2° | Letal Poder
V A ✝ Z E L
Nuestro Mundo, está en riesgo.
Cada vez cada Reino, cada ser se debilita comenzando con su líder. Por una extraña razón, más seres están muriendo y pienso descubrirlo.
En las últimas dos semanas, he visitado varios Reinos y voy descubriendo que seres como duendes, elfos, hadas, grifos y harpías están dejando de existir.
Mi Madre busca solucionar el problema, encontrar la razón hasta la cura para evitarlo cuando ni nuestro don, lo que somos lo evita. Sin embargo, como su hijo pienso intervenir aunque mis creadores no estén de acuerdo.
Normalmente, mi padre Azbel y mi padre Valkian nunca coinciden, piensan distinto a excepción cuando se trata de Vatzel, su hijo. Ahí ambos de acuerdo en prohibirme subir.
—Vatzel
—Madre —me di la vuelta al escuchar su voz. Hace poco que Zaeya fue invocada y supongo que tardará en volver.
—Acompañame
Noté la seriedad en su rostro. Siempre que luce tensa no cierra sus alas por completo.
—¿Qué sucede?
Me sonrió con falsedad al mismo tiempo que forzó sus oscuras alas a cerrarse.
—Queremos hablar contigo, tus padres están aquí.
Frunci el ceño.
No me sorprendía por mi padre Azbel, por ley siempre está en el Inframundo. Sin embargo la sorpresa es por mi padre Valkian, no suele bajar mucho a aquí.
—Hace poco estuve en su Castillo.
—Lo sé, cuando regresó te habías ido. Quiere verte. Ven conmigo hijo —se giró y comenzó a alejarse.
Algo oculta.
En silencio la seguí hasta llegar frente a mis dos creadores tan diferentes. Un demium y un vampiro.
—Vatzel
Fui recibido de un abrazo de mi padre Valkian.
—Valok me avisó tú estadía en mi Reino.
—Quería verte.
Me sonrió luciendo esos colmillos iguales a los míos. Tras revolver mi oscuro cabello un tanto complicado por mis cuernos, retrocedió.
—Vatzel ¿Qué hiciste cuándo subiste?
Fijé la vista en mi padre Azbel.
Él mantenía sus alas diferentes cerradas. Me es más difícil descifrarlo.
—Lo de siempre, ayudar a otros Reinos.
Los tres compartieron una mirada.
—Hijo, me enteré por Jared Luwid que ayudaste a su Reino. Vino a agradecer.
Bajé la vista
>¿Era necesario? <
>Tenía que ser amigo de mi madre el líder del Reino Creciente<
—Usaste tú poder Vatzel.
—Limitaciónes Vatzel.
—¡Basta! —alze la vista viendo a cada uno de mis creadores— Estoy harto. Vatzel esto... Vatzel lo otro... Vatzel controlate... Vatzel, no uses tú poder —veo al Rey del Inframundo— Vatzel, limita tu don —veo al Rey vampiro— ¡Soy hijo de la oscuridad!
—¡VATZEL! —su grito resonó en el Inframundo. La única que puede controlarme. Mi madre. — Tus ojos.
Pestañe varias veces evitando el cambio de color diferente en cada uno.
Traté de desvanecer mi lado demoníaco, siempre me controla, siempre sobrepasa todo ser que soy.
—Entiendo que quieras ayudar, pero es un riesgo para ti —sentí su delicado toque de sus dedos al sostener mi barbilla obligándome a verla ante la nula cercanía— Tienes prohibido subir.
—No, no me puedes encerrar en el Inframundo.
—El Inframundo es el lugar más seguro para ti.
Gruñi y retrocedí.
—Hijo, vendré a visitarte —negué ante sus palabras. Le creí, siempre cumplía su palabra pese a ser vampiro.
—¿Por qué? —observé a los tres. Ninguno me respondió.
—No vuelvas a subir —ante el silencio prolongado, mi padre Azbel emitió palabra— nok demium reliok.
—No seré un demium rebelde —prometí.
—Ya puedes irte Vatzel —me dijo mi creadora.
Asentí y me di la vuelta.
—Vatzel
Emití un bajo gruñido.
En este Mundo me nombraban más de 8 veces. Y no eso me ayudaba a ser invocado en el Mundo mundano.
—¿Si, Rey del Inframundo?
—No convenzas a más demium de buscarte en el grimorio infernal. No más prohibiciones Vatzel.
Era de esperarse.
