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Capítulo 35: Destino.

Desde los aires, Florian observaba todo c sin poder creerse lo que estaba ocurriendo, daba la sensación de que la paz estaba volviendo, pero sentía que era demasiado bueno para ser verdad, más cuando sabía que los documentos aún no se habían conseguido, al menos no había recibido una señal sobre ello.

Se aseguraba de que todos estuvieran todos, en especial Jame y Yaina, quienes acabaron muy heridos tras el combate que tuvieron, pero habían resistido como nunca y eso era algo que debían sentir orgullosos. Florian los miraba con una sonrisa, viendo como regresaban a Tron-Axt para ser tratados.

Algunos se mantenían en línea, vigilando todo como hacían Luziette y Soleti. Aquello le dio confianza a Florian, mirando a la lejanía para bajar al suelo por un momento.

—Luzi, Sole, voy a reunirme con los demás, siento que allí las cosas pueden ser un poco más complicadas —avisó Florian—. ¿Vosotras estaréis bien?

—Sí, lo estaremos, ve y ante cualquier cosa, avísanos para poder darte apoyo —respondió Luziette.

Florian las miró con una sonrisa tranquila.

—Creo que es mejor que os mantengáis aquí solo por si se atreven hacer algo, aunque lo dudo ya que a lo mejor están atacándolos al intentar ir a por los documentos —explicó Florian.

—De acuerdo, pero cualquier inconveniente, por favor, avísanos —pidió Soleti.

Florian afirmó sin dudar, usando así el viento para ir a la mayor velocidad posible hacia los demás. Miró hacia atrás, viendo por última vez a las Arinas, sintiendo una felicidad inusual. ¿Quién le diría? Gemity y Arinas unidas, algo imposible de creer en su galaxia.

Por el otro lado, Morgan llevaba a Roxy y Yue con el poder de la telepatía. Aquello la iba debilitando poco a poco, pero no se rendía al encontrarse en la lejanía a los demás, quienes acababan con las últimas anomalías que parecían estar en el mercado. Aquello le dio esperanza, dando pasos rápidos y fuertes, pero por desgracia, uno de estos le hizo tropezar contra el suelo.

O eso creía, pues sintió como le sujetaban a tiempo, encontrándose con la fusión de Andrea y Mikuro, observándola con sorpresa al encontrarse a Morgan con esa debilidad junto con Roxy y Yue.

—¿Qué ha ocurrido?

Su voz era la mezcla de la voz de Andrea y Mikuro, provocando escalofríos a Morgan, pero que pudo explicarlo todo con su ayuda. Caminando en dirección a los demás, Andrea sintió un escalofrío horrible en su espalda, dándose cuenta de que su hermana estaba sola y, posiblemente en peligro.

Cuando se reunió con los demás, dejando a Roxy y Yue en el suelo siendo arropada por su chaqueta verde, miró hacia los demás que estaban presentes.

—Anais se encuentra con Lucas y Ann, voy a ir a por ella junto con Mikuro —aseguró Andrea.

—¿Podrás mantenerse con esa fusión? —preguntó Lania.

—No lo creo, hemos gastado mucho con el poder, pero aun así no pienso quedar de brazos cruzados —aseguró Andrea.

—Yo tampoco —respondió esta vez Mikuro, dentro del cuerpo de la fusión.

—I-Id con cuidado —murmuró Creni, logrando sentarse en el suelo mientras las miraba—. No tengo un buen presentimiento.

—Estoy de acuerdo con Creni, cuando fuimos a la montaña, nos tendieron una trampa ahí, están preparadas para todo —confirmó Morgan.

Se mantenían atentos a las decisiones que Andrea y Mikuro iban a tomar, a excepción de Zarik quien estaba en silencio, cubriendo su rostro con las prendas mientras mantenía a raya su energía, o eso intentaba. Aquello llamó la atención de Lania, quien se levantó del suelo para acompañarle.

Para ese entonces, Andrea y Mikuro, con cierta dificultad, lograron desfusionarse, expulsando una gran cantidad de humo como si fuera grandiosas cantidades de hielo siendo descongeladas por el fuego ardiente. Andrea sintió un ligero mareo mientras ponía sus manos en su cabeza, mientras que Mikuro lograba mantenerse de pie en el sitio, mirando de reojo a Andrea.

