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Capítulo catorce: Obsesión.

Sabía que despertar la metería en problemas, había sido raptada por aquella mujer y por alguna razón estaba viva, respirando, sintiendo la hierba que tocaba con su cuerpo. No notaba que tuviera las piernas o manos atadas, solo estaba sentada en el suelo con su espalda apoyada contra un tronco y sus piernas estiradas.

Si abría los ojos a lo mejor vería a la asesina observándola sin dejarla escapar. No dudaría en torturarla y capaz, al final, matarla. Por eso Andrina se hacía la dormida mientras escuchaba con atención para saber cuándo escapar. En ese momento deseaba tener los oídos de Andrea.

Capaz los nervios o el miedo la delataron porque había escuchado un suave ruido a su derecha. Sabía que estaba ahí a su lado, más cuando notó una respiración en su oído derecho, expulsando todo el aire caliente con lentitud y suavidad, como si lo disfrutara.

Poco a poco notó la mano de la asesina tocando el hombro con mucha calma y delicadeza, después acarició su cabello y decidió hablarla en un suave tono:

—No te pienso matar. Tampoco puedo dejar que mueras.

Andrina abrió sus ojos llorosos, viendo a la asesina sentada en el suelo justo en el lado derecho, contemplándola con una sonrisa. Se sentía muy extraña, no le acostumbrada ser mirada de esta forma, era como si alguien sintiera un amor inusual y turbio.

—¿P-Por qué lo dices? —preguntó Andrina.

—Simplemente no puedo —respondió como si nada, alzando sus hombros y dejando miles de dudas a Andrina—. He sido capaz de matar a todo tipo de Steins, pero cuando te veo mi cuerpo tiembla de admiración.

Andrina mal pensó y sintió asco.

—Tranquila, mente divertida, no es nada sexual —se burló con una risa, logrando que Andrina se relajara un poco, pero de pronto sintió respiración de la asesina muy cerca de la oreja derecha—. Yo me refiero a poder.

Escalofríos recorrían la espalda, dejándola por un momento sin aire sin quitarle ojo.

—Ciertamente lo noté en el primer momento que llegaste. —Se acomodó un poco y se sentó mejor, cerca de Andrina, sin parar de mirarla—. Os vi las tres juntas allí con mi prima. Admito que Andrea es una mujer muy fuerte y me interesa, pero no tanto como tú.

—E-Eres...

—Soy Charlot Manson, querida. Un gusto conocerte.

Vio su sonrisa calmada para agarrar lo que parecía ser un cigarro.

—¿Quieres?

—N-No, gracias —respondió Andrina, sin saber dónde mirar.

—Que amable, incluso eres agradecida y tu cara es muy adorable —bromeó mientras encendía el cigarro, tras eso empezó a fumar y soltó el humo en otra dirección para no molestarla—. Si mal no recuerdo, tu nombre es Andrina.

—C-Correcto...

—Gracias por ser sincera —dijo con calma, dándole una calada al cigarro para luego mirarla con atención—. ¿Cómo te lo digo, querida? Tienes algo que ciertamente nos llama la atención.

«¿Nos? ¿Acaso es más de uno?», se preguntó Andrina.

—Deberías estar aliviada, la suerte está de tu parte. No te puedo dañar ni matar.

—¿Por qué no? ¿Qu-Qué está pasando?

Charlot empezó a romper el espacio poco a poco, como si la estuviera analizándola mejor.

—Hay algo en este código que nos diferencia —habló mientras seguía mirándola—. ¿Conoces la condición de Obsesión?

Andrina no sabía bien como sentirse, en su interior había una mezcla de emociones que le daba un mareo y unas ganas de chillar horribles. Como mejor pudo contuvo las lágrimas, un gesto que le sorprendió a Charlot y por fin se alejó un poco.

—Tranquila, querida. No pienso hacerte daño. ¿No nos has escuchado?

«¿¡Por qué habla en plural?! ¡¿Qué le pasa?!»

Mirándola con lágrimas aun presentes, respiró lo más hondo posible para hablar:

—¿Q-Qué me asegura q-que no lo harás? T-Tú...

—Yo estaba controlada por Pyschen. Eso ibas a decir, ¿no? —preguntó, viéndose una sonrisa divertida dibujada en sus labios.

