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6° | Mundo mundano

                         V A ✝ Z E L

¿Quién es Liliana Dalson?

No dejo de ver con detenimiento a la mundana frente a mi, quién se atrevió y logró invocarme a su propio beneficio. Sigo analizando sus palabras ¿son mentiras o verdades?

Entre más la observo, más crece la curiosidad por ella y más por todo lo que conoce de nosotros. Se ha involucrado con Demiums, conoce el Mundo sobrenatural y de alguna manera, me conoce a mi.

Luce tan mundana, demasiado joven. Su color distinto de cabello es una peculiaridad. Hasta es una imitadora de mi. Su cabello es negro y blanco y no tiene esencia demoníaca ni angelical. Sus ojos no son rojos, ni negros, son profundamente cafés con un destello.

—No soy algo raro para que me sigas viendo así.

Dejo de ladear la cabeza.

—Para mi lo eres, una extraña mundana.

—Habló el ser más normal —se cruza de brazos— A ver Vatzel, lo dos somos desconocidos, diferentes y ambos pertenemos a diferentes Mundos ¿no?

En eso estoy de acuerdo, un descubrimiento más es que es inteligente.

Retrocedo sin perderla de vista.

—¿Quién eres Liliath?

Bufa

—¿Es necesario que conozcas mi historia?

—Técnicamente mundana, si —retrocede, mis ojos debieron cambiar, percibo mi propia esencia demoníaca más estoy débil cuando debería ser lo contrario— Todo de ti.

Hace una acción que no me gusta, rueda los ojos. Me ignora hasta debe pensar que esto se divertido.

»Pensamientos«

No evito sonreír con malicia.

—O me lo dices o lo averiguo por mi cuenta —dejo crecer mis colmillos. Le agradezco a mi padre Valkian por heredarme ser parte del vampirismo— Tus recuerdos, tú frágil mente puedo controlar —avanzo y levanto mis manos.

—¡No! Espera, Vatzel —retrocede, pasa saliva ante la cercanía— Te lo diré —se apoya en la pared— Nací un 31 de octubre, acabo de cumplir 18 años y mi madre me abandonó al nacer, no se hizo cargo de mi y me dejó frente a la puerta de un orfanato —me detengo y bajo mis manos lentamente— Las monjas me encontraron y fui una huérfana más en su refugio “El Salvador” De cierta forma me cuidaron, conviví con más niñas que también fueron abandonadas por sus padres, estuve ahí hasta los 15 años —hace una pausa—Me soportaron por 10 años cuando a los 5 años despertó mi don, por ver cosas sobrenaturales, hablar con ellos, creyeron que estaba loca. Ni su Dios, ni el padre Anselmo me curó, fue sometida a un... —baja la vista— exorcismo— ahora ríe— ni eso funcionó. Después me enviaron al psiquiátrico “Santa Luz” y ahí estuve por casi 3 años, con sesiones con una especialista como terapias hasta que ese demonio me ayudó a huir.

Se encoge de hombros.

—Me están buscando Vatzel, por eso cambié mi color de cabello, naturalmente era castaño. Encontré esta casa abandonada y aquí me he escondido pero sabés, no existe escondite para él. Sabe dónde estoy, él está aquí todo el tiempo —observa alrededor— va a volver.

—Lo estaré esperando para enfrentarlo —le respondo— ¿Cómo te marcó?

Luce pensativa.

—Después de aceptar el pacto y cuando estuve en la calle lejos del psiquiátrico, ese demonio apareció —Demium mascullo a lo bajo— me dijo que ya era suya que debía cumplir y pagar el precio de mi libertad. Ahí te mencionó, invocar otro demonio, dijo que a un... ¿Fallo? Eso creo —me observa fijamente— Pero antes me hizo cometer actos que me arrepiento.

—¿Qué actos?

—Maté a todos aquellos humanos que les ha robado su alma. Me llené las manos de sangre Vatzel —las levanta con una mirada de horror— me convertí en una asesina.

