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13°| ¿Luz o Oscuridad?

          V A ✝ Z E L

Estoy lejos de ser el Rey que todos esperan que sea cuando cometí el error de desear una mundana. La misma mundana que me invoco, la misma que sigue consumida por el sueño mientras soy juzgado por la mirada del Demium a mi lado.

—No se volverá a repetir Zeth —agrego una vez más, pero por su mirada, no me cree.

—Vatzel, solo espero que esto no derive consecuencias peores para ti.

Giro a verlo y niego varias veces ante esa posible idea.

«Por el Infierno, ¿por qué caí por una mundana? »

—No Zeth, eso no voy a permitir. Desconozco mi poder para concebir a otro ser más poderoso que yo —oculto mis cuernos y paso mis manos por mi cabello— me lo prohíbo y esto fue un error.

—Considera que no todo es tú culpa —dejo de verlo y observo a Liliath que comienza a moverse en el sillón— es hija de Alaric, por herencia, la lujuria es parte de ella.

Quiero contradecirlo, decirle que no a todas las creaciónes las deben considerar iguales a sus creadores. He conocido a varios que hacen la diferencia. Decirle que la lujuria es parte de cada ser y que caí como Liliath, se lo permiti y ninguno se detuvo pese a las consecuencias.

Sin embargo, prefiero el silencio y dejo de verlo.

—Tú mundana está despertando —me avisa.

—No es... —gruño y poso la vista en ella— mía.

Liliath comienza a abrir los ojos, debe notar nuestra presencia cuando abre los ojos sorprendida al ver dos Demium observarla.

—Soluciona esto Vatzel —me dice Zeth, desvía la vista y se dirige a la salida.

En cuanto nos quedamos solos, Liliath se levanta del sillón, permanece sentada y se observa a si misma.

—¿No fue un sueño? —se aparta la chaqueta que cubre sus piernas y la otra se la acomoda en sus brazos. Es absurdo que se quiera cubrir en un intento de huir de mi mirada cuando la admire desnuda y la tela puede cubrir sus pechos pero no sus largas piernas— ¿no fue una fantasía? —se levanta y recibo su mala mirada cuando niego—. Tuve... sexo con un demonio, que jodida locura.

—A ver mundana, lo que aquí paso... no volverá a suceder. Ninguno debió... caer por la lujuria del momento. Nunca debí... desearte —con mis manos en mi cintura, desvío la vista de su físico.

—Por supuesto que no se va a repetir —asiento totalmente de acuerdo—. En mis cinco sentidos, nunca desearía un demonio.

—Demium —giro a verla con el ceño fruncido— No te obligue Liliath, tú fuiste la primera en caer.

—Estaba drogada Vatzel.

Enarco una ceja confundido.

«¿De qué habla?»

Lucía igual como siempre.

—Anoche, antes de escapar de DEMONS, encontré un chico que me regaló como prueba una sustancia que en mundanos como yo, causa efecto, extasis, alucinaciones para olvidar mi mierda de vida —hace una corta pausa—. No te culpo Vatzel, me dejé llevar, recuerdo todo y... no es como no lo haya disfrutado cuando sería mentirte pero fuiste el único hombre, sea como seas, a mi disposición.

—Sea como sea Liliana, pasó y no pasará de nuevo. Fue un error, yo nunca debí... desearte y si, tal vez Zeth tiene razón. Tenias que ser igual que Alaric.

—¿Ahora me culpas? —se cruza de brazos—. Acepta tú parte de culpa Vatzel —guardo silencio y me dedico a ver su rostro— Tú deseaste a esta mundana.

Gruño y el impulso actúa por mi cuando la alcanzo y la sostengo del cuello.

—Ni una palabra más de esto, Liliath. No se lo dirás a nadie, esto queda entre nosotros nada más —no ejerzo fuerza, ante su mirada burlona la suelto y retrocedo un paso— o me vas a conocer y no me va a importar depender de ti.

—No le diré a nadie, no es como tenga amigas a las que pueda contarles. Desafortunadamente, solo tengo un demonio de compañía —pese a no dejarle marca, ella se revisa con sus manos— no soy la única a la que deberías amenazar. A ese otro Demium...

