25° | El Rey de la Oscuridad
V A ✝ Z E L
La oscuridad se apoderó de mi.
Sigo sin creer el gran poder que siento y emerge de mi por cientos de almas a mi disposición.
La maldad me invade al ver a Raziel de rodillas y percibir su miedo.
Me teme.
Teme del poder y gran ventaja que tengo.
Era lo único que necesitaba para activar mi real poder, obtener almas cuando son una mezcla de almas de Demium Desterrados como una alma en especial.
Fugazmente observo a Liliath perpleja verme con detenimiento.
Regreso la vista en Raziel cuando comienza a ponerse de pie lentamente y no evito pensar en mil maneras de matarlo.
—No vas a destruirme —comienza a retroceder en dirección a la estrella infernal.
Si cruza será su única manera de escape y eso no lo voy a permitir.
Raziel se atreve a apuntarme con su espada recuperada, del filo resplandece su poder.
Enseguida, extiendo mis alas oscuras y en un santiámen lo alcanzo.
—No puedes huir de tú Destino, Raziel —le arrebato su espada y con mi mano lo sostengo del cuello— y tú Destino es morir por mi.
—Estás muy equivocado —ruge colerico. Pese a su debilidad y vulnerabilidad, sonríe con malicia.
Gruño, ejerzo fuerza y lo lanzo contra el suelo lo más lejos posible de la estrella infernal. Para esas alturas, la mundana dentro, tose y se deja vencer al caer de rodillas al suelo.
—No tienes oportunidad Raziel —me acerco hasta él—. No me controlas más, perdiste las almas de Demium que te otorgaban poder y que no te pertenecían —me detengo a pocos pasos de él quien se mantiene en el suelo con sus manos aferradas a la tierra— perdiste tú imperio en mi contra y te espera el Vacío.
—Vatzel —pronuncia mi nombre con odio y se levanta perdiendo el equilibrio— nunca te liberarás de mi —ríe siniestro— yo debí ser el elegido para ser un Uverno.
Esa palabra de nuevo causa mi curiosidad.
Sin embargo, antes de preguntarle al respecto, observo su espada en mi mano que comienza a absorber mi poder poco a poco.
Es Raziel, es su espada que debo destruir.
De mi mano libre, dejo fluir los hilos de oscuridad que lo alcanzan y lo inmovilizan en su lugar. Nunca creí tener el poder para dañarlo, herirlo con gran velocidad. Su aspecto comienza a deteriorarse, luce más pálido, más cadáverico. Las plumas de sus alas comienzan a caer al suelo y no me detengo.
Estoy disfrutando demasiado su agonía.
Cada vez los hilos lo presionan más desde los pies, brazos y cuello. Mi oscuridad deriva del odio hacia él y crece más y más.
—Vat..zel —me nombra con difícultad. Es tanta la presión que sangre expulsa de su boca.
—No me detendré Raziel —le sonrio siniestro. La misma oscuridad emerge de mi boca al hablar y es increíble.
Con más anhelo de torturarlo, la oscuridad guio hasta sus cuernos. Es suficiente mover mis dedos y dirigirlos a enrroscarse en ambos.
Obtengo puro odio de él cuando debe imaginar mi malvada intención.
—No... suplicare.
—No espero que lo hagas.
Por la oscuridad, pierde ambos cuernos por la mitad cuando se los he arrancado con crueldad.
Su grito es de puro dolor.
La sangre oscura brota de ambos y se desliza hasta su rostro.
Mi propia maldad, me anima a seguir. Me olvido de lo aprendido por mis creadores cuando es la ira que me supera.
Si tengo un gran poder ¿por qué no usarlo para dañar a todo ser que lo merece?
Nuevos hilos de oscuridad se enrroscan en sus alas y ejerzo presión.
—Piedad —Raziel agoniza en su propio dolor.
—¿Piedad? —me burlo—. Tú nunca la tuviste por todo Demium que destruiste. No consideraste las consecuencias de tus actos Raziel. No te detuviste a poner a todo Demium Desterrado en nuestra contra, ni te detuviste a obligar a una mundana a invocarme.
—Lili... me invoco.
—La controlaste. Desde un principio esa era tú idea, invocarte en sus sueños y ella nombrarte.
—Era la mundana correcta... Inestable... que eligió... el mal.
Es suficiente para arrancarle las alas.
Su espada en mi mano arde ante mi tacto. Enseguida anulo la oscuridad, la misma deja de sostenerlo y Raziel cae al suelo de rodillas sin sus alas que inertes permanecen en el suelo.
—Te vas a... arrepentir —le cuesta emitir palabra entre la sangre de su boca y el temblor de su cuerpo.
—Estoy muy seguro de querer matarte —con mi mano lo sostengo del cuello y lo obligo a verme—. Soy superior a ti, Raziel —levanto su propia espada y con la misma, la atravieso en su pecho.
