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20° La Diosa del Infierno

Antes de leer:
Este capítulo es catalogado +18, por su contenido sexual, lenguaje inapropiado y acciones de la protagonista. No pretendo ofender a nadie por su religión ni aplica a la mismas creencias de la escritora, es totalmente aparte de mi forma de pensar y la trama de la historia es distinta a las creencia religiosa real. Recuerden que es ficticio ni tampoco sugiero ideas cuando la realidad es muy distinta. Sin más, leer con atención, compresión y disfruten su lectura ✝

   V A ✝ Z E L

Raziel se llevó a la mundana —es lo primero que digo cuando entro al lugar de ensayos de la Banda de DEMONS.

Todos me observan con total sorpresa.

No me esperaban ver en este mal estado y mucho menos, afirmar tal suceso.

—Canijo, trata de calmarte. —Ronan es el primero en acercarse a mí.

—Liliath me traicionó —espeto en voz alta. Es difícil mi control cuando todo es una mezcla de odio, decepción, venganza y dudas.

—¿Qué fue lo que pasó exactamente, Vatzel?

Hago mis manos puños, mis uñas se clavan en mis palmas mientras observo a cada Desterrado.

—Siéntate, Vatzel —agrega Badul y niego ante su petición— ¿Qué le pasó a la mundana?

Gruñó, me demoro segundos en responder y con la poca calma que recupero, les cuento todo lo ocurrido con detalle.

Ninguno me interrumpe, me escuchan con atención. En varios la sorpresa y en otros, esa expresión extraña.

—Voy a matarla —juro cuando termino mi relato—. Mataré a Liliana Dalson.

—Te vas a perjudicar más a ti Vatzel. Si es cierto lo que nos dices, se protege por Raziel.

«Por el Infierno, son tal para cual»

—No nos sorprende Vatzel, te advertí que no confiaras en la mundana.

Fijo mi vista en Zeth, no lo contradigo cuando tiene razón.

Confíe demasiado en ella y me arrepiento para estas alturas.

—Es demasiado tarde, las consecuencias son ahora —emite Ronan—. La mundana nos engañó a todos, apuesto que ni siquiera le gusta nuestras canciones.

—Es el mismo mal encarnado en una mundana, puso en práctica cada letra.

Ignoro a Matiel cuando no comprendo su punto.

—Vatzel —regreso la vista en el Demium mayor—. Entonces, Raziel tiene a su disposición, tú símbolo, el grimorio infernal y a la mundana de su lado.

Asiento varias veces.

—Con los tres, te va a perjudicar más —espeta Zeth— si hizo plan con la mundana, nada de lo que nos contaste es cierto.

Lo pienso un momento.

—Con esto, desconozco por completo a la mundana. Debió contarme puras mentiras y le creí. Desde un principio, tenía un pacto con Raziel y supo fingir.

—Te debe explicaciónes —me dice Ekain.

—¿Qué piensas hacer, canijo? —me pregunta Zoret—. Badul tiene razón.

—Lo sé, por la conexión, por el pacto y por el control de Raziel, aún no puedo matarla. Realmente, no me interesa escucharla, mi prioridad ahora es detenerlos —deshago mis puños y mis marcas comienzan a sanar—. Raziel tiene ventaja, lo reconozco. El grimorio infernal, no le servirá de mucho. —Más me intriga lo que pretende— y el símbolo, no se puede activar con él. Eso me tranquiliza un poco, ni por ese medio, regresará al Inframundo.

—Te controla Vatzel —emite Badul— comienzo a creer que esto es parte de su plan. Orillarte a perder el control, debilitarte. Robar tú poder y por ti, regresar al Inframundo.

—Te usará para cruzar —niego varias veces—. Hará que tú mismo lo actives.

—Jamás se lo permitiré.

—Tendrás que vencer su control de ti mismo.

Sus palabras me inquietan cuando tienen razón.

Más de una vez, Raziel me ha controlado. La última y reciente, me olvide de mis acciones y actúe bajo su control que temo que se repita.

—Tendré que matarlo para liberarme y para eso, requiero encontrarlo antes de que actúe y empeore todo —hago una corta pausa— y cuando lo haga, cada uno tendrá sus almas de regreso. Tanto Raziel como sus seguidores enviaré al Vacío y sin su protección, la mundana que me invoco, enviaré al Infierno.

—Y tú podrás regresar al Inframundo, canijo —asiento ante las palabras de Ronan.