—Zeth no le contará a nadie lo que vio y lo que sabe por mi. Confío más en su silencio que en el tuyo.

—No deberías confiar tanto Vatzel —me da una última mirada y pasa por mi lado. Cuando dejo de verla, me doy la vuelta y la veo subir las escaleras hasta que la pierdo de vista.

Recuerdo sus palabras y más me molesto cuando me engaño a mi mismo. Si me será difícil olvidar el deseo entre los dos.

...

Tres días después y he intercambiado pocas palabras con la mundana a mi vigilancia. Prefiero mil veces salir de su hogar a estar con ella en un mismo espacio.

Recurrí con los siete Desterrados que conozco y a los que considero de mi lado. Sin embargo, las cosas con Zeth están algo tensas cuando tengo su mirada todo el tiempo pero no se atreve a hablar. Al menos, tuve su silencio cuando por lo visto, cada integrante de DEMONS es ajeno a mi secreto.

—¿Haz robado almas de Desterrados? —fijo la vista en Ronan al escucharlo y niego varias veces.

—No he encontrado a ninguno fuera de este lugar —le respondo.

—Aquí menos los vas a encontrar.

—Zoret —le da una mirada de advertencia Ronan y regresa a verme cuando el Demium se dirige a agarrar su guitarra. Siguen con sus constantes ensayos—. Canijo, procura buscarlos sin darte por vencido. Nosotros tenemos un dato, la última vez que vimos a Ethan, fue en la Avenida Colorado, en un callejón a la izquierda.

—Iré a vigilar ese lugar.

—¡Canijos! —llega Ekain emocionado—vienen mundanas a vernos.

Les emociona la noticia y comparto una mirada con Zeth.

—Se quedan ¿verdad?

—No Ronan, después del ensayo yo me iré —le responde Zeth desde la esquina— yo no quiero involucrarme con mundanas y mucho menos, desearlas.

—No es para tanto canijo, no tiene nada de malo pero tú decides —Ronan enfoca la vista en mi— ¿Contamos contigo Vatzel? En el concierto, las enloqueciste.

—No —dejo de ver a Zeth y me pongo de pie—iré a conseguir almas de más Desterrados. No perderé mi tiempo.

Me despido al tocar su hombro y me dirijo a la salida hasta salir. Lo último que escucho de ellos es:

«Regresa cuando quieras, canijo»

Soy más aceptado por Ronan, Matiel y Ekain que por Zoret y Asmodeo. Recientemente con Zeth, quien mantiene distancia.

Cuando salgo, aún es de día.

Finjo ser un mundano más sin mostrar mis cuernos o alas y avanzo hacia la calle. Me demoro en buscar la dichosa ubicación hasta que creo encontrarla.

—Avenida Colorado —leo el nombre inscrito y avanzo observando a mi alrededor. Me escabullo por un callejón y veo hacia arriba la alta construcción de hogares mundanos sin notar alguna presencia de más Demium—. A esperar, Vatzel —me digo a mi mismo y termino por apoyarme en una pared.

No estoy seguro del tiempo, pero debe ser una eternidad cuando sigo en las mismas condiciones. Cruzado de brazos, perdiendo mi tiempo tras pensar en todo el caos en mi Mundo.

Pienso en mis creadores, en Zaeya y en mi hermana.

No estuve en su Coronación que ya debió ser. No estuve con Emely para darle fortaleza o para evitar su destino. Presente sería capaz de aceptar ser el Rey de Sangrier como mi padre Valkian tantas veces me lo propuso aunque eso desataria la molestia de mi padre Azbel cuando sus planes para mi es ser su sucesor como Rey del Inframundo.

Dos cosas que no quiero.

No obstante, un ruido me alerta y dejo a un lado mis pensamientos. Me alejo de la pared y noto movimiento.

«Ethan»

Pienso y dejo crecer mis alas para impulsarme. Cuando llego al techo, detectó un Demium que al darse cuenta de mi presencia, trata de huir.

—¡Alto! —corro con tal de alcanzarlo. Al último segundo, me impulso con mis alas y lo alcanzo cuando estuvo apunto de cruzar a otro techo.

—¡Suéltame!

