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17

Sahara parecía un lugar interesante. Era un amplio patio con luces calidas y centellantes por todas partes; los lacers se movian frenéticios de un lado a otro, las música de mezcla electrónica sonaba con fuerza y podía notarse bien la división del espacio.

La entrada era donde menos gente había pues lo grupos iban y volvían del baňo o estaban esperando a alguien más. Dos chicas de la escuela saludaron a las tres Kim y éstas devolvieron el saludo atravezando la recepción hacia el centro de la pista. Allí ya se podía sentir el sudor siendo opacado por inumerables fragancias y el inconfundible olor de la neblina artificial.
Llegaron hasta la entrada del segundo piso, el cual constaba de interesantes estructuras de metal negro. Las Kim saludaron al hombre parado en el pie de la escalera y subieron después de intercambiar un par de palabras con él.
Desde ahí arriba se podía ver la ocupada barra en la esquina izquierda y la cabina del DJ ser la segunda parte más concurrida. También se veía una zona con un par de asientos contra la pared cerca de la salida. Era lindo sin duda pero allí arriba era otra cosa. Los asientos era sillones espaciosos con mesas en medio, había una barra de tragos trabajando con mucha más tranquilidad y un lugar especial para bailar.

Era la zona V.I.P. por si faltaba aclarar.

—Y apareció la desaparecida —comentó Sowon desde uno de los sillones.

—¡Minji! Creímos que te habías muerto.

—¡Jackie! —sonrió dándole un abrazo al chico. —Perdón, el trabajo me tiene ocupada.

—Yo al menos he entrado a Instagram, Minji —bromeó esta vez Bora, viendo como sus dos amigos se abrazaban como si fueran pareja. Jackson rodeando la cintura de Minji desde atrás hacía que se vieran lindos, pero tenía la fuerte idea de que ambos eran bien homosexuales enclosetados. —Ah por cierto, ellas son Siyeon, Dong y Gahyeon, entrarán al colegio después de las vacaciones. Aunque solo Siyeon estará en nuestro curso.

—Oh Mucho gusto, soy Jackson.

—Y yo Sojung pero dime Sowon. Tienes estilo, chica.

—Gracias, lindo cabello.

Yoohyeon aprovechó que ellas estuvieran haciendo sociales para acercarse a su compañera de clases. Claro que también invitó a las otras dos a la conversación para no sentirse tan nerviosa. Hablar con su crush era todo un reto y ahora, con la pena de haber cancelado su cita de estudio por trabajo la hizo retraerse aún más. Se dijo a si misma que todo estaba en orden, que Yoobin no estaba molesta con ella.

Y efectivamente así era. Por experiencia propia sabía lo que era tener que hacer horas extra por ir a la misión.

No mucho después de que Gahyeon se frustrara de que los grandes la trataran como a una bebé, decidieron bajar y tomarse un respiro de "tanto ruido" en el baño. La más baja decía que debían ir a divertirse antes de que tuvieran 30 y Yoobin le discutía sobre los múltiples tipos que diversión que no incluían deteriorar sus oído con música que ni siquiera disfrutaban.

—Oigan, para hacer esto más aburrido les tengo un juego —habló la menor de las cuatro, queriendo ser positiva ante la situación negativa que planteaba su adversaria. — Es en equipos.

—Genial.

—¿Cómo es?

—Nos tenemos que dividir en dos, el equipo que pierde paga una ronda de bebidas. ¿Qué tal?

—Pero cómo es el juego.

—Cierto. Cada equipo tiene que elegir a una para que consiga besos, la otra debe ir con el enemigo para verificar la cantidad de besos que se consiguen.

—¿B-besos? ¿Kiss?

—Exacto. Tienes que darle besos a distintas personas. Cada persona vale por un solo beso.

—¿Qué clase de juego es este? ¿En serio juegan a eso?

—Hace más divertido todo, pero bueno, si van a seguir siendo gallinas me voy con mi hermana.

—Yo entro —se animó la de puntas rosadas. Con algo de suerte Dami se pondría celosa y se encargaría de dejárselo claro con un par de besos.

—Entonces yo soy tu rival —Gahyeon sonrió, sabiendo que sería difícil ganarle. Ahora solo quedaba que las otras dos eligieran un bando. Al final Dami se fue a supervisar a Gahyeon y a Dong le tocó ir con Yoohyeon. Tenían 30 minutos y debían volver.
Con eso aclarado las cuatro salieron del baño para adentrarse entre los distintos grupo de personas para buscar pretendientes.

