Carta de Invitación
(Poema)
El fuego se vendía
La tarde se llamaba, se escondía y se encontraba
El pato corredor, que nada proponía
Los ángeles eran los que rezaban
Y los hombres, solo se acomodaban
Estos se transportaban con las nubes
Del puerto al centro
De la felicidad al sufrimiento
En el viento, viajaba una pregunta:
¿Que pasa?
Nadie respondía
Las ventas del fuego crecían
Y la noche se estiraba
En las montañas, en el pasto
Las estrellas despertaron
Observaron, e hicieron sus dudas
Entre ellas:
¿Que pasa?
Nadie respondía
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