalmente relajado.

Suelto

Miró mi rostro y cuando asentí a su muda pregunta sobre mi bienestar buscó el condon que se suponía usaríamos anteriormente, lo colocó a lo largo de toda su extensión.

Besé sus labios cuando se posó sobre mí anclando sus codos a la cama y alineándose y adentrándose en mi con solo un movimiento de cadera.

Gemí contra su boca y mordió mi labio inferior con deseo y delicadeza, se movía con lentitud tortuosa y deliciosa.

Abrí los ojos y me obligué a mantenerlos así hasta que llegamos ambos al climax con los ojos sobre el otro, con los labios probando los contrarios y con el cuerpo deseando adentrarse bajo la piel de quien nos acompañaba.

...

-Mi amor- escuchaba a lo lejos, estaba cómoda, no quería moverme. -Preciosa- negué, lo escuché reír -Debes cenar, no te recordaba tan dormilona.

Abrí los ojos y a pesar de que la habitación estaba en penumbras y lo divisé a mi lado. -Vamos- golpeteó mi trasero y se puso en marcha.

La puerta de la habitación estaba abierta y se adentraba algo de la llevó luz de la sala, también el rico olor de la comida.

Me puse de pie, y me dirigí a su ropero, tomé una de sus camisas y la coloqué sobre mi cuerpo, luego fui al cajón donde lo vi sacar sus bóxers antes de levantarse de la cama hace quien sabe cuanto para tomar unos, no sabía siquiera donde estaba mi ropa interior.

Lo tomé y mientras lo colocaba sobre mi cuerpo encontré una caja negra igual a la que me había dado junto con mi anillo.

La tomé entre mis manos y al abrirla encontré un anillo de oro, tenía un diamante en medio, corte princesa, nada extravagante pero se veía bastante caro, aunque el hecho de ser de diamantes ya lo hacía extravagante, no debía guardarlo.

No se supone que guardés el anillo que compraste para con quien te casarías si estás con alguien más.

Era un claro anillo de compromiso.

Y no era para mi, estaba segura de ello. Si lo hubiese sido, no había motivo para darme la piedra roja que se encontraba en mi dedo como promesa de lo nuestro.

Pensé en ignorarlo, en no decir algo. Pero estaba harta de hacer eso, se supone que estábamos comenzado de nuevo, que estábamos haciendo las cosas bien ahora, siendo sinceros.

Tomé la joya aún en su caja y me dirigí a la cocina donde se encontraba sirviendo la cena.

-Yoongi- llamé y giró su cuerpo para verme, creo que mi tono lo hizo realizar la acción tan rápido. -¿No deberías deshacerte de esto?- lo coloqué sobre el mesón de su cocina para que lo viera.

-No puedo devolverlo, hace mucho que lo compré.- de eso no cabía duda, el polvo en la caja decía que no era reciente.

-¡Regálalo entonces o tíralo al río Han, no lo quiero aquí!- estaba molesta de pronto y no tenía porque, él no la amaba. ¿O si?

-No lo creo prudente, puedes usarlo en cualquier otro dedo, el nuevo será más bonito, no lo pensé bien para comprarlo, ahora no me gusta.

-Eres un idiota si crees que usaré el anillo que compraste para ella- quería arrojárselo a la cara cuando lo vi reír.

-Lo compré para ti. Para tu primer cumpleaños conmigo, quería proponerte matrimonio pero luego dijiste algo como que "La sociedad coreana solo cree que las mujeres deben casarse y llenarse de hijos y no aspirar a nada", y lo dejé guardado, luego no encontré el momento justo.

-Eres un idiota Min Yoongi- resoplé. -Debiste decirme, casi lo lanzo por el retrete- la idea había pasado por mi mente. Lo vi encogerse de hombros. -¿No te importa?, es muy caro.

-Pero mereces uno mejor, es tuyo. Pero no es el tuyo- acentuó esa parte antes de girarse nuevamente y continuar sirviendo la cena. -Me gusta cuando vistes así- halagó

-¿Como?¿como protagonista de película cliché luego del sexo?

-Como mi mujer

Que lo sigo alargando oye. ¿Y si no hago final?🥹
Nunca me había costado tanto despegarme de una historia🤧

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