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10- Quidditch Acuático.

Quiero dedicarle este capítulo a mi amiga y colega escritora EmzF. Muchas gracias por haberme ayudado tanto con todas estas cosas y de todas formas espero haberte ayudado yo también!

Os recomiendo muy mucho escuchar “From Yesterday” de 30 Seconds to Mars. He rallado la canción mientras escribía por escucharla tanto!

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10- Quidditch acuático.

Quedaban cuatro días en esa paradisiaca isla y todo… casi todo el mundo estaba relativamente feliz. Pero Draco Malfoy se levantó con el pie izquierdo esa mañana.

—Pues si quiero besarla la beso, y si deseo hacerlo aunque ella no quiera… también lo hago.

Theo cerró los ojos. Ya volvía Draco con la misma perorata. Tirado en el sofá, Nott movió los labios mientras su amigo hablaba, sabiéndose cada sílaba que el rubio pronunciaba.

—Aunque bueno. Todavía no se ha inventado la chica que rechace un beso mío.

El castaño abrió la boca para contestarle, pero ya sabía de sobra que Draco no le dejaría pronunciar ni una palabra y seguiría hablando.

—Calla, Theo. Ya sé lo que vas a decir: Granger me ha rechazado. Pero parece que te olvidas de que… eso… no es una chica. Y vuelvo a recalcar que ella no me ha rechazado sino que seguramente se ha dado cuenta de que…

—Soy muy hombre para ella —concluyó Theo histéricamente—. ¡Ya lo has dicho mil veces, Draco! ¡Deja de pensarlo si sabes que te enfada tanto!

Malfoy saltó como un resorte de su cama, y se plantó de pie frente al sofá del que su amigo luchaba por levantarse para ponerse a su altura.

Levantó un dedo amenazadoramente.

—¿Enfadarme? ¿Enfadarme? Parece que no te has enterado de nada de lo que te he dicho, Theo. Parece que Lunática te está comiendo el coco lentamente o algo así —la mirada fría de Draco le transmitió a Nott que ese comentario había sido fabricado solamente para… sólo para joderle.

Las miradas de los dos chicos se cruzaron en una extraña pelea de genios y finalmente, Theo se vio obligado a contestar con el mismo tono de prepotencia que Draco había usado.

—No deberías decirle algo así a la única oreja que está escuchándote ahora mismo.

El cuerpo del rubio se tensó y miró cínicamente a su amigo.

—Yo no te he pedido que…

—Tú nunca pides nada —interrumpió Nott—. Pero sin embargo siempre se te concede todo. Injusto… ¿No?

—Mira, Nott. Si todo esto es porque de veras te molesta el tema de tu querida Lunática…olvídalo, sólo he dicho lo que pienso.

Theo apretó los puños y se culpó a sí mismo por estar dejándose llevar por la rabia y el carácter, pero una vez había comenzado esa conversación con Draco, no pudo parar. En su mente se clavaba el desprecio con el que Malfoy pronunciaba la palabra “Lunática” y una vena latía rápidamente en su sien.

—¿Quiere eso decir que yo también puedo decir lo que pienso? Porque creo muchas cosas… como que Granger te dejó colgado ayer porque pasa de tu culo y prefiere el de Weasley o el iluminado culo de Potter… Admítelo, lo que te jode es que no te haga ni puto caso. Un golpe duro por parte de una impura, ¿verdad?

Los ojos de Draco brillaron con furia durante un segundo y con un rugido sordo no pudo más que abalanzarse sobre ese amigo que se estaba comportando como un verdadero cabrón. Apretando el puño lo enterró en la mandíbula de Nott, cuya pierna pateó la espinilla de Malfoy. En menos de cinco segundos, ambos rodaban por el suelo intentando matarse el uno al otro.

 ***

—¡Sonreíd!

Tonks pulsó el botón de la cámara y salió disparada hacia los alumnos que esperaban pacientemente frente al caballete de la cámara, posando.
Snape, en el medio, dirigía una mirada pasiva a Hermione, que se encontraba frente a él mientras abrazaba a Ginny y a su lado Zabini sonreía confiadamente al objetivo, mostrando su sonrisa de un millón de dólares. Detrás del todo, Ron salía con los ojos cerrados y expresión de dolor por el pisotón que Harry acababa de darle al ser empujado por Crabbe, cuyo cuerpo eclipsaba a cuatro alumnos. Delante del todo se apreciaba a una Tonks sonriente y saltando en el aire para llegar a tiempo al temporizador de la foto…

Clac.

