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Vacante

   —Bienvenido a Laboratorios Gen-Ethics, señor...

   —Ever, Ever Gordon.

   —Por supuesto, permítame, señor Gordon —La amistosa recepcionista movió los dedos en el aire como si tocara un instrumento invisible. Pequeñas luces se iban materializando en sus yemas mientras accedía a su expediente. En un recuadro virtual apareció su fotografía translucida y sus generales—. Aquí está. Viene por la vacante que publicamos.

   —Así es.

   Era la única en meses, ya pensaba en suicidarse, agotadas las opciones de empleo,  su casa corría riesgo de embargo. Le sorprendía que le hubieran llamado.

   —Acérquese, no sea tímido, señor Gordon.

  Avanzó un paso. Entre tanto, la recepcionista se disculpó, realizó una llamada breve y luego volvió a atenderlo.

   —Perdón. Veamos, la solicitud ya está completa. Todo coincide, según parece… Dice aquí que no tiene ninguna fobia y le gustan los cómics y los animales —Ever asintió—. Perfecto, tiene programado un chequeo médico de rutina. ¿Es alérgico?

  Ever se tomó unos segundos antes de responder, maravillado de que no le hubieran echado fuera al primer vistazo.

   —No.

   —Excelente. Acompáñeme por favor, le iré mostrando nuestras instalaciones.

   Ever la siguió a través de un cancel de titanio. La delgada mujer iba pasando controles de seguridad de la más alta tecnología. El edificio era hermético.

   Un hombre de bata blanca lo recibió al final de un pasillo, lo hizo pasar a un consultorio muy pulcro lleno de instrumental, le tomó muestras hemáticas, sacó sus medidas y le hizo una evaluación de reflejos.

   —Todo está bien —dijo a la señorita—. Gusto en conocerlo, señor Gordon, le deseo buena suerte.

   —Gracias, doctor.

   —Ahora lo recibirá el responsable de contrataciones y luego podrá ver a nuestros bebés —continuó la recepcionista señalándole el camino.

   Nuevamente recorrieron el laberíntico emplazamiento, una verdadera fortaleza. Ever tenía la seguridad de que nada podría entrar ni salir sin un mapa y el ADN adecuado.

   —Hemos llegado —le anunció la mujer después de unos minutos.

   Iban a entrevistarlo, se sorprendió Ever, por lo general las preguntas sobre su experiencia —y el consecuente rechazo— venían primero. Esta debía ser una compañía innovadora y con una inusitada política de recursos humanos orientada al trabajador.

   —Hasta aquí lo acompaño —dijo la recepcionista abriendo una puerta de oficina en cuyo interior aguardaba un hombre de traje—. Un placer conocerlo, señor Gordon... Ever. Lo dejo en buenas manos.

   —Gracias a usted, señorita.

   Ever entró un poco cohibido. De inmediato se dio cuenta de que no tenía nada que temer. El hombre sonreía amablemente mientras señalaba una silla y le ofrecía café con galletas.

   —Bienvenido, señor Gordon, qué bueno que nos acompaña.

   —Sí, gracias —atinó a decir.

   —Me imagino que tendrá muchas dudas.

   —Bueno, sí...

   —Desde ahorita le digo que no tiene de qué preocuparse, lo hemos investigado, usted cumple con todos los requisitos para el puesto. Lo único que le falta para ingresar a nuestra importante compañía es su firma y, por supuesto, el nombre de sus beneficiarios.

   —¿Beneficiarios?

   —Claro está, todos nuestros empleados tienen seguro de vida y de gastos médicos. Todas las prestaciones de ley. No encontrará un puesto con más vacaciones que este.— El entrevistador le acercó una papeleta—. Esa es la paga que ofrecemos.

   Ever se quedó boquiabierto.

   —Vamos, sé que no es mucho pero apuesto a que le alcanzará para que no le embarguen su casa.

   —Eso sí —respondió un poco desconcertado.

   —Entonces no se diga más, firme en la línea punteada. —La señaló, esperó a que el postulante terminara la rúbrica y escribiera el nombre de su madre en el renglón de beneficiarios, en seguida se puso de pie y estrechó su mano—: ¡Felicidades, señor Gordon! Es usted nuestro nuevo alimentador para criaturas experimentales. Venga.

   Apoyó la mano sobre el hombro contrario de Ever y lo encaminó hacia el área de laboratorios. Una puerta doble de titanio cerró tras ellos.

   —Por acá es. Lo asignaré al departamento de zombis, mutantes y caníbales. Estoy seguro que les encantará. Solo tome sus precauciones. Nuestros bebés a veces son malcriados y muerden.

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