—Sería demasiado cruel de su parte que me alejaran también de Zaeya —con ese último comentario, extendí mis alas y me marché lejos de los tres.
Había respetado su orden por 14 días exactos y la espera es demasiado.
Mi padre Valkian solía visitarme cada tercer día, más no me comentaba nada de los seres de arriba. Siempre un Reino Sangrier estable, siempre los Lekan fuertes.
No era lo único que quería saber.
Y convencer a Zaeya era mucho más difícil de lo que creí.
—Zae, por favor.
—¡Por el Infierno, no! —me contesta hastiada de mi. Al querer huir, me situo frente a ella y extendiéndo mis alas con tal de atraparla. Ella imita mi acción, sus oscuras alas de menor tamaño— No subiré— emite a lo bajo—jamás ha sido necesario.
—¿No te aburres de estar siempre en el Inframundo?
Zaeya se cruza de brazos.
—Soy una demium.
Gruño
—Tú tienes la opción de escapar al Mundo mundano, yo no.
—Vatzel, con lo que me pides, no puedo ayudarte. Respeta la orden de tus creadores.
—Me quieren al margen. Algo me ocultan —veo hacia arriba. Ante la idea en mente, sonrio con malicia— Zaeya, ya no necesito que subas —regreso a verla— Subiré yo.
—¡¿Qué?! No, no puedes. El Rey del Inframundo si se entera o peor, la Reina de Oscuridad, te van a desterrar.
Me encojo de hombros.
—Será un simple castigo para una noble causa —muevo mis alas— Es hora de ser un reliok.
—Por el Infierno, no lo hagas.
—No me descubriran si tendré tú ayuda.
—No seré tú cómplice.
—Zae —me inclino a darle un casto beso en la mejilla. Ella baja sus brazos— Eres inteligente, busca una excusa si preguntan por mi.
—Es una lastima que no pueda decirles que fuiste invocado.
Le doy una mala mirada.
—Una creíble Zaeya —estoy seguro que mis ojos se tiñen de negro, ambos. —Cuento contigo— no espero su respuesta. Con mis alas me impulso hasta volar hacia arriba, cruzando el portal.
...
En cuanto aterrizo, no esperé ver la misma naturaleza del Mundo sobrenatural mucho más perjudicado a como la última vez que estuve aquí.
De hecho, la esencia del Reino más cerca es demasiada baja.
Comienzo a avanzar, oculto mis alas, mis cuernos prevalecen a medida que sigo, me adentro más observando a mi alrededor alerta.
...
Menos de dos horas y volví al Inframundo.
Dejo mis alas semicerradas al mis pies descalzos tocar suelo infernal.
—¡Vatzel!
Escucho su voz, la emoción mezclada con la preocupación. Mera importancia por mi.
—Zaeya —le contesto sin verla. Su esencia es inconfundible. La presiento a kilómetros.
—Por el Infierno, regresaste —ríe sin ánimos— pensé que tardarías más. Nadie preguntó por ti. No se dieron cuenta de tú ausencia —por el aleteo cierra sus alas— ¿Cómo te fue?
Alzo la vista.
—¿En qué momento todos los seres de arriba me odiaron? —causo su confusión— La última vez, fui bien recibido en sus Reinos, no en todos pero si en la mayoría— hago una corta pausa— Me temen.
—Nunca he convivido con otros seres pero deben estar confundidos.
—No Zaeya —paso por su lado hasta recargarme en una roca— Algo esta mal— me dejo caer al suelo, oculto mis alas con velocidad siendo una marca en mi espalda sin sanar— Las hadas me prohibieron entrar a su Reino, no quieren que las ayude a resucitar su naturaleza, cada vez su esencia, muere por su débil Reina.
La demium frente a mi imita mi acción al sentarse a mi lado.
De críos, solíamos hablar de temas causales. Ella admira a la Reina de la oscuridad, yo al Rey del Inframundo. Mil imaginaciones de un Infierno distinto. Sueños de demium libres. Seres que pueden mezclarse en un solo Reino.
Demasiada confianza nos tenemos para ahora ser un tema serio.
—Los Duendes dejaron de ser traviesos. Es raro que su líder se mantenga quieto en su trono. Los Elfos, se ocultaron cuando me vieron llegar a su Reino, su líder me pidió irme con amabilidad —giro a verla— Tuve el rechazo de las sirenas, la Reina Sira no me dejó cruzar a su Reino y la Reina Odelia —gruño— Trató de hundirme en sus aguas.