—Basil —reconozco al Demium bajo mi agarre. Gruño y lo derribo en el suelo sin darle oportunidad de escapar. Con mis rodillas, presiono sus alas abiertas y lo sostengo de la camisa— ¿Dónde está Raziel?

—¿Creés que te lo diré? No traiciono a mi Rey.

—Raziel no es tú Rey —dejo crecer mis colmillos.

Basil ríe sin parar.

—Silencio —rodeo su cuello— comienza a hablar.

—Vatzel, no tendrás ni una palabra de mi.

—Usaré métodos para hacerte hablar Basil —ejerzo fuerza— arrancarte los cuernos o tus alas ¿tú eliges cual primero?

Su burla desaparece.

—Raziel me otorgará nuevas alas y nuevos cuernos. Él nos cura.

«Por el infierno»

—Raziel no está aquí para evitarlo.

Me inclino a su rostro y sonrio con malicia.

—Si no te preocupa perder esas dos cosas. Dime Basil ¿es valiosa tú alma? —trata de huir y río siniestro— me comprueba que la tienes.

—Vatzel, desconozco la ubicación de Raziel.

—No te creo, eres su seguidor.

Basil dura en silencio.

—Raziel tiene mi alma, te lo juro.

—Eres Demium de la mentira, Basil —le recuerdo y es suficiente en colocar mi mano sobre su boca. Pongo en práctica el entrenamiento de mi padre Azbel para succionar su alma de esa manera— lo voy a comprobar.

Dejo fluir mi don cuando comienzo a absorber su alma por más que lo evite hasta que es reducido a cenizas.

Enseguida me alejo y permanezco sentado viendo mi mano. Sorprendido de mi mismo.

Badul tenía razón, puedo incrementar mi poder con almas de Demium. Me siento menos débil, mi esencia demoníaca se activó y sobre todo, me gusta este poder que estoy decido a no detenerme.

...

No volví a sustraer el alma de otro Desterrado por más que esperé. Al ser de noche, volví al escondite de la mundana y al entrar, soy recibido por oscuridad y soledad.

—Liliath —pronuncio y me dirijo a las escaleras—. Liliana —a falta de su respuesta, me detengo en la puerta de su habitación o su lugar de encierro en estos días para evitarme— mundana —toco la puerta dos veces y espero su respuesta.

—No quiero verte Vatzel.

Dudo y al final, abro la puerta sin su permiso. Me asomo y la encuentro hecha un ovillo en la cama.

—¿Estás sordo, demonio?

—Solo para asegurarme si estas bien —por su estado, me alerto— ¿Qué sucede?

—Me siento mal.

—Liliath, deja de pensar en el deseo...

—No me refiero a eso —me interrumpe y hace una mueca que no me pasa desapercibida—es un dolor y una mala sensación. Así que no estoy de buen humor.

Rasco mi nuca.

—¿Qué clase de dolor? Tal vez puedo... curarte.

—Eres especialista en mundanos ¿eh? —niego y le doy una mala mirada— lo que me pasa es normal Vatzel, considero que soy más mundana que otra rara cosa sobrenatural— se sienta en la cama con su mano en su vientre—horribles cólicos ¿me entiendes?

Niego.

—No te lo pienso explicar pero puedes estar tranquilo tanto como yo. Ese día, escuché tú conversación con el otro Demium.

—Fingías dormir.

Liliath se encoge de hombros.

—Lo que me pasa me da la seguridad de que no estoy embarazada. Despreocupate Vatzel, no vamos a concebir un engendro para que me mates como a tú propia creación.

—Liliana, lo que escuchaste no... —me encojo de hombros— lo dije porque estaba molesto conmigo mismo. No sabía como reaccionar ante la situación.

—Fuiste lo bastante claro Vatzel y tienes razón. Es un alivio no tener un bebé que no sé como será si es tuyo. El error, no tuvo consecuencias.

—Perfecto— le doy una última mirada— no tengo planes de ser creador ni ahora, ni a futuro y serlo sería con un ser distinto a ti.

—Lo mismo digo —señala la puerta.

Gruño y me doy la vuelta listo para irme.