—Será mi turno de engañarlos —sonrio con malicia ante un plan en mente.

#

  L I L I A N A

Nunca me consideré ser buena, he cometido errores a lo largo de mi vida. Siempre elegí el mal porque creí, el mal protegerme.

Sin embargo, estoy en un dilema.

Vatzel fue el primero que me hizo dudar de mis decisiónes.

Desde años hice un pacto con Raziel.

Así es, mi estimado publico lector. Te engañe, me creíste. Desde el principio, todo fue falsedad y te contaré la real versión.

Puedes juzgarme.

Puedes creer lo peor de mi.

Sé que mis pecados, serán castigados.

Estoy en todo el derecho de estar molesta con Raziel porque él, a mi me engañó. No fue el trato que hicimos. No cumplió su palabra, como demonio, falló en su parte del trato.

Crece mi molestia cuando soy arrastrada por otro maldito demonio. Jamás hice pacto con sus seguidores, solo con él. Lo desconozco más por su nombre, sé quién es por Vatzel.

—Suéltala Ethan —le pide su líder y como vil esclavo, lo obedece. Soy libre de su agarre más me obliga a caer al suelo de rodillas—. Lili, Lili, Lili —lo veo desde mi baja altura y si cree que le demostraré miedo, está muy equivocado— me fallaste.

—Tú fuiste el primero que me engañó. Ese no el fue el trato, Raziel.

Sonríe con arrogancia.

—Retirense, yo puedo con mi mundana.

Bufo.

Jamas fui suya.

«Los dos mentimos, demonio»

Sus seguidores abandonan la sucia y malgastada estancia. Cuando escucho la puerta cerrarse, me levanto lentamente y sacudo mis rodillas.

—Que sea la última vez Liliana —me quejo ante su agarre en mis mejillas— que prefieres a Vatzel antes que a mi.

Lo conozco y eso es su peor afectación.

Pese a su molestia, le sonrio.

—Vatzel, descubrió la verdad sobre mi progenitora. Me juraste que Alaric te confesaria donde la tenía. Me dijiste que ella estaba con vida cuando murió hace 18 años —me suelta con brusquedad.

—Alaric me engañó, esa información tenía.

Resoplo.

—No te creo Raziel.

—Lili —vuelve a cortar la distancia y su agarre se mantiene en mi nuca— yo no he olvidado mi promesa y parece que tú haz olvidado la deuda conmigo.

—No la he olvidado —le sostengo la mirada.

—Tú me invocaste Lili.

—Quería respuestas nada más —se burla y retrocede—. Tú compañía.

—Estamos en esto los dos —me apunta y me muestra el símbolo de Vatzel en su mano— si quieres conocer el Mundo al que los dos pertenecemos, tendrás que ayudarme y confiar en mi.

Si, mi mayor anhelo es tener otra vida en otro Mundo cuando descubrí que existía.

Desde un principio, sabía que era hija de Alaric, fingí sorpresa cuando Vatzel lo descubrió más no sabía nada de mi Madre y su lamentable final.

—Me enviaste matar por esa Demium.

—Yo no envié a Evit. Si Vatzel no la mataba a su regreso, lo iba a hacer yo.

Me cruzo de brazos.

Raziel se voltea y avanza a una sucia mesa. Donde dejó mi bolsa, la revisa hasta sacar ese estúpido libro de demonios como mi celular robado que lanza al suelo.

—No cumpliste el trato, Lili.

Me apunto ofendida.

—Invoque a Vatzel como querías, lo engañe, fingí con él. Cree una falsa historia que te involucraba y para colmo, lo desee.

—No fue suficiente —gira a verme con el grimorio en mano—. Vatzel no está débil por ti, es por mi. No era solo un deseo.

Suspiro.

—Lo reconozco, no logré enamorarlo de mi pero tú último control, lo alejó más de mi. —Él acorta la distancia—. Jamás debiste controlarlo, desearme a través de Vatzel, eso lo hizo desconfiar de mi.

—Solo cumpli tú deseo —desvío la vista cuando su mano se cuela en mi cintura—. Tú fuiste la primera en desearme.

No lo contradigo cuando tiene razón.

Regreso la vista en él y recuerdo todo.

Mi peor error, fue invocarlo.

