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Capítulo 16: Últimas palabras.

Su alma era una bola que no tenía una forma perfecta. No. Era imperfecta. En sí, lo había sido durante toda su vida. Aquella bola incolora se movía como si tuviera la voluntad de salir de esa perfección que le pedían, una que escapaba fuera de su comprensión humana.

La golpeaba con sus manos débiles. De poco servía. Pateaba con todas sus fuerzas. De poco servía. En sí, nada parecía ser útil contra aquella esfera hasta que chilló con todas sus fuerzas diversos nombres que hicieron de esa figura una masa que mantenía esa forma esférica, pero inestable. Demasiado.

Así había sido su vida. Inestable.

Una masa que por fin tomó un color, uno que a ojos de cualquiera le parecería deprimente, pero para ella era el color del que se había acostumbrado desde que tuvo consciencia, desde que tomó sus primeros pasos inestables y miró el mundo que la rodeaba.

Desastroso. Insalvable.

Se quedó en silencio en su habitación que, si bien era cuadrada, para ella siempre se mantenía como una esfera. Miraba desde la ventana el movimiento constante que había a su alrededor. Uno del que no dependía de ella, uno que le hacía sentir insignificante.

Siempre lo había sido, de eso se convencía, pero cuando miraba a sus espaldas, veía en la habitación una luz que la dejaba con las emociones alteradas. Rompía con ese color grisáceo, rompía con todo lo que había a su alrededor. Esa inestabilidad que había creado en su esfera empezaba a tomar una forma muy distinta. ¿Cuál? No lo podía decir del todo claro cuando esa luz se acercaba para abrazarla.

Una calidez que la hizo abrir sus ojos por después de tanto tiempo durmiendo.

Gruñó adolorida, parpadeando varias veces sus ojos. Intentó moverse, pero estaba atada. Rio desde sus adentros, mostrando una sonrisa apenada a la vez que levantó su cabeza para ver todo lo que rodeaba.

Esto no era Suqueia. Esto era Claimia.

Sonrió como nunca al recordar lo que una vez hizo en ese planeta, pero su sonrisa se borró de inmediato ante las consecuencias que dejó por un momento. Toda la bola de acciones que creó la gran piedra que sola debía llevar.

—Parece que al fin te has despertado —murmuró una voz que pudo reconocer de sobras, haciéndola chasquear su lengua y mirar en su dirección—. Perfecto, así podremos empezar con el interrogatorio.

No le dijo nada, pero su mirada denotaba el asco que le tenía. Bajó su cabeza para soltar un largo suspiro.

—¿Dónde está mi hermana?

—Lejos de ti.

Rodó los ojos a un lado, mirando hacia los bosques que la rodeaban. Rio sin querer al reconocerlos. ¿Quién le diría que su muerte sería en el mismo sitio donde mató a los padres de Luminosa?

Se quedó en silencio aun si la mirada llena de odio de Kemi era clavada. Si quisiera, podría hacerla más daño en las enredaderas que ataban su cuerpo, dejándola sin ninguna opción viable, pero al parecer no iba a ser el caso.

—Quiero que ella esté aquí. No tú —pidió, mirándole de reojo.

—Lo siento, Pyschen, pero tu hermana tiene mucho por hacer y para que vuelvas hacer tus cerdos trucos de manipulación, es mejor que esté alejada de ti. Que solo nosotros nos hagamos cargo de esto —contestó Kemi, cruzando sus brazos y apoyándose en el tronco.

—¿Nosotros? —preguntó Pyschen, alzando la ceja.

—Urchevole y Aspaura se encuentran con Christel. Pronto tendrás tu merecido una vez lo digas todo. Y me da igual que tu hermana no esté. Lo dirás aun si no lo deseas hacer.

Le miró por unos pocos segundos. La apariencia de un Vigilante de la Naturaleza destacaba por sus vestimentas relacionadas con esta. Una figura que parecía transmitir paz, pero era tan irónico cuando sabía quien era. Hijo de un Drasino, y no uno cualquiera.

Bajó la cabeza con una sonrisa débil y cerró de nuevo los ojos. Vio de nuevo esa bola imperfecta e inestable. Ahora identificaba lo que le ocurría. Era ruido y locura lo que estaba siendo envuelta. Un poder tan fácil de descontrolarse, uno del que ella misma lo describía como el perfecto caos.

Caos...

Ese nombre hizo que resonara en toda su cabeza, soltando una risa débil que Kemi pudo escuchar. Abrió por un momento sus ojos, encontrándose con el mencionado enfrente suya. Le agarró del cabello, un gesto que a estas alturas no le dolía porque se lo habían hecho tantas veces.