—¡¿Cómo se atreve?!
—Zae —coloco su mi mano sobre la suya. Mi tacto controla su esencia demoníaca— Es su naturaleza.
—Si, sé que eres un ser muy apuesto pero no eres como esos mundanos que están acostumbradas a devorar.
Enarco una ceja.
—¿Insinúas que soy apuesto?
—No o si —carraspea— Me refiero a que te deben respetar como el hijo de la Reina de Oscuridad. Un día tú serás el próximo Rey Oscuro.
Niego.
—No quiero serlo —le confieso.
—No tienes la opción de elegir, Vatzel.
Ninguno deja de verse fijamente.
Zaeya es una demium muy atractiva, para mi supera la belleza de un ser angelical. Es la clara belleza de la oscuridad.
—La hija de Zave y el hijo de la Reina de Oscuridad.
Su voz causa nuestra atención al escucharla.
—Vete a molestar a otra parte Yaeth.
La demium frente a nosotros cierra sus alas oscuras. Tiene su cabello negro trenzado, como la poca tela que cubre su cuerpo. Con sus cuernos visibles, más por genética demoníaca heredo dos cuernos más pequeños en su cabeza.
—Mortiel me envió —se cruza de brazos— Tú hermano se volvió a meter en problemas, le arrancó un cuerno.
Zaeya con velocidad se pone de pie.
—¡¿QUÉ?!
Imito su acción.
—Si, los dos apostaron. Se enfrentaron y por supuesto, Zeth le ganó. El ganador le arrancaría medio cuerno al otro —se encoge de hombros— Era de esperarse, tú hermano heredó la fuerza de Aretot —fija la vista en Zaeya— Ve a controlarlo, si sigue burlándose de Mortiel, lo va a matar, es de poca tolerancia.
—¡Por el Infierno!
Zaeya molesta se marcha en busca de Zeth.
—Deberían desterrarlo —dejo de verla al escucharla— Hay demium que merecen ser expulsados del Inframundo más que otros.
Recibo su mirada fulminante.
—Zeth es un demium menor, su naturaleza lo hace actuar así. No se controla —le digo.
—Si, como lo fue Raziel y a él si lo desterraron.
—Raziel fue más que un demium rebelde —le recuerdo— Por el bien del Inframundo, era mejor su destierro.
Yaeth niega varias veces.
Luce tensa. Baja sus brazos.
—Ojalá lo entendieras Yaeth. Te iba a perjudicar hasta ti.
—No conoces a Raziel tanto como yo —la ignoro, no pienso seguir con un absurdo tema. Sin embargo, apenas paso por su lado, me detiene del brazo— al igual a ti, los líderes deberían desterrarte. No eres bienvenido en el Inframundo, en ningún lado.
Controlo mi esencia demoníaca, con brusquedad me safo de su agarre y avanzo lejos de ella.
No caeré.
No puedo dañar.
A cierta distancia, giro a verla, dándole una mala mirada.
Yaeth mantiene su mirada fija en mi.
Por una fracción de segundos, pienso en su dolor. Ladeo la cabeza y sin necesidad de tocarla ella lleva sus manos a dos de sus cuernos más grandes tras quejarse de dolor.
Sonrio con malicia y desvanezco mi don.
Con su mirada fija en mi, medio inclinada baja lentamente sus manos. Recibe mi señal de silencio con un dedo en mi boca y extiendo mis alas y con ellas vuelo lejos de ella.
...
Es fácil encontrar a Zaeya al verla discutir como siempre con Zeth.
—¡Le gané a Mortiel! —le señala medio cuerno.
Ambos frente a frente.
—¡Ya me tienes harta, Zeth!
En ese momento, intervengo.
—¡Mortiel me orillo a aceptar su apuesta! ¿Qué te preocupa? ¡Le gané Zaeya! ¡Conservo mis cuernos! —se señala la cabeza.
—No debiste caer en sus provocaciónes —le dice su hermana y le arrebata ese medio cuerno, en menos de una hora se volverá ceniza infernal— ¡Te van a desterrar!
Incluso recapacito su consejo en mi. Más entiendo a Zeth.
—Aquí está el hijo del Rey del Inframundo. Que Vatzel decida ¿me vas a desterrar?
Giro a verlo al estar entre ambos.
—No me corresponde elegir tú destino Zeth.
Él gruñe
—Los dos son aburridos.
Dicho esto y se marcha con ayuda de sus alas.
—¡Por el Infierno! —Zaeya mueve sus alas, constantemente las cierra y abre.
