Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¡Esto es guerra!

Cuando mis padres y mi hermana llegaron, inmediatamente bajé para ir a su encuentro; desde la ventana pude verlos acercándose desde la esquina, caminaban tomados de la mano y Karla venía delante de ellos. Sonreían y parecía que todos se habían divertido mucho.

Una inquietud efímera me invadió de pronto llenándome de curiosidad, pero no le dí importancia, tenía un plan y debía enfocarme en eso.

—¡Meghan! —exclamó mi hermana en cuanto me vió a mitad del jardín—. Debiste venir, comimos helado y compramos palomitas de maíz.

—Cielos —respondí cruzando los brazos—, creo que me perdí la diversión.

—De hecho, así fue —afirmó mi padre y entonces supe que la primera presa había mordido el anzuelo.

—Me alegra que se divirtieran —comenté—, pero ahora es mi tiempo de diversión.

—Todo depende de cuál sea tu idea de diversión, señorita —¡rayos, mamá es astuta!

—¿Qué tienes en mente Meghan? —quiso saber mi padre lanzándome una mirada inteligente.

—Bueno, sucede que me invitaron a una fiesta esta tarde —declaré nerviosa.

—¿Fiesta? —cuestionó mi mamá—. ¿Dónde? y ¿Con quién?

—Con los vecinos de enfrente —confesé—. Parece que acaban de llegar y...

—¡De seguro Kevin la invito! —exclamó mi hermana de pronto apareciendo de no sé dónde y se alejó de inmediato de mi alcance, mientras que yo hubiera querido que la tierra me tragara en ese momento.

—¿Quién es Kevin? —preguntó mi padre asombrado.

—Kevin es...

—¡Su novio! —intervino de nuevo mi hermana, corriendo por todo el jardín con los brazos extendidos fingiendo ser un avión, y la odié por eso.

—¡¿Te quieres callar?! —grité exasperada—. No es mi novio sabelotodo.

—Pero quieres —dijo encogiéndose de hombros antes de entrar a la casa y dejarme sola ante la enorme montaña de interrogantes que tendrían mis padres.

—Tienes mucho que explicar jovencita —dijo mamá—, así que vamos adentro.

Entré a la casa con mis padres tras de mí, sintiéndome tonta y cruelmente traicionada por mi propia hermana y lo peor era que mi plan parecía venirse abajo, pues la verdadera presa estaba muy lejos de caer.

—Me parece increíble —comenzó papá, una vez que llegamos a la sala—. ¿Por qué nos ocultas cosas hija?

—Creo que tu padre y yo, les hemos dado la confianza a tu hermana y a tí, para contarnos cualquier cosa.

—Pero a ver, es que... no les oculté nada —comencé a explicar—, solo no tuve tiempo de contarles —hablé con calma mientras me dejaba caer sobre el sillón de la sala.

—Pero, ¿de dónde lo conoces? —preguntó papá—. Me parece increíble que te dejamos sola por un par de horas y al volver ya casi te nos andas casando.

—Claro que no papá, apenas lo conocí. 

—Pues un día más y seguro nos lo hubieras presentado como tu prometido —replicó mi padre.

—No exageres Miguel —¡YES...! habló mi tía de pronto desde las escaleras. Ya era hora de que apareciera—. Es buen chico, conozco bien a su familia.

—Pero Meghan dice que se acaban de mudar —replicó mi madre—, ¿tú sabías de esto?

—Por supuesto que no, pero si es el hijo del señor James, los conozco. Usualmente vienen a pasar el verano aquí, pero viven en Los Ángeles. 

—No estoy seguro de esto —dijo mi padre—, creo que es demasiado.

—Tranquilo, no le veo problema con que hable con el niño.

—De hecho me invitó a una fiesta tía, es esta tarde en su casa —confesé al instante, lanzando el anzuelo al mar una vez más—. Me gustaría que me acompañaras, además, mis padres se sentirán mejor si aceptas.

—Opino igual Tere —¡sopas, mi madre lanzo el arpón!

La mirada inquieta de mi tía me indicaba que mi plan estaba por rendir sus frutos; fanática de las fiestas, sin planes para hoy con nadie y con Carlos fuera de la jugada, mi presa principal no tenía manera de escapar. 