—¿Qué te es tan gracioso? —preguntó Kemi, obligándola a que le mirara.

Pyschen se quedó en silencio mirándole para sonreír débilmente.

—Intenta adivinarlo —contestó, pero fue la peor elección de palabras cuando fue estampada contra el suelo.

—Yo no tengo tanta paciencia como antes, Pyschen. Contigo menos. O empiezas a hablar, o me aseguraré que mi madre te haga sufrir.

—Ella no es tu madre —respondió Pyschen a duras penas, mirándole de reojo—. Que ella deseara tener un hijo con Crowley, no significa que al final lo tuvieran. No niegues tanto y alteres tanto la realidad.

Tales palabras hicieron que recibiera otro impacto contra la tierra, uno del que creó varias grietas contra el suelo. Esto solo la hizo reír por sus adentros, pero soltando un gruñido de dolor. ¿Para que mentir? Le dolía, pero a estas alturas eso se había vuelto parte de ella al igual que lo creaba en los demás.

Cerró sus ojos una vez más y vio esa esfera. Inestabilidad, como había sido ella desde el principio. Cuando aceptó ese pacto en el que se sintió insignificante, pero poco duraría cuando le enseñó todas sus capacidades. Paso a paso fue aprendiendo y lo usó sin temor alguno.

Hasta que ese odiado día llegó como una lanza atravesando su diminuto y débil corazón. Un estigma clavado que la torturaba cuando siempre la veía. Era escuchar su voz, y que esas lanzas fueran torturándola, aunque por fuera actuara de distinta forma por que se lo habían pedido.

Y si no hacía caso...

Abrió un poco sus ojos y se dio cuenta que estaba llorando. Soltó un largo suspiro y reconoció por fin las palabras que su hermana le dijo antes de no saber más de ella. Era una cobarde, una en todo sentido.

Alzó un poco su cabeza para mirar hacia Kemi. Sus ojos mostraban una oscuridad que solo los Drasinos conocían. El odio ante la injusticia, una que los Drasinos conocían. Tan buenos eran en su momento y tan manipulables se habían vuelto, siendo Kemi el único porque la sensibilidad en él era presente.

Un afortunado más, uno del que no parecía tener miedo a nada aun si no tenía nada a su lado. Aun si lo había perdido todo desde tan pequeño.

Bajó la mirada y se quedó en silencio repitiéndose lo mismo, pero pronto se dio cuenta que, en sí, los que la habían rodeado habían tenido un destino similar. Incluso su propia hermana, siendo ella misma que la puso en un buen apuro, ¿y todo para qué?

¿Para llevarla a la misma desgracia que tanto quería alejarse?

Intentó levantarse del suelo con la ayuda de su cabeza y sus piernas. Al sentarse de rodillas, se encontró con esa mirada llena de asco del Vigilante. Suspiró, agachando la cabeza para abrir un poco su boca.

—Estáis en un grave problema.

—¿Eh? ¿A qué te refieres? —preguntó Kemi, frunciendo un poco el ceño.

—Sabéis que yo no soy el problema. Es obvio que hay más, mucho más —aclaró sus palabras, viendo como Kemi cruzaba sus palabras.

—Oh, ahora vas a hablar, ¿no? —preguntó. Pyschen desvió sus ojos hacia la derecha para afirmar en silencio—. ¿Sabes? Me cuesta creerte. Algo tienes tramado entre tus manos.

Pyschen alzó la ceja, soltando una leve risa.

—Me pides que sea sincera y ahora desconfías cuando intento serlo. ¿Entiendes porqué quería a mi hermana al lado?

—Para manipularla como has hecho todo este tiempo. No vas a tener a tu lado para condenarla una vez más con tus planes —respondió Kemi, mirándola sin temor.

Pyschen soltó un largo suspiro, cerrando sus ojos para poder ver de nuevo la esfera. Inestable, pero dentro, muy dentro de esta, podía ver como el ruido que había en su interior parecía organizarse por fin. Se acercó con cuidado y cuando sus manos lo tocaron, escuchó miles de susurros que se adentraban en sus oídos, unos que la dejaban con los ojos llorosos cuando pudo reconocer una voz que hacía tiempo que no escuchaba.

En medio de ese ruido del que se había acostumbrado, se giró para ver como la luz parecía querer adentrarse a esa esfera. Esta, a diferencia de muchos que podían pensar, era una luz débil y no destacaba tanto como las demás luces que había visto. Esta era delicada, pero no se debía engañar por su apariencia tranquila cuando la noche aparecía para crear a ese monstruo del que tanto intentó controlar.