—¿Estás segura de seguir, Andrea? —preguntó Creni, manteniéndose atento a las tres lunas que tenía Andrea encima de su cabeza. Solo le quedaba una.

—Claro que estoy segura, es mi hermana y no la pienso dejar sola, más si los documentos pueden estar ahí —aseguró Andrea, logrando recuperarse y mirar a Mikuro—. Aparte, cuento con la ayuda de Mikuro.

Creni miró por un momento hacia Mikuro, quien miraba sus manos, las cuales ya no mantenían ese poder gélido que al principio había logrado expulsar. Se había debilitado, pero no por ello iba a rendirse.

—Cualquier inconveniente, avisar, enviar un aviso al cielo, da igual cual sea, intentaremos estar ahí de inmediato —pidió Creni, mirando hacia su alrededor, en especial a Lania y Creni—. Nosotros llevaremos a los heridos hacia la ciudad y volveremos a por vosotras.

—Hecho.

Ambas fueron en dirección hacia la montaña, dejando atrás a los demás quienes se levantaban y se ponían en marcha para irse a Tron-Axt. Mientras, Lania se acercó con cuidado a Zarik, dándose cuenta de que su piel se deshacía mientras sangre caía de su boca. Aquello la dejó angustiada, juntando sus manos para usar su energía pura.

—Zarik —llamó Lania con cuidado, viendo como le miraba de reojo—, vamos a ir a la ciudad, ¿de acuerdo? Todo está bien, podemos descansar.

Sus ojos rojizos dejaron de observar a Lania para ver a Creni, intentando levantarse como mejor podía. La forma en cómo lo miraba puso en alerta a Lania, moviendo sus manos para crear su arco solo por si acaso, un gesto que a Zarik le hizo suspirar .

—No iba hacerle nada, ¿en serio creías que iba a matarle? —preguntó Zarik hacia Lania en un tono lleno de decepción—. Yo confiaba en ti, lo sabes, ¿no? ¿Por qué desconfías de mí cuando he luchado con vosotros?

—Y-Yo c-creía...

—Puedo hacerlo frente, hermanita. No te preocupes —interrumpió Zarik con una sonrisa—. Sigo aquí, ¿lo ves?

Zarik levantó sus manos con una sonrisa que apenas se pudo ver, viéndose tras estas la sangre que caía sin parar. Demostraba todo su potencial que había gastado en batalla, haciéndose daño en diversas zonas que no quiso mostrar, pero que dejaban en claro que no se iba a rendir como si nada.

Lania sintió vergüenza y culpa al desconfiar, soltando el arco para ir a por él y abrazarle con todas sus fuerzas, llorando sin parar mientras agradecía a sus dioses.

—Es lo que me temía...

Las palabras suaves de Zarik fueron confusas para Lania, pero pudo comprenderlo rápido cuando sintió en su estómago como le clavaban la espada sin compasión alguna, haciéndola escupir sangre de su boca. Aquello tomó por sorpresa a todos, siendo Creni el primero en reaccionar, aplicando las magias para apartar a Lania de Zarik.

Con gran debilidad, Lania cayó al suelo, intentando contener la herida que tenía en su estómago, viéndose las lágrimas mientras miraba a Zarik, quien a estas alturas tomaba una apariencia inidentificable. La oscuridad que le rodeaba le hacía un ser monstruoso junto a los ojos rojos brillantes, demostrando la agresividad junto a la corrupción que no podía contener más.

La angustia fue superando a Lania, chillando con todas sus fuerzas el nombre de Zarik, pero este ya no reaccionaba, solo movía sus manos para atacar, aunque aquello fue detenido por Morgan y Creni, quienes usaron sus poderes de telepatía para retenerle.

—¡Lania! ¡Si quieres que Zarik pueda descansar en paz, debes usar tu poder de purificación! —avisó Creni mientras usaba sus poderes—. ¡Es la única forma de que así los dioses de tu sistema no aprovechen su alma y se hagan más fuertes!

Lania había oído bien, pero sus brazos y piernas no reaccionaban a sus órdenes. No era capaz de hacer nada, solo miraba hacia Zarik con un gran dolor encima, culpándose de todo, en especial por no haberle salvado, por no haberle purificado de una forma distinta, no como le habían pedido sus dioses y sus guías.

