
10° | Maldita melodia
V A ✝ Z E L
Invocar al Rey del Inframundo es más difícil de lo que creí.
En cuanto antes, mi idea la puse en práctica. Sin embargo, por una extraña razón, mi padre Azbel no puede ser invocado por cualquier mundano aunque repitan su nombre ocho veces, aunque los obligue. En esas ocasiones no se hizo presente.
No dudo que Raziel sea el causante. No le conviene que el Rey del Inframundo sea invocado aquí cuando podría detenerlo o tal vez, incluso el mismo Rey de los Desterrados es superior.
Los Oscuros son superiores que a cualquier otro líder sobrenatural.
Desconozco el poder que tiene Raziel pero soy consciente que tiene ventaja, pero no voy a permitirle ganar esta Rebelión.
Entonces, no tuve más opción que recurrir a más Desterrados. Fui acompañado por Zeth cuando preferí que Liliath se quedara en su casa.
—No puedes irte otra vez. Puedo ir, no le temo a más demonios del infierno. —fue su respuesta— Vatzel, no me dejes aquí sola. Raziel podría aparecer en cualquier momento.
Sabía que eso podría suceder, sería un riesgo para Liliath pero llegamos a la conclusión de que si Raziel no se conectaba con ella o la buscaba era porque yo estaría ahí y por una extraña razón, Raziel me evitaba y prefería ocultarse de mi.
Creció la desesperación y frustración:
¿Qué planea?
—Podrás protegerte Liliath, antes lo hiciste y sin mi. Usa ese objeto —recordé esa cruz que irritaba a cualquier ser del mal— que tú Dios, te proteja.
—Vete al infierno, Vatzel —pronunció Liliath molesta desde el centro de la estancia.
—Justo allá, quiero volver —le respondí tras dirigirme a la puerta con Zeth.
Al llegar, no dude de contarles mi idea mientras me escuchan con atención. Siete demium reunidos hasta que termino de hablar:
—Entonces ¿van a ayudarme?
Se ven entre ellos, Ronan como su líder de lo que sea que son parte, da un paso adelante.
—A ver si entendi, Vatzel —hace una corta pausa— ¿Quieres ser parte de DEMONS? —medio sonríe— Canijo, creí que nunca aceptarías.
—No precisamente Ronan, necesito lo que hacen para invocar a mi padre Azbel. Lo he intentado pero he fallado.
—Entonces no va a funcionar —espeta Ekain— Los fans de DEMONS, no tienen almas. No habrá pacto para el Rey del Inframundo.
—Suficiente tenemos con su hijo aquí —espeta Asmodeo.
—El Rey Azbel no debe ser condenado —emite Matiel.
—Además, tal vez no lo queremos aquí. Después de todo, nos desterro a los cinco —inquiere Zoret cruzado de brazos.
Veo a cada uno cuando creí contar con su apoyo.
»Vamos, Vatzel, piensa«
—Lo hizo, desterro a cada uno por obvias razones que conocen. Incumplieron reglas. Fueron traidores, envidiosos y atacaron a otros demium —fijo la vista en Ronan— hicieron tratos con sombras— desvío la vista en Zoret— intentaron proclamarse líderes del Inframundo— giro a ver a Asmodeo— tratos con los ángeles y hasta con vampiros traidores— veo a Ekain— hasta con otros seres— fijo la vista en Matiel. Es el único que baja la vista.
—Lo hicimos, pero es parte de nuestra naturaleza Vatzel —habla Ronan por todos— Somos demium de la envidia, traición o avaricia.
—Punto para ellos, es difícil ir en contra de tú instinto, Vaztel.
Le doy una mala mirada a Zeth al escucharlo.
—Mi padre Azbel les dio una oportunidad y volvieron a fallar.
—En eso tienes razón y a estas alturas, todos estamos arrepentidos pero no podemos cambiar eso.
Gruño por su terquedad.
—Que estén en este Mundo mundano, igual están en riesgo —hago una corta pausa— ¿prefieren a Raziel antes que al Rey del Inframundo?