Y ninguna vez funcionó.

https://youtu.be/t8CYUW7HpoE

Abrió sus ojos mirar a Kemi con cansancio y el ceño fruncido.

—Sé lo que vivisteis en su momento. Elinas y Drasinos unidos en un mismo planeta. Dos razas que se temieron. Unos encerrados y otras protegidas por Fusis —empezó a explicar, viendo la sorpresa en los ojos de Kemi—. Dos dioses separados que necesitaban ser unidos por los demás, porque ambos sabían que lo que ocurría ahí fuera no era todo tan perfecto.

—¿A qué te...?

—El día en el que los Drasinos atacaron a las Elinas fue porque Caos estaba ahí presente manipulándolo todo. Siempre estuvo en esta maldita galaxia. No por nada se llama la Galaxia Olvidada, porque Cordura no pudo darle el mismo cuidado como a las demás galaxias —interrumpió Pyschen, mirándola con un claro odio visible en sus ojos—. Él, se podría decir que hizo casi todo. Cuando el planeta se dividió por ser demasiado grande, Caos utilizó la locura a la perfección, haciéndoos creer que las Elinas eran la que os atacaban, cuando no fue así.

Kemi empezó a dar varios pasos hacia atrás, mirando con los ojos bien abiertos a Pyschen. Sus manos temblaban a la vez que sus labios.

—Destrozo casi todo vuestro templo ¿no? Es obvio teniendo en cuenta que no quería ni una sola pista que le dejara en claro que estaba vivo. Estuvo ahí a temporadas cortas porque la Muerte casi la descubre. ¿Es coincidencia de que la Muerte encontrara su recipiente en Swedelay? A estas alturas lo dudo al igual que todo lo que sé.

» Como sé que, por ejemplo, Kersmark apenas tuvo consciencia de sus acciones en el momento que se hizo líder de su planeta. Es cierto que Christel logró sacar su parte humana, pero ¿cuánto tiempo si Caos y yo nos encontramos siempre con él para manipularle desde el principio? Y de por sí, Kersmark tenía tanto odio acumulado con ideas que lo hacían un megalomaníaco.

» Y podría seguir diciéndote más, Kemi. Podría decirte todo lo que Caos me confió, pero... —Rio por lo bajo, mirándola con una leve sonrisa— deseo morir a manos de Christel cuando diga todo esto porqué se que utilizará una vez más en el momento que todo estalle.

—¿Cuá-Cuándo va a estallar? —preguntó Kemi, apretando sus puños con fuerza.

Pyschen movió su cabeza hacia la izquierda y luego a la derecha, riéndose ante la indecisión que sentía.

—Cuando decida despertar de una vez a su consentida.

Vio la angustia en las acciones de Kemi, sin saber bien que hacer. Ante esto, Pyschen apretó sus dientes y tomó aire.

—¡Maldita sea! ¡Avísalos de una vez! —le chilló, y aunque ella no se diera cuenta, sus ojos blancos pasaban a ser unos más marrones, como si ella misma, desde lo más profundo de su alma, quisiera deshacerse de lo que era—. ¿¡Es que no lo entiendes?! ¡Pues hazlo de una vez! ¡Quieren ejecutar a Cordura para elevar a Caos! ¡Para que sea el vigilante de este núcleo! ¡Van a dejar que el asesino conocido en todas las galaxias acabe con todo de una vez! ¡Y si no lo detenemos a tiempo, todos, absolutamente todos, acabaremos cegados por su poder!

Ante esas palabras, Kemi por fin reaccionó, corriendo a la mayor velocidad posible para ir en busca de las demás.

En medio de los bosques, Pyschen se quedó en silencio, sintiendo las ondas de ruido a su alrededor alterando su cabeza. La chillaban de los peores nombres posibles. Traidora. Impostora. Infiel. Renegada. Desleal. Indigna. Miles de palabras que la hacían reír por dentro, agachando la cabeza con una sonrisa que no desaparecía de sus labios.

En el momento que alzó de nuevo su cabeza, pudo ver una figura, una que la hizo sonreír de alivio, aun sabiendo que no estaba ahí.

—¿Llego demasiado tarde para hacer el bien, Radow?







_______

N.A:

¿Por qué pongo esa canción? Tiene sentido cuando las letras dicen lo siguiente:

Why don't you get it? Can't you get it? Understand
They're gonna execute the mother to elevate the man
They're gonna propagate the killer, eliminate the youth
They're gonna blind date everyone until you love them too


Y CALZA TAN PERFECTO JAJAJAJAJA.

Ahora es cuando los pasamos muy bien :D

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