Capítulo diez: En dos.
No sabía donde mirar ni que decir. La información que acababa de recibir de los hermanos la había dejado descolocada, mucho más que el mensaje que leyó nada más levantarse. Trató de despertar a Andrea, pero sabía que era una misión complicada y que era preferible ir para enterarse de todo para luego explicárselo.
Aunque tenía claro que querría escucharlo de sus propias bocas porque le sería imposible de comprender la verdad.
Veía el dolor reflejado en los ojos de ambos. Era obvio que habían llorado durante horas, pero a pesar de lo malo permanecían juntos con las manos agarradas. Una señal clara de que no se iban a rendir y que ahora tenía mucho más sentido el porqué de ese destello que Andrina tenía en su cuello.
No quería imaginarse la reacción de Negatividad cuando se enterara.
A pesar de sus nulas palabras, le dio su apoyo a Andrina y le juró algo que incluso ella misma le costaba creer de sus palabras.
—Te ayudaré en lo que sea, Andrina. Créeme que mi hermana también lo hará. Sabremos la verdad de esto y que tus padres no tengan que vivir bajo esa presión tan horrible encima.
Andrina sonrió como mejor pudo, pero era difícil. La duda se reflejaba en sus ojos, y no era para extrañar. Una vida falsa, una que creía ser normal hasta que todo lo ocurrido en Cataluña acabó en este resultado del que no sabían que final tendría.
No paraba de darle vueltas a como sería la reacción de los padres en el momento que su destino cambiaría por completo. Cuidar a una niña que no era de la tierra. Un alienígena, como le dirían, y bajo una amenaza muy clara en el la desventaja era más que obvia.
«Al menos no eran agresivos, sino que solo le pidieron una misión que si no cumplían...»
Negó con su cabeza y puso la mano en la cabeza, pero cuando quiso decir algo, el timbre sonó, dando a entender que las clases iban a empezar. Andrea aún no había llegado.
—Ah. Parece que le van a poner un suspenso a Andrea por no asistir —comentó Andrina con una leve sonrisa, una llena de debilidad.
—Ya sabes cómo es ella —respondió Anais, caminando en dirección a la entrada principal del instituto.
—¿No la intentaste levantar? —preguntó Kamico.
—Es imposible una vez que toma el sueño.
Aunque las medias sonrisa aparecieran, era obvio que sus pensamientos no podrían retirarse ante lo vivido.
«Al menos sus padres son conscientes de ello. Los nuestros...»
Era un tema que no paraba de darle vueltas y seguiría así durante todas las clases que intentó prestar atención, pero a estas alturas llegaba a un punto donde se cuestionaba que era lo que iba hacer con su vida. Ser un héroe y un estudiante no era algo que se pudiera hacer con facilidad al estar atenta a todos los problemas que podía haber en su hogar y también en el universo.
¿Cómo se lo diría a su familia? ¿Cómo seguiría con su vida? Preguntas similares que en más de una ocasión le generaron una horrible presión en el pecho y cabeza, siéndole difícil respirar y que las lágrimas aparecieran.
Aunque en ocasiones su hermana le enviara mensajes para explicara todo, Anais no se veía en la capacidad de ello. No se atrevía a darle un resumen del tema cuando era algo demasiado extenso y duro de asimilar.
Solo le dejó un mensaje claro:
"En el recreo o cuando terminen las clases lo hablaremos mejor"
Para dejar a un lado el móvil e intentar centrarse, si era posible.
Miraba las horas del reloj del móvil. Movió su pierna sin descanso. Cerró sus ojos y apretó sus labios. Expulsó humo como si por un momento fuera un toro cabreado.
Y por fin el timbre sonó.
—Finalmente soou a maldita campá (Finalmente sonó la maldita campana).
Se levantó rápido del asiento y esperó a por los demás. Las palabras no le hacían falta a Andrea cuando deseaba saber la verdad de una vez. Sus compañeros lo sabían, y por ello se reunieron en el mismo lugar de siempre.
Una vez ahí, soltó el mensaje que para Andrea, era una bomba catastrófica.