—Vatzel —me detengo al sujetar la perilla— es cierto que las creaciones no deben ser igual a los creadores. Tú me demostraste que eres capaz de matar a tú descendiente cuando tus creadores te permitieron existir sin importarles tú destino.

No la contradigo cuando le doy la razón.

Me dedico a salir de su habitación y cierro la puerta de un portazo.

«Soy pésimo para tomar decisiones»

#

UNA SEMANA DESPUÉS...

—¿Otro? —Zeth me alcanza cuando me alejo de las cenizas. Giro a verlo sin ocultar mis cuernos y mis alas lejos de las miradas mundanas— ¿Quién era?

—Abaddon —me doy la vuelta— uno más a la lista— sonrio con malicia.

Desde días he encontrado más Demium Desterrados, a la mayoría le he arrebatado su alma más uno, no la tenía. Sin embargo, Paimon antes de hablar, se arrebato la vida con una daga infernal que no dudo que la obtuvo de Raziel.

Más las almas obtenidas, me han ayudado lo bastante.

—Sabés Vatzel, me acostumbré a ver tus ojos distintos, no negros los dos como un Demium normal.

—Es por falta de sangre pero con almas, me siento más poderoso Zeth.

—Sigues siendo vampiro.

Zeth marca distancia.

Después de todo, sigo contando con su ayuda aunque ninguno volvió a mencionar tema del deseo con Liliath. Le tuve que contar para que dejara de crear ideas erroneas y desde entonces, no insistió con el tema. Incluso Zeth ha dejado de ir al hogar de la mundana.

—No lo olvido —le respondo y me obligo a controlarme— sigamos buscando, no tenemos la ubicación de Raziel— oculto mis alas y mis cuernos y comienzo a avanzar hasta salir del callejón. Zeth comienza a seguirme en todo momento— si tenemos suerte, encontraremos a Ethan.

—Ese canijo se oculta mejor que otros Desterrados. Si tienes suerte Vatzel, darás con Alaric.

Asiento cuando es otro ser sobrenatural que quiero encontrar y hasta el momento no tengo nada sobre él.

Los dos nos infiltramos en el Mundo mundano, conseguimos varias miradas y otros nos ignoran cuando no pueden vernos. En estos días, Zeth logró robar su tercer alma desde que obtuvo la primera y para todo Demium, es como un vicio.

—Este Mundo es demasiado grande para encontrarlo.

—Raziel no se podrá ocultar de nosotros siempre —le digo y observo alrededor. Le atribuyo a mi descontrol de poder cuando por un instante detecte esencia angelical algo imposible desde aquí— le preguntas a Ronan y a todos, yo iré a la zona norte —me ubicó en este Mundo por ciertos puntos.

—De acuerdo, Vatzel.

Tan pronto me detengo y hago a Zeth detenerse.

—¿Percibes eso?

—¿Qué cosa? ¿Raziel?

Observo alrededor.

—No, es algo más —solo veo mundanos a mi alrededor. Entonces, desisto la idea y sigo avanzando.

—Estás raro Vatzel.

Lo ignoro y sigo caminando por la calle cuando soy sostenido del brazo y me jalan a un rincón.

—Controlate.

Gruño y al escuchar su voz, me tranquilizo y luzco sorprendido a ver el ser femenino ante mis ojos. Su cabello es corto, blanco y creo reconocerla.

—¿Aurora?

—La misma, mi esencia angelical me delata ¿eh?

Ella se aleja de mi y marca distancia.

—Como siempre —me alejo de la pared— Aurora —sigo desconcertado con su presencia sin dejar de verla de pies a cabeza. Conserva ropa mundana, oculta sus alas blancas y usa calzado hasta sus rodillas— Tú...

—¿He dejado al Príncipe del Inframundo, sin palabras? —sonríe tan encantadora.

—Vatzel, no es momento para conquistar mudanas —aparece Zeth que observa a Aurora confuso.

—¿Disculpa? No soy mundana —él se inclina a ella y es la misma sorpresa— soy ángel.

—¡Por el Infierno!

—Es Aurora, Zeth —le hago saber— ¿Qué haces aquí? —me dirijo a ella— ¿Cómo cruzaste si no te invocan?