La foto estaba hecha.

Clac.

El caballete con la cámara se cayó haciendo un ruido sordo y todos miraron cómo el agua de la playa se acercaba peligrosamente hacia el aparato.

—Mier… —a pelirrosa se abalanzó hacia su cámara y la sujetó, comprobando que no había sufrido ningún daño—. Uff… —suspiró aliviada.

Todo el mundo comprobó asombrado cómo por primera vez Tonks no se las había arreglado para que la cámara no sólo cayera, sino que también saliera disparada y se perdiera en la lejanía del mar y un rayo apareciera y la carbonizara. Eso era típico de ella.

Se levantó con dificultad, quitándose la arena del bikini y encendió de nuevo la cámara digital que había le había regalado su padre por su último cumpleaños.

—Creo que hemos conseguido la foto… —la joven miró la última foto hecha y sonrió al ver la mitad de la imagen ocupada por su rostro y su pelo puntiagudo, a su espalda se veía a Severus con cara de ajillo y a los chicos sonriendo contentos—. Bueno, chicos… ahora…

Un grito rasgó el momento y un gruñido masculino se levantó por encima de las voces cada vez más decreciente. Todos los alumnos callaron al ver aparecer en escena a Ojoloco Moody… con dos chicos agarrados por las orejas.

—¿Les parece un acto de raciocinio y madurez patalearse como… como bestias oscuras?
Los jóvenes Slytherins intentaban zafarse del agarre del viejo Ojoloco, pero finalmente Draco y Theo desistieron y procedieron a vivir la humillación pública que estaba por llegar.

Hermione soltó un bufido.

—Madurez… claro…

Su amiga Ginny la observó durante unos segundos. Todavía estaba preguntándose qué había ocurrido realmente el día anterior cuando se había quedado atrapada con Malfoy. Hermione sólo había dejado claro que: a) Había dejado a Malfoy colgado y b) Malfoy era gilipollas.

—¿Estás bien, Hermione?

Hermione volvió a bufar. Estaba de mal humor y todo era por culpa de Malfoy. Ya estaba cansada: Malfoy por aquí, Malfoy por allá. ¿Eso era todo? ¿No había nada de ese Draco que ella había podido vislumbrar alguna que otra vez? No, sólo era Malfoy.

Finalmente sólo miró a su amiga y volvió a centrar su atención en el auror, que seguía echándoles un sermón a los dos chicos, pero al menos ya les había soltado las orejas.

—No deberíais pelearos cuando el enemigo está acechando ahí afuera. ¡Debéis estar unidos!

—¿Qué jodido enemigo? —terminó por gritar Malfoy mientras clavaba su mirada en Moody—. ¡Estamos en una puta isla desierta!

Theo se frotó la oreja dolorida y tuvo que reconocer que estaba de acuerdo con su amigo… o ex amigo… o lo que fuera.

El auror respiró pausadamente y se giró hacia Malfoy, acercándose a él con parsimonia.

—Oh, oh… —se oyó musitar a Tonks desde detrás.

—¿De veras te crees que no necesitas prestar atención, Malfoy? ¿Crees que el contrario no puede estar mirándote la espalda, sabiendo cuándo puede clavar el cuchillo?

Draco tragó saliva, pero siguió con su porte orgulloso. Bastante había tenido en ese día como para tener que soportar al chiflado ese.

—Lo que creo es que… —comenzó a decir Malfoy malhumorado, pero Moody no le dejó terminar la frase y con voz dura murmuró.

—Diez puntos menos para Slytherin… cada uno.

Todos los miembros de la casa de las Serpientes contuvieron la respiración unos segundos, enojados con Nott y con Draco. Entonces George interfirió.

—No es por ser aguafiestas —dijo, y sólo consiguió ganarse unas cuantas miradas despectivas por parte de los verdes—. Pero ahora mismo, tras seis días de desmadre en esta isla… ¿De veras podemos saber si los marcadores de todas las casas siguen en positivo y no contamos con menos cincuenta puntos?

Todos se escandalizaron. ¿Y si ese año nadie ganaba la copa de las casas porque simplemente nadie tenía puntos?

—Yo creo que se les debería conmutar el castigo —intervino Blaise alegremente.

—¡Calla, Zabini! —le reprendió Theo.