—¿Cómo que no eres humana?
Andrina negó con lentitud. Andrea abrió los ojos como nunca, y a punto de hablar, escuchó lo que ambos habían vivido esa noche.
No tardaron mucho, pero cuando terminaron, Andrea se sentó en el suelo de arena para poner la mano en la cabeza con los ojos bien abiertos al igual que su boca. Escalofríos la inundaron sin descanso, y no porque su cuerpo sintiera el pánico, sino porque Solace tampoco se lo creía.
—Me estás jodiendo, Andrina. ¿De verdad que eso pasó esta noche? —preguntó Andrea, levantando un poco la cabeza.
La mencionada afirmó. Andrea quería arrancarse los pelos, pero se mantuvo firme y trató de analizar toda la situación, aunque era algo que cada vez la iba superando más. Cerró sus ojos y trató de organizar las cosas, soltando un largo suspiro.
—Joder, esto explica algunas cosas, pero a la vez nos deja con miles de dudas —habló Andrea, mirando a Andrina quien desvió la mirada a un lado—. ¿No te dio ni una mísera pista?
—Ojalá, pero no —susurró Andrina. Regresó la mirada a Andrea y cruzó sus brazos—. Lo que sí hice es distraerme y para ello estuve mirando cosas que tuviera el destello, ya que es uno que me dieron para mí.
—Entiendo, ¿y que descubriste?
Andrina tragó en seco.
—El destello puede llevarme hasta la galaxia A, que es la primera de todas. No digo que pudiera hacerlo ahora. Solo cuando vaya descubriendo las demás galaxias —respondió Andrina, viéndose como sus manos temblaban tanto que tuvo que ponerlas en los bolsillos de su pantalón.
Andrea se quedó sin palabras y mirando fijamente a Andrina.
—¿Capaz quiere que descubras todo poco a poco para que sepas quien eres? —supuso Anais, que pudo hablar a pesar de estar impactada por la situación.
—N-No lo sé, pero tengo claro que esto no es un destello normal.
—No lo es —contestó Andrea, reaccionando por fin—. Mikuro y Lania lo dijeron, pero me pareció poco posible. Ahora con todo lo que sabemos, me da hasta pánico. Quería que tú lo descubrieras a la larga.
—Y conmigo al lado al parecer —añadió Kamico sin saber dónde mirar.
Anais soltó un largo suspiro, mirando a su alrededor para que nadie los vigilara o mirara raro.
—Estaba en el destino que Andrina iba a tener. Lo ocurrido en Cataluña fue accidental, menos el destello que se activó por obligación, porque veía el momento para que Andrina supiera quien era, o al menos ir descubriéndolo —respondió Anais, cruzando sus brazos con un rostro firme—. Ahora nosotros somos los que podemos estar a su lado o no.
—Yo tengo claro que voy —respondió Kamico sin dudar.
—¿Vas hacerlo cuando sabes que es en parte abandonar tu vida como humano?
La pregunta de Anais hizo que Kamico agachara la cabeza por un momento. Sus labios temblaron y sus ojos empezaron a soltar unas pocas lágrimas que pudo contener. Respiró hondo y afirmó.
—De una manera u otra lo habría descubierto. Estoy involucrado en esto y es mi hermana. No voy abandonarla. La ayudaré, aunque me cueste la vida.
Había que admitir algo que incluso a la propia Andrea le sorprendió. El valor que tenía Kamico había aumentado un poco, y era comprensible al saber en que situación estaba. Esto hizo que Andrea soltara un suspiro, rascando su cabeza.
—Yo también voy —aseguró Andrea, mirando a Andrina—. Es mi amiga, no la voy abandonar y ya nos hemos metido de lleno en este lío. No hay otra.
Cuando miró hacia su hermana, se encontró con las dudas y el temor en su rostro y manos. Quiso acercarse a ella, pero no fue necesario cuando respiró hondo y afirmó.
—Admito que yo temí y le di vueltas a todo, pero al final es algo que nos hemos metido y también quiero ayudar a Andrina. —Tras eso, la miró—. Nos involucramos también por Negatividad, y si bien es cierto que nos dio la opción de retirarnos, no lo hicimos.
