Tercer acto: Cordura.
Es obvio que la conozco. Demasiado incluso. Números la rodean sin descanso. Mirada agradable e incluso débil, pero no la enfades.
De verdad, no lo hagas, a no ser que te encante ver el Núcleo arder... como a mí me gusta.
Y lo volvería hacer de nuevo.
...
Se sentía dispersa. Distante de todo lo que la rodeaba. Era como si lo viera todo en cámara lenta, incluso como si a momentos todo se paralizada. Daba la sensación de que todo lo que la rodeaba no era nada más que almas contenidas en un cuerpo del que cumplían una rutina vacía. Almas incoloras en el que solo ella parecía brillar con miles de colores que en más de una ocasión la hacían chillar de dolor.
Pero era un proceso que debía de aceptar.
Dejó que el autobús la llevara a la última estación, una donde apenas había gente que se bajara. Con esto, empezó a caminar sin rumbo alguno, siendo consumida por sus propios pensamientos mientras el tiempo parecía moverse con una lentitud poco usual. No le asustó, de hecho, se iba acostumbrando en estos días que estuvo en la tierra.
Frenó sus pasos cuando las calles carecían de edificios y las estructuras abandonadas la iban rodeando. Miró a su alrededor con una mirada tranquila y cansada, poniendo las manos en los bolsillos de su chaqueta.
Usar su poder contra su hermano estaba mal...
Era lo que le dirían todos.
Pero ella muy en el fondo sabía que estaba bien cuando los veía enfrente suya.
Sin hacerle ni un solo rasguño. Solo inclinándose ante su presencia.
Índice tercer acto:
Capítulo 14: Tu segunda oportunidad.Capítulo 15: Micros y lupas.Capítulo 16: Últimas palabras.Capítulo 17: Eres obvio.Capítulo 18: Una vez más, ¿no?
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