Andrina tragó saliva con dificultad. Deseaba moverse, pero solo impactaba contra el árbol.

—Ciertamente... lo estaba.

Pero estas palabras hicieron que frunciera el ceño, mirándola con más atención.

—Ahora si te interesa cuando no estoy bajo control, ¿verdad? —preguntó Charlot, soltando una leve risa—. No te culpo. Todos me temían cuando hice todo ese desastre, pero ahora que ya no estoy bajo ese control por cosas que aun no entiendo, puedo hacer lo que quiero, y entre ellas, obsesionarme como tanto me había impedido Pyschen.

—¿Q-Qué ocurre con eso de la o-obsesión? —preguntó Andrina con dificultad.

—Es enamorarse, pero de la peor forma posible. —Rio levemente—. Pensé que en tu mundo se sabía eso.

—A-Ah. Y-Yo...

—O puede que esta pequeña criatura jamás se haya enamorado. Que adorable —interrumpió Charlot, mirándola con interés, pero sin hacer nada indebido para no incomodarla—. Aquí la obsesión funciona de una forma que te interesaría incluso.

—¿A-A qué te refieres? ¿Có-Cómo me...?

—Si aceptas la obsesión, yo estaría a tu lado para siempre y te ayudaría para cumplir los objetivos que tengas. Soy fiel a ti. Un amor enfermizo como dicen algunos —interrumpió, dándole otra calada al cigarro con una sonrisa—. Y a ello también me refiero a matar a Pyschen.

Andrina se quedó sin palabras, sin saber bien donde mirar ni que hacer. Sus manos temblaban sin descanso. Un gesto que a Charlot le hizo reír por lo bajo.

—¿Por qué Pyschen impedía que nosotros nos obsesionáramos? Había un problema con ello y es que, si lo hacíamos, las prioridades cambiaban. ¿Quién harás caso? ¿A la persona que más amas en este mundo o a una persona que no tiene ni la menor relevancia? Creo que la respuesta es obvia.

—Pe-Pero si-si lo haces po-podrías...

—¿Acabar en desventaja enfrentándome a ella? —preguntó, terminado el cigarro que tenía—. Sí, pero dije que ella no me tiene controlada. ¿No escuchas?

Charlot poco a poco empezó a acercarse a Andrina sin permiso.

—Si aceptas...

Andrina se quedó inmovilizada, sin saber que hacer. Las pulsaciones de su corazón se descontrolaban y el sudor era presente en su cuello.

—Yo estaré contigo...

Y pronto, Charlot se quedó enfrente de Andrina. Parecía que iba a besarla, aunque no lo hacía obviamente. Solo era para ver la reacción, una que la dejaba sin aire y sin pensamientos a la pobre.

—Hasta que la muerte nos separe.

Su mente se quedó totalmente bloqueada. Solo veía sus ojos marronáceos. ¿O cambiaban a verdes? Luego negros, luego rojos. Era como si por un momento algo en el interior de Charlot estuviera ahí vigilando solo a ella. Alguien más que solo Charlot.

Iba a dar una respuesta, pero el chillido de una bestia en medio de los bosques hizo que Charlot se moviera con velocidad, sacando su cuchillo y matando aquel Stein en un gesto brutal y nada compasivo. Tras eso, movió hacia Andrina, viéndose los ojos rojos junto a esa sonrisa cruel.

—Vienen a quitarme lo que es mío.

No pudo preguntar. Charlot la agarró de un lado para huir rápidamente del lugar. Andrina a duras penas comprendía lo que pasaba, solo veía como bestias similares a animales iban a por ellas. Las ganas de sangre eran visibles en aquellos, pero no sabían que Charlot era muchísimo peor.

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—¡De acuerdo! ¡Jugaremos a algo muy divertido! —chilló emocionada.

Sin previo aviso, Andrina impactó contra el suelo y con ello vio como Charlot se ponía enfrente, respirando con lentitud, escapándose una ligera sonrisa de sus labios mientras sacaba su cuchillo ensangrentado.

—Quien logre mancharla de su sangre, se queda con ella... Si es que sobrevive.