—¿Cómo lo vamos hacer si al final es el destino de nuestro universo? —preguntó Andrea.
—Y quien sabe si mucho más —susurró Kamico sin saber dónde mirar.
Andrina no era capaz de pronunciar ni una sola palabra. Las lágrimas eran presentes y formaban dos ríos por sus mejillas, cayendo como si cascadas fueran hacia el suelo. Puso el brazo en sus ojos y apretó sus dientes, sin saber dónde mirar.
Ante esto, los demás con tan solo mirarse supieron bien que hacer. Se acercaron a ella para abrazarla con todas sus fuerzas. No eran capaces de comprender, pero si empatizar lo duro que era saber que su vida no era más que una falsa y que ahora era cuando le tocaba saber la verdad sobre quien era.
Aquel acto cariñoso hizo que Andrina sonriera de dolor, agradeciéndole a cada uno de ellos y mirándolos un cariño visible en sus ojos. Respiró y expiró con lentitud para poder habalr sin trabarse.
—Ahora qu-que mis padres son conscientes de esto, podemos ir con el destello desde mi casa. No nos dirán nada más que bueno... lo típico de que vayamos con cuidado —explicó Andrina con cuidado.
—El problema son nuestros padres —recordó Anais.
Andrea sonrió con picardía.
—No si tenemos la ayuda de Elena —contestó Andrea, mirando a los demás—. Mirad, hoy es viernes, ¿qué se hace normalmente esos días?
El silencio se hizo por un momento. Andrea entrecerró los ojos.
—Joder. Se va de fiesta o se hacen pijamadas. Si le digo eso a mi madre y tenemos el apoyo de Elena, ¡es el plan perfecto sin sospechas! —respondió Andrea, alzando sus brazos.
—Pero mamá es un poco paranoica y nos llamara para saber si estamos bien —recordó Anais.
Andrea chasqueó la lengua.
—Grabamos audios falsos de que estamos ahí y se acabó.
—Dudo que eso funcione como la otra vez —murmuró Anais, entrecerrando los ojos.
—¡De aquella no me esperaba que mi madre hiciera una pregunta tan rara! ¡Pero esta vez me las sabré todas! —aseguró Andrea.
—Tampoco hay que irse muy lejos si mi madre tiene... poderes —recordó Andrina en un murmullo.
—Pero eso será un lío porque generaría anomalías —recordó Kamico, para luego mirar a Andrea—. Yo confío en su idea. Hagamos la pijamada, Alma confiará en Elena porque sus hijas están en buenas manos y no tendrán que preocuparse de mucho.
Andrea afirmó con una gran sonrisa.
—¡Equilicuá! Ya veréis que todo irá sobre ruedas.
A pesar de la sonrisa confiada de Andrea, la angustia era aun presente entre ellos, y no los culpaba. Era algo para darle muchas vueltas, de hecho, lo hacía cuando escuchaba a Solace en su cabeza hablando cuando el silencio intervenía.
«Andrea, ahora que sabemos que no es humana, creo que sería prudente vigilarla un poco más», sugirió Solace.
«¿Y por qué lo dices?»
«Desconocemos el poder que tenemos y si no sabe controlarlo, puede ser un lío», explicó.
Andrea alzó un poco sus hombros.
«Bah. Ya verás que irá todo bien. Es como me pasó a mí al principio en Extra-Sistema. Es cuestión de tiempo y la enseñaremos también. Tú confía».
Solace afirmó con ciertas dudas, pero confiando en que las palabras de Andrea eran ciertas.
https://youtu.be/UxnvGDK0WGM
"Misión: Convencer a sus padres. Bueno, a su madre".
Música de videojuegos sonaba en su cabeza mientras Andrea iba a su casa con la compañía de Anais. La canción era muy tensa, como si por un momento tuviera que atravesar por miles de rayos láseres donde un gesto en falso, disparaba las alarmas. Ahora mismo no había ningún problema, pero sabía que el momento en el que llegara a casa, la misión empezaría.