—Sí, sería lo mejor… —apuntó Tonks.

Snape como toda respuesta se miró las uñas. Tenía calor, le picaba la arena en esas sandalias ridículas y a pesar de ser pronto y ni siquiera haber desayunado… ya quería acabar ese día cuanto antes.

—También podrían retirárnoslo… —murmuró Draco.

—Podrían quedarse sin el partido de quidditch. Eso sería justo… —intercedió Harry con aire sospechosamente inocente.

Malfoy desvió su mirada a Potter y deseó su muerte entre dientes.

—¿Y por qué no cogemos tu escoba y te la metemos por…? —contestó el rubio, pero Blaise adelantó y decidió intervenir.

—No hace falta que se queden sin jugar el partido —Theo lo miró esperanzado—. Podrían ser los encargados de coger las pelotas perdidas. –Dictaminó al fin Blaise con expresión satisfecha, como si hubiera sido una gran idea.

Un extraño tic nervioso se apoderó del ojo derecho de Draco mientras la palabra “recogepelotas” le taladraba la cabeza.

—Antes prefiero jugar de bludger… —murmuró Draco, rumiando su rabia.

Hermione le dirigió una mirada satisfecha, intentando aparentar que lo estaba… sin mucho éxito.

—¿Qué te pasa con él? ¿Por qué no dejas de portarte así? –le recriminó Ginny en voz baja.

Hermione frunció el ceño. Parecía que su autodeterminación de odiar a Malfoy públicamente no estaba dando resultado con Ginny, y a cada segundo, la pelirroja parecía apreciarla menos.

—Nada. Simplemente me alegro de que ahora se vaya a dedicar a recoger pelotas. Se lo merece.

Ginny bufó y miró a su amiga durante unos segundos.

—No te reconozco, Hermione —terminó por sentenciar.

 ***

Unas dieciséis horas antes…

—Malfoy, me da igual lo que digas, no pienso besart… —dijo firmemente Hermione.

Pero al instante los labios cálidos de él se abalanzaron sobre ella con tanto ímpetu que estuvo a punto de perder el equilibrio.

Se estabilizó y antes de que pudiera reaccionar, le estaba respondiendo el beso. ¿Por qué? Porque quería. Hermione se dio cuenta de que poco a poco estaba cambiando. ¿Desde cuándo ella podía hacer tantas locuras sin siquiera pensarlo después? ¿Desde cuándo robaba sombrillas, emborrachaba a la gente y besaba a desconocidos?
Desde que había llegado a esa isla. Desde que Malfoy se le había acercado a ella por primera vez.
Él la estaba cambiando. Era la única respuesta.

Poco a poco se intentó separar de sus labios ansiosos de él, pero cuánto más se alejaba ella… más se acercaba él.
Posó sus manos sobre el pecho de Malfoy intentando arrancarlo de su lado, pero él lo interpretó como un arrebato de pasión y bajó su mano hasta posarla en su…

—¡Para, canalla!

Gritó Hermione Granger contra la boca de él justo antes de morderle el labio.
Draco saltó hacia atrás como en una película y se pasó la mano por sus labios, sintiendo cómo la sangre comenzaba a propagarse por su boca.

—¡¿Qué pasa contigo?! —exclamó.

Hermione podía ver la rabia agolpándose en los ojos del chico y decidió la única manera de evitar implicarse aún más con ese chico, sólo le quedaba hacerlo enfadar más.

—¡Pareces un pulpo, Malfoy!

Draco se quedó estupefacto. Era la primera queja que recibía de una chica a la que acababa de besar y además era la primera queja que recibía de una chica a la que no se había beneficiado… ¡Joder, era la primera queja de una chica que recibía!

—¿Un pulpo?

—Sí, una de esas cosas con tentáculos… ¿Te hago un dibujo?

Hermione tragó saliva, debería callarse pero eso no podía estar pasándole a ella. Estaba en una cueva, a tres horas de la salvación y con Draco Malfoy, al que por cierto, había pensado en besar… y quizás algo más apenas unos minutos antes.

Draco aún no podía reaccionar. ¿Qué demonios estaba pasando? Tenía que ser un sueño, una pesadilla. ¿Quién en su sano juicio desafiaría a Draco Malfoy? Por Merlín, era inconcebible.

—¡Pues tú pareces una rata! —contraatacó.

—¡Y tú un hurón!

—Hipopótamo.