—Si, aprende a vivir con eso ¿En qué momento te marcó? —recibo su desagrado.

—Me atacó, fue una sombra, fueron sus garras. Fue todo tan rápido que solo susurró unas extrañas palabras y cuando desperté a mitad de la calle, ya tenía su marca en mi piel. Te juro que desconozco que demonio es.

—¿Cuándo robo tú alma?

Suspira

—Eh... no sé —coloca sus manos en su cintura— Después de la marca. En un sueño él... se proyecto como un humano que conocí en el psiquiátrico. Scott Mills, ambos como locos nos entendimos y en ese sueño, fue mi error pensar que lo besaba pero ese demonio alteró mi sueño, lo volvió pesadilla. Debió absorber mi alma de esa forma y cuando desperté me sentí extraña y ese misma día, por la noche, encontraron a Scott colgado. Él lo hizo, Scott estaba estable, ese demonio lo mató.

Analizo cada detalle de información.

—Un Demium que te controla por el sueño —lo pienso, son pocos incluyendo mi padre Azbel— debe ser poderoso —doy un paso adelante. Pienso en algún demium desterrado más son años, siglos que hasta desconozco la lista de todos los demium que han cruzado el portal infernal— ¿Te ha mencionado algo más?

—Si, cuando aparecía y me convencía de invocarte y esas veces me negaba, me decía cosas de ti. En su voz había odio cuando mencionaba al Rey del Inframundo y a su creación como un fallo que no debió nacer —se encoge de hombros— todos los desterrados odian a su líder ¿no?

—No todos porque a varios mi... el Rey del Inframundo no los desterró. Antes el cargo, el Inframundo lo lideraba otro ser de mi Mundo, un Rey Oscuro que se encargó de desterrar demium y de ahí fueron a más desde hace siglos o hasta milenios.

—¿Los demonios están aquí desde hace mucho tiempo?

—Más de lo que crees —extiendo mis alas.

—Woo... —retrocede— no hagas eso aquí.

—Voy a buscarlo Liliath.

—¿A dónde? ¿No conoces ni quién es?

Cierro mis alas, gruño.

Incluso estoy débil.

—Por el infierno —mascullo.

—Es raro sabés

—¿Qué? —espeto a la defensiva.

—Seres como tú se expresan diferente “por el infierno” —me imita— en mi Mundo preferimos el “por Dios” es muy recurrente nombrarlo de muchas formas —chasquea sus dedos— los ángeles es ¿“por el ángel”? Suena lógico.

—¿Te atreves a burlarte de mi Mundo? ¡¿De mi?! —ahí está su miedo otra vez.

—No... yo no... No tienes sentido del humor.

—Mundana, no me hagas perder el tiempo.

—¿Qué propones entonces demonio?

—Es Demium.

—Y yo soy humana más puedes nombrarme por mi nombre, Liliana —sonríe.

Ser del mal, pienso.

Molesto la observo fijamente.

—A ver Liliath —acorto la distancia— Todo lo que me haz dicho voy a tener que comprobarlo y tratar de buscar al Demium que te controla desde tu mente.

—No, te lo dije todo. No te miento.

—No creo en mundanas —rápido coloco mis manos de cada lado de su cabeza y entro en sus recuerdos usando todo mi bajo poder.

En efecto, compruebo sus palabras.

Veo una versión inocente, de menor tamaño y edad de ella. Su primera vida. Los recuerdos cambian y luce mayor. Más y más fragmentos hasta detenerme en uno que causa mi atención.

—¿Está muerta Madre superiora?

—No Liliana pero tú acto es imperdonable. No debiste empujar a tu compañera de las escaleras.

—Fue un accidente. Florencia me estaba molestando, perdió el equilibrio y se cayó. Yo traté de ayudarla cuando no alcancé a sostenerla. Era mucha sangre bajo su cabeza.

