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Capítulo cuatro: Mil y un teorías.

Era complicado estar al lado de alguien que había asesinado sin compasión alguna. Aunque supiera que la culpa no era suya y que había obtenido el perdón, su mente no paraba de recordarle lo mismo y ver a Mikuro con una estaca clavada en su corazón.

Su charla en el comedor había sido bastante larga, pero había aclarado muchas dudas sobre lo ocurrido ese día, en especial para Mikuro, que se daba cuenta de la gravedad del asunto, al igual que Negatividad sobre lo que habían descubierto en Extra-Sistema.

Era peor de lo que pensaba.

—Entonces son peones —murmuró Negatividad. En esta ocasión no estaban en el comedor, ambas estaban cerca de la casa, apoyadas en los troncos de los árboles que había en la ciudad de Irinua.

—Elegidos de Caos. Peones que hacen lo que les pide, y al parecer estamos en una situación donde cualquier cosa puede captar su atención —explicó Mikuro, cruzando sus brazos mientras miraba el cielo despejado que las acompañaba—. Lo hizo con Andrea. Puede hacerlo con todos nosotros.

Negatividad soltó un largo suspiro y negó con su cabeza.

—Esto es peor. Muchísimo peor —murmuró, mirando a Mikuro de reojo—. No puedo dejar que los chicos se arriesguen a esto.

—Pero Andrea y Anais tienen poderes, incluso dijiste que Kamico poseía propiedades de un robot como Renic. Creo que, con el entrenamiento necesario y las alianzas adecuadas, podríamos hacer frente a Pyschen y Ànima.

Negatividad agachó la cabeza sin saber donde mirar. Mikuro soltó un leve suspiro.

—No te veo aun capaz de hacerlas frente. Más cuando menciono a Ànima —continuó Mikuro.

—No es fácil cuando los recuerdos se mezclan y hay tanto por lo que descubrir —susurró Negatividad, mirando sus manos—. Me veo y tengo pánico de lo que he vivido en Rimerit. No era yo. Había perdido la consciencia.

Mikuro soltó una leve risa.

—Es casualidad que tú estés pasando por lo mismo que pasé en su momento. Pérdida de recuerdos y buscar poco a poco las pistas —comentó Mikuro, mirando hacia en frente—. ¿Sabes? En mi caso obtuve las pistas con Andrea, porque era aquello que tanto buscaba, pero sin saberlo hasta ahora. —Negatividad la miró de reojo. Mikuro le sonrió con calma—. A lo que me refiero es que me temo que tus recuerdos no se conseguirán del todo a no ser que estén con Ànima o algo te haga despertar. Un objetivo que aún no recuerdes.

—El asunto es que no va a ser fácil, como te puedes esperar —murmuró, cruzando sus brazos sin mirarla—. Lo poco que me queda es ir a los demás planetas e ir desbloqueando recuerdos.

—¿Cuáles queréis ir? Porque tenéis muchas opciones.

—No te creas que hay mucha opción. Lo poco que podemos hacer es ir a Tugia, Codece y Steinfall.

Mikuro frunció el ceño.

—Lania nos dijo que vuestro destello tenía acceso a más planetas, pero no eran desbloqueables aseguró Mikuro.

Negatividad alzó la ceja, mirándola.

—Eso es imposible. Ten en cuenta que un destello tiene complejo atravesar un portal de Sistemas y ya ni hablemos de una conexión entre galaxias —respondió Negatividad con total seriedad.

—Y yo te digo que lo que vimos de ese destello es mucho más de lo que piensas.

Se quedó en silencio, entrecerrando un poco sus ojos. Suspiró y afirmó.

—Entonces hablaré con Andrina para que me dé el destello y lo examine —contestó. Mikuro le pareció bien su idea—. Por ahora, lo poco que podemos hacer es ayudar y proteger esta ciudad.

Mikuro alzó su rostro, observando lo poco que le rodeaba en ese instante. Grandes edificios se iban construyendo poco a poco junto a las calles que iban cobrando más vida. Transportes avanzados se podían ver de nuevo en las calles y con ello una alegría que a la propia mujer de hielo le hizo sonreír.

—Me recuerda a Tron-Axt —admitió y miró a Negatividad—. Según me dijiste, esta ciudad fue destrozada por los Scursins, ¿no?

—Sí, pero pudimos restablecer la paz. Ahora las cosas son más calmadas y tanto los Iruins como los Scursins tienen su zona donde descansar y vivir en paz.

—Dijiste alguien en concreto que ayudó. Adelfra, ¿no?

Negatividad afirmó.

—Estos días anda un poco ocupada, pero aseguró en ayudarnos en cualquier cosa que haga falta. —Bajó un poco la mirada, soltando un leve suspiro—. La verdad es que desde lo ocurrido en Rimerit, las cosas se han vuelto un pelín incómodas.

—¿Y eso?

—Por... Por Andrina.