Aunque antes, Andrea hablaba con su hermana sobre que estrategia debía tomar para darle la sugerencia de quedar esta noche. ¿Debía hacer los deberes y estudiar lo máximo para que viera su esfuerzo de hoy y darle la sugerencia o debía comportarse como una chica buena que ayudaba en todo lo de casa?
Anais la miraba con la ceja alzada, pero sin decir nada al respecto.
Cuando llegaron a casa, Andrea estaba lista para hablar cuando encontrara el momento, pero algo inesperado hizo que la música de tensión frenara. Como si alguien gritara ¡yo objeto! En medio de la sala.
—Mamá, Andrina y Kamico nos han invitado a su casa para dormir. Una pijamada. ¿Podemos ir juntas?
Alma entrecerró los ojos. El silencio era sepulcral. Las pulsaciones aceleraban a mil.
—Vale. Está bien, aunque lo hablaré con Elena antes.
La pantalla de victoria salía en medio de los ojos de Andrea, pero estaba impactada por como había ganado sin tener que hacer nada. Solo gracias a que Anais tenía una idea que no había contado para nada.
La miró de reojo, encontrándose con su sonrisa victoriosa mientras le guiñaba el ojo de forma discreta.
«Te ha carreado la partida», contestó Solace, usando el mismo lenguaje que Andrea usaba cuando jugaba videojuegos.
Andrea afirmó desde sus adentros.
«Desde luego, y no me lo esperaba».
Al terminar de comer, Andrea fingió que se iba a la habitación, aunque en verdad ponía la oreja para escuchar la conversación que tenía con Elena. A la vez, con el móvil en mano, hablaba con los demás sobre como era la situación. Todo iba sobre ruedas, más cuando Alma al final accedió, logrando una celebración en el grupo en el que esta vez no tendrían que pasar por más sospechas.
Por lo menos hoy.
Así pues, cuando llegó la tarde noche, se despidieron de sus padres y llegaron a la casa de los hermanos en una hora adecuada. Las nueve de la noche. Saber que tenían tanto tiempo para actuar en los demás planetas era una oportunidad que no debían desaprovechar.
—Oye Andrea —murmuró Kamico, cruzando sus brazos—. ¿Cómo llevaste la espada?
—Ah. Le mentí diciendo que la espada que me habías dado era defectuosa y que bueno, un montón de líos así para que al final me dejara llevarla —contestó Andrea, soltando una elve risa.
Alias salió de la espada con una notoria molesta. Esto hizo que los padres de Andrina miraran asombrados la situación.
—No es mentira lo que dijo. Tienes anomalías —murmuró Elena, provocando que Andrea la mirara.
—Ah sí. —Mostró la espada sin temor y con ello parte de Alias saliendo, incluso saludándoles—. Mi idea era dejar aquí la espada en el tiempo que viajemos porque así es menos lío para guardarla.
—Entiendo. No-No hay problema —tartamudeó Elena, sin quitarle ojo a Alias.
—Tranquila. Sé que te habrán dicho que las anomalías son malas, pero estas dos no lo son. Están al lado de la Cordura —aseguró Andrea.
La sorpresa se vio en los ojos de Elena. No supo cómo reaccionar ni que decir, pero por suerte Germán la agarró con cuidado para que pudiera respirar y tranquilizarse un poco.
—Lo siento, es que... es algo que me cuesta creer —murmuró Elena.
Andrea sonrió a pesar de ser una situación un poco incómoda. Que Elena y Germán lo supieran era algo que la tomaba por sorpresa, pero a la vez le hacía entrar en una ligera envidia.
«Si mis padres pudieran al menos comprende run poco mejor...»
De inmediato negó con la cabeza y miró hacia Elena para acercarse y explicarle que situaciones podía encontrarse con Alma en caso de que la llamara o le enviara un mensaje. Le dio sus consejos de supervivencia, aunque Elena ya se sabía todos los trucos y esto solo hacía que riera por lo bajo.