Todo sucedió hace años, tenía 15 años. Es muy cierto que fui abandonada por mi mala Madre a quien ahora conozco como Magdalena Dalson en la puerta del Orfanato “El Salvador” muy cierto que fui nombrada Lili, para las monjas Liliana y es verdad que desde pequeña, tengo un don especial. Al principio, comencé a ver fantasmas, almas en pena buscando mi ayuda y pocas veces ayude. Los mismos que eran mis amigos y por lo mismo, mis compañeras huérfanas creyeron que estaba loca por hablar sola, nunca me creyeron.

Siempre fui una niña aislada, constantes regaños recibí de la Madre superiora y de otras monjas. Encerrada por castigos por contarles lo que veía, creyeron que le había fallado al Dios que me inculcaron adorar.

Así que dejé de creer.

Me repetí no hay nada malo en mi.

Me cego el odio y mi anhelo de libertad.

Todas teníamos prohibido mencionar al diablo, a un demonio o creer en algo malo que no fuera Dios.

Más eran conversaciones secretas que alcancé a escuchar de otras huérfanas y ese día, mi curiosidad de niña, le preguntó a la Madre superiora:

¿Qué son los demonios?

—Liliana, por Dios santo —me contestó— son seres del mal. No deberías pensar en eso. Ve a rezar.

Asentí y lo hice.

Más con los años, más creció mi duda y no encontré explicación ante un sueño tan extraño que tuve.

Tenía 15 años, escuché un nombre en una pesadilla que hizo crecer mi curiosidad.

—Madre superiora —gire a verla tras ayudarle a acomodar la mesa para todas— tuve otra pesadilla.

—Liliana ¿qué hemos hablado?

—No son reales y me debo encomendar a Dios.

Ella asintió orgullosa de mi.

—Dios te va proteger del mal.

—Ese Dios no me ayuda en resolver mis dudas.

—Suficiente Liliana —me arrebato la canasta con panes.

—Solo quiero saber por qué soy así. Mis compañeras, han mencionado que los demonios ayudan.

La madre superiora dejó la canasta sobre la mesa y me sujeto de los hombros.

—Que barbaridad estas diciendo, jovencita. Señor, perdonala por favor.

Me solté de su agarre y retrocedí.

—No me está ayudando. Quiero saber quién es Raziel.

—Liliana —espetó molesta y en tono alto— en la casa de Dios, jamás vuelvas a nombrar a ese ser del mal.

Más confundida, regresé a mi habitación.

Con los días, no dejé de pensar en lo mismo. Si quería respuestas, si quería ayuda, tendría que invocarlo.

Realmente no esperé que funcionara.

Esa noche me encerré en el refugio abandonado del Orfanato. Eran esas veces que solía ocultarme para huir de las monjas y las otras huérfanas. Varias veces me acompañó Mariana Ramos y otras veces, estuve sola por mi cuenta.

Tocar el piano, fue mi forma de escape. Aprendí por el Padre Anselmo en sus días en el Orfanato hasta que se fue. Al principio solía tocar las abalanzas en nuestra pequeña iglesia hasta que eso, me quitaron las monjas. Por mi comportamiento, me lo prohibieron.

Así que en soledad, toqué para mi. Cree mis propias melodías.

Fue cuando se me ocurrió la idea de nombrarlo. Con miedo, mantuve la melodía, mis dedos tocaron cada tecla y pensé de esa forma, hacerlo venir.

—Raziel —emití en voz baja y con miedo— Raziel— obedeci la pesadilla, ocho veces serían suficientes— Raziel —la única lámpara arriba del techo, explotó y quedé consumida por la oscuridad— Ra...ziel —no me detuve pese a las consecuencias— Raziel —quería conocerlo —Raziel— quería verlo. Tomé una profunda respiración y mis dedos, se quedaron congelados en las teclas del piano y detuve la melodía— Raziel —pasé saliva y observé a mi alrededor sin ver nada. Me invadió un escalofrío por toda mi columna— Raziel, te invoco aquí... escúchame.

Fueron segundos eternos de silencio.

Mi respiración se aceleró cada vez más.

Por poco le di la razón a la Madre superiora. Por poco pensé, nadie te ayudará Liliana.

Más su presencia, me hizo pensar lo contrario.

Él apareció.

La bombilla chispeo y me causó un grito. Enseguida me levanté del banco y me di la vuelta.

—¿Eres... tú? —lo busqué más solo vi oscuridad— ¿estás aquí... Raziel? —silencio abrumador— Tú voz... escuché en mis sueños ¿verdad? ¿Querías que te invocara? —asustada note dos destellos rojizos desde la más profunda oscuridad— ayúdame.

No lo vi pero sabía que estaba frente a mi.