—¿Qué? ¡Tejón!

Draco la miró aún más ofendido.

—¿Hufflepuff, yo? Pues tú pareces una sangre sucia… Ah no, lo eres.

Hermione pudo sentir cómo durante unos segundos su corazón se paraba y su cerebro se quedaba sin poder… sin querer pensar.
Lo había dicho y… la verdad. ¿De qué se extrañaba? ¿Acaso creía que él no usaría ese insulto después de haberla besado un par de veces?
Sin darse cuenta, caminó un par de pasos hacia atrás y pudo contemplar la sonrisa de Draco al saber que la había herido. ¿Cómo podía querer a alguien qué…?

Espera. ¿Qué? ¿Había dicho querer? Quería decir repudiar, odiar, detestar, repeler, aborrecer… Mierda, no había más sinónimos.
Alzó la cabeza una vez más y sintió que se había pegado a la pared de la cueva. Eso era todo lo lejos que podía estar de él… tanto física como emocionalmente.

Malfoy giró la cabeza, no quería seguir fingiendo que cuando había visto el insulto llegar a la chica y había observado su rostro congestionarse no había sentido nada.
¡Rayos! ¿Espera, rayos? ¿Cómo que rayos? ¡Coño!
Esa Granger bienhablada estaba comenzando a cambiarle…
Se pasó la mano por la frente, intentando olvidar lo que había pasado hacía un minuto, pero no lo consiguió.

Caminando hacia el lado opuesto de la cueva al ocupado por ella, Draco deseó que esos malnacidos que habían prometido llegar en tres horas, llegaran en menos de cinco minutos.

 ***

—Y el partido comienza… ¡Ya!

Harry Potter alzó la cabeza y observó cómo la pelota dorada, la snitch, desaparecía cortando el aire.
Con un movimiento ágil, subió arriba del “campo” para observarlo todo.
Realmente no había campo, sino que estaban jugando encima del agua, a no mucha distancia de la orilla.
A unos metros, en la arena, se veía a todos los alumnos gritar y cantar como locos vestidos con sus bikinis y bañadores.
Se estaba realmente bien allí… Junto a él pasó una bludger pasó, haciendo que su despeinado cabello se despeinara realmente… bueno, que se despeinara más, para entendernos.

—Y ahora nos vendría bien que Potter dejara de mirar a las musarañas —comentó Ojoloco desde el altavoz.

Harry se dio por aludido y decidió bajar un poco, para observar el partido más de cerca.
Ron miraba interesado hacia el campo contrario. Por primera vez sus compañeros no eran sólo Gryffindors, sino también varios Hufflepuffs.
Los contrarios eran, evidentemente, Ravenclaw y Slytherin.

Ron miró hacia la orilla con aire ausente.

—¡Ron! Atento a las quaffles. Lena no puede vernos ahora así que céntrate.

Ron asintió y dudando un poco volvió a centrarse en el juego, pero enseguida observó una quaffle medio loca que pasó por su lado y salió del campo.

—¡Malfoy! ¡Pelota! —gritó Harry, disfrutando enormemente del momento.

—No sabes qué haría con una quaffle y tu cabeza, Potter… —murmuró el rubio mientras volvía a enviar la pelota hacia dentro del campo.

El juego se reanudó enseguida y no tardó en generarse la primera disputa entre bateadores, que se amenazaban con los bates.
Ginny Weasley se acercaba a Tonks, que sujetaba el bate con torpeza.

—¡Me has dado en la cabeza! —gritó Crabbe.

Nymphadora sintió cómo se ponía roja.

—Ha sido un accidente —la defendió Ginny.

—¡Pero ha sido una falta! —opinó de nuevo Crabbe mientras se masajeaba la cabeza—. ¿Quién le ha dejado un puto bate a esta?

—¡Reanudad el juego! —gritó Blaise, el buscador del equipo de Slytherin y Ravenclaw… a falta de Draco.

—¡Sois vosotros los que no dejáis que volvamos! —le respondió Potter, cortante.

—Y parece que se está formando algún tipo de problema en el centro del campo —narraba Ojoloco atentamente—. ¡Malfoy deja de gritar palabrotas!

Draco siguió con su retahíla de “Potter te voy a hacer pedazos, nadie se burla de un Malfoy, esto es humillante, viejo tuerto y gritón…”

—¿Podemos seguir jugando? —Ron comenzaba a aburrirse, y la verdad es que quería bajar ya de la escoba y encontrarse de nuevo con Lena.

