
18-Irse
-Jungkook- llamé -¿Podrías dejarme en el aeropuerto?
Había comprado un vuelo la noche anterior con intención de despejarme un poco, sola.
De pronto la idea de un viaje por unas semanas solo para mi me pareció algo atractiva. Tampoco me veía pasando tiempo cerca de mi ex sin ceder ante el.
Cuando me besó y abrazó en días pasados entendí que por muy molesta y desilusionada que estaba, lo amaba, y mi cuerpo y corazón serían capaces de ceder ante él sin el permiso de mi conciencia.
Así que es mejor irse.
-¿Te vas?- retuvo el auto por la impresión y agradecí el hecho de estar en una avenida y lejos de cualquier otro vehículo.
-Tomaré unas vacaciones, pero necesito tu ayuda.
-Iré contigo- negué
-Quiero estar sola unos días, necesito que los chicos, Alex y mis hermanos no lo sepan hasta que llegues a Seul.
-¿Volverás?- aveces cuando veo sus ojos veo a un niño, no parece de mi edad, es como si hubiésemos sido criados de manera tan distinta que nos hiciera imposible la tarea de compararnos.
-Volveré
-¿De verdad?
-Mi amiga se casa en menos de un mes, ¿como podría no venir?. - bromeé -Solo necesito despejarme un poco y listo.
-Pensé que haber ido con mis padres que había ayudado.
-Lo hizo, te debo la vida por esos días, pero ahora quiero algo de tiempo a solas. Sin llamadas, ni mensajes, solo yo.- lo vi asentir comprendiendo. Y agradecí el hecho que así fuera.
Este me llevó hasta el aeropuerto de Busan y se despidió de mi en el vehículo.
-Llévate mi teléfono, me lo entregas cuando regrese- dije dejándolo sobre mi asiento y luego me adentré al edificio sin mirar atrás.
Alex me matará por dejarla tirada con las entrevistas pero de esto depende mi salud mental, esa que no puedo seguir poniendo en juego por el, por mucho que lo ame debo olvidarlo.
...
La idea era ir a Hawái y aquí estaba.
Hermosas y cálidas playas, rica comida y lo más importante de todo, yo.
Solo yo.
Me agradó el ver mi cuerpo nuevamente con el bronceado que lo caracteriza, mis mejillas levemente rojas y mi pelo libre.
Seul es hermosa pero la falta de luz solar parecida a la que estoy acostumbrada me tenía pálida y ojerosa.
No tenía cigarrillos conmigo de los que solía usar así que me vi en la obligación de comprar un electrónico que en efecto no hacía mucho, pero al menos me ayudaba con mi ansiedad.
Me alegró el hecho de estar sin teléfono y sin ningún medio de comunicación, no me vería en la obligación de ver las redes para enterarme de lo que hace como lo vengo haciendo a escondidas los últimos meses, o estaba localizable.
Porque conociendo a mi amiga es capaz de hacer que Taehyung quien compró el teléfono que estoy usando mandara a rastrearlo solo para regañarme en persona por haberla dejado tirada con las entrevistas radiales.
Alejé esa idea de mi cabeza y solo me dediqué a contemplar el mar. Hermosas y cálidas olas saludando la arena con lentitud y fuerza.
El cálido sol quemando con sutileza cada cosa que se le dejaba expuesta y la suave brisa que bailaba de aquí allá.
Podría acostarme a esto, paz y tranquilidad.
Soledad, de nuevo
Mis días en ese hotel eran cada uno menos productivo que el anterior. Recuerdo que cuando llegué fuí en bote, luego en moto de agua y a una discoteca.
Al día siguiente me desayuné a las 3 de la tarde y fui a la playa por unas horas, no hice más.
El tercero me lo pasé en mi cuarto con el cigarrillo que había conseguido entre mis cosas.
En el cuarto pensé en irme, ya me aburría. Pero luego fui a almorzar y me hice amiga de la señora de limpieza de las mesas, esta me presentó a un Uruguayo de unos 45 años que tenía prácticamente toda su vida viviendo y trabajando en Hawái y desde ahí los días fueron más agradables y llevaderos.
En algún momento estuve algo excitada y me vi jugando conmigo misma, acabé imaginando que era él quien me tocaba mientras se cernía sobre mi mirando mis ojos como acostumbraba hacer, mordiendo sus labios y dejando que el contorno de ambas pieles se hiciera uno. No pude terminar.
A pesar de desear pensar el alguien más solo el venía a mi mente, así que desistí.
Luego me vi abriendo las piernas ante un vacacionista desconocido cerca de la playa para que me comiera.
Fue placentero
Pero también se sintió impropio así que lo ayudé con mi mano y me fui a mi cuarto sola a pesar de haber quedado que iremos al suyo para tener sexo.
Al final del día la soledad me arropa en su manto con posesión.
Pues nada, que no fue ni el dueño del bar ni el oficial buenote 🙃
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