—Si me permite opinar señora —habló de pronto el mayordomo, quien apareció de la nada en la sala—, creo lo más recomendable es que siga descansando.

—¡Antonio, no sabía que estabas aquí! —exclamó mi tía sorprendida.

—Siempre estoy al pendiente, señora —asentó el hombre con tono mesurado.

—Me queda claro y te lo agradezco. Familia, él es Antonio, mi mayordomo —anunció con orgullo—. Con tanto caos olvidé presentárselos.

—Descuida Tere —dijo mi padre—, ya nos lo suponíamos, él fue quien nos recibió cuando llegamos, ¿recuerdas?

—¡Ay es verdad! Yo y mi loca cabeza. ¿A qué hora será la fiesta mija?

—No lo sé todavía —respondí encogiéndome de hombros—. Dijo que vendría a buscarme más tarde.

—¿De verdad está segura de salir, señora? —insistió Antonio.

—Relajate, Antonio. Sé que te preocupa mi seguridad, pero solo cruzaré la calle, relájate.

—Como diga señora —contestó el hombre para después marcharse.

—Algo apasionado tu empleado, ¿no hermanita? —señaló mi padre.

—Se preocupa y me cuida —respondió orgullosa—. Lupe, vine a buscarte cuñadita, ¿me ayudarías a escoger algunos accesorios para la boda?

La guerra entre hermanos es un tema clásico e inevitable y Karla me la declaró al traicionarme ante mis padres de la forma en que lo hizo con el asunto de Kevin.

Cuando mi tía se llevó a mamá a su estudio, vi a mi hermana caminar hacia el jardín e inmediatamente pensé en dirigirla a la guarida de Antonio, seguro que también le sacaría un buen susto, al menos así podría desquitar un poco del coraje que tenía guardado; caminé unos pasos tras de ella, pero al instante la voz de mi padre me hizo detenerme.

—Espera Meghan, quiero que me acompañes a dar un paseo.

—Eh... si, claro, ¿a dónde iremos?

—No muy lejos, anda ven.

Salimos justo detras de mi hermana, pero mi padre caminó hacia la calle y tuve que seguirlo mientras observaba cómo Karla deambulaba por el jardín «tan cerca y a la vez tan lejos» pensé frustrada.

El delicioso aroma de la arena húmeda y el melodiso sonido de las olas del mar en conjunto con las gaviotas, me hicieron olvidar por un momento mi plan contra Karla.

—Meghan, necesitamos hablar —soltó mi padre con tal seriedad que parecía más una orden—. Necesito saber lo que está pasándote hija —agregó mientras caminabamos hacia la playa.

—No está pasándome nada, papá —respondí con naturalidad—. Lo de Kevin fue solo...

—No me refiero a Kevin —replicó—, estoy hablando de tu insistencia en jugar a la espía.

—¿Jugar a la espía? —pregunté confundida deteniéndome en el primer escalón de piedra—. No entiendo a que te refieres —agregué con el ceño fruncido.

—Solo digo que te vieron espiando a Carlos —dijo papá cuando terminó de bajar las escleras.

Automáticamente mi mente se transportó a ese momento cuando ví a Carlos hablando por teléfono desde la ventana de mi habitación y, lejos de enfurecerme aún más, me sentí dolida y decepcionada. No podía creer que mi propia hermana me traicionara de esa forma, incluso cuando hablamos sobre Kevin y ella prometió guardar el secreto.

—Papá... yo... yo no sé que hay de malo en espiar a la gente —espeté bajando casi de un salto hasta dónde se encontraba mi padre.

—Voy a fingir que no dijiste eso —comentó antes de girarse y caminar hacia la playa—. Somos invitados hija; tu tía intenta rehacer su vida y nosotros no tenemos derecho de cuestionar sus decisiones, así como tampoco deberíamos generar incomodidades.

—Lo sé papá y lo entiendo, sin embargo, siento que esta vez fue bueno espiar a Carlos —señalé—; él está ocultando algo, Karla debió decirte también eso.

—¿Estás segura de lo que dices? —preguntó mi padre deteniendose en seco.