Pronto vio el grotesco espectáculo de sangre y vísceras que Charlot creaba con sus agresivos y veloces cortes. Se divertía como nunca matándolos, cortando su pecho y estómago en movimientos precisos en los que escuchaba sus gritos llenos de dolor y sufrimiento. Algunos los mataba con velocidad, otros se subían encima de ellos pata torturarlos un poco y matarlos con rapidez.

Se reía como maniática, matando y moviéndose a gran velocidad. ¿Y lo curioso? Ni una sola gota de sangre llegaba a Andrina.

—¡¿Qué ocurre?! ¿¡Acaso no podéis?! —preguntó Charlot entre risas, aunque pronto pasó a un rostro más serio, viéndose una sonrisa llena de maldad—. Obvio que no. Vuestra sangre asquerosa no es digna de tocarla.

Siguió matando y acabando con la vida de esos seres. Ahora que había menos, se dedicaba a dejarles un mensaje claro que en sus mentes, incluso almas, perdurarían para siempre. Una tortura eterna, aunque Andrina lo consideraba a su vez un descanso al saber que estos Steins eran animales que no tenían consciencia de sus acciones.

¿Era un castigo o un alivio? A estas alturas no sabía que pensar al estar impactada por lo que sus ojos habían presenciado. Un amor enfermizo en toda regla.

—Te explicaré que es ser la obsesión —comentó Charlot mientras cortaba el cuello del último que quedaba con vida, por el momento—. Cuando un Stein se obsesiona con alguien, esa persona tiene el nombre de obsesión, y algunos desprenden mucho poder aunque que intente ocultarlo. —Giró su cabeza, mostrando una parte de su apariencia ensangrentada que poco a poco se retiraba con su brazo y manos—. Nosotros tenemos dos opciones. Matar y absorber todo ese poder o conservarlo para siempre.

—T-Tú me quieres conservar...

Charlot sonrió con dulzura a pesar de caer la sangre por su rostro.

—Exacto, querida. Te conservo porque tú eres una fuente de poder espléndida. —Cuando dijo esto, Charlot limpió sus manos como mejor pudo para acercarse a Andrina—. Pero no solo gano poder, tú también.

—¿Có-Cómo?

Charlot se acercó a ella, agachándose a su altura.

—En el caso de que yo muriera, tendrías mi poder en tu cuerpo. Serías la asesina, cuyo poder sería llamado la libertad de obsesión, serías muy fuerte e imparable. —Al responder esto, las manos de Charlot se pondrían con delicadeza en las mejillas de Andrina, haciendo que la mirara—. Solo haría caso a ti y a nadie más, ni siquiera un dios, aunque justamente uno me otorgó este poder.

—¿Se-Serías capaz de obedecerme a mí y a nadie más?

—Claro, si aceptas ser mi obsesión —respondió con una voz más tranquila.

—¿D-De verdad?

Charlot solo pudo suspirar, agachando un poco su cabeza.

—No sé qué te habrá dicho mi prima sobre mí, capaz las historias del pasado que jamás olvida, pero eso ya no es algo que ocurra, ya no estoy bajo el mandato de esa mujer y encima me dejó estas las almas en mi cuerpo —explicó con una leve risa.

«Por eso habla en plural. Tiene un trastorno en su cabeza. O-O bueno, va-varios».

—Entonces dime, querida, ¿quieres ser mi obsesión?

Andrina miró a Charlot con distintos ojos. Sabiendo esto todo tenía un enfoque distinto. Una gran ventaja para la batalla contra las diosas. Tener a alguien tan fuerte a tu lado, ignorando toda orden de Pyschen, era tentador.

Respiró lo más hondo posible y con cuidado agarró las manos de Charlot.

—Sí, sí quiero.

Abstracta fue la situación cuando juró ver como en su corazón unas cadenas que se unieron a las de Charlot. Tragó en seco y respiró con dificultad cuando sintió una horrible presión como si se lo agarraran, pero por raro que pareciera, esto la fortalecía. Sus ojos brillaron con fuerza, cayendo sin querer enfrente de Charlot, quien la abrazó con cuidado.

Era una locura, lo sabía, acababa de comprometerse con una asesina, pero si de verdad la tenían de su lado, podrían tener una gran ventaja para hacer frente a las diosas. No solo eso, si dijo que tenía poder gracias a Pyschen, tener a la asesina vendría de maravilla para saber sus debilidades.