—Estás muy perdido Vatzel —ambos ignoramos a Zeth— Los ángeles de nuestro Mundo con la Reina Annebett, ocultamos que nosotros podemos cruzar aquí sin problema y volver por un mismo portal. Donde hay demonios, hay ángeles del bien y el mal que son los Demium...

—Si, si eso ya comprendo— Aunque dudo que sean del todo buenos cuando es la misma oscuridad como en todo ser e incluso, lo creo de mi madre, me volvió a ocultar información— pero ¿qué haces tú aquí?

—Te tengo un mensaje de tú creadora. Hace días subió a Celesty y enfrentó a mi padre —Aurora baja la vista— fui ajena de lo que le hacía a mi madre. Siempre me prohibió verla cuando a Aliz, le arrancó las alas, su esencia absorbio como lo hace con todo ángel, incluso conmigo —alza la vista— pero es mi padre, crei que lo hacía por el Reino y de esto no le conté a la Reina Annebett. Le advirtió y si se entera, es capaz de sustituirlo del cargo como líder de Celesty hasta enviarlo como Caído al Inframundo —se encoge de hombros— como mi madre que fue enviada con los Demium y forma parte de los Caídos pero ante la situación, me prohíben verla y tal vez cuando mi padre se entere que desobedeci su orden y obedeci a la Reina de Oscuridad en venir aquí, es posible que me destierre.

—No creo que mi madre lo permita. Tú no serás parte de los Caídos Aurora aunque Caliel si debería dejar Celesty.

—Tendrías nuevas alas oscuras aunque tus alas blancas son hermosas como tú —interviene Zeth y causa su atención— siempre serias un ángel apesar de la sangre demoníaca.

—No quiero caer al Inframundo, prefiero conservar mi esencia angelical toda mi vida. —Regresa a verme— Vatzel, nada está bien en nuestro Mundo.

—Mi padre Azbel estuvo hace poco aquí y me contó algo al respecto ¿Más Reinos han dejado de existir?

—Tres más —me contesta con tristeza—La Reina Draga, la Reina Merisy y recientemente, el Rey Dul y como veras, el Rey Elías está débil como todo su Reino.

Niego varias veces cuando lo creo posible. Duendes y Elfos comparten un parentesco en mi Mundo aunque sean distintos seres, existe una conexión. Uno depende de otro y eso causa mi molestia cuando la Profecía afecta incluso a aquellos líderes antiguos, no por poder o por orden los destruye a cada uno.

—No puede ser —paso mis manos por mi cabello varias veces— Mis creadores ¿cómo están?

—Débiles pero sobreviviendo y Vatzel, mi padre planea un ataque contra los demonios. No soporta la idea de que su Rey sobreviva antes que él.

—Caliel está desesperado, causará su muerte por la Reina Annebett —emite Zeth.

Aurora le da una fugaz mirada y enfoca su vista en mi.

—¿Encontraste a Raziel?

—Aún no pero no dejo de buscarlo y de robar almas de Demium —ella luce sorprendida— es la única manera de activar mi poder y dile a mis creadores que cumpliré mi misión aquí.

—No te demores Vatzel, espero que no sea demasiado tarde cuando vuelvas —busca algo en su bolsillo y me lo entrega— te lo envía tú progenitora.

Veo en mi mano, un símbolo infernal, un círculo inscrito en idioma demoníaco que simboliza la unión de mi Mundo al ser que lo posee.

—Le gustaría que eso te ayudara a volver pero no es así, pero no te olvides que te esperan. Cuando destruyas a Raziel, el símbolo se va a activar y podrás cruzar...

—Como un portal pero para eso Raziel debe dejar de existir —la interrumpo— Gracias Aurora.

—No existe rivalidad entre nosotros Vatzel, yo si creo en ti —recibo su abrazo inesperado que tengo que desviar la vista en Zeth que se cruza de brazos. Soy quien la aleja de mi— se acaba mi tiempo, debo volver.

Asiento y sostengo con fuerza el símbolo infernal.

Aurora sonriente se dirige al Demium a su lado.

—¿Eres Desterrado?

—Si — él baja sus brazos—Soy Zeth, hijo de Zave y Valak.

—Oh, es una lástima que no puedas volver.

—Le di mi palabra Aurora, haré que Zeth como varios Desterrados regresen al Inframundo.