—Por Dios Liliana, que nuestro Señor te perdone. Es un pecado mentir y si tu intención era ayudar a Florencia, tú alma será salvada.

—Si Madre ¿qué debo hacer?

—Reza hija mía, por ti y por tu compañera. Ya puedes irte.

Ella se dio la vuelta, su expresión cambió en una sonrisa de maldad.

Volví a buscar en su mente cuando vi otro recuerdo suyo.

—¡Noo! ¡Madre que no me lleven! ¡No estoy loca! ¡Cambiaré, se lo juro por Dios!

Y otro recuerdo, ella encerrada en cuatro paredes blancas hablando sola o tal vez no. Entre más trataba de ver los detalles, algo poderoso me lo impedía.

—Vatzel —de alguna parte escuché mi nombre, no era su voz.

El recuerdo cambió, la vi a avanzar por un pasillo con rastro de sangre hasta detenerse en la pared con esas letras que formaban la palabra Desterrados.

—¡Vatzel!

Sigo intentando, en ningún recuerdo podría tener la certeza de que Demium es. No reconozco su voz cuando es distorsionada, su poder lo oculta.

Otro recuerdo veo, Liliana frente a un cuerpo con un corazón en su mano. Sonríe maliciosa.

Solo es una mudana, no puede tener ese poder a menos que... la controla, posee su cuerpo, actúa en su lugar.

—¡Vatzel!

Otro grito y el dolor de cabeza me invade como el ardor en mis manos. Dejo de ver sus recuerdos y regreso a la realidad.

—Vat.. zel —pronuncia mi nombre agitada. Ella tiene sudor en mi frente y luce inclinada y se aferra a mi collar.

Tan pronto me doy cuenta y la empujo sin importar que caiga al suelo sentada.

—¡No vuelvas a tocar mi estrella infernal! —extiendo mis alas y a zancadas la alcanzo.

—No ibas a... detenerte —pasa el dorso de su mano por su nariz, la gota de sangre baja de su nariz y es suficiente para marcar distancia.

»Es mundana Vatzel, no iba a soportar mucho«

Maldigo a mis adentros y desaparezco mis alas.

—Tenía que comprobarlo.

—Bueno, viste que no te miento. Debes confiar en mi y yo en ti —curvo una media sonrisa, sin sangre tras limpiarse tiene la fuerza para levantarse— ¿Lo viste?

—No, se oculta hasta en tus recuerdos. Te ha controlado, te ha marcado de alguna forma y no puedo ver quien es —me cruzo de brazos— pero es un hecho. Es un Desterrado y me odia a mi como a mis creadores —niego varias veces— me usa como venganza.

—Tus padres o quiénes te crearon ¿Tienen enemigos?

Suelto una risa sin ánimos.

—Demasiados. Demium, vampiros, ángeles, sombras, brujas, dragones. Es una infinita lista de seres sobrenaturales —enarco una ceja— incluso mundanos. Muchos no están conformes ante el pacto con otros Demium que invocan he incluso a varios hemos drenado en Luna de Sangre.

—¿Eclipse?

—¿Qué? Luna de Sangre, Liliath. Un día al mes donde mundanos cruzan a mi Mundo y regresan sin recordar al tuyo.

—Oh, lo siento es que hablas tan raro.

Resoplamos al mismo tiempo. Nos damos la espalda.

—De alguna manera tengo que regresar al Inframundo y tú no me sirves para eso. Además necesito recuperarme.

—¿Y si intentas con otro humano? Conmigo es imposible. —giro a verla, le sonrío.

—Puedo intentarlo.

Ella sonríe y hace una torpe reverencia.

—En ese caso ¿listo para conocer mi Mundo, Vatzel?

—No —le respondo— ¿Dónde encuentro más mundanos?

Ella bosteza y avanza a esa cómoda roca cubierta por una tela blanca.

—Hay muchos cuando salgas por esa puerta, por las calles, en sus casas. En todos lados pero es de noche y una humana como yo debe dormir.

