19-No quiero Hijos
Prov Sara
-Estás muy callada, ¿hice algo que te molestara?- estábamos ambos metidos en su tina de baño, su cuerpo me abrazaba desde atrás mientras mis ojos divagaban con las burbujas. -Si no estás cómoda podemos esperar más tiempo para volver a intimar.- negué
-No es eso- suspiré, sus manos fueron a mi cuello y tocaron la zona de manera relajante. -No podré llevar el ritmo de antes, en el sexo.- aclaré muy a mi pesar, creí prudente decirle y así evitarnos algún malentendido en un futuro.
-¿Te lastimé?
-¡No!- mordí el interior de mi mejilla y dejé salir aire de mis pulmones, de lo que quedaba de ellos. -Estoy cansada y no debía estarlo por los pocos movimientos que realicé.
-Entiendo, ¿porque no me dejas los movimientos a mí desde ahora? Y respecto a la cantidad, con una vez soy más que feliz- agregó, pero yo no lo era.
Me tomaba más tiempo en atarme el pelo que él en ponerse duro luego de su orgasmo, claro que no le sería suficiente.
-Hay más que te molesta- muchas cosas de hecho -Cuéntamelo- besó mi cuello repetidas veces hasta que dejé salir otra exhalación.
-Yo no quiero hijos- lo sentí reír
-Eso lo se, ¿eso te molesta?- negué
-Me molesta que ahora cuando cuento con menos salud o bienestar para tenerlos, los deseo. Ni siquiera sé si los deseo en sí o si solo soy una egoísta de mierda.
-¿Quieres que psicoanalice a una sicóloga?, creo que si los quieres y que siempre los quisiste, de lo contrarío te abrías operado en lugar de solo planificarte. Ahora solo estás asustada. Tu subconsciente dejó salir a la luz el miedo de no lograr eso que deseas por la forma en la que se encuentra tu cuerpo ahora, pero solo es cuestión de tiempo, tratamiento y persistencia.
-¿Y si eso no funciona?
-Lo hará algo más.- besó mi cuello -Un vientre de alquiler, adopción o sólo nosotros, soy feliz solo contigo.
-¿Me dirás que no sentiste algo de felicidad cuando creíste que serías padre?- mis ojos se habían llenado de lágrimas y un nudo se había instalado desde mi estómago hasta mi pecho.
-Lo hice, hasta cierto punto. Pero estaba molesto también.
-¿Porque?
-Porque el hecho de su existencia me había alejado aún más de ti.
-No era culpa del bebé imaginario.- resople una risa por lo dicho y él me imitó.
-No, era mía. Aún me creo mala persona por sentir alivio al saber que no existía.- negué, yo también me había alegrado. -Siempre será tu decisión, pero quiero que sepas que no harás algo mal si decides no tenerlos tú misma, pagar a alguien más por tenerlos, adoptar o simplemente ser sólo nosotros. Tendremos todos los sobrinos necesarios como para no tener que preocuparnos por pañales sucios y gritos por el resto de nuestras vidas.- asentí -Taehyung ya comenzó, conociéndolo como lo hago antes del primer mes del bebé es capaz de dejarla embarazada otra vez, así que niños no faltarán en nuestras vidas. ¿Que quiere mi princesa de cenar?- cambió totalmente de tema.
-Algo duro, grande y..- No continué, su riza me hizo parar.
-Rosa, te encanta lo rosa también.
Me alzó junto con él y salió del baño conmigo sobre su cadera, aún con el riesgo de caer por encontrarnos ambos mojados llegamos a la cama mientras nos besábamos.
-Ahora podré disfrutarte como se debe- dijo contra la piel de mi pecho.
Paseó la lengua por mi pezon izquierdo, solo un pequeño roce, imitó su acción con el contrario y deslizó su cuerpo hasta quedar cara contra la piel de mi cadera, besó su nombre. -¿Sabes porque me gusta besarlo, tocarlo?- negué -Fue tu forma de comprometerte conmigo. Cuando llegaste ese día y te desnudaste frente a mí preguntándome que veía de diferente en ti, se me infló él pecho, con el me dijiste que eras mía- volvió a besarlo, -Tengo una sorpresa para ti.
Salió de la cama, buscó entre sus cosas y tomó un tubo de plástico, de él extrajo un pañuelo, era una toalla húmeda.
-Quería hacerlo en un lugar que significará lo que siento por ti, pero no puedo andar por ahí así, aún no, no hasta que me lo permitas.- lo ví reír y comenzar a frotar su dedo anular izquierdo en la parte superior -Así que lo maquillo.
Arrojó la toalla húmeda contra la mesa a nuestro lado y mostró su mano, llevaba Sara en lastras finas y cursivas sobre su dedo, donde se suponía iría el anillo de bodas.
-Eres un idiota romántico- la tinta negra contrarrestaba de maravilla con su blanquecina piel. -¿Porque ahí?
-Eres mi esposa. Lo eres desde que nos mudamos juntos en 2020 y eres la única mujer a la que permitiría poner un anillo sobre tu nombre. Así que no volveré a hacer algo que te haga dejarme de nuevo.
-¿Cuanto hace que lo tienes?
-Me lo hice el día que aceptaste nuestra cita.
-¿Y si no regresábamos?- bromeé
-Eso no cambiaria que te amo.
Ando alargando el final porque no quiero terminar la historia ¿ustedes me entienden?, porque yo no 🫣
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