—Controlate Zae —regreso a verla.
—Quiero darle una lección. Si tú padre lo destierra, ya no me voy a intervenir. Zeth fuera del Inframundo me dejaría en paz.
—Es tú hermano y siempre lo has protegido desde... se quedaron solos.
Los dos eran demiums críos, Zaeya más mayor que Zeth cuando Zave y Aretot dejaron de existir tras una Rebelión con los seres de Sombras por sus constantes ataques.
—Si, desearía que estuvieran aquí. Ni la Reina de Oscuridad los puede traer de vuelta.
—Vatzel —parece que la invocó con tal solo nombrarla cuando escucho su voz— Necesitamos hablar contigo.
La veo a cierta distancia de mi, con sus alas semi cerradas, acompañada de mi padre Azbel.
—Yo iré a hablar tranquilamente con mi hermano— me dice Zae y se va volando con sus alas.
Entonces, me acerco a mis creadores.
—¿Qué sucede?
Espero que no se hayan dado cuenta de mi ausencia. Veo de uno al otro. Más la mirada de tristeza de mi Madre, es extraña.
—Vamos a subir al Mundo Darkness y tú vendrás con nosotros.
—¿Por qué? Tenía prohibido...
—Luxina, la Reina de las hadas dejó de existir —me informa el Rey del Inframundo.
—No, no puede ser —ahora entiendo porque su desesperación al correrme de su Reino— ¿Tú subirás?
—Todos los líderes de cada Reino, debe estar presentes.
—Lux era muy importante para nosotros. Apreciada por muchos en el Reino —comenta mi Madre— Su ciclo de vida terminó.
—¿Las hadas dejaron de existir? —le pregunto. Cada muerte ella lo siente desde que es Reina de este Mundo.
—No, alcanzó a nombrar a otra hada en su lugar. Todo su poder le es otorgado como el Reino Iluminum.
Asiento
—No sé si sea buena idea que este presente —les confieso.
—Eres mi hijo, al igual que yo nos pertenece despedirnos de un ser de nuestro Mundo.
Madre extiende sus alas y se impulsa hacia arriba. Mi padre Azbel imita su acción y soy el próximo en salir del Inframundo.
✝✝✝
El Reino Iluminum se encuentra, literal más apagado. Hay cientos de diminutas hadas entre los árboles, transmiten tristeza. Sus flores están marchitas y en aquel trono a base de un árbol se encuentra rodeado de más hadas alrededor de la más antigua.
A poca distancia se encuentra varios líderes ya presentes. El Rey Caliel, el Rey Dul, el Rey Elías, Rey Grale, Reina Delia, Reina Draga, la Reina Sira, Reina Odelia, Reina Merisy excepto el Rey Shaw, no puede salir de su Reino de sombras y su eterna oscuridad.
—Soy Lirix —se interpone a nuestro paso, justo al frente una hada en un tamaño mayor a como realmente son. Sin embargo sigue siendo pequeña a comparación de otros seres. Lleva la corona en su cabello blanco largo. Es semejante a la anterior Reina— Soy la nueva Reina de Iluminum, gracias por venir a despedir a nuestra hada Luxina —observa a cada uno— Pueden cruzar.
Nos permite el paso, no me pasa desapercibida su mala mirada hacia mi.
—Vinieron —nos dice el Rey vampiro en cuanto se nos acerca. Abraza a mi Madre —mis condolencias.
—Volvimos a perder a Lux, Valkian —ella se aleja de él. Limpia sus lágrimas de sus mejillas y bajo la atenta mirada de todos, avanza en dirección al trono.
Permanezco en mi lugar, sin avanzar a un lado de mi padre Azbel, prácticamente entre ambos de mis creadores cuando mi padre Valkian se sitúa a mi lado con esa pose intimidante.
La Reina de Oscuridad llega al trono. Lo más difícil para ella en sostener a esa hada diminuta en la palma de su mano.
—Luxina, tú Reino nunca dejará de brillar.
Todas las hadas extienden sus alas y en pocos segundos, Luxina desaparece al volverse polvo.
La primera Reina en caer después de tantos años.
—Ann —el líder del Reino Creciente se acerca a ella— Necesito hablar contigo.
Madre asiente, baja su mano y es guiada por él a cierta distancia del trono.
Curioso por naturaleza agudizo mi audicción de vampiro y los escucho a la perfección.
—Lo que esta pasando me preocupa Ann.