—¿Qué parte de tiempo no entiendes?

—Vatzel, te ayudaré en el día. Debo recuperar energía y esta es la forma —se coloca en el centro— ¿Tú duermes? —niego— Entonces, te toca vigilar. Buenas noches demonio —se deja caer y cierra los ojos.

—Liliath —la nombro— Liliath levántate— gruño sin lograr despertarla— Liliana no hay tiempo para un descanso —bajo mis brazos— tenias que ser mundana —sin dejar de verla vigilo su sueño.

Ella es una mundana que dependo.

Como ser obligado a conocer sus reglas en su Mundo mundano.

#

¿Cómo puede dormir tanto?

Van horas y no ha despertado. Constantemente la vigilo después de haber inspeccionado toda su hogar. No encontré algo grato de comer, encontré velas, el grimorio al bajar en donde me invocó y al revisar por las ventanas incluso descubrí que aquí amanece. La oscuridad desaparece siendo un nuevo día.

—Tú primer día aquí Vatzel —me digo a mi mismo y cierro la suave tela. Comienzo a extrañar el Inframundo, el Castillo, a mis tres creadores, a Zaeya, a Emely, Lunett a otros seres que aprecio como extrañar mis responsabilidades incluso extraño el Mundo antes de la profesia.

—Vatzel

Rápido me doy la vuelta al escucharla.

—Liliath —me acerco a ella— Al fin despiertas.

Ella levanta sus manos hacia arriba.

—Después de mucho tiempo, vuelvo a descansar como antes. No soñé con demonios. Todo fue arcoiris y luz —baja los escalones— Gracias por quedarte.

—Tengo opción —pasa por mi lado— El Demium no se invocó aquí.

—Dudo que lo haga con tu presencia.

—Hasta es cobarde —Liliath se voltea. Su vestimenta es diferente. La veo con detenimiento. Es igual a esas Demium que poco se cubren en el Infierno al dejar sus piernas descubiertas, una tela la cubre más arriba de sus rodillas como otra tela más arriba. Incluso sus pies ya no están descalzos.

—Vatzel, sin duda odio tú mirada —dejo de verla y desvío la vista— Te vas a acostumbrar y así como yo, tú tendrás que cambiar.

—¿Qué acabas de decir? —giro a verla. Se cubre con otra tela.

—Vamos a salir a que conozcas el exterior y no puedes salir así. Tus cuernos te van a delatar, no es noche de Halloween.

—Que incoherencias estas diciendo. No voy a ocultar mis cuernos.

—Vatzel, si no lo entiendes aún. Te explico, no todas las humanas son como yo. A la mayoría les asusta lo sobrenatural y si te ven se irán con miedo o hasta puedes causarles un infarto, la muerte ¿lo entiendes? De esa forma no podrás ni acercarte a un humano y robar su alma.

—Es mi naturaleza. He dicho que no.

Bufa

—Como quieras pero no digas que no te lo advertí —se dirige a la puerta, descalzo la sigo— No te quemas por los rayos de sol ¿verdad?

—No, no en mi Mundo.

—Pues prepárate para salir de las sombras, vampiro —es la primera en salir. Enseguida la sigo y ella cierra la puerta.

—¿Qué llevas ahí? —señalo la bolsa en su hombro.

—Un arma, te digo que me buscan y si me encuentran Bum.

—¿Vas a matar otra vez?

—No, lo harás tú. Por eso eres mi protector.

—No soy tú guardián, mundana —avanzo y observo alrededor. Es cierto, su Mundo es muy diferente. La claridad es demasiada, arde mis pies en cada paso al caminar, su luz me causa dolores de cabeza.

—Espérame —me alcanza. Nos adentramos en un reducido lugar —Ay no— ella se detiene, imito su acción. Hay una mundana frente a nosotros hablando sola con algo en su oreja.