Precenciar que Gahyeon recibiera algunos rechazos cambió la idea de su acompañante, tal vez no era tan aburrido como creía ese juego. Ver a la menor enojarse hizo valer cada minuto dentro de aquel infernal lugar.

Cuando la media hora llegó a su fin volvieron a verse. Dami y Dong se enfrentaron para dar el resultado.

Yoohyeon: 5
Gahyeon: 3

—El resultado es malo, lo admito. Pero creí que no sé... Serían al menos 10 personas con las que te besarias —se sinceró la castaňita, recordando las peleas más abrumadoras de su grupo de amigas. Dahyun borracha era toda una Don Juan.

—¿10? Si no cuento los que me robó Bora, apenas son 6 los di... ¡Eso no importa! ¡Quiero mi premio!

— Yo igual. Gracias por cierto —Yoohyeon asintió como única respuesta. Su cerebro estaba tratando tan fervientemente de procesar esa sonrisa que las demás funciones conscientes se detuvieron. Incluso las inconcientes fallaron por un momento.

Cualquiera podía pasar eso de lado, pero Yoohyeon no era cualquiera. Ella había grabado en su memoria cada detalle de ese magnifico gesto y los estaba apreciando con todo su ser. ¡Le había sonreído por primera vez! Definitivamente ya podía morir en paz.

—Por... Por cierto... ¿Te gustaría que mañana retomemos lo de hoy? Me siento mal por cancelar a último momento...

—Seguro.

Por otro lado un grupo de cinco adolescentes estaban haciendo de las suyas luego de una ronda de tragos. Minji degustaba su segundo cóctel de frutas mientras reía de la chorrada que había propuesto la chica de Daegu, no parecía importarle estar relacionada de forma directa, Sowon la apodaba idiota mientras Bora y Jackson la alentaban a cumplir su cometido: si lograba hacer que un shot de jugo de melon pasara de su frente a su boca, Minji tendría que besarla.

Para decepción de los dos aficionados el vasito de vidrio se estalló en el suelo con el primer movimiento. El barman tuvo que barrer los pedazos para que esos tontos no se cortaran al estallarse de risa. Minji porque ya le hacía gracia todo, la más alta por haber tenido razón y Siyeon por fracazar, SuA le dijo que si lo intentaba otra vez también la besaria ella pero el empleado se ocupó de arruinar su división.

—Seňorita Bora, su padre ya le había prohibido seguir rompiendo cosas.

—Sh- cállate.

—Y además de eso la seňorita Minji no debe pasarse con los tragos, otra vez —el chico estaba hasta la coronilla de recibir regaňos de su jefe por culpa de esos adolescentes. La cantidad de vasos que rompian por retos estúpidos era increíble,  una vez casi prendian fuego un sillón por estar jugando con un encendedor. Y sin duda, la peor de todas había sido a princio de aňo, cuando la señorita Minji consumió demasiado alcohol y casi intenta lanzarse del segundo piso hacia la multitud de abajo. Una idea tan estúpida como peligrosa.

Por suerte logró despacharlos bastante temprano esa noche. Todo gracias a la única persona coherente del terrible grupo: la seňorita Yoohyeon. Esta vez junto con otras tres chicas que parecían tranquilas.

***

El día siguiente comenzó muy cerca del mediodía para cierta chica coherente. Debía de limpiar su habitación e ir a trabajar hasta que fuera el turno de su hermano remplazarla en el horario nocturno. Con los nervios tensionandola de pies a cabeza le llenó el celular a JiU con la única pregunta de qué debía ponerse. Minji, entre jaqueca y dolor de estómago, detuvo su trabajo para decirle que el outfit n'5 era el mejor.

Con una blusa blanca a nudada en la cimtura y una pollera de jean claro fue a recibir a su invitada. Yoobin en sus adentros admitía que varias veces temió que, cuando llegara a la casa de su compañera, ella comenzara a hablar de mangas y anime y videojuegos... No tenía conocimiento alguno sobre esas cosas y se volvía loca cuando un tema en especial la bombardeada con información. 

Entrar a la habitación de Yoohyeon fue un pequeño golpe de estilo japonés.

La cama prolijamente arreglada estaba del lado izquierdo junto a una mesita de noche. Una especie de mini biblioteca llena de libros y mangas estaba debajo de la cama. Objetivamente envidiaba ese detalle.