Pronto Andrina llegó, viéndose con una ropa un poco más distinta a lo habitual. De por si iba con camisas rayas, pero en este caso llevaba una camisa anaranjada que dejaba visible una parte de sus hombros. Tal cambio tomó por sorpresa a los presentes.
—Nunca te vi llevar esa camisa. Desde que te la compré, te negaste a ello —contestó Kamico con una ligera risa.
—Ya sabes que de aquella me daba complejo llevar cierta ropa, pero ahora... —Se miró, sonriendo levemente—. Sí. Tienes razón. Sabes escoger bien mi ropa, hermano.
—¡Obviamente!
Ambos rieron para luego mirar a sus padres. No dudaron en acercarse y abrazarlos con fuerza, prometiéndoles que irían con cuidado. Elena les pidió ir con cuidado y les deseó la mayor suerte posible mientras que Germán les pedía que ante cualquier problema que no dudaran en usar el destello en caso de ser necesario.
Andrea se cruzó de brazos mientras miraba como se abrazaban, sintiendo pena al pensar que a lo mejor no tendría esa oportunidad con sus padres.
Una vez terminadas las despedidas, se reunieron alrededor del destello y con ello se fueron a Suqueia.
Poner en marcha el plan mencionado hizo que Negatividad pudiera sentirse relajada, pero no mucho al querer centrarse con Renic sobre algunas mejoras que le quería aplicar, entre ellas las que recién le puso a Kamico. Era un fastidio que no pudiera ponerlo en práctica, pero confiaba en que funcionara si veía la necesidad de usarlo.
Centrada en sus ideas que almacenaba en su cabeza, vio como en la entrada de la casa llegaba Adela. Soltó un largo bostezo y cerró la puerta detrás suya, cruzando sus brazos al verla.
—Bueno, eso fue algo bastante largo, pero mereció la pena. 97 se está organizando con los demás para poner en marcha el plan. En cuestión de horas tendrán hecho todo —contestó Adela, mirando a Negatividad con una sonrisa confiada—. ¿Tú no ibas a dormir?
—¿Dormir? —preguntó Negatividad, soltando una leve risa—. Los Cutuis no suelen dormir, menos con todo lo que tengo en mi cabeza.
—Cierto, algo me comentaste. —Tras eso, sonrió con calma—. Me alegra ver que comentarte sobre el Blatulion te haya ayudado a recordar.
Negatividad se quedó en silencio y afirmó a duras penas.
—Algo es algo, pero sé que me queda demasiado. —Suspiró—. Espero que los chicos regresen pronto. Tengo ganas de ir a Codece para ver si lo que dicen los rumores es cierto.
—Yo no voy a mentir que tengo ganas de conocer otros mundos, si tengo la opción de ello —comentó Adela.
—Creo que serás más útil ayudando aquí en caso de que te pregunten sobre el Subcódigo. Eres la que más idea tiene al respecto —contestó Negatividad, mirándola de reojo.
—Cierto, pero algo de movimiento no está de más. Desde lo ocurrido en Tugia las cosas han estado calmadas, y si viene s algo que agradezco, no quita que haya entrenado por si algo ocurre —aclaró Adela, cruzando sus brazos.
—Créeme que ayudas si es lo que dudas, Adela. Este hecho es una grandiosa ventaja.
—Sí, una que no debemos confiarnos por si encuentran el portal.
Negatividad afirmó en silencio, y apunto de hablar, el brillo llegó de pronto en el comedor. Tal hecho tomó por sorpresa a las presentes ya que contaban con que vinieran un poco más tarde.
Nada más verlos, Andrea pidió que Mikuro, Renic y Adelfra estuvieran presentes en lo que iban a decir. Tal hecho la tomó por sorpresa, pero no tuvo problema en reunir a dos de ellos. Por desgracia Adelfra tenía mucho pendiente al estar con 97y Pyschotria para ver donde dejar el portal y prepararlo todo.
Así pues, todos reunidos, se dijeron toda la situación que había tanto de un lado como otro. Negatividad, Renic, Mikuro y Adela mostraron sorpresa por la noticia de Andrina. Si bien era cierto que resolvía dudas y aligeraba un poco las cosas, creaba más dudas al respecto.