Su aura era muy tensa y maligna.

—Lili —Conoció mi nombre sin ni siquiera decirle— ¿Cúal es tú anhelo?

Suspiré y me aparté un poco del piano.

—Salvame.

Confíe en un demonio.

Esa noche, hice un pacto con él.

Le conté mis problemas, le conté mis dudas y obtuve su comprensión y compañía cuando Raziel nunca se fue.

Todas las veces que lo nombré, él apareció. Llegué a confundirme y lo vi como un amigo, no le temi ni por ser demonio.

Me contó sobre él, me contó sobre su Mundo sobrenatural y me aconsejó en vengarme de aquellas compañeras que me ofendían.

Me convenció de hacerle daño a Florencia y sería mentira si dijera que no disfruté verla caer de las escaleras cuando la lancé con toda la intención. Desgraciadamente, no murió. Dios la salvó más Raziel estuvo orgulloso de mi.

Más solo percibía su voz, siempre había oscuridad cada vez que él aparecía hasta que no pude más hablar con Raziel el día que fui enviada al Psiquiátrico “Santa Luz”

Ni él me salvó.

Los primeros días, no apareció.

Por un momento, pensé que hasta él me había abandonado.

Les di la razón, me estaba volviendo loca. Acepté el encierro y medicarme hasta que esa noche, estalle.

Entre lágrimas, lo llamé.

—Raziel —enterré mi rostro en mis rodillas, solloce hasta que la bombilla, volvió a explotar. Exaltada, alze la vista y pegué un brinco. En la oscuridad, sonreí— viniste por mi.

—Estoy aquí Lili.

Le suplique ayuda y me convenció de esperar.

Fueron tres años soportando el psiquiátrico más fue más soportable con su compañía en varias ocasiones.

Raziel en mis sueños se proyectó y en esa madrugada, desperté intranquila y sentí el peso de su mirada.

Para esas alturas, él aparecía sin nombrarlo.

Lo más sorprendente fue que no había oscuridad, la bombilla estaba encendida porque no teníamos permitido apagar las luces y Raziel estaba frente a mi.

Note un aspecto muy distinto a mi creencia. No parecía un demonio de temer con ese físico tan normal que la diferencia a un humano ordinario eran sus cuernos sobresalir de su cabeza entre su cabello rojizo.

¿Raziel? —me incorporé en la pequeña cama y flexione mis rodillas.

—Mi preciada Lili —giró a verme con sus colmillos expuestos.

Tenía esa atracción peligrosa y cautivadora.

—¿Realmente... así eres?

Él se encogió de hombros.

—Seré así para ti —se inclinó hacia mi y sentí su tacto frío en mi barbilla— no quiero asustarte como soy en realidad.

—No te temo.

—Me doy cuenta Lili ¿confías en mi?

Su aliento chocó contra mi boca.

Asentí varias veces en cuanto me soltó.

Ayúdame a escapar de aquí. Ya no puedo esperar más.

—¿Qué estas dispuesta a ofrecerme?

—Lo que sea.

Raziel se puso de pie, su altura era imponente mucho más alto que yo. En ese momento, no me mostró sus alas.

Bajo mi atenta mirada, caminó por el reducido cuarto blanco. Vi la cámara apagada como el botón rojo tan lejos que no pensé presionar.

—Lo que sea es un alto precio por tú libertad, Lili.

—Cumpliré el trato si me ayudas a huir de aquí lo antes posible. Estoy enloqueciendo de verdad.

Él sonrió siniestro.

—Tendrás tú libertad.

Desapareció increíblemente y en dos segundos, la puerta fue abierta por un enfermero.

—Paciente 33, aquí despierta.

Ese día, me sedaron de nuevo.

...

Desesperada, ese día no dejé de caminar de un lado a otro en mi cuarto con mi medicamento en mano.

—¿Por qué la angustia Lili?

Me detuve y me di la vuelta al verlo acostado en mi cama, su espalda apoyada a la pared. Con el torso descubierto.

Parecía un demonio de la perversión.

Pensamientos impuros, me invadieron.

Sigo aquí Raziel.

—La paciencia no es tú virtud.

Bufe.

—Estoy comenzando a creer que no tienes el poder de sacarme de aquí ¿qué estás esperando?

De un brinco, me alcanzó.

Tengo el poder para salvarte —bajo la vista en mi mano— creenme y no ingieras eso.

—Me dicen que dejaré de verte. No creen que un demonio —reí sin ánimos— es mi compañía.