Niegan
—Raziel debe ser destruido pero tú idea no va a funcionar, Vaztel. Si trataste con mundanos que conservan sus almas y el Rey Azbel, no fue invocado ¿qué te hace creer que funcionará con quienes no la tienen?
—Azbel es un demium del sueño —habla Badul por mi cuando hace acto de presencia— Si una multitud de mundanos, se graban su nombre, él puede ser invocado por medio del sueño. Con una multitud de fanáticos, habrá un mayor resultado. La desventaja es que no obtendrá sus almas, no habrá pacto y se requiere un gran poder para controlar sus mentes.
—Creo estar preparado para eso —hablo y regreso la vista en ellos—. En mi Mundo, solía controlar mentes de mortales de todos aquellos que cruzaban en Luna de Sangre para mi padre Valkian. Controlaba a varios para hipnotizarlos y cuando cruzaban, olvidaban todo. Tal vez no puedo usar mi poder como Demium pero si como el vampiro que soy, últimamente he bebido demasiada sangre y eso incrementa ese poder.
—Canijo, no estoy seguro.
—Badul, sabés que puede funcionar. Mi padre Azbel, es mi última opción.
—No decido por ellos, Vatzel. Es un buen plan pero estos canijos son parte y le dan el triunfo a DEMONS.
Gruño y giro a verlos.
Ronan se da la vuelta y los cinco se reúnen.
Tan gracioso que puedo escucharlos.
Zoret y Asmodeo no están de acuerdo.
Ekain y Matiel, dudan.
Ronan lo aprueba.
Giro a ver a Zeth que se encoge de hombros.
De lo contrario, tendré que obligarlos.
—De acuerdo, Vatzel —Ronan se da la vuelta— Tendrás nuestra ayuda sea cual sea el resultado pero los dos, tendrán que ser parte de DEMONS.
Hago una mueca, Zeth célebra.
—Es un trato —extiendo mi mano hacia Ronan. Él duda, se acerca y sella el trato.
—Danos tiempo para crear la canción y ensayar.
—¿Cuánto tiempo? —cuestióno cuando lo suelto—. No puedo esperar una eternidad.
—El tiempo que sea suficiente, así funciona esto, Vatzel.
Gruño en desacuerdo sin embargo deberé ser paciente.
—Vatzel, en ese tiempo podrás incrementar tú poder como vampiro —me dice Zeth y le doy la razón.
—Drenare mundanos —les aseguro.
✝ DÍAS DESPUÉS ✝
Mis días se basaron en beber sangre de cualquier mortal que se cruzó en mi camino, fuera de día o de noche.
Vigilar a Liliath cuando Raziel no la ha atormentado ni en sueños.
E ir a ensayar con cada integrante de DEMONS aunque soy pésimo para aquellos objetos mundanos.
Hasta revisar el grimorio infernal, se lo tuve que pedir a Liliath y no he dejado de buscar información de mi padre Azbel aunque lo que aparece, lo conozco.
—¿Cúal es el avance?
Desvío la vista en la mundana a mi lado. Igual a mi, mastica esos adictos chicles aunque Liliath prefiere de varios sabores, el mio, mientras su mermelada sea rojiza.
—Vamos muy lento, demasiado —regreso la vista en el grimorio. Un ruido de burbuja que explota resuena. Vuelvo a ver a Liliath que se inclina sin dejar de masticar.
—Es hijo de Azeroth y Belial —emite al leer— Demonio del sueño— Fue príncipe, ahora Rey. Esencia angelical y demoníaca.
Veo sus labios más tiempo de lo que debería.
—¿Qué?
Enseguida, aparto la vista de ella.
—Esa información no es de mucha ayuda. Es algo que ya sé —veo la infinita lista que no deja de actualizarse. Desconocía que en el grimorio infernal se marcaban los nombres de mundanos que invocan a cierto demium y mi padre Azbel, ha sido invocado por cientos por los siglos o casi milenios que tiene de existencia.
Liliath pasa de página curiosa.
—¿Annett Weil? —señala un nombre.
—Mi madre —le respondo— En una ocasión, lo invoco siendo mundana.
De reojo la veo anular la distancia.
No me ayuda en lo absoluto por la tentación de su sangre que no puedo probar.
—Espera —ella pasa de páginas, varias hasta detenerse en una— Aquí estás —señala mi nombre— y aquí estoy.
—Si, pero me fuiste inútil —susurro— Ni siquiera pude obtener tú alma.
Liliath marca distancia, giro a verla al notar su mirada.
—Estamos jodidos, Vatzel. No tengo mi alma, desconozco de mi, de mi extraño don de ver sobrenaturales y tú estás condenado aquí.
—Muy... jodidos Liliath —dejo de verla y medio sonrio.
Convivir con ella, con los Desterrados y ver el comportamiento mundano, me está afectando.
—Si, es una lástima que ni sea tú luz.
Dejo de ver el grimorio y alzo la vista sin atreverme a verla.
—Tú no eres mi luz, averigüé tus palabras y su significado.
Recuerdo el momento.
Fue hace días.
Creí que lo había olvidado.
Enseguida y en silencio, cierro el grimorio y me levanto.
—¿Ocurre algo Vaztel? —cruza sus piernas.
—Iré con los Desterrados, debo presionarlos y me llevaré esto —muevo el grimorio cerrado en mi mano. Al instante me doy la vuelta y me dirijo a la salida.
Mi intención es evadir ese tema.
Luz, alma, compañera, una conexión es lo es todo para cualquier ser sobrenatural.
—¿Cúando vas a llevarme?
—Nunca Liliath —abro la puerta. Tendré que soportar otra vez la luz del día.
—Iré a escuchar esa canción y no podrás evitarlo. Después de todo, soy fan de demonios.
Sonrio luciendo mis colmillos.
No la corrijo como tantas veces.
Simplemente, me marcho.
...
—Esfuérzate más, Zeth.
—Si tuvieras un poquito de paciencia Zoret.
El demium más joven vuelve a romper las cuerdas de una guitarra.
—¡Canijos, me rindo con él!
Zoret se la arrebata y se marcha a una esquina a repararla.
—Con calma, Zoret. A mi me llevó más tiempo aprender Zeth —el dice Matiel—Ven acá —lo guía hasta la batería.
Llevo mi mano a mi nuca.
Al estar dentro, dejo de verlos y me acerco a Ronan que yace sentado en un sillón con una hoja tras escribir con esa tinta.
—¿Tienes la canción?
—Vatzel, no me presiones.
—Es urgente, Ronan —me siento a su lado y veo la hoja. Dejo el grimorio a un lado —¿Qué tienes?
Él gira a verme.
—Solo escucha, canijo —Ronan carraspea y sostiene el puño de hojas cerca de su rostro:
Es el líder del infierno,
es un ser antinatural.
Con su esencia te hipnotiza,
es el mismo mal.
Miles lo idolatran,
no lo dudes de más.
Grita fuerte su nombre,
en un sueño irreal.
—Es todo ¿qué opinas?
Pestañeo varias veces.
—No dice su nombre.
—Aún no la termino Vaztel —Ronan sigue escribiendo— Además, falta mezclarla con los instrumentos. Debe quedar grabada en mundanos, pegadiza y todos repetirla. Así funciona esto.
—Podrás lograrlo Ronan —dejo de verlo— pero te confieso que no quiero ser una decepción para mi padre Azbel.
—Es para una buena causa, canijo. Raro es que pretendas hacer el bien si eres del mal.
Medio sonrio.
—Provengo del infierno, no soy un ángel.
No obstante, Badul entra y se dirige a nosotros.
—Vatzel, escuché información mundana y han encontrado más cadáveres en las mismas condiciones. Revisé a varios, tenían sangre demoníaca.
—Raziel lo sigue intentando —me levanto molesto— Por el Infierno, no va a detenerse.
...
Han sido días y días de ensayo.
Días de beber más sangre y días de evitar a Liliath. Trato de no pasar demasiado tiempo con ella.
Me desconozco.
Prefiero la convivencia con Desterrados.
—Una vez más —me pide Asmodeo.
Gruño y sostengo la guitarra. Repito sus indicaciones y resuena un extraño sonido por las cuerdas.
—Mal, otra vez.
—Lo he intentado mil veces, no me incluyan.
—Vatzel, aprende a no rendirte. Presume que eres el príncipe del Inframundo.
Le doy una mala mirada y vuelvo a intentarlo. Ante el ruido que afecta mi oído desarrollado de vampiro, suelto la guitarra y cae al suelo.
—Descanso, es todo por hoy.
Asmodeo se rinde y se da la vuelta.
Dejo de cubrirme los oídos y busco a Zeth.
Es increíble que Zeth domine la batería. Aprendió mucho más rápido que yo.
—¡Canijos! Tengo la canción —anuncia Ronan al aparecer frente a todos— Vatzel, tienes que mejorar.
—No me digas —bajo el escalón y tomo asiento— Quiero escucharla.
Ronan asiente y en silencio lo escuchamos.
—Aprobada, por eso eres el líder de DEMONS —le dice Zoret.
—No suena mal, canijo.
—Es la mejor de todas.
—¿Vatzel?
Me demoro más en responder.
—Por el Infierno, es la melodía correcta.
Ellos se lanzan a Ronan, a su manera, celebran. De mi parte, giro a ver a Zeth, quien me hace una extraña seña con sus dedos, para ellos nombrada “La seña del rock"
...
—¿No estás nervioso?
—No voy a negarlo —le respondo a Zeth.
Ambos estamos en el hogar de Liliath.
Justamente hoy, a las 8 en punto de la noche, va a presentarse DEMONS. Badul fue quien buscó el lugar y ellos se encargaron de avisarles a los mundanos. Aún no entiendo todo lo que implica el proceso en este Mundo mundano.
—Espero no fallar, poder usar mi poder para controlar mortales y sobre todo, invocar a mi padre Azbel.
—Yo espero, no equivocarme en la batería.
Río ante las palabras de Zeth.
—Estoy lista —dejamos de reír al escuchar la voz de Liliath. Desde las escaleras nos observa. Lleva un corto vestido negro que se ajusta a su delgado cuerpo, sus brazos cubiertos por una chaqueta de mezclilla como esas botas negras que cubren sus pies.
Con el tiempo, he conocido y aprendido a diferenciar su vestimenta mundana.
Además, Liliath presume su cabello suelto de distinto color. Apesar de que los mundanos dejaron de buscarla, ella prefiere conservar el color de su cabello.
—Liliath, no vendrás con nosotros.
—Sucede Vatzel —ella baja los escalones— que no te estoy pidiendo permiso.
—Vatzel, no tiene nada de malo que venga con nosotros.
Gruño y lo pienso un momento.
—Está bien, pero cuando actúe con los otros mundanos, te vas a ir.
—Está bien, no me interesa conocer al Rey del Inframundo. No quiero su furia por invocar a su hijito.
—Vámonos —ignoro su comentario y Zeth es el primero en salir. —Liliana —la nombro cuando está a punto de avanzar— Tú collar.
Ella baja la vista y revisa ese collar con dije de cruz que adorna su pecho.
—Lo necesito
—No te voy a pedir que te lo quites. Usalo con el demium que sea.
Dicho esto y avanzo y soy el siguiente en salir. En poco tiempo, escucho los pasos de Liliath y ella se encarga de colocar el seguro a la puerta de su hogar.
(...)
—Joder, canijos. El lugar está lleno de mundanos —avisa Matiel tras haberse asomado.
—¿Por qué la trajiste? —me pregunta Zoret ignorando a su compañero demium. Señala con la cabeza a Liliath que no deja de ver curiosa alrededor.
—Es peor que un chicle —le respondo.
—No queremos a Raziel, aquí —me dice con seriedad y se marcha a una esquina.
Gruño
Solo espero que a Raziel no se le ocurra intervenir.
—Canijos— Ronan se acerca haciendo señas para todos. Señala el centro de la estancia, frente a mi— Tenemos un problema.
—¿Qué pasa?
—Pasa Vatzel que no tenemos el título de la canción y siempre la presentamos.
—¿Eso es el gran problema?
Me ignoran.
Ellos le dan importancia.
—Carajos, lo olvidamos.
—Piensen, canijos.
En un círculo, excluyendo a Liliath, todos estamos reunidos.
—¿Rey del Inframundo? —opina Zoret.
—Se asimila a Inframundo.
—Es otra canción —me dice Matiel cuando no entendí y el rompe el círculo.
—¿Mal? —sugiere Ekain.
—¿Maldito demonio? —agrega Asmodeo.
Ronan niega.
Cuando Matiel regresa me entrega una hoja.
—Es una lista de todas nuestras canciones desde que creamos a DEMONS.
La acepto y la leo internamente.
Inframundo
Satan
Por el Infierno
Corazón maldito
Demium
Alma
Oscuridad
Di mi nombre
Inmortal
Mi luz
Eternidad condenada
El vacío
Carraspeo y le entrego la hoja a Matiel.
—Han revelado mucho de nosotros con esto.
—A los mundanos les gusta. Son ingenuos a pensar que idolatran a demonios reales —me responde Ekain.
—Canijos, no hay tiempo —insiste Ronan.
—Azbel, la idea es nombrarlo.
—No, su nombre ya está en la canción.
Gruño cuando con nada, Ronan está de acuerdo.
—¿Rey del mal? —opina Zeth.
—Ehh, canijo. Esa si la apruebo. Será Rey del mal.
—Al fin —susurro.
—Vamos a prepararnos pero antes, todos oculten los cuernos y por nada, dejen en evidencia sus alas.
Aunque no estoy de acuerdo, acato su orden.
Todos ocultamos los cuernos.
—Y ustedes —me señala y a Zeth— luciendo así no van a salir.
—¿Entonces? —cuestiona Zeth.
—Ekain, encargate.
—A la orden, Ronan —él se marcha a buscar algo en esa maleta que trajo y enseguida regresa hasta nosotros —usen esto.
Veo dos chaquetas negras con el logo de DEMONS en la espalda.
—Jamás
—Vatzel —espeta Ronan desde su lugar— Olvidé agregar mis condiciones pero vas a usarla o te olvidas de nuestra ayuda.
De mala gana, la agarro.
Mientras Zeth al instante se la prueba. Justo a su medida.
—Me gusta —dice.
Niego varias veces y me la coloco sobre la camisa negra que llevo puesta. A mi medida sin embargo no me acoplo a la tela y a esos picos arriba de mis hombros.
Todos llevan una puesta.
Zoret sin ninguna camisa debajo al igual que Ekain. Mientras Matiel sube el cierre, Asmodeo sin mangas y Ronan, la porta abierta luciendo el estampado de DEMONS en su camisa negra. Todos llevan pantalón negro, excepto yo que me acoplo a usar uno de mezclilla.
—Woo, verte así pareces menos demonio.
—Demium, es Demium, Liliath —le respondo cuando se acerca a mi con sus manos en su cintura—. Siempre seré Demium.
—Ahora pareces más... mundano —sonríe con burla— Un atractivo y sexy, humano.
La veo fijamente.
Es difícil ocultar mis colmillos cuando me supera mi esencia vampirica.
—Canijos, es hora de salir —anuncia Ronan y uno a uno, lo sigue hasta dejarnos a solas.
—Recuerda nuestro acuerdo Liliath, te irás cuando...
—El Rey del mal, aparezca —me interrumpe.
Asiento varias veces.
—Terminemos con esto —emito y paso por su lado cuando su agarre en mi brazo me detiene— Por el Infierno ¿ahora qué?
Liliath anula la distancia y desprevenido siento sus labios sobre los mios como su mano en mi nuca.
Por segundos permanezco inmóvil, viendo sus ojos cerrados.
“No Vatzel, ni lo pienses”
“O tal vez... debería”
“¡NO!«
“Por el Infierno«
Mi mano la guio a su nuca y reaccióno al mover mis labios contra lo suyos. Freneticamente devorando su boca, usando mis colmillos al morder sus labios y adentrando mi lengua rozando con la suya.
“Caíste«
Rápido reacciono cuando gritó mi voz interna y bruscamente me alejo de ella.
Su corazón late acelerado.
Su respiración es agitada.
Sus labios tienen rastro de sangre.
—Siempre quise saber lo que se siente besar a un demium y lo comprobé —Liliath humedece sus labios— Después de todo, soy una fan más de un integrante de DEMONS.
Sonriente se marcha y pasa por mi lado.
No recibió una sola palabra de mi parte.
—Vatzel, lo arruinaste —me digo a mi mismo al quedar solo y paso mis manos por mi cabello. Aparto mis cadejos blancos de mi frente— Mierda—repito e imito una expresión mundana y me doy la vuelta no tan preparado para enfrentar a cientos de mundanos.
Cuando salgo, veo a una multitud de mortales de distintas apariencias, tamaños y género.
—Vatzel, concéntrate —me dice Ronan cuando me entrega la guitarra.
Asiento, me obligo a no pensar en Liliana Dalson y su inesperado beso y me acerco a todos los Desterrados.
Todos los mundanos gritan:
¡DEMONS! ¡DEMONS! ¡DEMONS!
Y visten de extraña manera.
Ronan como líder toma la palabra y su voz resuena a lo alto por un objeto que sostiene cerca de su boca.
Dejo de prestarles atención y giro a ver a Zeth quien se encuentra detrás, cerca de la batería. Después veo a Matiel, Asmodeo y Ekain con sus propias guitarras detrás de Ronan, el queda justo al frente y Zoret a su lado derecho mientras me toca estar a su lado izquierdo.
—... fans de DEMONS, esta noche tenemos dos invitados muy peculiares —presto atención a Ronan que tan solo hablar, los vuelve locos. Los mundanos no dejan de gritar con euforia— Nuestro nuevo baterista, Zeth —lo señala— y ante ustedes, el hijo del mismo mal— me señala y hace una corta pausa— Vatzel.
Entonces gritan nuestros nombres.
Asombrado a escuchar ese VATZEL por doquier, en voz alta, por cientos de mundanos que conocen, se graban y repiten mi nombre tantas veces:
¡VATZEL! ¡VATZEL! ¡VATZEL! ¡VATZEL! ¡VATZEL! ¡VATZEL! ¡VATZEL! ¡VATZEL...!
Cuento más de ocho veces y no se detienen. Lástima que no hay efecto, no tienen almas.
Dejo a ver a los ingenuos mundanos y desvío la vista. Cerca del escenario que nos aleja de la multitud, en una esquina veo a Liliath que nos observa cruzada de brazos. A cierta distancia, se encuentra Badul y lleva puesta la misma chaqueta negra.
—¡Rey del mal! —anuncia Ronan la canción.
Regreso la vista al frente y sujeto la guitarra, mis dedos guiados a las cuerdas justo como ensayamos.
Espero su indicaciones, Ronan hace el conteo e inicia Zeth con la batería y nosotros con cada guitarra acorde a la melodia. Enseguida Ronan es quien comienza a “cantar” la letra:
Es el líder del infierno,
es un ser antinatural.
Con su esencia te hipnotiza,
es el mismo mal.
Miles lo idolotran,
no lo dudes de más.
Grita fuerte su nombre,
en un sueño irreal.
Está entre nosotros,
pertenece a la oscuridad.
Grita fuerte, AZBEL
es el mismo mal.
Ronan se encarga de repetir parte de la canción mientras Zoret le sigue de fondo y nosotros con los instrumentos.
AZBEL
(Te invoco aquí)
AZBEL
(Ven por mi)
Es el líder del infierno,
es un ser antinatural.
Con su esencia te hipnotiza,
es el mismo mal.
Los cinco se mueven con agilidad por el improvisado escenario. Brincan, cantan y logran que los mundanos repitan la letra, justamente nombren al Rey del Inframundo.
Cada vez sus gritos aumentan, de mi parte permanezco en mi lugar deseando que de una vez termine. Mi oído de vampiro no podrá soportar más sumándole la sed de sangre.
Grita fuerte, AZBEL.
(Te invoco aquí)
AZBEL
(Ven por mi)
AZBEL
(Está aquí)
AZBEL
(Sueño irreal)
AZBEL
Es el Rey del mal, yeahh.
Cuando la melodía termina, los mundano piden otra y no dejan de gritar. Quieren escuchar a Ronan una vez más sin embargo, es el momento para actuar.
Primero compruebo la presencia de Liliath en el mismo lugar y no la veo más. Solo a Babdul que me hace la indicacion.
Asiento y enseguida alejo la guitarra de mi. Se la entrego a Ekain y me acerco al raz del escenario.
Soy el centro de atención.
Ante ellos, revelare mi existencia. Sin embargo, van a olvidarlo.
Entonces, cambio.
Dejo que mi esencia vampirica me controle, siento mis colmillos sobresalir, mis ojos cambiar. Es inevitable dejar crecer mis cuernos cuando mi esencia demoníaca se hace presente.
Soy un fallo y lo usaré a mi favor.
Reina el silencio, presiento su miedo y tan pronto, extiendo los brazos a los lados tras pronunciar en mi idioma palabras que ellos no entienden. Sin embargo, uno a uno cae en trance. Comienzo a controlarlos cuando siento energía emerger de mis manos con la clara indicación:
“Duerman, repitan su nombre e invoquen a Azbel en su sueño y cuando despierten, no van a recordar nada”
Uno a uno, caen al suelo inconscientes.
Me demoro segundos en reaccionar y celebrar que funcionó.
—Vatzel, Vatzel, buscalo —reacciono ante la voz de Ronan. Bajo mis manos, la energía desaparece y estoy orgulloso de mi mismo.
“No vas a controlarme Raziel, no más”
“Soy poderoso, soy el mismísimo príncipe del Inframundo”
Actuo y bajo del escenario de un brinco. Que sea alto, no es complicación cuando aterrice de pie. Enseguida comienzo a avanzar entre los mundanos y no hay presencia de él.
—Aparece —emito para mi mismo y me detengo en el centro.
“No funcionó”
Estoy por maldecir al mismo infierno cuando una sombra causa mi atención. Al final de los últimos mundanos inconscientes, el Rey del Inframundo aparece.
Primero detecto sus alas de distinto color, grandes y únicas. Después sus cuernos, su altura hasta que su presencia es completamemte mejorada.
No evito sonreír mostrando mis colmillos.
—Padre Azbel
Él al instante, cierra sus alas más no las oculta. Observa a su alrededor y después fija la vista en mi.
—Vatzel —asiento y me acerco con esfuerzo por la debilidad y trato de no pisar a ningún mundano hasta llegar frente a él. Obtengo su escaneo, su mirada de sorpresa trata de ocultar cuando visto muy distinto— ¿Qué hiciste?
—Te invoque, logré usar mi poder y por medio de estos mundanos, se grabaron tú nombre. Duermen y repiten tú nombre. Ellos me ayudaron —mi padre Azbel desvía la vista en los Desterrados por él— por una melodía lo hice. Las cosas aquí son extrañas pero no me importa con tal de que estés aquí. Traté de invocarte de forma normal para que obtuvieras almas pero no pude.
—Estoy anclado al Inframundo, Vatzel —regresa a verme— y a Annebett y en este momento, estoy aquí, frente a ti y a la vez en los sueños de todos estos mundanos.
—Mi madre estuvo aquí, usé la estrella infernal pero no hubo mucho tiempo. Se lo conté, lo sé y me tienes que ayudar a detener a Raziel.
—Annebett me contó todo y no Vatzel, nosotros no podemos intervenir. Su destrucción, la salvación de ambos Mundos, depende de ti.
—No puedo, no soy el Demium que esperas que sea.
—Vatzel, eres nuestro hijo —no me siento intimidado por el cambio en sus ojos cuando son completamente negros— Tik set lidik tedik oscunik.
“Tú serás el nuevo Rey Oscuro”
—No tengo el poder de mi Madre, ni tampoco me acerco a ser como los anteriores Rey Oscuros.
—No te rindas Vatzel. Tienes que encontrar a Raziel y aquí, destruirlo o de lo contrario, él te usará para que seas el destructor de todo. Raziel tiene el poder, puede activar tú poder pero no caigas en su trampa.
—Era eso... Madre trató de advertirme.
—Annebett está muy débil. En nuestro Mundo, Reinos han dejado de existir.
—¿Dos?
—Cinco
No evito la sorpresa.
—La profesia, va demasiado rápido. Necesito más tiempo...
—Vatzel, es primordial tú misión aquí. Cuando destruyas a Raziel, podrás regresar.
Frustrado paso mis manos por mi cabello.
—¿Qué Reinos? Necesito saberlo.
Él se demora en responder.
—Los existentes, somos los Demium, Vampiros, Lobos, Sirenas, Ángeles, Sombras, Elfos, Duendes, Dragones y Brujas. —Hace una corta pausa— Los Reinos que ya no existen, comenzó con las Hadas, después las Driades y siguieron las Arpía, Griffos y Ondinas.
—Eso va a debilitar más a la Reina de Oscuridad.
—Annebett intenta ser fuerte, Vatzel. No se rinde pero es consciente que no será lo mismo que en el pasado. Ella duda de tener el poder suficiente para resucitar a todos de vuelta cuando Luzziel, no existe más y fue el único que lo hizo.
Niego varias veces.
Aunque varios estén en mi contra, todos los Reinos son necesarios.
—Debes saber Vatzel del estado grave de Valkian, volvió a activar la maldición.
—¿Qué?
—Valkian hace tiempo llegó al Inframundo, volvió a ingerir sangre demoníaca y volvió a ser un Dempire cuando su intención es venir por ti, pero no puede cruzar el portal. Por el momento, permanece en el Inframundo, cerca de Annebett.
Le creo porque conozco a mi padre vampiro. Todo, lo que sea por su descendencia.
—¿Cúal es el daño al Reino Sangrier?
—Valkian antes de ser Dempire, nombró a Emely Lekan como la nueva y primer Reina. En estos días, van a coronarla ante su Reino. No tuvo más opción que aceptar. Los vampiros rechazan un Dempire y Valkian...
—Dejó de ser Rey.
Niego varias veces, empeora mi molestia.
Fui el causante, lo condene como a mi hermana.
—Vatzel, no dejes de vigilar a la Mundana que te invoco. Annebett se dio cuenta al verla y estamos seguros que es descendiente de Alaric.
—Eso no puede ser... Liliana Dalson no puede ser... un fallo. Igual a mi.
Recuerdo y conocí a Alaric, primero fue un Ángel, por alguna razón el Rey Caliel lo desterro de su Reino y llegó al Inframundo como un Caído. Mi padre Azbel le otorgó nuevas alas oscuras, esencia demoníaca. Volvió a incumplir las reglas sobrenaturales y terminó como Desterrado.
—Desconocemos su vida en este Mundo pero es posible que haya procredo con una mundana.
—Y nació Liliath —emito sin creerlo— Voy a averiguar, su creadora la abandonó desde muy cría y desconozco si Alaric aún existe aquí.
—Vatzel, no olvides quien eres. —Su voz es distorsionada.
Estoy por preguntarle más al respecto cuando mi padre Azbel desaparece y en instantes cada mundano comienza a despertar.
.
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.
.
.
Nota de escritora:
Wooo, grito como fan de Demons. Este fue uno de mis capítulos favoritos, cada vez se revela todo y aún falta mucho. Desde el libro #1 Azbel fue mi favorito pero aquí, su hijo esta robando mi corazón, lo amo y me gusta como es. Que difícil elección.
Fue difícil crear la canción de mi propiedad, de esta loca cabezita y no dejo de repetir la letra. Que locura.
Nos seguimos leyendo en otro capítulo, adelanto y mil sorpresas. Será +18 🔥
Les dejo un collage de este capítulo:
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