OO1.
— Quiero el divorcio.
— ¿¡Qué!? — No podía creer lo que escuchaba. Sonrió nervioso, apretando el teléfono entre sus manos — Amor, ¿estás bromeando... ¿cierto?
— No. No lo estoy haciendo —su voz sonaba seria. Su corazón se detuvo por unos breves segundos, lágrimas se empezaron a acumular en sus ojos.
El amor de su vida le estaba pidiendo separarse de él.
— P-por qué. P-porque te quieres separar de mí. — Su voz se quebró en la última frase, empezando a sollozar como un bebé. Sentía que su celular se iba de sus manos, apegándolo más a su oreja — No puedes de... dejarme.
— Sí puedo, ahora necesito...
— ¡NO! TÚ SABES CUÁNTO TE AMO, ¡CUÁNTO TE APRECIO! ¡SABES QUE NO HAY JUNGKOOK SIN TAEHYUNG! ¡SABES QUE YO SIN TI MUERO! — Gritó llorando, golpeando su pecho, arrinconándose en la esquina de la oficina, haciéndose un ovillo. — NO ME PUEDES DEJAR ASÍ, DIME QUÉ HICE, LO PUEDO ARREGLAR, CAMBIARÉ SI TE INCOMODO, CAMBIARÉ DE CUERPO SI ASÍ LO QUIERES, TE AMO, TAEHYUNG, TE AMO TANTO QUE DUELE. Por favor, dime que hice mal... — Murmuró al final, se mordió los labios, aun recordando cuando su esposo los besaba con tanta pasión. Seguía llorando, escuchó cómo desde la otra línea suspiraba.
— Lo siento... ven a la casa al anochecer, ahí te diré todo. — Finalizó la llamada.
Pasaron alrededor de 2 horas sentado en la misma posición, no podía creer lo que había dicho. Y para colmo, su loco secretario escuchaba a un fuerte volumen "Mientes" del grupo Camila. No podía ser peor.
Justo ayer hicieron el amor durante el amanecer, disfrutar cada rincon del curvilíneo cuerpo de su esposo, era adictivo. Muy despacio y con los ojos apagados, hinchados y rojos por tanto llorar, miró hacia su escritorio, recordando los hermosos momentos que habían compartido. Las risas, las caricias, los sueños tejidos juntos. Ahora, todo parecía desvanecerse como un castillo de arena en la marea.
— mmn.. ¡Ahg! — las duras embestidas que le daba el azabache a la mojada entrada hacían que ponga los ojos en blanco.
— No hagas ruido cariño... — susurro en sus labios, lo apego más a él, abrasándolo por su cintura para así llegar más profundo. — Nos descubrirán.
— Pero ¡Mmn! no puedo... tu ¡Ahg! polla es muy grande. — susurro haciendo un puchero en los labios, que fue devorado por su esposo.
Sonrieron por sus travesuras, mirándose a los ojos, con tanto deseo. Tanto amor que tenían el uno al otro.
El pelinegro solo sonrío ante el recuerdo, volviendo a llorar silenciosamente, miro detrás de su ventana y estaba anocheciendo. Tendria que ir a casa. Haria lo posible por saber la verdad. Por que sin Taehyung no hay Jungkook.
Unos momentos antes de la llamada: Residencia Jeon.
— Crees que sea necesario hacer eso, mochi.
— Más que necesario. — dijo agarrándose de la cadera.
El castaño estaba dudoso, decir la palabra DIVORCIO le daba escalofríos, no quería separarse de su amor. No, nunca.
— Dime por qué hacemos esto.
— Veras, según tú querías hacer una broma a Jungkook por el día de los inocentes, pero al parecer no te alcanzó el tiempo, y ahora mañana es el día de San Valentín. — explicó — pero aún no me cabe, eso de que no te alcanzó el tiempo.
— Estábamos ocupados y no me acordé del día. — sonrió tímido.
— Dirás, haciendo cosas.
— ¡JIMIN! No digas esas cosas así.