—¿Eso quieres? —beso mi frente— desapareceré de tú vida Liliana y nadie vendrá a salvarte.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos y dejé caer los medicamentos.

Jamás me volverían a drogar, no más seguir su falso diagnóstico.

—¿Cómo te enteraste de mi?

Ahí, Raziel me contó todo.

En realidad, él fue quien me buscó cuando un demonio nunca puede invocarse solo por su cuenta. Así que él entró en mis sueños y de esa forma, me hizo conocerlo.

Hizo un pacto con mi creador, desde ese día perdí la esperanza de importarle cuando siempre supe que Alaric me vendió a otro demonio y por la misma razón, acepté el pacto.

Raziel en su momento me prohibió verlo más me juró cumplir mi trato seria llevarme con Alaric, conocerlo y enfrentarlo cuando creí que tenía a mi progenitora con vida. Le creí a Raziel cuando me contó una falsa información.

Más volvió a fallarme.

Por meses, duró en aparecer en mi cuarto. Dejó de buscarme y pensé que se había olvidado de mi, otra vez.

Soporté mi soledad y el psiquiatrico. Tras conocer a Scott Mills, él se convirtió en mi distracción.

Ese día, choqué con él en el comedor. Grupo A, iba de salida, Grupo B, era su turno de salir a comer.

—Lo siento, no te vi por discutir con esta jodida voz.

—Descuida —le sonreí. No me pareció extraño ya que todos éramos catalogados locos. Supuse que el joven castaño tenía su propio problema mental— tampoco te vi.

—Eres hermosa —obtuve su escaneo— Soy Scott Mills. Piso 2, Grupo B, cuarto 13. Cuando quieras y sin que te vean, ven y buscame.

—Liliana Dalson. Piso 1, Grupo A, cuarto 33. Tendré en cuenta tú invitación.

Por la presión de los enfermeros, siguió su camino más ninguno dejó de verse.

Sería mentira si les contara que no me pareció un chico lindo. No lo juzgué y acudí a él. Por las noches, estuve en su cuarto. Conocí a Scott y cada uno intercambió su diagnóstico. Él tenía trastorno de identidad disociativo (DID). Más él no me creyó que hablara con un demonio. Apesar de nuestras diferencias de pensamiento, no me alejé de él.

Al contrario, se formó una amistad y con Scott perdí mi virginidad. En mis actos de rebeldía, tuve en varias ocasiones sexo con él y lo mejor es que nadie nos descubrió.

Pero eso le molestó a Raziel.

Llegó a enterarse.

Scott tenía un tratamiento controlado durante los meses de coincidir con él. Lo traté y no parecía tener la idea de morir. Al contrario, su sueño era salir y adaptarse a la sociedad, pero ese día, apareció colgado. Todos creyeron suicido más por Raziel, descubrí que él fue quien le arrebato la vida.

—¿Por qué lo hiciste? Scott no debía morir.

—Porque tú eres mía, Lili —su frente apoyó sobre la mía— no de ese mundano.

Tú te fuiste —le reclame.

—Fui en busca de mortales —eso lo sabía.

Descubrí que Megan, una compañera, lo invoco por lo mismo, por buscar su ayuda.

—Pretendes ayudar a otros cuando conmigo, no veo resultados.

—No me haz ofrecido lo que quiero —su dedo sostuvo mi barbilla— Tú alma.

Conocía el precio más eso temi y dude.

—La tendrás cuando me ayudes.

—Eso tenlo por seguro —comenzó a retroceder—. No eres la única con quien hago pactos, sobrevivo de almas mundanas.

Asentí porque como demonio, era su naturaleza.

Muchas veces, lo hice molestar y comencé a tenerle miedo de verdad.

Cuando perdí la fe de salir de Santa Luz, Raziel me brindó la libertad. Me di cuenta el demonio que era cuando vi los cuerpos, el mar de sangre y vi controlar a Megan y clavarse los tenedores en los ojos. A la mayoría del psiquiatrico mató, a varios pacientes dejó escapar y tiño las paredes con sangre con su mensaje:

D E S T E R R A D O S

Sabía su significado.

Raziel fue Desterrado por un Rey de Inframundo, hubo odio al contarme. Reconocí su sed de venganza.

Descubrí que era el Rey de todos aquellos demonios Desterrados. Que era un ser muy poderoso.

Ese 13 de Octubre, descubrí lo capaz que era de hacer.