—Tal vez no puede verte —me dice.

Es hora de comprobarlo, pienso.

—Si ya voy... No, espera. Un momento —baja su mano lentamente y me señala— ¡Ahhhh! ¡Auxilio! —huye corriendo. Me sorprende su velocidad para irse.

—Pueden verte —me dice Liliath— ¿fueron sus cuernos o tu rostro?

Giro a verla molesto.

—Nunca he ocultado mis cuernos.

—Pues tendrás que hacerlo así como tú vestimenta —me señala— lucir más humano.

—Eso nunca

—Vatzel —emite con seriedad— estas en mi Mundo.

Me observo a mi mismo.

Tal vez mi vestimenta no es la correcta cuando se la robé a un mudano que cruzó a mi Mundo. De negro, pantalón y camisa negra, eso me gustó.

—Ocultas tus alas Vatzel, intenta con tus cuernos.

La observo, lo considero de otra forma no saldré de aquí.

—La mundana escapó y me vio.

—Nadie le va a creer. Dirá que vio al diablo o hasta la muerte. Tal vez tenga pesadillas.

—Mundanas —musito y me concentro en ocultar mi esencia demoniaca y controlarla del todo o al menos ocultar mis cuernos.

Vamos Vatzel, puedes hacerlo.

Extiendo mis brazos a los lados y mis manos las hago puño y me concentro más.

Muchas veces mi madre me enseñó, más nunca le hice caso. La Reina de la oscuridad si oculta su apariencia cuando solía cruzar aquí.

Liliath da un paso adelante y otro y me observa sorprendida.

Dejo de sentir mis cuernos y logro ocultarlos a la perfección. Ante la debilidad retrocedo, pierdo el equilibrio más me sostengo de la pared más cercana.

—Pareces menos... demonio.

—Demium —gruño y con una mano busco mis cuernos. Con mis dedos reviso entre mi cabello. Puedo sentir las marcas que no son visibles. Bajo mi mano lentamente— necesito alimentarme.

—Tendrás que marcar a otro humano si alguien llega a pasar por aquí —observa alrededor— hay que esperar —regresa a verme— el problema serán tus ojos.

»Por. el. Infierno«

—Que castigo —digo y apoyo mi cabeza en la pared y espero impaciente a mi primer donante.

...

—¡Vatzel!

Me levanto del suelo y distingo un mundano avanzar a nuestra dirección. Parece distraído al mover sus dedos rápido.

Comparto una mirada con Liliath y en el momento que pasa entre ambos pues cada uno está de cada lado de la pared, rápido lo jalo y lo empujo a mi lado.

—Ey, cálmate. No me hagas nada, no tengo dinero, no me mates amigo.

—Amigo —me burlo. Libremente dejo crecer mis colmillos, obtengo su miedo— Soy Vatzel —olvido su alma cuando la sed vence. El vampiro actúa y ya estoy clavando mis colmillos en su cuello y esta vez si puedo beber su sangre, cada gota hasta drenarlo por completo.

Siendo un cadáver, cae al suelo y mi poder regresa a tales extremos.

—Exquisita —paso mi lengua por mis colmillos.

—Bueno, los dos tuvimos lo que queríamos. Tú la sangre de ese pobre chico y yo un celular —me muestra el objeto —Gracias demium.

—Me falta robar un alma.

—Controlate, ya quieres absorber a todo humano de la Tierra.

—Liliath —choco con el cadáver al dar un paso adelante.

—Usa su ropa —la veo con desagrado— Si Vatzel, es un muerto y ya no la necesita. Tú si.

Dejo de verla y a regañadientes actúo. Me agacho y le quito cada tela que lo cubría aunque no sea de mi agrado.

—¿Conoces la privacidad? —alzo la vista en ella.

Bufa, me rodea y se voltea dándome la espalda.

Aprovecho esos segundos para cambiarme. Me deshago de mi ropa y la reemplazo por otra lo más rápido que puedo.