—V–Volveré —son sus últimas palabras.
Ante mis ojos, poco a poco se convierte en cenizas.
Su espada directo en su corazón, bajo mi agarre se desintegra como Raziel. Los huesos mundanos, son increíblemente cenizas como sus cenizas infernales que caen al suelo hasta desaparecer.
Quisiera celebrar que finalmente lo destruí cuando en mi, hay afectacion.
Mis manos comienzan a temblar, mi poder me causa un gran dolor que no logro soportar. Enseguida mis manos guio a mi cabeza a medida que comienzo a retroceder por esa extraña voz que no se detiene:
Uverno. Uverno.Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno. Uverno.
Estoy dispuesto a renunciar a todo mi poder con tal de que la mala sensación se detenga.
Nuevamente la oscuridad fluye de mi sin tener el mínimo control y cuando creo que el dolor va a desaparecer, me rodea la oscuridad y como una bomba de tiempo estalla conmigo.
Me demoro segundos en reaccionar cuando estoy sobre el suelo. Fuera de un círculo inexistente y a medida que me levanto, veo a la mundana en el suelo con los ojos cerrados libre de la estrella infernal.
—¡VATZEL!
Creo escuchar ser nombrado.
Estoy aturdido, extrañado cuando logro sentarme en el suelo y me reviso a mi mismo.
Mi poder disminuyó, dejó de ser doloroso y es tolerable.
Trato de mover mis alas cuando percibo su aleteo, su movimiento y me confirman que siguen en mi espalda.
—¡Vatzel!
Pestañeo varias veces y veo a Ronan acercarse a mi como varias siluetas que comienzo a reconocer a medida que se acercan.
Los últimos Desterrados en este Mundo mundano.
—Demons —emito al ver a los cinco detenerse frente a mi. La oscuridad de mi boca, ha desaparecido.
—Lo lograste, canijo. —Ronan me extiende su mano.
Asiento sin creerlo y la acepto hasta lograr levantarme.
Todos mantienen sus cuernos en su cabeza como sus alas expuestas semicerradas.
Observo a Ronan, Zoret, Asmodeo, Ekain, Matiel y por último a Zeth que se mantiene detrás acompañado y su presencia me sorprende.
—Salvamos a tú Familia.
Avanzo un paso, ellos se apartan y me permiten verla entre Demium.
—¿Antonella?
—Vatzel —con lágrimas en sus mejillas, ella acorta la distancia y me abraza. Me cuesta reaccionar y corresponder más me alivia que siga existiendo y esté a salvo. Su frágil cuerpo no deja de temblar— tengo miedo.
—Mundana —la alejo de mi— estás a salvo.
—Mi hija —solloza— no quiero perder a Annia.
Bajo la vista en su vientre abultado. Me doy cuenta que su creación sigue existiendo dentro de ella y solo por el aprecio que le debe tener mi Madre, me atrevo a situar su mano sobre su creación. Desde adentro debe sentirme cuando comienza a moverse muy inquieta.
—Vivirá —le aseguro cuando le doy fortaleza a su creación y lentamente retiro mi mano.
Dos mundanas vivirán a salvo.
—Gracias —ella limpia sus lágrimas de sus mejillas.
—La tenía Raziel prisionera, no podía salir por su control y cuando el fuego apareció —Ronan la ojea— casi muere calcinada pero debes saber que Matiel la protegió hasta que el fuego desapareció y logró salir.
Desvío la vista en ese Desterrado.
—Te lo agradezco, Matiel.
—Solo fue a cambio de que destruyeras a Raziel. Aquí nosotros te agradecemos, Vatzel.
—La llevaré a su hogar —emite Zeth causando mi atención —te aseguro que estará a salvo con nosotros.
Asiento varias veces.
—Puedes olvidar —regreso mi atención en la mundana— borraré tú memoria.
—¿Sería olvidar a todos los demonios que hoy vi? —no la corrijo pese a que tiene razón. Recibe mi asentimiento— ¿Olvidarte a ti?
—Tienes que seguir tú vida mundana y olvidar lo aquí pasaste y que alguna vez me conociste.
—No quiero —me sorprende su respuesta— podré superarlo Vatzel pero jamás olvidaré todo lo que hiciste por mi.
Me encojo de hombros cuando es su decisión y la respetaré.
Desvío la atención en los Desterrados ante mi y me percato de la ausencia del Demium mayor.
—¿Dónde está Badul? —los seis comparten una mirada y trasmiten tristeza— Ronan —fijo mi atención en él como el líder.
—Lo perdimos —me responde—. En el enfrentamiento con los seguidores de Raziel, Ethan estuvo por matarme cuando Badul intervino, me salvó pero Dracox atravesó mi espada en él y dejó de existir —hace una pausa— espero que no sufra demasiado en el Vacío, Badul se equivocó como todos pero quiso remediar sus errores.