«Ahora entiendo por qué me decanté en ir ese sitio o porqué Andrina tenía algo. No era humana. Jamás lo fue», pensó Negatividad, poniendo la mano en su barbilla.
—Entonces tu madre conoció a una diosa y con ello te adoptaron para cuidarte. Supongo que por eso el destello aguantó más de diecisiete años porque esa diosa logró mantenerlo ahí evitando que fuera absorbido —supuso Negatividad, viendo como Andrina afirmaba—. Es bueno que al menos tus padres estén de acuerdo en que nos ayudes y que tu madre, con el poco poder que tiene, quiera ayudaros... Pero, en el caso de Andrea y Anais, no lo saben aún.
—Es complicado, no es que nuestros padres sepan tanto como los padres de Andrina o Kamico —comentó Anais—. Deberíamos a lo mejor decirles la verdad cuando volvamos.
—No. La única que tiene que decir algo soy yo porque no tardarán en ver que algo me pasa —intervino Andrea mientras intentaba controlar los nervios—. Tú puedes ocultarlo, yo no.
—¿Eres tonta? —preguntó Anai, frunciendo el ceño—. Si tú lo dices yo también diré la verdad y si no nos aceptan entonces nos apañaremos solas en otros planetas.
Andrea soltó un largo suspiro.
—Mira, prefiero no hablarlo ahora, quiero pensar en otras cosas.
La tensión era presente y comprensible, pero pudieron cambiar de tema de inmediato cuando Adela decidió hablar:
—El destello. Dijiste que podía ir a distintas galaxias. Según tengo entendido eso es imposible, y no solo eso, tus padres tuvieron encuentro con un dios. Por lo que no hablamos de una deidad cualquiera.
Estas palabras hicieron que los demás se miraran de reojo con cierta angustia.
—No. No lo es —habló esta vez Andrina, enseñando el destello—. No solo tiene eso, tiene propiedades que siendo honesta, no las comprendo.
Negatividad frunció el ceño.
—¿De qué hablas?
—A que el destello puede teletransportar a dos grupos en dos planetas distintos.
Todos se quedaron impactados ante tal hecho, siendo Negatividad la que casi se cae al suelo de no ser que fue agarrada por Renic de inmediato. Miró hacia Andrina con los ojos bien abiertos, viendo que sus palabras eran serias.
—Esto... da muchas oportunidades, a decir verdad —continuó hablando Andrina, observando el destello—. Hablamos de que un grupo tiene el destello mientras que el otro tiene un contador. El brillo los lleva al planeta, pero cuando el tiempo termina, los devuelve al lugar donde se teletransportaron.
Mikuro alzó la ceja y soltó una leve risa irónica.
—Se podría haber descubierto esto antes.
—¡Podríamos habernos evitado ciertos problemas! —gritó Negatividad para luego mirar a Andrea. Esto hizo que la propia soltara un largo suspiro y moviera su cabeza.
—Y dale con el puto tema —murmuró Andrea, para luego mirar a Andrina—. ¡Bueno! Ahora que lo sabemos lo podemos aprovechar, ¿no?
—¿Cómo estáis seguros de eso funciona? —preguntó Mikuro.
—Estamos hablando de un destello que aguantó 17 años en un planeta desecho y que puede acceder hasta la galaxia A. Es un destello muy bien estudiado, creado por alguien que supera una categoría mayor a las que nosotros conocemos —aseguró Adela con total seriedad.
Negatividad tragó en seco.
—Mayor que una Estrella Creciente —susurró, recibiendo la mirada de confusión de Andrea. No la hizo caso y recompuso la postura—. Podríamos ir a Codece y a Steinfall.
—¿No decías que ir allí es un peligro? —preguntó Andrea, alzando la ceja.
—Sí, pero es necesario, aunque es uno de los lugares que deseaba ir —admitió Negatividad.
—Si organizamos bien los grupos, podemos conseguir lo que necesitabas de ese planeta —contestó Andrina, poniendo su brazo izquierdo en su cadera.