—¿Las marcas en tú espalda por qué son? —giro la cabeza al escucharla. Molesto me cubro por completo y me pongo de pie.

—No debías ver antes —le doy una mala mirada. Mundana curiosa— son marcas de mis alas. Cuando las oculto, la marca permanecen, no cicatrizan.

—¿Por qué tienes alas si fuiste desterrado? No deberías tenerlas ¿no?

—No soy un desterrado, no crucé por el portal infernal. El Rey del Inframundo no me expulsó del Infierno. Conmigo es diferente, fui invocado por ti y no puedo volver porque otro demium interfiere.

Ella asiente

—Además, los desterrados conservan sus alas, su esencia demoniaca siempre y cuando hayan sido desterrados por mi creador Azbel. Como actual Rey del Inframundo, no les arranca las alas cuando tanto nuestras alas y cuernos son lo más importante para un Demium. Al contrario del anterior Rey, no los conocí pero tanto Donovan como Luzziel desterraban demium y les arracaban las alas, a varios los cuernos. Eran obligados a ser mundanos o eso es lo que se rumora entre demium menores. Los Rey Oscuro, eran despidados con seres que crearon iguales que los ángeles. Casi siempre el Rey Caliel destierra ángeles al Infierno, son los Caidos y a ellos si les arrancan las alas, el Rey del Inframundo les otorga nuevas y oscuras. Son nuevos seres, no por nacimiento pero son una mezcla. Como yo, somos Fallos de la oscuridad.

—¿Y aquí los demonios pueden seguir robando almas? ¿Cómo eso es posible?

—Eso es parte de cada Demium, sea Desterrado o no. En el Inframundo, a cierto número de almas son otorgadas a nuestro Rey, para que siga sellando los portales, se pueda cruzar a este Mundo pero la mayoría de almas que robas, cada demium las conserva para aumentar su propio poder.

—¿Las almas son el precio por estar en el Infierno?

—Si, las almas de mundanos nos permiten ser Demium poderosos y en mi, despertar todo el poder que tengo por lo que soy.

—Woo, es muy interesante todo lo que me dices.

—No lo es Liliana. Mi Mundo es más cruel que el tuyo —dejo de verla y me agacho a revisar mis pies. Descifro lo que tengo puesto.

—Déjame ayudarte.

Liliath se inclina y amarra los hilos en un nudo.

Es raro no sentir el suelo.

—Perfecto —se levanta. Tengo su escaneo—luces más humano y mucho más guapo. No pareces tan sobrenatural.

Me observo a mi mismo.

La camisa negra se conserva, me ayuda a cubrir mis brazos. El pantalón es un tono azul oscuro, menos flexible.

Doy un paso adelante.

—Te vas acostumbrar a las botas. Luces bien —me dice al verla otra vez— Tus ojos —se inclina— es raro, son negros o al menos no por completo.

—Si bebo sangre en mayor cantidad son rojos o negros, cambian. Son diferentes cada uno. Si son almas, serán negros por completo.

—Entiendo —se endereza— Vamos a buscar tu próxima víctima Vatzel.

Tik malik —hablo en mi idioma demoníaco— Eres mala Liliath.

Sonríe al igual que yo, sus colmillos son muy pequeños a comparación de los míos.

...

—Te controlas. Gracias a Dios no estoy en su lugar.

Ignoro a Liliath y vuelvo a encajar mis colmillos en otro sitio de su cuello. El corazón de la mundana presa por mi, late más lento, su sangre fluye en menor velocidad.

Gruño y mis uñas las aferro en su nuca.

—Vatzel ¿Quién pierde el tiempo ahora?

Me alejo, la suelto y su cuerpo cae al suelo sin vida. Limpio la sangre de mi boca.

No más mundanos contados, toda su sangre para mi.

—¿Lo disfrutas? —giro a verla al escucharla.

—Su sangre es lo mejor Liliath.