— Ya que, ustedes parecen conejos cuando cogen. — dijo muy obvio.
— Oye. — le lanzó un cojín.
— Taehyung, tener sexo toda una semana, solo porque no se vieron en todo el día, ESO es mucho.
— No tuvimos sexo. — dijo sonrojándose. — Hicimos el amor.
— Uy... ¿quieres que te ayude o no? — recibió un asentimiento contrario. — Bien, toma esto. -Le alcanzó su teléfono.
— ¿Para qué o qué?
— Tontito, el plan es fácil. Haces la llamada, le dices que quieres el divorcio, y después que él venga al anochecer a tu casa, yo entro. Maquillándote, además tengo el vestuario. Cuando lo sorprendas en tu cama, te recomiendo cruzar las piernas para dar un aspecto sexy, aunque no es necesario, obvio ya lo eres. También tenemos que tener las frutas, el vino, chocolates, miel y ¡OH! la lencería, yo la tengo. Listo, recibirás una gran follada esta noche. Además, te ahorras el Día de los Inocentes y San Valentín, dos por uno. ¡Woow!
Feliz, volteó a ver a su amigo, quien tenía los ojos muy abiertos mirándole profundamente. ¿Sorprendido o asustado?
—¿Qué pasa?
—¿Lo utilizaste con Yoongi, ¿verdad?
—No cambiemos de tema.
—Estás loco... sin duda.
La llamada se inició, y el corazón de Taehyung latía con fuerza. ¿Cómo iba a decirle a Jungkook que quería el divorcio?
La voz de Jungkook sonó al otro lado de la línea, y Taehyung tragó saliva, mientras Jimin lo miraba fijamente desde su lugar.
— Buen día, cariño, el amor de mi vida, luz de mis ojos. Dime qué deseas. En la mañana no pude despedirme de ti, pero te hice tu desayuno favorito. Recuerda que te amo.
Miró a Jimin, diciéndole con la mirada que no iba a poder. El rubio lo miró amenazante. Respiró hondo y decidió continuar.
— Hola, Jungkook. Necesito hablar contigo sobre algo importante...
—Oh, que paso bebé ¿Necesitas algo amor?
— Quiero el divorcio.
— ¿¡Qué!? — se escuchó un grito. — Amor, ¿estás bromeando...¿Cierto?
— No. No lo estoy haciendo — quería llorar por hablarle así.
— P-por qué. P-porque te quieres separar de mí. — sentía cómo lloraba. Escuchaba algunos golpes. — No puedes de... dejarme.
— Sí puedo, ahora...
Iba a completar la frase cuando lo interrumpió.
— ¡NO! TÚ SABES CUÁNTO TE AMO, ¡CUÁNTO TE APRECIO! ¡SABES QUE NO HAY JUNGKOOK SIN TAEHYUNG! ¡SABES QUE YO SIN TI MUERO! — sentía cómo se desgarraba desde lo profundo de su ser. Lo amaba, lo amaba tanto. — NO ME PUEDES DEJAR ASÍ, DIME QUÉ HICE, LO PUEDO ARREGLAR, CAMBIARÉ SI TE INCOMODÉ, CAMBIARÉ DE CUERPO SI ASÍ LO QUIERES. TE AMO, TAEHYUNG, TE AMO TANTO QUE DUELE. Por favor, dime que hice mal... — suspiró, quería llorar. Él sabía el puro amor que tenía su esposo hacia él. Seguía escuchando sollozos.
— Lo siento... ven a la casa al anochecer, ahí te diré todo. — finalizó la llamada.
— Woow... él te ama de verdad.
— Lo sé, y quiero morir al decirle eso. — se dejó caer en el sofá.
— No te preocupes. Ahora tenemos que arreglarte, o me olvidé de decirte que compré más cosas.
— En serio, tú estás loco.