—¡Exigimos un pago por el golpe! —Crabbe miró desafiante a Tonks y ella tuvo ganas de estamparle de nuevo el bate en la cabeza.

—¿Qué golpe? —Zabini también comenzaba a aburrirse, su cuerpo necesitaba desesperadamente descargar la adrenalina—. Si dudo que haya podido encontrar tu cabeza sin haberse chocado con tu jodida barrig…!

Harry se acercó a él lentamente.

—¿Pero tú de qué parte estás? —e preguntó

Blaise pareció meditarlo durante unos segundos.

—De las chicas guapas —contestó con una gran sonrisa mientras dirigía su mirada a Ginny y a Tonks.

Harry se dispuso a responder celosamente cuando una pequeña estela dorada pasó por su lado y menos de dos segundos Blaise y él ya habían desaparecido detrás de la snitch.

Ojoloco, ya casi desesperado por el conflicto, acabó poniéndose en pie.

—¡Dejemos que juzgue el problema de los bateadores el árbitro imparcial! —sentenció.

Snape se alzó junto a él y murmuró.

—A favor de Slytherin.

 ***

—Slytherin: ciento veinte puntos, Hufflepuff y… bueno, Gryffindor: cien puntos.

—Pero si no juega sólo Slytherin, es Slytherin junto a Ravenclaw… —murmuró Hermione desde la playa.

Luna siguió animando a los equipos tras una mirada de reojo a su amiga.

—¡Y Ginny Weasley ha conseguido la quaffle! Un pase perfecto, pero… no, han perdido la pelota… ¿Un momento…? ¿Qué es eso? ¡Algo se acerca, algo se acerca por detrás! ¡Peligro! Perdón, es un pájaro. Sí, no pasa nada. Proseguimos.

—¡Blatching! —gritó Snape—. ¡Nymphadora ha vuelto a golpear a Parker!

—¡Parker lleva todo el partido debajo de la escoba de Tonks! —protestó Ginny, en uno de sus accesos de violencia—. ¡Que juegas con ellos, Parker, no con nosotros!

Ron realizó una parada con maestría y todos en la playa aplaudieron sonoramente.

Hermione miró en los alrededores. Hacía unos minutos que no escuchaba a Malfoy gritando palabras malsonantes.

—¿Dónde está Dra…? —omenzó a preguntar, pero un grito la alertó de que ya lo había encontrado.

—¡Quita, Zabini, que yo la cojo!

No… Hermione se llevó la mano a la cara. Ya estaba, Malfoy no había soportado más de media hora sin atraer toda la atención. Se acababa de colar en el campo y rápidamente perseguía la snitch dorada.

—Malfoy. ¡Sal del campo ahora mismo! —gruñó Moody, pero el rubio hizo oídos sordos.

—¿Qué diablos haces, Malfoy? —le preguntó Harry mientras aceleraba el ritmo y estiraba la mano, intentando al menos rozar la snitch.

—No voy a permitir que ganes, Potter —replicó él simplemente.

Durante unos segundos tensos, ambos se pelearon y empujaron por conseguir la snitch. Incluso Harry hubiera podido jurar que Malfoy le había mordido, pero ninguno cejó en su intento de conseguir la pequeña bolita dorada.

—Quita cabeza rajada… —musitó Draco con voz forzada, mientras luchaba por no perder la velocidad.

—¡Se te ven las raíces! —le contestó Harry como única pulla.

La pelotita seguía escurriéndose por delante a cada movimiento que hacían…

—¡Suelta!

—¡Suelta tú!

—¡Déjame!

Las escobas estaban fuera de control.

—¡Potter! —dvirtió Draco gritando, pero ya era demasiado tarde.
En unos segundos, ambos cayeron al agua, salpicando tremendamente a los demás jugadores… Pero entonces, un destello dorado se extendió en la superficie.

—¡Fin del partido! —sentenció Ojoloco y toda la playa se deshizo en vítores y alabanzas.

Cuando Draco y Harry, completamente mojados, consiguieron salir del agua, observaron a Blaise Zabini alzando la snitch orgullosamente.

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¡Aloha!

¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta, disgusta, repatea, enfada, mola, encanta… etc, etc?
Muchas gracias por haberme leído y por seguir leyéndome.

Gracias a quienes obsequian mi trabajo ^^

¡Un besazo!

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