—Lo lamento —emito—. Nunca olvidaré lo que hizo por mi. Badul desde que llegué aquí quiso ayudarme.
Ellos asienten.
No les juro que puedo resucitarlo cuando desconozco si soy capaz, o salvarlo del Vacío si llegó a morir antes de derrotar a Raziel. Badul murió sin su alma.
—Nos encargamos de vengarlo. Zoret mató a Dracox y Zeth a Ethan —fijo la vista en ambos y me sorprende viniendo del hermano de Zaeya. Subestime a Zeth cuando no es débil— y todos sus seguidores, son cenizas. No existen más y deben estar agonizando en el Vacío.
Asiento.
No me equivoqué en creer y confiar en ellos. Los siete me ayudaron y cumplieron su parte del plan.
Reina el silencio por cortos segundos.
—Ninguno olvidará a Badul, él nos recibió a todos cuando fuimos exiliados de Raziel —habla Zoret.
—Badul quería estar solo, pero tuvimos que convencerlo. Cuando lo busqué, fui el primero que recibió y me ayudó demasiado —comenta Ronan.
—Nos sugirió la idea de crear una Banda para mundanos. Por él, surgió DEMONS —emite Ekain.
—Vamos a crearle una canción en su honor. —Los cinco están de acuerdo en las palabras de Matiel.
—Yo no olvido mi promesa con cada uno —hablo disminuyendo su tristeza. Debieron considerar a Badul como una clase de creador—. Cuando regrese al Inframundo, no descansaré hasta que todos, vuelvan.
—Gracias canijo, seguiremos aquí, esperando ese día y espero que el Rey Azbel nos reciba se vuelta en su Inframundo —emite Ronan.
—Lo hará o tendré que convencerlo como a mi creadora —le contesto.
—¿Recuperaste nuestras almas? —me pregunta Ekain con intriga y se apunta.
Medio sonrio mostrando mis colmillos.
—¿Por qué no lo averiguan?
Ellos se observan entre sí.
La mundana marca distancia y se mantiene cerca de Zeth.
—¿Podrías Vatzel?
—No Ronan, sigo controlando este poder y no quiero robar más almas de Demium y menos las suyas cuando las han recuperado. No me pertenecen.
Zoret es el primero en comprobarlo. Se sitúa frente a Ronan y entre el silencio, su líder lo comprueba más a tiempo se detiene.
—Tenemos alma —emite Zoret y retrocede— ¡Las recuperamos canijos!
Todos celebran con entusiasmo.
Dejo de verlos y busco a la mundana que al menos sigue con vida cuando veo a Liliana Dalson levantarse poco a poco.
—Vatzel —regreso mi atención en ellos—te debemos demasiado.
—Yo no creí en ti al principio y ahora me doy cuenta que me equivoqué. Gracias, canijo —me dice Zoret.
—Ni yo confiaba en ti Vatzel. Cuando llegaste aquí no evite odiarte por ser hijo del Rey Azbel pero nos comprobaste que no eres como Raziel y nos perdonaste —me sorprenden las palabras de Asmodeo.
—La desconfianza era mutua.
Observo a cada uno.
—El Inframundo te espera, Vatzel.
Asiento ante las palabras de Ronan cuando cumplí mi misión de destruir a Raziel.
—Vatzel —Zeth avanza hasta situarse frente a mi—. Dile a mi hermana que la extraño, que me siga esperando y si llegas a verla, me saludas a Aurora.
—Les daré tú mensaje, Zeth —veo mis propias manos vacías—. Volverás al Inframundo.
—Supongo que es la despedida —desvío la vista en Ekain al escucharlo. Zeth retrocede y se sitúa a su lado.
—Vatzel, el Rey del mal —bromea Matiel.
Medio sonrio.
—Debo volver —hago una corta pausa—. Gracias por su ayuda, por soportarme aquí todo este tiempo en este Mundo mundano y por recibir a Zeth. Vigilen a Veitan, le aseguran que lograré que regrese al Inframundo como Demium —comienzo a retroceder— Soviki.
—Soviki —dicen todos al unísono.
«Sobrevivimos»
Carraspeo cuando no es una despedida definitiva. Espero verlos a los seis Demium Desterrados en el Inframundo.
Antonella mueve su mano en forma de despedida y espero no verla más. No nos necesitará si no está nuevamente involucrada con seres sobrenaturales sin tener que arriesgar su existencia.
Al contrario, le deseo una larga vida mortal como a su creación.
Dejo de ver a cada uno, me doy la vuelta y me dirijo a la mundana a cierta distancia que se mantiene de pie y quieta ante mi.
Del suelo, recupero mi espada. Simple tacto y presiente mi poder cuando el destello emerge.
Cada vez me acerco a ella hasta detenerme frente a Liliana Dalson.