Escape del psiquiátrico, tuve mi libertad añorada cuando Raziel apareció y fue la primera vez que vi sus grandes alas.

Raziel —retrocedí.

No huyas de mi, Lili —cerró sus alas—cumplí mi palabra. Es tú turno de cumplir tú parte de trato.

—Cumpliré mi palabra, Demium.

Lo vi sonreir con malicia.

Esa noche robó mi alma bajo mi voluntad.

No fue doloroso, hasta me sentí igual.

—Aún no puedes irte —lo escuché decir cuando estuve apunto de irme.

—Mi deuda contigo...

—Un alto precio Liliana. Favores y te regresaré tú alma. Dejarás de saber de mi porque yo decido, cuando irme.

¿Qué quieres?

—Lo sabrás en su momento.

Raziel me pidió matar y lo hice.

Mi maldad me cego y me gustó ver mis manos manchadas de sangre. Hice lo mismo con la casa que encontré para esconderme. Con un cuchillo, le corte la garganta a la dueña, una mujer de edad, sola que al principio me ofreció asilo más comenzó a desconfiar de mi los primeros tres días tuve que deshacerme de ella.

Fue su culpa, no me creyó ni en el pacto con un demonio.

Teñi mi cabello negro con blanco.

Conseguí todo para sobrevivir, pero un problema tenía, la policía me buscaba y de ninguna manera, iba a volver a un psiquiatrico.

—Tienes que ayudarme Raziel.

—Puedo hacerlo, pero requiero un último favor —acorto la distancia y sus labios rozaron con los míos.

Siempre supe que algo malo estaba mal conmigo por desear carnalmente a un demonio como él.

Dime —humedeci mis labios.

—Invoca a Vatzel.

Me aleje rápidamente de él.

En un ocasión, me contó sobre ese ser sobrenatural. Un Príncipe del Inframundo que creí ser peor que él. Hijo del Rey del Infierno con otra ser sobrenatural que se ganó su odio.

—No, no volveré a invocar otro demonio. Contigo es suficiente, mi  deuda contigo aún no termina.

—Lili, con Vatzel será distinto. Tengo un plan —volvió a anular la distancia y mantuvo sus manos en mi mejilla— es tú turno de ayudarme.

Dude, tantas veces Raziel me insistió y me atormento hasta que lo hice.

Para eso, tenía que ser marcada por él. Con un gran dolor, sentí el ardor en mi hombro por su tacto. No soporte mucho y caí inconsciente. Cuando desperté, ya tenía un símbolo extraño, infernal en mi piel.

Desde ese día, tuve que seguir cada indicación de Raziel.

Primero, tener que invocar a Vatzel.

Segundo, atarlo a mi.

El experimento con Raziel, funcionó. No era necesario tener mi alma cuando la conexión conectó a su propia alma y solo necesitaba una mundana que lo nombrara.

Vaztel fue el primer demonio que sería invocado de esa forma.

Tercero, debería mentirle, engañarlo y hacerle creer que desconocía el Demium que se "invoco por su cuenta" y me atormentaba.

Ingenuo me creyó.

Casi me descubre, más Raziel con poder sobre mi que le permití, lo evitó ver cuando entró en mi cabeza.

Vatzel con el tiempo, confío en mi.

Le advertí no confiar, sin imaginar que tendría a la peor traidora tan cerca.

Fue la infiltrada de Raziel.

En varias veces me arrepentí pero era demasiado tarde.

Raziel aparecío y me convenció de actuar correctamente.

Ciegamente confíe en él.

Me identifique con Raziel.

Los dos fuimos rechazados por nuestros creadores. Los dos, queremos un Mundo mejor.

Compartimos el mismo mal.

Lo sentía por Vatzel pero él nunca me importó como el demonio pelirojo.

Raziel me convenció de entregarle ese maldito símbolo del Príncipe del Inframundo. Fue difícil robarlo y así lo hice más no me esperé que Vatzel se ofreciera a acompañarme. Ser mi sombra cuando sabía lo que iba a pasar.

Raziel me buscaría.

Raziel vendría por el símbolo infernal y por el libro maldito de demonios.

Lo ocurrido con Alaric, fue inesperado.

Ahí dude, me cego la molestia por Vatzel.

En el presente, veo al demonio pelirojo ante mis ojos y aunque fui raptada por él, desde el principio lo elegí.

—Sea como sea, Vatzel nos descubrió. —lo alejo de mi.

—¿Eso te preocupa? ¿Perder su confianza?