—Si, ya veo y otra vez no robaste su alma.

Veo el cuerpo, debo robar su alma mientras exista con vida.

—Maldito vampiro —me digo a mi mismo. Insulto mi lado vampirico que controla mi lado demoníaco— Otro intento.

—No, no por ahora. Tengo hambre Vatzel. Es hora de buscar comida para mi —se voltea— Vamos demium.

Sin contradecirla, la sigo.

(...)

Veo con atención alrededor, la sed está presente y hay demasiados mundanos por todos lados mientras Liliath espera su comida tras pedirla a otra mundana.

Me recomendó controlarme y eso intento.

Mientras veo a cada uno, elijo a mi víctima, su alma.

—¡Amigo! —dejo de verlos al escucharla— Te estoy hablando.

—No me nombraste.

—Pues Vatzel suena muy raro. No es un nombre ordinario —emite en voz baja.

Me inclino aunque una mesa según ella la nombró, nos separe.

—No soy un mundano ordinario. Soy un ser de la oscuridad y siempre lo seré. No me importa pero mi nombre no lo voy a ocultar. Soy Vatzel ¿lo entendiste?

—Si, lo entendí.

Regreso a mi lugar.

Le traen su comida y en silencio la devora.

—Tú alimentación es rara, nada apetitosa —hablo de pronto. Causo su atención— ¿La disfrutas?

—Demasiado —bebé un líquido transparente.

Curvo una media sonrisa.

—¡Oh Dios mio! ¡Si eres tú! —resuena la voz de otra mundana y se acerca con dos más. Su mirada puesta en Liliath— Eres la niña del mal.

—Yo no te conozco. No sé de que hablas —le responde.

—¿Te harás la tonta Liliana? Claro que me conoces asesina. Yo te reconocí al instante, han pasado tres años desde que te fuiste del orfanato pero mira, tu rostro es inolvidable ¿escucharon las noticias? La loca escapó del psiquiátrico —ríen las tres.

—Dejame en paz Florencia.

Analizo ese nombre y me inclino apoyando mis brazos sobre la mesa.

—¿O qué si no? ¿Me volverás a empujar con toda la intención por las escaleras? —Liliath demuestra molestia— ambas sabemos que no fue un accidente. Querías matarme y mírate, como terminaste ¿ya vieron su cabello? ¿Qué moda es esa? No dejas de ser Liliana Dalson, la abandonada por sus padres.

—También eres huérfana, Florencia.

—Si, tal vez lo fui pero que crees. A los 16 años una familia me adoptó y me dieron la vida de lujos que merezco. Gracias a ti, me tuvieron compasión. No acabé en un psiquiátrico como tú Liliana. Es una lástima que muchas creyeron en ti ¿Haz olvidado a Mariana? La estúpida sigue en el orfanato, aún no es mayor de edad —observa sus uñas— ella si creyó tus locuras.

—Cállate Florencia. No quiero escucharte más —golpea la mesa.

Carraspeo y capto su atención.

—¿Y tú quien eres?

—¿Será su hermano? Que guapo es. Hola soy...

—Shh, Claudia, es mio —la interrumpe Florencia—No puede ser su hermano, Liliana no tiene familia.

—No soy nada de ella —respondo. Bajo su atenta mirada me levanto— Soy Vatzel —agarro su mano y me inclino lo suficiente a su rostro— y a Liliath no la conocen, nunca la vieron —la observo fijamente a los ojos. Logro hipnotizarla y avanzo hasta las otras mundanas— Nunca llegaron aquí —a cada uno hipnotizo y las suelto de su barbilla— Váyanse —regreso a mi lugar.

Como marionetas se van de aquí.

—¿Qué les hiciste?

Me siento otra vez.

—Soy un vampiro, uso mi don a mi favor. Me conviene tenerte cerca a quienes te buscan te encuentren y te lleven otra vez a ese encierro.

