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5

Minji era agradable, o al menos lo era con ella. Se tomaba el tiempo de entender lo que decía, le sonreía y le hablaba despacito para que no se perdiera. Por que había que tener encuentra que hablaba bastante.
Y eso que recién estaban yendo a buscar a Yoohyeon.

—La abu de Namu, es muy muy muy agradable y tierna... Es la típica abuela que te da mucha comida. Imagínate cuanto le da a ella. ¡Es sú-per delgada! ¿verdad que sí?

—Sí.

—¡Minji! Que sopresa verte por aquí. ¿Buscas a Namu? —Dijo la mujer de tercera edad con el cabello entre negro y blanco.

—Sí. ¿Está por aquí?

—Está en su habitación. Sube si quieres.

—Muchas gracias pero la vamos a esperar aquí.

—Oh... Oh hay una chica nueva. No te vi dulzura,  lo siento mucho.  Soy la abuela de Yoohyeonnie.

—Mucho gusto. Soy Dong.

—¡Chicas! ¡Ya llegué! —dijo la chica bajando por la escalera luciendo un simple jean, una remera gris y una campera. Pero que la hacian ver fantastica ante los ojos de su amiga castaña. —Abu, si mis papás preguntan diles que salí y que llego en la noche.

—Claro. Vayan con cuidado ¿si?

—Sip. Vamos~

Minji debía aceptar que por un momento creyó que su roll simplemente había acabado al presentarlas, que ya no encajaría muy por el lenguaje muchísimo más fluidos entre las otras dos. Pero ambas se habían animado a hablarle en coreano, bah, Dong en realidad. Y Minji estaba orgullosa de poder decir "Hola" en chino teniendo la aprobación de una nativa. ¡Eso era genial!

Y caminar por las zonas tranquilas de la ciudad metropolitana era agradable para las tres chicas.

—Unnie deveriamos ir a mostrarle las colinas.

—Es verdad. Tienen una vista muy linda. Y luego podemos ir a cenar a casa.

—¡Genial! ¿Sabes Dongie? Minji tiene una casa enorme. Esta chica es millonaria.

—¡Yoohyeon!

—¿Qué digo millonaria? ¡Es multimillonaria! ¡Es billonaria!

—¡Yoohyeon ya cállate!  ¡E-eso no es cierto... Técnicamente. El dinero es de mis padres. Y si no dejas de decírselo a cada persona que conocemos créeme que te mataré.

—Ay si que miedo~ Ya, solo quiero curarte el espanto. No es malo tener dinero extra, unnie.

—Bueno. Hasta aquí el tema. ¿Ya sabes a qué escuela vas a ir, Dong?

—No. Papá quiere... No recuerdo jeje.

—Sugierele K.D. High school. —Sonrió la menor. —Dile que has hecho amigas en ese colegio y que somos geniales.

—Si, recalca la parte de modestas, por favor. —La castaña rodó los ojos.

—¿Mo-des-tas? —preguntó confundida la extranjera y enseguida Yoohyeon le tradujo la palabra por lo que asintió con una risita. —¿Minji es enojada?

—Minji está enojada. Y sí, lo está.

—Está. Entiendo.

—No estoy enojada.

—Sí lo estas. Pero mira, ya se ven las colinas y te encanta estar aquí. ¿Ves la casita de ahí, Dongie? —Yoohyeon apuntó una especie de cabaña en la cima de la colina que estaban subiendo.— Está algo vieja pero es nuestra y es super bonita la vista que tiene. Pero da miedo hacer pijamadas ahí.

—A ti te da miedo. —Recalcó la castaña sacando una llave en especial del llavero para luego meterla en la cerradura.— Mi abuelo tenía un puesto de comida aquí pero lo cerro y hace dos años me regaló la llave.

—Sí, pero no le dijo de dónde era la llave.

—Oh ya veo. Es bonito.

—Ponte cómoda. Pero la ventana es mía. —Dijo Minji llendo a dicho asiento junto a la ventana. —Asi que Dong... ¿Tienes muchos amigos en China?

—Sí. Am... Creo que yo los extrañar. —Dijo insegura. No le gustaba formular oraciones muy largas por miedo a equivocarse.

—¿Ya los extrañas?

La rubia asintió, más la conversación se vio interumpida por un grito.
Yoohyeon por su lado había caído en un inesperado, e inmenso, hoyo en dónde se suponía que era la cocina. Ahora ese agujero estaba sobre su cabeza y su delgado cuerpo parecía ser tragado por la oscuridad a su alrededor.

—¡¿Yoohyeon?! —Fue un alivio para Minji frenar antes de caerse. Lo que no fue un alivio fue recibir un empujón y caer de todas formas. En especial por el peso extra sobre su espalda. —Mierda... ¿ustedes están bien?

—Sí, Unnie. ¿tú estás bien?

—Sí. Creo. ¿Me explicas por qué hay un hayo en la casa?

—No sé.

—Que gran respuesta. Le voy a preguntar a Bora.

—De paso pregúntale si nos ayuda ¿si?

—Mm no sé no sé... Ag no me llega el 4g aquí... —Dijo la castaña poniéndose de pie y levantando su brazo con la esperanza de que los mensajes se enviaran. Y por suerte funcionó o la chica estaría por caer en una gran crisis nerviosa.

—¿Qué tal si buscamos una salida? Tal vez el túnel tiene otra salida.

—¿Segura, Namu? Podr-

—Está la posibilidad. Además ya estamos aquí, solo tenemos que ir con cuidado. ¿Verdad que sí, Dongie?

—Supongo. Pero, cuidado.

—Obvio. —la más alta prendió la linterna de su celular y comenzó a caminar lentamente. El túnel parecía hacerse más bajo a medida que caminaba hacía el otro extremo.
Minji suspiró y comenzó a seguirla, llevando de la mano a la china para no dejarla sola. Aunque también para quitarse el temor que tenía al meterse en aquél lugar oscuro.

—Unnie, veo algo.

—¿Qué ves? —Se asomó sobre el hombro contrario para intentar adelantarse a la respuesta. ¿Eso era una puerta?

—¡¿Y si encontramos un refugio antibombas?! Tu abuelo estubo vivo durante la segunda guerra y el ataque de Japón ¿no? Wow~ ¿tendrá comida de supervivencia?

—Yoohyeon calmate. —rió por el tierno entusiasmo de la menor. —
Nunca me dijo nada de eso... Pero tal vez tienes razón. También estuvo durante las guerra con Corea del Norte. Ve, abrela.

No tenía que decirlo dos veces para que se dejara llevar. Tomó el picaporte y tiró en su dirección,  luego la empujó. Nada. Parecía trabada.

—¿Tiene llave tal vez?

—Tal vez, tal vez. O puede que sea la tierra. ¿Me ayudan?

Varios minutos de forcejeo después la puerta cedió al empujón; dando paso a otro lado donde las tres chicas se vieron segadas por una fuerte luz que las apuntaba.

—¡Arriba las manos!

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Maratón 1/3

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