—Jared, todos tenemos un ciclo y Lux era la ser más antigua que todos.
—Lo sé pero fue inesperado. Su Reino fue el primero en debilitarse como otros. Algo nos está afectando —hablan en voz baja mucho más— Lux volvió a ser la primera en morir de nosotros cinco como en el pasado.
—¿Qué estas insinuando?
—Que ya se activó la nueva profesia.
Ella niega.
—He sido su Reina todo este tiempo.
—No lo digo por ti, Ann. Lo afirmo por tú hijo. En efecto, tu haz sido la Reina de este Mundo todos estos años y no ha pasado nada pero Vatzel, comienza a cambiar.
—Suficiente Jared.
Dejo de escucharlos y giro a ver a mi padre Valkian. Debió escuchar lo mismo que yo.
—¿De qué Profesia hablan?
—No te alertes Vatzel.
—Quiero saber —le exijo con seriedad.
Él voltea a verme con sus ojos carmín.
—Se rumora que tú existencia a activado una nueva profesia que perjudica a cada Ser y Reino de este Mundo —hace una corta pausa— Creen que tú poder los está destruyendo.
Paso saliva.
—Están equivocados —resuena la voz del Rey del Inframundo— No eres destructivo Vatzel —giro a verlo— Como la Reina de Oscuridad estas anclado a este Mundo desde que existes, naciste y por ende su debilidad fluye en todos los Reinos.
Veo a cada uno.
—Con todo respeto —abrumado desvío la vista en la Reina Lirix— No queremos a su descendencia en nuestro Reino.
—Vatzel no se irá —le responde el Rey Valkian— Merece estar aquí como todos.
—Rey Vampiro, no está en su Reino. No decide. Mis hadas y yo, no lo queremos aquí —fija la vista en mi— ¿Qué pretende? Destruirnos a todos. Ser como Donovan o como Luzziel.
—Reina Lirix, respeto a Vatzel.
—¿Qué está pasando aquí? —resuena la voz de mi Madre al aparecer detrás de ella. Enseguida la rodea— Reina Lirix ¿algún problema con mi hijo?
—Reina Annebett, su hijo no es bienvenido a este Mundo y hablo por todos. Nadie lo quiere en su Reino.
Madre observa a cada líder, varios bajan la vista.
—¡Expuselo! —exclama la Reina Merisy.
—¡Vatzel no será desterrado! —Madre extiende sus alas, las líneas oscuras brotan de su pálida piel.
—Madre, no es necesario —causo su atención— Prefiero regresar al Inframundo.
—Vatzel —gira a verme.
—Tik midik duk mik — Tienen miedo de mi— le hago saber.
Me acerco a ella, le doy un rápido abrazo y extiendo mis alas hasta irme volando.
Mi padre Azbel me sigue.
Desde lo más alto, repito sus palabras en mi cabeza.
>Soy la destrucción para este Mundo<
...
Aterrizamos en el Inframundo.
Cierro mis alas con rapidez mientras trato de desaparecer la molestia.
—Vatzel
Inhalo y exhalo y me doy la vuelta.
—Tienen razón.
Él niega.
—No a todos los seres puedes agradarles y tienes que lidiar con eso.
—Es más allá de eso padre Azbel —dejo crecer mis colmillos— Soy yo, por lo que soy soy un riesgo para todos. Tal vez tú tienes razón, tal vez ellos —señalo hacia arriba— O es por mi debilidad porque nunca he sido invocado o estoy adsorbiendo a cada ser sin evitarlo. Los estoy destruyendo.
—No Vatzel...
—Estuve en su Reino. Subí. Fui un demium rebelde —le confieso— Yo maté a la Reina de la hadas, debí absorber su última esencia.
Él acorta la distancia.
—No eres destructivo. No eres igual a Luzziel, ni mucho menos a Donovan. Vatzel, eres mi hijo, hijo de Valkian y de Annebett —coloca sus manos en mis hombros— Eres un ser especial y fundamental para este Mundo —lo veo fijamente. —Nuestra ancla—sus ojos se tiñen de negro por completo— Eres un Rik oscunik.
Asiento.
>Soy un Rey Oscuro<
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N/A:
Holaa ¿extrañaban a Vatzel? Yo igual por eso hoy lo invocamos... Sorry por cada muerte que leerán... Sorry por Vatzel... Aún hay mucho misterio por resolver. Sigan al pendiente y leyendo esta #2 parte de Mundo Darkness mis seres oscuros 🖤
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