Mikuro quiso saber más, pero los pasos fuertes de Renic captaron su atención. El robot, con una sonrisa disponible en su pantalla, saludó a ambas para informar de que los jóvenes de la tierra habían regresado y que necesitaban hablar con Negatividad.

Sin perder tiempo, fueron a su casa y pudieron ver al grupo en el exterior, esperándolos con unos rostros que delataban un poco su preocupación, a excepción de Andrea que sonreía solo hacia Mikuro.

«Poco discreta, la verdad», pensó soltando una leve risa en su interior.

No se anduvieron con rodeos y fueron hacia el interior para hablar sobre todas las novedades que tenían, centrándose más en el tema que les preocupaba sobre Andrina. En todo momento, la joven no decía anda más que unas pocas palabras, sin saber donde mirar ni qué decir.

Negatividad comprendió todo sin problema, cruzando sus brazos para luego soltar un largo suspiro y poniendo los dedos en su entrecejo.

—Dejarme que recapitule. Andrina, lo que me dijiste entonces era cierto. Los viste en tus sueños. —Ante sus palabras, la mencionada afirmó con lentitud. Su cara no era demasiado agradable—. Bien, y suponéis que tiene algo más que eso. Intangibilidad.

—Es lo que Solace nos recordó —aclaró Andrea, cruzando sus brazos—. Una asquerosa casualidad, pero...

—¿Pero qué? —interrumpió Andrina, frunciendo el ceño—. ¿Cuántas veces lo tengo que repetir? Soy humana, maldita sea. Que ocurrieran esas cosas pes porque a lo mejor hay alguien a mi lado como le pasa a Anais.

El tono borde era presente junto a esa mirada de pocos amigos. No tenía paciencia, y eso era algo que Negatividad veía de sobras. Por suerte, tenía una pequeña solución.

—Esto se resuelve muy fácil. —Se acercó a Andrina y dio su mano, en señal de que le diera el destello. Andrina refunfuñó un poco, pero aceptó—. Según recuerdo, en el siguiente código que nos vamos, solo pueden acceder razas puras.

—¿Razas puras? —preguntó Anais.

—Así es. Seres que no tengan mezclas. O sea, Andrea, Kamico y creo que yo, no podríamos ir. Mientras que Mikuro, Renic, Anais y a lo mejor Andrina, si pueden —respondió Negatividad, mirando la información que poseía el destello.


SISTEMA Ω. CÓDIGO 007

★Para los seres que provienen de otro código, sistema, galaxia y núcleo del todo, solo podrán entrar seres que sean puros. Nada de mezclas. Nada de variaciones.

Tugnins.

—División - Sub-Código 007.1: Descontaminación y paraíso.


Negatividad frunció un poco el ceño al leer lo último.

—¿Sub-Código?

Tal palabra les tomó por sorpresa a todos. Negatividad esperaba que alguno pudiera dar una respuesta, pero nada al respecto. Cruzó sus brazos y los miró una vez más.

—En fin. Es lo poco que tenemos para confirmar ciertas dudas —siguió hablando—. Mientras los pocos que pueden van a ese código, los demás podrán quedarse aquí para ayudar en lo que haga falta, aunque no creo que sea mucho porque hemos estado ayudando cuando ciertas personitas estuvieron en Extra-Mercado.

Andrea bufó un poco.

—Si te compensa, ayudaré a todos los Iruns para que no me lo recrimines más —contestó Andrea, frunciendo el ceño.

—Oh, esa era una de las tantas tareas que te iba a poner ahora que presumes de fuerza y poder —admitió Negatividad, soltando una leve risa. Andrea rodó sus ojos—. Dicho esto, si nadie tiene ninguna queja, nos podemos poner en marcha de una vez.

Renic y Mikuro estaban listos para ir. Anais no tuvo problema tampoco, aunque había recibido los consejos de su hermana mayor para que fuera con cuidado. La única que no se veía tan dispuesta en ir era Andrina, quien se abrazaba sin saber que hacer. Por suerte, Kamico pudo acercarse y abrazarla a modo de darle fuerzas y que no tuviera miedo.

En todo momento, Negatividad no le quitó ojo a Andrina, y más con lo que le habían dicho.

«Primero lo ocurrido en la tierra y el destello. Segundo lo ocurrido en Rimerit. Ahora los sueños. Esta chica no es para nada normal. Algo esconde que desconoce. Si logra ir a Tugia... confirmaremos que a lo mejor es humana, pero que hay alguien de su lado desde que llegamos a Rimerit. —Frunció levemente el ceño—. Y temo que sea un virus que se haya quedado pegada a su lado, porque eso explicaría su intangibilidad, pero aún me queda el destello».

Una vez que todos se reunieron, Negatividad no dudó en darle el destello a Andrina. Agarrados de las manos y firmando un círculo alrededor de este, empezó a brillar con fuerza y vieron como este parecía estar envolviendo a cada uno, como si los analizara.

No tardó mucho y pronto vieron como todos desaparecieron de la sala.