—Hipnosis, me gusta —Liliath se inclina— ¿La usas en la mesera? No voy a pagarle, no tengo dinero. Es eso o salir corriendo a la cuenta de tres.

Veo desde la mundana frente a mi a la otra a cierta distancia.

—Me debes el favor Liliath.

—Descuida, tengo una idea. Se a quién puedes robar su alma. Florencia me hizo recordar a alguien que cree en lo sobrenatural, fue una amiga —me inclino y le presto atención— antes te deberá invocar ¿no?

—De cierta forma ya estoy aquí pero tal vez es suficiente con que me nombre ocho veces.

—Será fácil. Vamos a buscarla, la convenceré y lo hará.

—¿A dónde ?

—A mi tormentosa vida. Conocerás el orfanato Vatzel, pero antes —señala a la mesera y a regañadientes lo hago.

Con hipnosis ambos nos vamos de aquí sin problema.

+++

—Ahí es —veo con atención la fachada frente a nosotros. Parece una casa más como ella mencionó por el camino más luce malgastada.

—¿Cómo vas a entrar? Tus cuidadoras te van a reconocer.

—No entraré Vatzel. Hoy es domingo y si sus reglas no han cambiado —gira a verme— Mariana Ramos va a salir de ahí. Las monjas nos llevaban a todas al parque de aquí cerca y ahí hablaré con ella.

—¿Qué debo saber de esa mundana?

—Ah, es huérfana desde los 7 años. Sus padres murieron en un accidente de auto, ambos y llegó aquí. Nadie se podía hacer cargo de ella. Ahora debe tener 17 años y puede ser tú pase al Inframundo siempre y cuando me hayas ayudado a descubrir el demonio que me controla y que cada quien obtenga su alma correspondiente ¿Es un trato Vatzel?

Asiento sin darle la mano.

Entonces, Liliath avanza y la sigo tras susurrar "Debemos acercarnos" y entre más cerca más me siento extraño. Más y más pasos cuando de pronto me detengo frente a una estatua con alas.

—Liliath

—¿Qué pasa?

—No puedo... cruzar. Eso —señalo la estatua— me lo impide— el dolor de cabeza me invade.

—Es un ángel guardián —retrocedo, Liliath se acerca— Vatzel, vas a estar bien.

—¡¿A dónde me trajiste?!

—Vatzel, controlate.

Al estar más lejos de eso, la sostengo del cuello.

—Dime —dejo mis cuernos crecer.

—En...el Salvador... hay una iglesia y nuestro Dios no invita a entrar a demonios como tú.

Gruño y la suelto. Ella tose.

—Desde aquí vamos a vigilar —me dice tras tocar su cuello. Al menos puedo dañarla de esa manera.

No obstante, me alerto.

Enseguida extiendo mis alas, la cubro y me volteo observando hacia arriba.

—¿Y ahora qué?

—Un Demium nos observa.

Distingo ese ser con alas negras y cuernos a lo lejos.

—¿Quién es? ¿Lo conoces?

—Si, lo he visto en el Inframundo —giro a verla cuando siento su tacto en mis alas— No las toques mundana.

Ella aparta su mano, dejo de protegerla y me alejo varios pasos de ella. Al ver hacia arriba ya no lo veo.

—Lo siento, fue por curiosidad —carraspea— ¿Creés que era él?

—Tal vez —la observo— pero lo que si estoy seguro es que es un Desterrado por el Rey del Inframundo, lo recuerdo. Solía estar en el Inframundo —doy un paso adelante— Es Ronan, es el Demium de la Traicion.

—¿Qué hizo?

—Capturó Demium de Inframundo y se los entregó al Rey Shaw y él los cambió en sombras, se los devoró y no hubo nada que hacer. Lo hizo por más poder. Al enterarse los líderes, lo desterraron por el portal infernal —veo otra vez hacia arriba— Es un hecho, ya conoce que estoy aquí —sonrío con malicia— y estamos en un mismo Mundo.

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