Agarraba su estómago con dolor, escupiendo la sangre de su boca, dándose cuenta que aunque tuviera la intención de purificar a su hermano, iba a ser complicado porque había sido herida con gravedad, por lo que moverse no iba a ser tan fácil, y gastar su energía iba a ser muy arriesgado.

Morgan y Creni hacían su mayor esfuerzo, pero la fuerza de Zarik les iba superando, siendo difícil retener y que este, en un grito desgarrador e inhumano, moviera su látigo para atacar a Lania.

—Me niego, ¡Número 79! —gritó Creni, logrando que enfrente de Lania se creara una gran barrera que la protegió, evitando así el ataque—. ¡Lania! ¡Quédate aquí e intenta recuperarte o cubrir esa herida! ¡Morgan! ¡Necesito que estés pendiente de ella, ¿entendido?!

—P-Pero Creni...

Creni no hizo caso a las palabras de Morgan y avanzó en dirección a Zarik, abriendo las palmas de sus manos cuyos dedos parecían ser estrellas que brillaban con fuerza, dándole el poder que necesitaba para poder frente a Zarik. A su alrededor, varios símbolos escritos en su idioma iban apareciendo, mirando con decisión al cazador que tenía enfrente.

—Lo deseabas, ¿verdad, Zarik? Una pelea contra mí, una pelea donde vas a demostrar el rencor que me tienes por haberte castigado al usar tu poder con intenciones malignas —recordó Creni mientras ponía sus manos enfrente, apareciendo a su alrededor varios círculos de colores azules y morados—. Espero de ti una buena pelea, Zarik, porque las magias que domino no solo serán de la galaxia O, sino que, si Cordura me lo permite, también serán de otras galaxias.

Zarik frunció el ceño ante aquellas palabras, viendo como alrededor de Creni iban apareciendo letras en diversos colores, en especiales las amarillas, poniendo en alerta a Creni y que estuviera a punto de usar una habilidad especial para la ocasión.

—Oh no, ¡imposición! Yo voy primero —habló Creni con decisión—. ¡Fraira Número 187!

Aunque a Creni le costara creer, había conseguido emplear una magia que no era de su galaxia, sintiéndose por un momento bendecido por aquella que, cuando podía, ayudaba. La energía que fluía a su alrededor era una que le permitía darle cierta ventaja contra Zarik, una que los cazadores detestaban.

—Vamos a ver que tal te llevas con la energía de los animales —contestó Creni, moviendo sus brazos en distinta posición—. Ya para empezar, tengo ventaja sobre ti al aplicas las habilidades antes que tú, me pregunto cómo lo harás.

Zarik sabía bien lo que había ocurrido, era algo que solo ocurría en su hogar, pero jamás se pensó que Creni podría ser capaz de usar energías que los animales. Se puso en alerta, sabiendo que se había debilitado un poco, sintiéndose intimidado, como si enfrente suya no solo estuviera un Onegrot, sino un animal que irradiaba agresividad.

Sin dudar, Creni soltó de sus manos un polvo de estrellas que tomarían forma, yendo en dirección a Zarik. El cazador pudo esquivarlas, yendo hacia Creni con su espada, pero nada más acercarse, sintió una presión encima suya, una que le hizo sentir acorralado, como si a su alrededor estuviera rodeado por varios lobos llenos de furia y deseosos de matarle.

—En tu galaxia, la energía de los animales siempre está en contra de los cazadores, ¿seguro que quieres atacarme cuando activé la habilidad? —preguntó Creni con confianza—. Yo que tú, sería prudente ante el instinto de supervivencia de un animal.

Aun con ello, Zarik negó con su cabeza, gritando con toda la rabia acumulada y moviendo su látigo con destreza, deshaciéndose de la visión para atacar a Creni, quien había creado a tiempo varias barreras que evitaron los ataques.

Cada espadazo que daba, era una demostración clara de la furia que tenía Zarik, una que no podía controlar por mucho que intentara. Había sucumbido, eso era algo que Creni sabía.. Apretó sus manos para luego dirigirlas hacia Zarik.

—Sé prudente, Zarik —habló Creni con una voz tan intimidante que logró apartar al cazador y mirarle con terror—. ¿Qué es lo que prefieres?

El miedo se veía reflejado en los ojos cuando vio alrededor de Creni los números, y no era el único, Lania, observando todo con asombro, se dio cuenta de que, si no purificaba su hermano, iba hacerlo Creni y las formas no iban a ser nada agradables.