—Perdóname —levanta su brazo herido y distingo mi símbolo en su mano— lo siento mucho... Vatzel —baja la vista—. Nunca debí ayudar a Raziel, creerle y dejar que... me manipulara —alza la vista con las lágrimas acumuladas en sus ojos— pagué mi error por mis malas acciones y aprendí la lección —se encoge de hombros—. Nunca debí invocar demonios.
—¿Te arrepientes?
—Demasiado.
Le arrebato mi símbolo. Mero contacto y destellos rojizo se activan a alrededor como el aro, se separa poco a poco.
—Jamás debí pensar que un demonio puede ser mi compañía... esto lo merezco y tú debes regresar Vatzel.
Veo del símbolo a ella.
—El portal no se puede activar del todo.
—Destruiste a Raziel.
—Pero no se ha cumplido el pacto contigo. Te liberé Liliath y el pacto era por tú alma.
Ella guía su mano a su pecho.
Por un instante pienso en curarla con mi don más de todas formas, le causare un peor dolor.
—Mi... alma.
—Logré robársela a Raziel. La tenía pero mi descontrol me orillo a devolver todas las almas que no me pertenecen. Almas de Desterrados y tú alma Liliana, me la debes ofrecer por voluntad.
Ella deja deslizar las lágrimas por sus mejillas.
—No puedo...
—Es parte del pacto por invocarme —la interrumpo. Atento la observo. Si se niega, tendré que obligarla.
—No puedo obligar a un Príncipe del Inframundo a condenarse y quedarse atrapado aquí —agrega—. En un Mundo que no pertenece. —Liliath da un paso adelante y anula toda distancia que nos separa— Hazlo, Vatzel. Te otorgo mi alma.
Humedezco mis labios y guio mi mano a su nuca sin apartar mis ojos de los suyos. Puedo escuchar su corazón latir acelerado y su cuerpo temblar de miedo.
—Perdón —susurra a medida que me acerco a ella. Mi boca a escasos centímetros de la suya y me es difícil perdonarla y mucho más, decirlo en voz alta.
—Mereces otra vida —más lágrimas brotan por sus mejillas—. Liliana Dalson.
Lo suficiente cerca, sustraigo su alma sin necesidad de un roce de nuestras bocas y cuando se sella el pacto, me alejo un poco se ella subiendo mi espada y sin consideración o dudar, atravieso el filo de mi espada en su corazón.
—Vat... zel —pronuncia mi nombre por última vez.
En cuestión de segundos, expulsa sangre de su boca y sus ojos pierden vida.
—Te volveré a ver —le aseguro.
Bajo mi atenta mirada, la mundana cierra los ojos. Su corazón se detiene y, cuando retiro mi espada, su cuerpo cae inerte sobre el suelo terrenal.
Me armo de valor para agacharme y lentamente cubro su rostro con mi mano.
«Nunca debiste elegir el mal, mundana», pienso en mi interior.
Su alma volverá al Inframundo, donde tendrá el castigo que merece.
Retiro mi mano y me levanto, contemplando a la mundana carente de vida. Luego, observo fugazmente mi espada, aún manchada de su sangre. Mi símbolo arde en mi mano, obligándome a dejarlo caer al suelo.
Ante mis ojos, se activa un portal a través del símbolo. Enseguida rodeo el cuerpo de la mundana y me dirijo a mi salida de este mundo. Después de tanto tiempo, volveré al Mundo donde pertenezco.
Antes de cruzar, me detengo y miro hacia atrás.
Quisiera que todos ellos me acompañaran más el portal no les permitirá cruzar. Sin embargo, pienso cumplir mi palabra.
Medio sonrio con mis colmillos a flote y regreso la vista al frente. Comienzo a avanzar con mi espada en mano cuando una voz interna me hace detener.
«Cruzemos»
¿No es posible?
Volví cenizas a Raziel para que me siga atormentando dentro de mi cabeza.
Por un instante, pienso que se trata de una alucinacion cuando vuelvo a escucharlo y bajo su control, levanto mi mano con mi espada.
«Vatzel»
Repite varias veces.
Ahí, recuerdo sus últimas palabras.
Juró volver y me doy cuenta demasiado tarde que cometí un gran error. Nunca debí tocar y usar su espada, nunca debí matarlo con la misma cuando su poder y esencia debió transmitirse por medio de la espada y, en algún punto, debió alcanzarme; de esa forma, Raziel logró salvarse del Vacío y existir a través de mí.
—No —digo sin creerlo.
Sin embargo, es demasiado tarde para detenerlo cuando el portal me absorbe con demasiada fuerza, sin evitar vencer a Raziel por completo. Al mismo tiempo, los dos cruzamos al Inframundo, siendo controlado por mi peor enemigo.
✝ Doble actualización. Sigan leyendo ✝
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