Y durante toda la tarde, se dedicaron a acomodar todas las cosas. Colocaron rosas en el suelo, creando un camino hasta la habitación. El aroma dulce de las flores llenaba el aire, como si el amor mismo flotara a su alrededor. Las velas parpadeaban, sus llamas danzando en complicidad con el corazón acelerado de él.
Cada detalle estaba cuidadosamente planeado, como si el universo conspirara para que este momento fuera perfecto. Y mientras el sol se ocultaba, dejando paso a la suave luz de la luna.
Acomodaron el chocolate y miel en recipientes, luego de todo eso, Jimin comenzó arreglar a el castaño. Le mostro la lencería, que hizo a Taehyung marearse de la impresión, después de unas cuantas cachetadas no tan delicadas por parte de su amigo para despertarlo. Taehyung se encontraba listo.
Miraron la hora y eran las 10 de la noche, su cariñito ya estaba por llegar.
— Ya me voy, te enseñe los movimientos... me lo agradeces mañana.
— Oki... deséame suerte.
— ¡SUERTE! — alzo sus manos.
Se despidieron, y el rubio se fue, al rato se escuchó como el auto de su amor se estacionaba en la mansion. Agarro la bata nerviosamente. Se sentó a la orilla de la cama, listo para la sorpresa.
El pelinegro salió de su Mercedes-Benz, aun llorando, y caminó hasta la puerta de su hogar. Al ingresar, la oscuridad lo envolvió, y se limpió las lágrimas que no le permitían ver claramente. Siguió el sendero de pétalos de rosas que conducía hacia su habitación.
Allí encontró a su amor, quien lo miraba lascivamente, el solo puso un puchero. Su pecho se oprimió y las lágrimas volvieron a brotar. Cayó de rodillas al suelo.
El castaño, asustado al verlo así, se acercó rápidamente y lo abrazó. Se sorprendió cuando el pelinegro lo atrajo hacia sí, aferrándolo por la cintura y apoyando su rostro en su hombro.
— ¿Qué pasa, amor? — susurró, acariciando sus cabellos.
El pelinegro alzó la mirada, sus ojos enrojecidos e hinchados por el llanto.
— No me dejes. — su voz tembló — Por favor, no me dejes.
—No lo haré. Jamás podría dejarte. Eres el amor de mi vida, mi todo. — Se inclinó y le dio un beso en la punta de su nariz, no pensaba que fuera tanto el dolor.
—Te amo tanto, Taehyung. Siento que muero si no estás conmigo.
— También te amo, Kookie.
Después de un rato de caricias, los dos se encontraban más calmados. Los breves suspiros de Jungkook rompían el silencio, regulando su respiración.
—¿Tú quieres el divorcio? — preguntó el pelinegro con miedo, aún recostado entre los muslos de su esposo.
—Oh... bueno, es una larga historia...
—¿En verdad lo quieres? — Jungkook empezó a llorar nuevamente.
—Cariño, no llores. No quiero el divorcio. — Taehyung acarició sus mejillas. Su Kookie era muy sensible.
—Entonces, en la llamada...
—Bueno, la verdad es que llamé a Jimin. Y me propuso una idea algo loca, y como Jimin es un poco loco, termine aceptando la propuesta, poder hacerte esta sorpresa, que creo que no salió bien.
— No... no lo hizo. —lo miro alzando una ceja, el castaño sonrío nervioso.
Juntaron sus labios en un necesitado beso, el pelinegro aun con lágrimas en las mejillas, el no soportaría que otro hombre disfrute de esta delicia. sus lenguas se enredaban, haciendo recostar al castaño, para ponerse encima de el sin romper el beso, tan apasionado, tan profundo.
Se amaban con locura.
— E-Espera, te tengo una sorpresa. — rompió el beso, que se estaba intensificando, se volvía más salvaje.
El corazón de Jungkook latía con fuerza mientras observaba a Taehyung deshacer el nudo de su bata. La habitación estaba cargada de anticipación y deseo. Las velas parpadeaban, proyectando sombras danzantes en las paredes. El aroma de las rosas se mezclaba con la fragancia de Taehyung, creando una sinfonia caliente.