—No —confieso. Dudo obtener el perdón de Vatzel, si me encuentra estoy segura que querrá matarme. Perdí su confianza y solo tengo la protección del demonio frente a mi— te prefiero a ti.

—Debería preocuparte Lili —él se da la vuelta, deja el libro maldito sobre la mesa y comienza a hojearlo—. Vatzel podría arruinar nuestros planes si descubre lo que es —me ojea fugazmente—. Hace poco, descubrí que tiene el poder de un Uverno.

—¿Qué es eso?

Lo veo desesperante buscar.

—Es un ser superior a cualquiera Rey Oscuro —me responde— un líder de cientos de Mundos, dimensiones y Universos.

—Vatzel es más poderoso que tú —digo al entender la gravedad.

Raziel cierra el libro de demonios de golpe y lo lanza al suelo.

—¡Aquí no hay nada! —exclama colerico.

Es su peor temor.

Ser inferior a sus enemigos.

—Tienes el símbolo.

—El amuleto no se activará conmigo —lo deja sobre la mesa— por eso pretendo controlar a Vatzel. Él será mi regreso y y tú bienvenida al Inframundo.

Asiento de acuerdo.

Sé que soy humana, nací como una. No tengo alas, ni cuernos. No soy ángel o demonio pero Vatzel tiene razón de mi. Soy fallo, un cruce de dos seres sobrenaturales y mi origen es antinatural más espero ser recibida en ese Mundo.

—Usaré mi espada, le voy a arrebatar todo su poder al Príncipe del Inframundo —agrega con malicia y gira a verme.

Recordar esa espada me hace tensarme.

Pesadilla o visión, era atacada por ella. Creí ser Raziel pero la verdad es que jamás vi su rostro, solo sé que era un ser demoníaco, tenía sus alas negras y la silueta de sus cuernos y para estas alturas, pienso que puede ser Vatzel por traiciónarlo.

—Cuenta conmigo, Raziel.

—Lili, eso me gusta de ti.

«Es sobrevivencia»

Le sonrio.

Tal vez estoy realmente loca por desear y pactar con demonio.

Tal vez, soy igual a Raziel.

—Hay maldad en ti —agrega y se acerca a mi. Sus manos sitúa en mi cintura.

—Estoy harta de fingir ser buena. Contigo seré la verdadera Liliana Dalson.

—La única mundana que deseo —sus labios rozan con los míos.

Más de una vez, despierta o dormida, soñé con él. Estoy ansiosa por un deseo carnal y esta vez con Raziel. No quiero una barrera que me impida llegar a este demonio pelirojo. No quiero desearlo a través de Vatzel.

Si, lo sabía.

Me di cuenta cuando Raziel lo controló y estuve de acuerdo. Fingí y le pedí perdón sin sentirlo.

Fue falso mi miedo aquel día que Raziel apareció en mi habitación. El mismo día que su seguidor atacó a Vatzel con la espada, yo lo vi ante el Príncipe de las Tinieblas:

—Raziel.

—Llegas tarde Lili —ojee a su demonio acompañante que con esfuerzo se levantó— deberías ser la sombra de Vatzel.

—Fui al baño, lo perdí okey —lo observé inconsciente en el suelo— ¿está... muerto?

—Herido, aún no es tiempo de matarlo. Comprobé su efectividad con Vatzel y logré debilitarlo.

Asentí al ver esa extraña espada y me arrodille revisandolo. Vatzel estaba herido, mis dedos se mancharon de su sangre.

—Va a despertar ¿verdad? —me levanté— no me haré cargo de un muerto sobrenatural.

—El día que Vatzel deje de existir será completamente cenizas. —Raziel se acercó a mi— quedate con él, espera su despertar y finge como sabes hacerlo. Nunca me viste.

—Podré mentirle.

—Así me gusta mundana —retrocedió—Ethan, nos vamos.

—Espera —ignore a su seguidor de pie, quejarse. No dude que estaría herido. Vatzel sabía defenderse— no haz ido a visitarme.

—Lili, tengo muchos asuntos por resolver —hizo una carta pausa—pero te juro ir a verte. Espérame.

Dicho esto y ambos demonios con sus alas se fueron. Los perdí de vista en en cielo nocturno y volví a acudir a Vatzel.

Fue real la preocupación cuando no despertaba, intenté de varias maneras y cuando lo hizo, volví a mentirle y él volvió a creerme.