—Eres capaz de lograrlo —deja de sonreír— me tengo que ir Vatzel —regresa la vista en Zeth— Adiós Demium— se inclina a depositar un beso en su mejilla y pasa por su lado.

—Adiós ángel —Zeth embobado no parece reaccionar.

—Se fue —le aviso y me acerco a él. Del hombro lo zarandeo— solo es Aurora.

—La hija del Rey Caliel —sonríe ampliamente— me encanta.

Niego varias veces y bajo la vista en mi mano y con detenimiento observo el símbolo infernal que en el momento ideneo me hará volver al Inframundo.

✝✝✝

Cinco días desde que recibimos la visita de Aurora más fue un secreto más que le pedí ocultar a Zeth. Sin embargo, desde ese día luce molesto conmigo, pocas veces me acompañó a buscar más Desterrados por más que le he insistido con el tema.

—Badul encontró más cadáveres mundanos con rastro de sangre demoníaca —le digo al observar hacia arriba en busca de algún rastro de ellos— ¿me estás escuchando?

—Ajam.

Bajo la vista y giro a verlo.

—¿Cúal es tú problema Zeth?

—Ninguno —me da la espalda— nada nos acerca a Raziel para que de una vez te vayas de aquí.

Lo observo con detenimiento.

—¿Te molesta mi presencia aquí?

Zeth gruñe y se voltea dejando sus cuernos en evidencia.

—Será lo mismo si regresas al Inframundo, tendrás la oportunidad de subir y ver a Aurora.

—Aurora —repito cuando lo comprendo— ¿Es eso?

—Le gustas Vatzel y Aurora merece algo mejor.

—Zeth, no hay atracción. Es hermosa pero es muy distinta a mi.

—Eso decías de la mundana y la deseaste.

—No es así —niego varias veces.

—Mi ángel, te abrazó Vatzel, contigo fue tan atenta y no es la primera vez que te busca. Lo hizo desde que estabas en nuestro Mundo para ahora venir hasta aquí solo por ti.

—Son absurdo tus celos, Zeth —alzo la vista.

—¡Soy mejor que tú y no necesito ser un descendiente de un líder de oscuridad! —lo ignoro— Zoret tiene razón— lo observo de nuevo— Tú poder te esta cambiando.

—¡¿Te estás escuchando Zeth?! —lo apunto— Tú eres quien a este Mundo lo ha cambiado. La compañía de esos Desterrados, no te favorece.

—Son mejor compañía que tú.

—Largate Zeth —le advierto más él me ignora y se me lanza encima.

—¡Te odio Vatzel!

Logro safarme de su agarre y lo alejo de mi cuando no puedo permitirme herirlo. Es hermano de Zaeya y a Zeth lo controla el impulso y la molestia.

—¡Suficiente Zeth!

Él vuelve insistir cuando ante mis ojos, un ser de alas oscuras interviene y lo detiene, quedando en el centro de ambos.

—Zaeya —pronunció cuando no creí verla de nuevo aquí mismo.

—Vatzel —me sonríe y gira a ver a su hermano.

—¿Zae?

—La misma, hermano —lo abraza y eso lo tranquiliza. Cuando se aleja, lo revisa— ¿conservas tus cuernos? ¿Tú alas?

—Zaeya estoy completo —Zeth la aleja de él—¿Qué haces aquí?

—Fui invocada y aproveché para buscarlos —nos observa a ambos— Últimamente muchos Demium hemos sido invocados y cuando regresan —deja de vernos— no conservan su alma.

—¿Qué?

—Es Raziel —digo seguro y me preocupo por ella— Zaeya, tú...

—Aún tengo mi alma Vatzel, la Reina Annebett creo para mi este amuleto —nos lo enseña, un sello infernal— espero funcione. He cumplido el pacto con el mundano que me invoco y mi tiempo aquí vence.

—Hace días estuvo aquí Aurora —le cuento —y como ella, estás en riesgo aquí Zae.

—Aurora —se cruza de brazos— lo sé, bajó al Inframundo buscando a la Reina Annebett y ella la envió —se encoge de hombros— y tuve que soportarla en un mismo espacio.