—Me temo decirte, que esta pelea aún no terminó —advirtió Charlot en un tono más tranquilo. Andrina intentó levantarse poco a poco—. Estamos en peligro, no solo nosotras, tus amigas también.

—Cr-Creía que las odiabas...

—Las habría matado de ser así, ¿no crees?

«Y ahora no lo hará porque son mis amigas, y eso sería ponerme triste cosa que no desea —pensó Andrina, respirando lo más profundo posible—. Ay mi madre, ¿qué he hecho?»

—¿Y q-qué va a pasar ahora?

—Como he descubierto un potencial muy interesante, los de mi raza lo saben e intentarán matarte para intentar debilitarme. Tus amigas también están en peligro porque ellos buscarán tener una obsesión o ser más fuertes matando a otros seres.

—De-Debemos buscarlas.

—Es difícil si nos rodean... —susurró Charlot, mirando de reojo a su alrededor. Soltó una leve risa, levantándose del suelo. Ayudó a Andrina a ello, agarrando su mano con cuidado—. ¿Me permites, querida, a este hermoso baile?

«E-En donde me he metido...»

Andrina afirmó ante sus palabras y sin previo aviso fue llevada en brazos como si fuera una princesa. Charlot le sonrió con picardía, aunque su rostro se volvió serio cuando vio a más Steins salir de los bosques.

—Así que aquí estabais cuando mataba a todos en Nafil. —Soltó una gran risa—. Bien. Ir a por mí. Si es que podéis.

La velocidad de Charlot le tomó por sorpresa a Andrina, agarrándose a ella con todas sus fuerzas para evitar caerse. Salieron de los bosques, viendo de nuevo los edificios que una vez se encontraron y a lo lejos a las hermanas que luchaban contra los Steins que había en su camino.

Por un momento vio como Charlot sonreía como nunca, y antes de hacer nada, dejó en un sitio más o menos seguro a Andrina. En el momento que lo hizo, vio como una llamarada era tirada en su dirección, recibiéndola de lleno para evitar que Andrina fuera golpeada.

Andrea la había escuchado llegar, moviendo su mano derecha para dispararla una vez más.

—¡Suéltala!

—Es lo que he hecho, idiota.

Charlot no dudó en moverse, e hizo un movimiento que a las hermanas las tomó por sorpresa. Acabó con los Steins que había en ese instante, lo que les permitió respirar, pero no por mucho tiempo al mirarla en su dirección, lista para atacarla.

Antes de que hicieran algo, Andrina no dudó en gritar.

—¡Ella no es una enemiga! ¡Es nuestra aliada!

Lo que obligó a que las hermanas la miraran con asombro, sin creerse sus palabras hasta que miraron de nuevo a Charlot. Alzó un poco sus hombros con una leve sonrisa, moviendo su cuchillo de un lado a otro con su mano.

—No sé si mi prima os comentó sobre la condición de obsesión, pero en resumidas cuentas, Andrina ha aceptado —resumió Charlot con una leve risa.

Andrea se giró de nuevo para mirarla, frunciendo el ceño y apretando los dientes. Andrina solo agachó la cabeza avergonzada.

«Era de la única opción viable...»

—Genial, ¿entonces nos ayudarás? —preguntó Andrea, mirando de nuevo a Charlot.

—Claro, y más ahora que he llevado más compañía porque quieren matar a vuestra amiga —respondió Charlot, poniéndose más seria ante la situación—. Tranquilas, a vosotras no os haré daño. A no ser que Andrina me lo pida.

Andrina negó de inmediato.

—El-Ellas son mis amigas. No las hagas daño, por favor.

Charlot afirmó, y con ello empezó a moverse, pasando en medio de las hermanas.

—Supongo que no quedará otra que adaptarse —respondió, girándose por un momento para verlas—. ¿No es así, queridas compañeras?

La rabia y molestia era vista en ambas, pero ambas comprendían que era lo poco que podían hacer.

Aparte era lo mejor. Si tenían que sobrevivir 48 horas, que al menos fuera con la ayuda de la asesina a su lado.





N.A

Recuérdeme no darme personajes asesinos porque yo me divierto mucho.

Charlot mi consentida. Te quiero mucho. 

Os dejo como se ve aquí abajo :3

Hecho con IA. Sí, pero no soy un robot dibujando a mil personajes aun. AUN.

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