Seguí el plan, lograr un deseo otra vez con el Príncipe del Inframundo más él se resistió y todo por la tonta Demium, a su gusto.

No me gustó su comparación con Zaeya, ni mucho menos él elegirla antes que a mi.

Ese día, cuando Vatzel se fue, Raziel apareció. Al principio temi de su reacción hasta que sentí sus labios sobre los míos. Por primera vez fue un beso en la oscuridad con mi demonio personal.

Más por Vatzel, tuvo que irse. El Príncipe fue observador al darse cuenta que tuve que buscar otra excusa y pareció creerme.

Así que en este momento, me enciende ser deseada por Raziel y aplico mi propia manipulación aprendida por él.

—¿Realmente me deseas? —desvío la vista y veo un piano en un rincón.

«Jodido demonio, no lo ha olvidado»

—Más de lo que crees. Solo por las circunstancias, te comparto con Raziel pero tú eres mía. Mi Diosa Infernal.

Le sonrio perversa y me aparto de él.

Comienzo a retroceder hasta llegar al piano y al chocar con mi espalda, me doy la vuelta. En las teclas hay polvo, mis dedos presionan cada tecla creando una melodía.

—Es nuestra melodía —mi cuerpo se tensa al escucharlo detrás de mi y siento su mano en mi cintura y la otra la guía sobre el piano— ¿recuerdas Lili?

Me sorprende que se acuerde del tono que usé para nombrarlo. Todas veces observarme, escucharme aprendió. Así que Raziel imita mi acción, sus dedos se mueven con agilidad con los míos y resuena una melodia maldita.

—Volverás a ser mía, Liliana —ladeo la cabeza cuando sus boca desciende por mi cuello.

—Soy tuya —mis piernas flaquean. La húmedad empapa mi braga tan solo sentir su tacto y mi cuerpo reacciona cegada por lujuria.

No resisto más y me doy la vuelta. Me recargo en el piano y con ferocidad lo beso. Sus manos inquietas comienzan a desnudarme como yo a él.

Mi vestido rojo cae al suelo como su pantalón y su chaqueta negra mientras mi mano deslizo por todo su torso.

—Dilo —sus manos descienden a mis nalgas y da un ligero apretón— Di mi nombre.

Muerdo mi labio inferior y lo hago esperar. No cumplo aún su fantasía mientras me dejó retirar la única tela que cubre mi cuerpo. Por completo desnuda, sin sentir vergüenza, rozo mi cuerpo con el suyo.

—Raziel —mis manos bajan la tapa del piano sin apartar la vista de él. Solo es un piano, solo lo deseo— hazme tuya Rey del mal.

Su mirada lujuriosa admira mi cuerpo como yo su total desnudez.

No oculta sus cuernos y con velocidad, acorta la distancia. Fácil y rápido me carga y quedo sentada sobre el piano. Con mis piernas abiertas para él.

Con frenesí vuelve atacar mis labios y sus manos sitúa en mi cintura y basta un jalón para encajar a la perfección nuestros cuerpos.

Suelto un gemido inevitable ante lo brusco que es, más me gusta. Me derrite y me enloquece su salvajismo.

Sus labios separa de los míos y desciende hasta mi cuello. Es complicado con sus cuernos ser un estorbo más me las ingenio al ladear la cabeza. Sus colmillos rozan con mi piel en un danza ardiente en cada embestida.

Lo enloquezco al escuchar su gruñido de placer.

Y entre el deseo, sonrio con mi propia maldad.

Soy una Diosa quien tiene a dos demonios a su disposición.

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Nota de escritora:
No me maten. Desde un principio, desde que comencé a escribir Vatzel ya tenía en mente que esto iba a pasar. Por ese elegí el nombre de Lili —Liliana para la protagonista por ser maligna y espero respeten mi idea. Liliana no es el alma de Vatzel, si hay conexión a tal grado cuando existe por por la intervención de Raziel. En esta historia quise cambiar lo típico que los protagonistas se queden juntos, sean felices y derroten al enemigo, nos encanta, lo sé, pero esta vez será diferente. La protagonista (Liliana) es la villana del protagonista (Vatzel) no digo que él sea bueno porque aquí nadie lo es. Todos tienen su propia oscuridad.

Están en todo su derecho de dejar de leer, abandonar la historia o quedarse hasta el final. Faltan pocos capítulos y aún hay mucho por descubrir y leer. Gracias si deciden leer esta loca historia sobrenatural.

Nos leemos pronto 🖤

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