—Morgan, ayúdame —pidió Lania en un murmullo—. Necesito que retengas la sangre de mi cuerpo mientras preparo mi flecha.

—¿¡Qué?! Pero ¿n-no es muy arriesgado? —preguntó Morgan.

—Tú haz lo que te pido. Me niego a que mi hermano muera en esas condiciones —aseguró Lania mientras agarraba el arco y preparaba su energía.

Aquellas acciones fueron algo que Creni sabía de sobras, haciéndole sonreír por un momento y que los números desaparecieran de su alrededor, gastando con brusquedad la energía de los animales para que Zarik se viera rodeado ante una enorme serpiente de unos quince metros, cuyo aspecto parecía ser un monstruo similar que había en los desiertos, unos los cuales Zarik conocía.

La confianza apareció en el cazador, moviéndose con destreza de un lado a otro, evitando los ataques de la enorme serpiente que efectuaba con su cola. En ocasiones escupía veneno de su boca, pero no le afectaba porque lograba apartarse o desviarla con su látigo-espada. En uno de esos esquives, no dudó en moverse con rapidez para clavar la espada en la cabeza de la serpiente, dejando una gran herida en la que el monstruo chilló de dolor.

—¡Esos seres los mataba sin dificultad alguna en hogar, Creni! ¡El Norte sabía bien cómo entrenarnos! ¿¡Crees que así me vas a intimidar?! —chilló Zarik con orgullo, mirando hacia los demás con rabia.

—No, pero ¿podrás con la purificación? —preguntó Creni mientras se hacía un lado.

Su intención con el poder de los números no era atacar a Zarik, sino que ocultar a Lania quien estaba preparando su arco con su energía para dispararle. Zarik estaba listo para apartarse de la flecha, pero para su sorpresa, sus brazos serían retenidos contra su espalda, sintiendo unas manos fuertes que inmovilizaron su cuerpo. Para cuando quiso girarse, se dio cuenta por la voz del héroe:

—¡Ahora, Lania!

Zarik sintió rabia en su cuerpo, gritando con todas sus fuerzas mientras liberaba todo su poder para deshacerse del agarre, viendo los ojos llenos de confianza de Creni, unos que detestaba. Desde su perspectiva, Zarik creía firmemente que los Onegrot's no trabajaban por el bien, sino que eran unos mandados que traería el caos, y aquello solo le hacía entrar en desesperación.

—¡Me niego a que Cordura se quede con lo que es suyo! ¡Solo alimentan a aquello que exterminará todo! —chilló Zarik, logrando llamar la atención de los presentes—. ¡Seguir, seguir alimentando a esos números cuando solo os llevaréis a la peor muerte posible!

Y ante sus palabras, logró deshacerse del agarre, yendo una gran velocidad hacia Lania. Tal movimiento tomó por sorpresa a Creni, quien no pudo reaccionar para proteger a Lania.

—¡Lania!

Al girarse, los ojos de Creni vieron lo que jamás pensó que podría ocurrir, como la luz de la flecha de Lania había perforado el corazón de Zarik, consumiendo toda la oscuridad que rodeaba el cuerpo. El chillido lleno de rabia y dolor de Lania se escuchó en todo el mercado a la vez que le pedía perdón sin parar.

La corrupción que rodeaba a Zarik fue desapareciendo, cayó de rodillas pero antes de que lo hiciera por completo, Lania lo agarró, y en un abrazo, empezó a llorar sin descanso.

—¡Lo siento, tanto! ¡Por favor, Zarik! ¡Lo siento! ¡Dime que aun sigues ahí! ¡Dímelo por favor!

Sus exigencias sólo eran escuchadas por los presentes al igual que sus lágrimas. Lania apoyó su cabeza en el hombro derecho de su hermanomientras lo abrazaba con fuerza, pidiéndole que siguiera con vida.

En medio de su desesperación, Lania sintió como Zarik le abrazaba con debilidad. Lania le miró, viendo por primera vez una sonrisa tierna junto a unos ojos marronáceos, aquellos que poseía antes de unirse al camino del mal.

—C-Cumple tu promesa... Lania.

Fue lo último que pudo decir antes de que el color de esos ojos desapareciera al igual que su consciencia, dejando sola a Lania en medio de su sufrimiento.

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