—Nos contó sobre los Reinos inexistentes —le dice Zeth.

Su hermana asiente con una mueca.

—¿Han desaparecido más?

—No por ahora pero algo grave está pasando en el Inframundo, es sobre Veitan. Hace días que desapareció, no fue invocado que los líderes creen que fue Raziel, debió hacer algo desde aquí para sacarlo de nuestro Mundo.

—Veitan —gruño— lo vamos a buscar aquí, Zaeya —le aseguro.

—Los líderes no quieren considerarlo traidor, pero entre Demium, se rumora que como su hermano, era el infiltrado para Raziel.

—No, Veitan y Raziel, no se llevaban bien.

—Es el mismo parentesco por Liriel ¿no? —opina Zeth.

Sigo dudando de Veitan cuando pocas veces hablé con él.

—Lo vamos a buscar Zaeya, pero debes irte antes de que Raziel o sus seguidores se den cuenta que estás aquí.

Ella asiente y se acerca a abrazarme.

—Se te extraña mucho en el Inframundo, Vatzel —sonrio y demoro el tiempo de aprovechar su presencia. Sentir su esencia y tacto.

—Vatzel va a regresar Zae —le dice Zeth cuando ella no se aleja de mi y tampoco quiero que lo haga— Después de todo, tiene la compañía de la mundana que deseó, Liliana Dalson.

Eso es suficiente para Zaeya marcar distancia conmigo.

Le doy una mirada fulminante a Zeth que no deja de sonreír burlon.

—¿La... deseaste?

—Zaeya, no es como creés.

—¿Vas a engañar a mi hermana, Vatzel? Los vi y los dos estaban desnudos.

—¡Cierra la boca Zeth! —regreso la vista en ella— Zaeya, no es cierto.

La Demium retrocede.

—¿No la deseaste? —paso mis manos por mi cabello— Vatzel— insiste.

—Fue un error.

Zaeya niega varias veces.

—Te desconozco, tú nunca viste a los mundanos de esa manera y caíste por una mundana. Es difícil creerlo.

—Zae, déjame explicarte.

Ella niega y retrocede más y más. Con una última mirada a Zeth, termina por desaparecer.

Enseguida la ira me invade y giro a verlo.

—No debiste decirle nada —alzo la voz.

—Te advertí Vatzel, con mi hermana no y haré lo que sea para que se aleje de ti. Merece otro Demium mejor.

Gruño y uso mi velocidad vampirica para atacarlo. Con brusquedad lo empujo a la pared.

—No me alejaras de Zaeya ni por tú amenaza cuando ella me gusta desde crio —dejo crecer mis colmillos— cuando regrese, estaré demasiado cerca de Zae y no vas a evitarlo Zeth.

—¡Si es que regresas, quisiera que Raziel te destruyera aquí mismo!

Ambos forcejeamos y con mi mano cubro su boca.

—¡No te necesito más Zeth! ¡Tú alma solo me interesa!

Dejo que mi poder me controle cada vez más cuando el Demium bajo mi agarre se debilita más y más. Al punto que deja de luchar.

Sin embargo, antes de succionar su alma, me detengo y retrocedo. Zeth cae de rodillas al suelo tosiendo varias veces con su mano en su pecho.

—Agradece que eres hermano de Zaeya —le digo con seriedad.

—¡Vete al carajo, Vatzel! —bajo mi atenta mirada se levanta y con su mirada fulminante, lo veo irse hasta perderlo de vista.

Me obligo a controlarme cuando es una adicción robar un alma más. Me supera la sensación mucho más que la sed de sangre.

Gruño y llevo mis manos a mi cabeza cuando siento un dolor y escucho una voz ajena dentro de mi cabeza y me debilita lo suficiente para caer al suelo de rodillas con mis manos en mi cabeza.

—Ra... Raziel —pronuncio con esfuerzo cuando pierdo el control de mi cuerpo y caigo al suelo, mi cabeza impacta contra el suelo. Cada vez se me dificulta mantener mis ojos abiertos cuando lo último que distingo es una silueta frente a mi con alas grandes y oscuras como unos grandes cuernos de Demium y termino por perder el conocimiento.

✝ Ilustración con IA de VATZEL ✝


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