—¡Completamente! —afirmé mirandolo a los ojos.

Una astuta sonrisa despuntó en el rostro de mi papá y me dedicó una mirada inteligente antes de girarse nuevamente hacia el mar; lo miré por unos segundos y después puse mi vista en la enormidad azul que se desplazaba ante nosotros, allá en lo profundo dónde las olas no eran tan tumultuosas y el agua parecía estar en calma. Miré la norme silueta de un barco pesquero que marcaba el límite dónde el cielo parecía unirse con el mar. Al mismo tiempo, una parvada de gaviotas merodeaba alrededor de este en busca de algo para robar.

—Observa esas gaviotas —señaló mi padre con su mano—. Observalas bien, ellas también son invitadas, igual que nosotros y la mayoría espera el momento adecuado para tomar algo de lo que los pescadores extraen del mar. Pero también están las otras, algunas y solo algunas —enfatizó agitando su índice en el aire—, hacen exactamente lo que tú acabas de hacer.

—No entiendo —dije confundida—, ¿qué hice exactamente?

Se giró hacia mí y su rostro mostraba satisfacción; sus ojos llenos de amor se posaron en mí y me extendió su mano. Me llevó hacia él cuando la estreché y me abrazó contra su pecho.

—En ciertas ocasiones, pequeña, algunas gaviotas se dejan caer al agua en picada por unos segundos en los que logran capturar a su presa y salir antes de que sus alas esten los suficientemente mojadas y no puedan volar; entran y salen con un pez que ellas mismas atrapan y eso es lo que tú hiciste.
No es correcto espiar a las personas solo porque sí —me explicó tomando mi rostro con ambas manos y mirándome a los ojos—, mucho menos cuando eres invitada, pues invades la privacidad de tus anfitriones. Pero en este caso, creo que has descubierto lo que todos sospechabamos y que no hemos podido confirmar; es bueno a veces espiar para descubrir cosas que otros ignoran y ayudar a los demás.

—Entonces, ¿no estás molesto conmigo?

—Por supuesto que no —declaró—. Pero oficialmente debo decirte que no quiero que sigas espiando —agregó con seriedad—, por otro lado, si lo haces, asegurate de salir antes de mojarte lo suficiente.

—¡Eso va a ser imposible si Karla esta todo el tiempo pegada a mí —repliqué exasperada.

—No fue tu hermana quién te delató, Meghan —confesó papá—. Carlos le pidió a tu tía que hablara contigo luego de verte espiandolo.

Volví mi vista hacia el mar y permanecí en silencio por un momento. Sabía que yo estab en lo correcto y ese hombre ocultaba algo, solo tenía que descubrir qué era.

—Tu madre, tus primas y yo, sospechamos que Carlos está chantajeando a tu tía de alguna manera, el problema es que no podemos probarlo —hizo una pausa en la que continuamos caminando por toda la orilla del mar—. No voy a alentarte para que hagas algo que yo mismo te he pedido que no hagas...

—Descuida, papá —interrumpí—. Es cómo dijiste: se puede hacer siempre que sea para algo bueno.

—¿Cuando comenzaste a crecer tanto? —comentó papá de pronto con orgullo.

—Desde el momento en que mi tía arruinó mis preciadas vacaciones —respondí a modo de broma.

—De hecho fueron tus primas las que se encargaron de eso.

—¡¿Mis primas?! 

—Ellas me pidieron que hablara con tu tía para que buscara el modo de acercarme a ella antes de su boda con Carlos, precisamente por todo lo que ya sabes, o sospechas...

—¡Rayos! todo este tiempo pensé que mi tía había sido la responsable de todo...

—Entiendo tu frustración —dijo sonriendo divertido—. ¿Te sentirías mejor si vamos por una brocheta?

—¡Sempre y cuando sea de camarones!

La charla con mi padre fue como una especie de reseteo de todo lo que este viaje significaba en un principio. La idea de que mis padres pasaran aquí las vacaciones, no había sido de mi tía en primer lugar y eso lo cambiaba todo. Además, la acusación de Carlos era una evidente declaración de guerra y la guerra entre mi hermana y yo, quedaba en segundo plano.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro