Años atrás.

EMPRESA JEON'S (Oficina del CEO)

— No pienso casarme con ella. — dijo firme, cruzando los brazos.

— Es tu obligación como hijo.

— No. No lo es — se levantó del lugar. — Además, no escucharon mi opinión antes de aceptar la propuesta.

— Eso no es importante, hijo. Estás a punto de cumplir los 26 años y nunca has estado en ninguna relación. — suspiró. — Piensa que, si no buscas pareja ahora, no lo harás nunca.

— Nunca me enamoraré, ni quiero estar con alguien, entiéndelo. Primero muerto antes de casarme. — dijo serio, saliendo del lugar.

Caminó por los pasillos hasta llegar a la salida. Su guardaespaldas y chofer lo esperaban allí.

— Mino, llévame a la cafetería de siempre. — miró las calles mientras el auto arrancaba, dirigiéndose al destino.

Calles de Seul.

En esos momentos, había una gran persecución por Seúl. El heredero Kim había escapado.

Hombres de gran estatura buscaban por todos los lugares, sin darse cuenta de que aquella cabellera castaña estaba detrás de un bote de basura. El individuo cuando vio que nadie estaba allí, sacó su celular y empezó una llamada.

— ¿Hola? Jimin, ¿estás ahí?

— Sí, ¿qué pasa? — se escuchó un susurro detrás de la línea.

— Por qué susurras. — Él también susurró.

— Papá está conversando con unos socios, yo estoy detrás de ellos.

— Ohhh, meescapé. — habló rápido.

— ¡¿QUÉ?! — Desde la otra línea se escucharon muchos "shh" y un "disculpen". — Ahora sí, ¿qué hiciste? — dijo más claro.

— Me escapé, duh.

— Pero cómo, tus padres te tienen rodeado por sus guardaespaldas, es imposible.

— Bueno...

—Taehyung, cariño, necesito que vengas por favor. — pidió Irene, su madre.

—Aquí estoy — dijo ingresando al lugar, mirando a muchas personas presentes. No era buena idea ir vestido con unos shorts demasiado cortos y muy apretados. Además, para escapar, estaba muy difícil. Tenía puestos unos tacos.

Pero sabía manejarlos.

—Hijo, te presentamos a Hyungsik, tu prometido. — mostró al joven a su costado, quien le recorrió la mirada a su cuerpo.

—Ja, que se tragó esta vieja. — pensó riéndose.

— Mucho gusto, soy Park Hyungsik. — Le ofreció su mano en forma de saludo. El castaño lo miró dudoso y sonrió sarcásticamente.

Haría una pequeña bromita a sus papis.

— Crees que por ser muy cortés te aceptaré, estás en un error. — todos miraron sorprendidos al heredero. — Solo quieres mi fortuna. ¡ESTÚPIDO! — gritó, sacando a todos un jadeo. — Taehyung, ¡a CORRER!

Y como por arte de magia, el castaño desapareció, sus padres miraron sorprendidos disculpándose con los presentes, sin duda salió el carácter a su tío Jin.

Ahora estaba afuera, peleando con los guardaespaldas para salir.

— Suéltenme, solo quiero tomar aire. — mintió forcejeando.

— Está bien, lo soltaremos — dijeron todos.

Todos sacaron sus manos de los brazos del castaño, quien luego de estar libre, tomó un gran respiro, acomodándose el cabello disimuladamente. Volteó a ver a los hombres, quienes tenían la mirada puesta en él. Diez pares de ojos, era demasiado. Tenía que hacer algo.

— ¡OH! Miren allí, la presidenta de Seúl en el cielo. — señaló el lugar, todos los hombres voltearon al lugar apuntado. Encontraron, nada.

El heredero los había engañado.

—¡ES PRESIDENTE, ¡SOPENCOS! — exclamó, riendo mientras escapaba del lugar.

—Tengo el poder, idiotas. Soy hermoso. Nadie me dice qué hacer, ni mis padres.

Unos shorts de Chanel o unos tacos de punta no podrían detenerlo mientras corría. Estúpidos hombres que intentaban arruinar sus planes.

—Y eso fue lo que pasó —concluyó.

—Woow, eso fue intenso —murmuró Jimin—. ¿Y ahora dónde estás?

—Al costado de la basura — tapó su nariz por el mal olor —. Necesito que mandes a tu chofer por mí.

—¿Y qué recibiré a cambio?

—No sé, ¿qué tal una colección de verano, de Chanel? — miró hacia adelante, asegurándose de que nadie estuviera cerca.

—Trato.

Taehyung finalizó la llamada, dando un gran salto en su lugar y sonriendo. Se dio la vuelta y se encontró con diez pares de ojos.

—¡Ahí está!

—Oigan, ¿no se cansan? Uff, qué pesados.

Taehyung solo hizo lo que se le vino a la mente: correr por su vida.

—Señorito Kim, ya no corra.

¡JA! Eso nunca, pero sí tomaría un descanso. Se detuvo en una... ¿cafetería?

—¡HEREDERO KIM!

Los hombres estaban a punto de alcanzarlo. Sin mirar al frente, empezó a correr de nuevo, cuando de repente, algo duro lo hizo caer, chocando con alguien. Su pobre trasero dolía.

—Joven Jungkook, ¿se encuentra bien?

¿Jungkook? ¿Joven?

El castaño confundido alzó la mirada y se encontró con unos ojos negros y profundos, un rostro fino y hermoso. Unos labios rojizos como rosas, con ganas de besarl-

¡TAE!, ¿cómo puedes decir eso de un desconocido? Tan grande y lindo-  pensó sonrojado.

Rápidamente se levantó, aún con la mirada del hombre sobre él. Le sonrió tímidamente, siendo correspondido de inmediato.

—Disculpen — hizo una reverencia, sin dejar de mirar al hombre.

Nuevamente empezó a correr, aun la mirada del hombre seguía en él. Pero de nuevo era perseguido por los estúpidos guardaespaldas.

—Joven, déjeme ayudarlo — alcanzó su mano, siendo correspondido.

—Mino, ¿viste eso? — sonrió enamorado. El chofer confundido asintió —. Es Cupido flechando mi corazón.

Aquel hermoso castaño, con su radiante figura, sus cabellos rizados cayendo por su frente, los labios semiabiertos al respirar, sus ojos color avellana... Su figura de Afrodita sin duda. Muslos gruesos, cadera ancha para tener a sus herederos, cintura fina y ese redondo trasero al correr, que se meneaba de manera obscena.

Estaba completamente perdido por aquel chico.

—Se encuentra bien, señor.

—Lo estoy — aún miraba en dirección al joven que huyó —. Sube, manejaré yo.

El guardaespaldas y chofer Mino acataron la orden.

—¿Qué hará, joven?

—Ir por el amor de mi vida.

Así comenzó su hermosa historia de amor, entre los jóvenes de 26 y 22 años.

©VanteMoHanna.