Negatividad se quedó en silencio analizando toda la situación, pero dejó de hacerlo para mirar a Andrina.
—Dime que normas tienen los códigos.
Andrina afirmó sin dudar y con ello dijo en alto las normas que tenía.
SISTEMA Ω. CÓDIGO 008
★Para los seres que provienen de otro código, sistema, galaxia y núcleo del todo, debilitación temporal.
—Mitirs. Zuklmers. Sytokys. Vilonios. Maygards.
SISTEMA Ω. CÓDIGO 009
★Para los seres que provienen de otro código, sistema, galaxia y núcleo del todo...
—Steins
«Mierda —pensó de inmediato Negatividad—. Es obvio que no se puede saber las normas. Los documentos están divididos y capaz necesite tener todos o cuando el destello se desbloquee».
Se quedó mirando a cada uno de ellos en silencio para pensar sus opciones. Veía adecuado que Adela y Renic se quedaran en Suqueia para ayudar como habían hecho durante este tiempo. En Codece estaba dispuesta a ir ella con la compañía de Mikuro y Kamico. Y Steinfall...
«Andrea y Anais pueden ser capaces, pero Andrina debería ir con ellas y tener el destello para que se aplique ese contador. Sería un peligro horrible para ella, más si está descubriendo quien es. —Suspiró con pesadez—. Si Adelfra pudiera ir ayudar un poco...»
—Por el momento tengo una idea clara de que Adela y Renic se quedaran aquí para ayudar a los Iruns. —Miró hacia Adela—. Se que querías conocer otros mundos, pero necesitan tu ayuda aquí.
—No hay problema, Negatividad. Se entiende —contestó Adela con una leve sonrisa.
Sus palabras hicieron que respirara un poco aliviada, pero aún quedaban los demás.
—Kamico y Mikuro vendrán conmigo a Codece, lo que quedaría Andrea, Anais y Andrea en Steinfall.
—¿¡C-Cómo?! —preguntó Kamico, mirando hacia su hermana—. ¿La llevarás ahí sabiendo que es un peligro?
—Es lo poco que hay si ella puede activar esa habilidad del destello. Los contadores —aclaró Negatividad para luego mirar a Andrina—. En ningún momento te separes de ellas. Cierto es que posees algunas habilidades, pero no las conoces ni dominas.
Andrina afirmó con su cabeza.
—Era algo que tenía muy claro —respondió, para luego mirar a su hermano—. Kamico, tranquilo. Todo irá bien si estoy con ellas.
Aunque sus palabras tuvieran esa buena intención para calmarle, no servía de mucho cuando el chico parecía querer decir algo o incluso llorar, pero no lo hizo. Respiró hondo y afirmó, confiando en que su hermana pudiera con esto.
—Bien. —Negatividad respiró lo más hondo posible y miró a Andrina—. Llévanos entonces. Cuento con ese sistema que mencionaste.
Vio como Andrina se reunía con Andrea y Anais. Moviendo su mano izquierda con cuidado, vio como el color del destello pasaba a uno más verdoso. Este parpadeaba en ocasiones, poniendo un poco en tensión a los presentes hasta que vieron como envolvía esa luz a las tres. En sus brazos, el contador apareció.
—También hay la opción de llevar a otras personas con nosotros. Es solo mover la mano en donde esta el contador y con ello que el aura verdosa los envuelva. Es recomendable que el destello lo tenga Renic y Adela para cuando volvamos estemos aquí —aclaró Andrina con total seriedad.
Negatividad afirmó sin dudar y tomó el destello, viendo como las demás desaparecían en cuestión de segundos. Así pues, se reunió con los suyos, viendo que la estrella mantenía ese color verdoso que los envolvió a los tres. Sin dudar, dio el destello a Renic.
—Mantenlo bajo buen cuidado y si hay algún problema, no dudéis en usarlo para buscarnos —aclaró Negatividad.
Ante la afirmativa de Adela, los tres se agarraron de las manos y desaparecieron de la sala en cuestión de segundos.
Solo tenían cuarenta y ocho horas. Nada más.
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