Negatividad tragó en seco.

—Chicos, Andrina tiene a alguien a su lado —contestó Negatividad, cruzando sus brazos—. Y tengo miedo de que sea un virus como vosotros habéis comentado.

Kamico no supo donde mirar. Andrea pateó el suelo con cierto nerviosismo.

—¿Y ahora qué? ¿Cómo deberíamos actuar? —preguntó Andrea.

—Con muchísimo cuidado —respondió sin dudar—. Nada de lo que digamos tiene que ser revelado hacia Andrina. Cualquier cosa que pueda levantar sospechas o algo que sea peligroso, se dirá en privado, si se puede.

—Eso no va a ser tan fácil si Andrina tiene el destello y está siempre con nosotros —contestó Kamico, tragando con dificultad.

—Lo sé, pero el tema sobre ella lo trataremos de distinta forma. No confío para nada en ese virus que a lo mejor pueda tener a su lado.

—Siento interrumpir —intervino esta vez Solace, saliendo del hombro de Andrea—, pero recalco que no puede ser un virus. ¡Lo habría detectado en caso de ser así!

—¿Y entonces que puede ser, Solace? Porque solo conozco a una raza que tenga ese poder y eran los virus.

Solace sintió un escalofrío en todo su cuerpo, uno que también transmitió a Andrea. Pronto los ojos de la chica se abrieron de golpe.

—Ni una mierda, Solace. ¿Qué estás diciendo?

—E-Es solo una opción —murmuró Solace sin saber donde mirar—. Después de todo él era el único, aunque es cierto que cedió su poder a unos pocos.

—¿De quién habláis? —preguntó Kamico, mirándolos con una clara angustia visible en sus ojos.

Andrea apretó un poco sus labios.

—Solace dice que el único que conoce tener ese poder es Caos, aunque se decía que en su supuesta muerte, había cedido ese poder. —Andrea puso los dedos en su ceño, quejándose levemente—. De verdad, como sea eso así, estamos en un buen lío.

Negatividad intentó mantener la calma, pero las pulsaciones de su corazón no tenían control alguno.

—O-Oye —susurró Kamico, sin saber donde mirar—. E-Esto es una teoría muy tonta, pero... ¿Y-Y si a lo mejor mi hermana no es humana?

Los presentes miraron hacia Kamico con los ojos bien abiertos. El chico se quedó sin palabras sin saber donde mirar ni que hacer.

—A-Ah. Es una teoría absurda, mejor ni la digo...

—No, ahora vas y lo dices. ¿Por qué mierda piensas eso? —preguntó Andrea, frunciendo el ceño.

—B-Bueno... Son ciertas cosas que he visto al vivir a su lado. Primero, no recuerda nada de su infancia. Nada. Soy el único que le hace recordar lo vivido, pero siempre acaba olvidado su infancia. Lo poco que recuerda es a partir de los quince años, y aun así. —Tragó con cierta dificultad, jugando con sus dedos nerviosamente—. Se-Segundo, nunca ha estado enferma, capaz ahora, pero ¿no es extraño que esté enferma cuando empezamos a salir de la tierra?

—Kamico, que salir al espacio puede ser algo jodido para el cuerpo —contestó Andrea, alzando la ceja.

—Sí, pero no tiene sentido que ni siquiera haya pillado un resfriado en su vida. ¡Ni uno! —gritó Kamico con cierto nerviosismo—. Y ya no solo eso, luego está el destello...

Negatividad respiró hondo, poniendo las manos en los bolsillos de su pantalón.

—De ser así estamos hablando de que su familia sabe que Andrina no es humana. O sea, sus padres —añadió Negatividad.

Kamico tragó en seco y rápidamente negó con su cabeza.

—¡S-Sabía que era una tontería! —Rio nerviosamente—. ¡Yo nací a la vez que mi hermana! ¡Once de Octubre! ¡No puede ser que no sea humana si en nuestra cartilla somos hermanos y comprobado!

—Podría haberse falsificado —añadió Andrea. Pronto Kamico entró en tensión, mirándola con ojos llorosos—. ¡A ver, es verdad! Se puede falsificar y nunca lo sabríais porque erais críos.

Kamico empezó a llorar sin saber que hacer. Su respiración pasó a una más rápida. Ante esto, Negatividad y Andrea no dudaron en tranquilizarle, aunque a estas alturas era complicado con todo lo que habían lanzado de teorías.

Y ninguna era buena.

—Por ahora es mejor descansar un poco y ver que noticias tienen —sugirió Negatividad—. Distraeros si podéis ayudando a los Iruins. Yo veré que puedo hacer en este tiempo.

Ambos afirmaron, siendo Andrea quien acompañó a Kamico a que tomara algo de aire fresco. Cuando se quedó sola en el comedor, Negatividad entrecerró un poco sus ojos y miró hacia el pasillo de la casa.

—Una grabadora —susurró, ladeando la cabeza a la derecha—. Kamico necesita una en su brazo.

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