La luz tenue de las velas bailaba sobre la piel de Taehyung, delineando cada curva y resaltando su belleza. El aro en su ombligo brillaba como una promesa secreta. Sus pezones se apegaban perfectamente al encaje, y Jungkook apenas podía apartar la mirada.
El pelinegro abrió la boca sorprendido, su polla se levantó rápidamente. Fifi estaba listo para profanar a su esposo.
Jeon Fifi -alias Jeon Junior- estaba listo para volver a su refugió, el lugar en donde disfrutaba la estadía cada día de la semana.
Recorrió la mirada al cuerpo, empezando por los pies, sus muslos eran grandes y gorditos, su piel canela era exquisito, podia ver claramente la parte intima, esa parte que lo volvía loco, era muy afortunado en tener a Taehyung, con un cuerpo de infarto y hermoso por fuera y dentro.
Se levanto con cuidado para tomar de la cintura y apegarlo posesivamente a él.
— Te ves hermoso, precioso... No tengo palabras para poder describir tanta perfección en tu bello cuerpo.
—Gracias cielito.
—Hoy haremos el amor rudamente, mi amor. Preparate porque mis lagrimas nadie me las regresa, y esta noche lloraras de placer.
Empezaron a besarse. Los chasquidos del gran beso retumbaban toda la habitación del Penthouse más grande de toda Corea.
Aquellos amantes no podían despegarse del uno al otro, ellos nacieron para estar juntos, sus cuerpos habían sido modificado el uno para el otro, sus manos encajaban tan bien. Desasieron el beso, dando un último chasquido obsceno, el pelinegro dio una lambida a los labios de su amor.
—Eres sabroso, mi amor.
—Gracias. — sonrió tímido, ladeando una sonrisa.
Antes de continuar de nuevo el apasionado beso, el castaño puso sus delicados dedos hacia los labios de su esposo.
—Espera cariñito...
Jungkook confundido mirando como su amor se levantaba sensualmente, dejando su cuerpo expuesto, caminando balanceando las caderas, para provocar a su esposo. se detuvo en la pequeña mesa de noche, se inclinó dejando a la vista su gordo trasero, esa braga hacía que su culo se lo tragase la tela por dentro.
—Oh mierda. — escucho el murmullo de su esposo atrás de él.
Sonrío por lo cometido, alzando más sus glúteos escuchándolo jadear, ahora teniendo la vista no solo de su gran culo, si no de la entrada rosada que pedía ser penetrado. Taehyung ahora se encontraba agarrando el chocolate derretido, fresas y miel, el vino lo dejaría para luego.
Dándose vuelta encontrando la mirada de Jungkook.
— Cariño, aquí están mis ojos. — señalándose, el pelinegro alzo la vista del gordo trasero de su amor hacia sus hermosos ojos avellanas.
El pelinegro sonrío ladinamente, dándole una mirada lasciva. y algo curioso por las cosas que traía su amor, quien dejaba todo a un lado suyo.
—Para qué es eso am...
No pudo terminar la frase cuando su amor lo empujo haciendo recostar en la alfombra de la habitación.
—Hoy te dare tu regalo por San Valentin. —se sentó encima de su gran bulto —. Mi amor quien manda en la relación. — dijo empezando a moverse de arriba-abajo en el gran bulto de su esposo.
—Tu mi amor, siempre tu. — jadeo.
—Muy bien.
El Castaño empezó desbotonar la camisa contraria, botón por botón delicadamente, el pelinegro se apoyó de sus codos para poder recostarse, mirando con deseo a las hermosas clavículas, deseosas por dejar su marca ahi.
Ahora Taehyung se encontraba acariciando el duro pecho de su cariñito. Apretando sus abdominales mientras lo miraba a los ojos, ahi se encontraba un eight pack, sus dedos trazaron una línea subiéndolo hasta sus labios y bajándolo hasta la abertura de su pantalón de vestir.