Había una mesa en medio de la habitación justo debajo de la luz, bajita, rectangular y espaciosa, de un color oscuro. Había una ventana que daba hacia afuera y junto a esta una cajonera del mismo tono que la mesa.

Era simple, de paredes blancas y piso de madera. Era cómoda.

—Podemos ir al comedor si te molesta la mesa baja... Em...

—Estoy bien así, gracias. Linda habitación.

—Gracias... Bora dice que es aburrida —se adelantó a tomar asiento en el suelo y sacar de abajo de la mesa su mochila de la escuela. Tenía el corazón a mil por hora.

—Sí, claramente es algo que ella diría. ¿Has hecho el trabajo de literatura? Da la opción de hacerlo en parejas y podríamos aprovechar. Si quieres.

—No, no lo hice —sonrió sacando sus cosas de la materia. No es que estuviera feliz por tener que leer y analizar los últimos capítulos de Hamlet, pero estar cerca de la pelinegra le hacía inevitable aquel gesto. Además ayudaba a no concentrarse en los nervios.

En el proceso ambas coincidieron en que necesitaban el punto de vista de la profesora Swayzer. Ella siempre daba una pista para entender mejor todo. Y a la vez eran cosas tan simples que daban ganas de auto-cachetearse.

—En realidad no había entendido lo del ciego. Claro, hasta que me dijo que representaba la inocencia del chico.

—Claramente. El verdadero ciego era el hombre al que acompañaba... Lo no literal suele ser tan obvio que es difícil de ver.

—En las ventajas de ser invisible me pasó lo mismo —señaló el libro verde lima tomando su frente. —Lo leí tres veces y sigo viendo las señales. ¡Dios eran tan obvio!

—Sí. También me llevé una sorpresa con el final —alerta spoiler. — Pero admito que su tía nunca me dio confianza. Era obvio que tenial algo ra-

La conversación se detubo un momento cuando unos golpes en la puerta anunciaron la llegada de la abuela de Yoohyeon. La mujer les dio una pequeña sonrisa de disculpas a ambas.

—Solo quería saber si querían cenar aquí o en el comedor. Por cuerto tus papás ya llegaron.

¿Cenar? ¿Papás? ¿Ya habían pasado las 9p.m.?

—Am... No sabía que era tan tarde —para el colmo ni habían hecho ni la mitad del trabajo. — Lo hablamos y te digo.

—Bien.

Yoohyeon presentía que Dami estaba por irse, y no quería que llegara el momento de despedirse. Tampoco quería abusar de su suerte al invitarla a comer, y tal vez a dormir por que se había hecho muy tarde, o a ver algo durante la madrugada y que se terminaran durmiendo una sobre la otra a mitad de la película.
Al final terminó acompañando a su compañera hasta la puerta de abajo, notando lo oscura que se había puesto la noche.

Yoobin extrañaba hablar de libros con alguien, y descubrir que Yoohyeon podía ser ese alguien dejó una gran puerta abierta para invitarla a pasar más tiempo juntas.

—Aún tenemos que terminar el trabajo —afirmó una vez del lado de afuera. —Supongo que debemos juntarnos otra vez.

—Sí. Me gustaría... ¿M-mañana es muy pronto?

—Tal vez... Pero suena bien. Con suerte no nos distraemos tanto como hoy.

—Es verdad. Pero yo la pasé bien... No sé si tú también...

—Totalmente... Entonces hacemos como hoy. O mejor te espero en el bar para ir a mi casa ¿Qué tal? Asi es parejo.

—S-Suena bien... Em ten cuidado en el camino, es tarde.

—Lo tendré. Buenas noches.

—Igualmente.

Una sonrisa tímida y un asentimiento sonaba a una despedida algo fría, pero esa noche de verano, sonaba a la despedida más perfecta que cualquiera de las dos podría haber pedido.

La Lee llegó a su casa sin apetito por una distracción con nombre y apellido. Apenas si se acordó de saludar a sus padres cuando pasó por la sala de estar.

Yuju se rió un momento por todo lo que les había contado. Estaba feliz de que su pandita estuvera haciendo más amistades.

—Ni una semana y ya me cambiaste.

—No dudo que haras lo mismo con Yerin por allí.

— Ambas me están cambiando a mi por sus noviecitas... Ya van a ver cuando nos encontremos otra vez.

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