Con cuidado saco su pantalón, dejándolo ahora en un boxer negro, dando a la vista a su querido amigo, Fifi, que había crecido rápidamente. Ese gran bulto no dejaba nada a la imaginación, era tan grande, se podia decir que había una tercera pierna ahi. Bajo su cabeza hasta ahi, tomando entre los dientes el elástico del boxer para luego bajarlo, aun teniendo la mirada de Jungkook. Ahora si encontrando a su Fifi, tan lindo, rosado, brilloso por él presemen.
Su segundo cariñito había despertado.
Se levanto para agarrar un poco de chocolate derretido, para luego volver a sentarse entre sus piernas. Sostuvo el utensilio echando un poco de chocolate, después hacer una línea con ella entra el abdomen y bajarlo hasta el inicio de su pene totalmente erecto, dejo aun lado el recipiente. Ahora levantándose del lugar, aun teniendo la mirada de su cariñito. Quien se encontraba confundido.
El castaño empezó a retirar su lencería provocativamente, empezando por sus hombros, dando toda la vista a su esposo, quien lo miraba deseoso. Aun no creía como Taehyung había aceptado salir con él, teniendo a toda media corea detrás de él.
Luego de retirar todo. Balanceando sus caderas llego hasta el pelinegro, quien rápidamente lo sostuvo de la cintura posesivamente, atrayéndolo hasta su pene. Sentándolo ahi.
—Te desea amor, ahora mismo quiero enterrarte en mi polla.
Su aliento chocaba con el contrario. mirando deseoso sus labios.
—Hoy haremos el amor dulcemente.
Nuevamente el castaño agarro el recipiente, ahora de la miel. Empezando a embarrarse por todo su cuerpo, después embarrar a su cariñito también, pero él era chocolate y la miel.
Después de eso, empezaron un beso tan apasionado, los pezones de Taehyung se apegaban al duro pecho de su esposo, ambas erecciones se embarraban, ambos embarrándose de chocolate y miel. Taehyung ya se había preparado antes de su marido llegase. Él estaba listo.
Aun besándose entre lenguas, y mordidas, Taehyung tomo entre su mano el cabello pelinegro del contrario acariciando, mientras que con la otra tomo el gordo pene de su cariñito, se alzó un poco para luego enterrarse la polla entera de una solo estocada. Soltaron el beso, para jadear por la agresividad de la penetración. Taehyung tenía las manos entre sus labios tratando de respirar adecuadamente. Era demasiado grueso.
Mientras que el pelinegro agarra la cintura posesivamente de su amor. Para poder empezar a embestirlo con fuerza, El castaño solo pudo gemir ante tanta agresividad. Sus glúteos se movían obscenamente. El pelinegro empezó a besar sus clavículas, su cuello en donde dejo marcas. mientras seguía penetrando a su amor, quien saltaba poniendo los ojos en blanco.
El pelinegro empezó amasar el gordo culo de Taehyung, dándole una nalgada en este.
— Amor... lo haces tan bien, tan rico.
Taehyung empezó a besar sus labios para callar sus gemidos, disfrutar el sabor chocolate en ellos. Las estocadas hacían delirar a su esposo, los que no sabía es que él ya se había corrido, ahora iba por su segundo orgasmo.
—¡TE AMO TAEHYUNG! — grito corriéndose en su interior, sin duda un heredero estaría creciendo en él.
El castaño quedo rendido en la alfombra del piso, lo que no sintió fue cuando su esposo le dio vuelta, alzo su culo en dirección recto, en forma caballito. Ahora alzando su rostro para empezar a besarlo. Sus lenguas estaban más que gustosas por el recorrido en ellas.
Las penetraciones seguían, olvidándose cuantos orgasmos llegaros desde el noveno.
Si entre toda la semana el castaño no salía embarazado, el pelinegro se encargaría de hacerlo durante todo un mes.
Aunque en la lógica era algo imposible, pero para él no existen los retos.
©VanteMoHanna.
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