👽 LA CONSECUENCIA
De nuevo con los viajeros de otro mundo, vemos que han estado recolectando especímenes vegetales de varios tipos en su camino. De vez en cuando paran junto a los camellones de avenidas, y desentierran plantas que adornan el andador para luego, empaquetarlos en contenedores esféricos que pueden conservarlas durante el viaje de regreso a su origen.
En su camino, también se han dado a la tarea de secuestrar a algunos humanos. Se acercan pidiendo una indicación como cualquier persona que se encuentra perdida, y cuando la víctima está distraída, aprovechan para inyectarles un somnífero que segregan por unos aguijones en sus dedos índices; obteniendo que caigan inmediatamente inconscientes y los meten en la camioneta.
Una vez lleno el vehículo y para no llamar la atención sobre lo que llevan en su interior, encierran en cilindros de cristal a los humanos, para después, encogerlos con un dispositivo raro al tamaño de un tubo de ensayo y los colocan en maletines térmicos para mantenerlos dormidos.
Lo único notorio que posiblemente podría llamar la atención sobre los secuestros, es un rayo azul que resplandece de vez en cuando miniaturizando a los humanos, pero los alienígenas son cuidadosos, procuran hacerlo en callejones no transitados, al grado de llevar un basto cargamento sin que nadie note que demonios en realidad traen en la parte trasera de su camioneta.
Los tres extraños van de regreso a su nave. El camino los obliga a cruzar un puente vehicular para poder estar del lado contrario de esa enorme avenida y así, seguir su camino. Para tomar este puente, deben rodear una Unidad Habitacional, que por azares del destino es aquella donde vive la mujer recién lastimada. La morena sigue esperando el taxi que la llevará a un lugar seguro.
-¡Mira eso! -señala Crow hacia la mujer -ahí hay otro humano solo, aún tenemos espacio.
-Ya llevamos varios humanos - alega Ricland- primero hay que saber que tan bien nos pagarán por ellos, y recuerda que aún tenemos que convencer a Rayak y Rosna que la vida vegetal que llevamos puede traernos grandes ganancias; explotarán cuando sepan que perdimos la Raindrop Zils .
-Pero es solo uno -Crow se encapricha por tener a la mujer-. Y es hembra, podría ser candidata a la subasta.
Sin pedir permiso a su jefe, Crow da media vuelta al vehículo, regresa por la calle pasando delante de la mujer que para ese entonces, ya tiene lágrimas escurriendo por sus mejillas.
-¡Disculpa! -el hombre robusto llama la atención de la morena- ¿te encuentras bien?, ¿podemos ayudarte en algo? -Crow para el vehículo bajando el vidrio de su ventana.
-Estoy bien, gracias -contesta ella tratando de contener el llanto- espero a unos amigos, ya no tardan. -Resuelve inteligentemente.
Un vehículo desconocido que se para preguntando cosas, nunca es bueno, eso ha aprendido con los años.
-¿Estás segura? -insiste el hombre de procedencia americana. -Si estuvieras bien no llorarías, tu estado emocional sugiere otra cosa. -Ricland se asoma amistosamente cuestionando a la mujer.
-Tengo que irme. -Los desaíra la morena. Ella gira para entrar de nuevo a la unidad habitacional donde vive.
Al ver esto, los dos porteros del lugar se acercan a ella. Uno a la lejanía le pregunta si todo se encuentra bien, ella asiente. Al ver la acción, los tres sujetos de la camioneta de nuevo encienden el vehículo, lo ponen en marcha dando una vuelta en "U" para retirarse.
-¿Olieron eso? -recalca Crow a sus compañeros.
-Si -afirma el hombre afro algo emocionado-. Al parecer el estado emocional de estos humanitos influye mucho en su aroma -se les hace agua la boca -eso los hará bastante apetitosos para muchas razas. -Deja aclaro Novore en un tono malicioso.
-¡Da la vuelta y vayamos por esa perra! -les ordena Ricland.
Ni tarde, ni perezosos, regresan por la mujer. Cuando ella se da cuenta de la acción, ya que se escucha claramente el rechinido de las llantas a la lejanía cuando dan bruscamente la vuelta en "U", corre a la puerta de entrada llena de pánico, pero uno de los hombres de la camioneta, el afro, ya le ha bloqueado el paso sin que ella pueda entender como ha llegado al lugar tan rápido.
-¿Vas a algún lugar? -el alto hombre se burla al ver el rostro de terror de la mujer.
Ella quiere gritar que la ayuden, pero cuando busca apoyo por parte de los dos porteros de la entrada, se da cuenta que estos ya se encuentran en el suelo y una mancha de sangre comienza a formarse abajo de cada uno. Esto hace que la mujer entre en pánico, gira para correr al lado contrario. Ricland la toma de los hombros e inmediatamente su dedo medio se desliza a su cuello, una pequeña espina blanca rápidamente se encaja en la piel de la chica, haciendo que en segundos quede inconsciente.
Ricland entonces la sujeta de la cintura para que no caiga al suelo, no tiene tiempo para entubarla y encogerla, pues varios vehículos vienen sobre la calle. Un Mini Cooper rojo se acerca a la Jeep del mismo lado, Ricland se ve en la necesidad de cargar a la mujer en sus brazos y la sube en los asientos traseros, recarga su cabeza de la joven sobre el cristal de la ventana y ahora sí, los tres sujetos regresan a su nave.
-¿Creen que el sujeto del auto rojo haya visto lo que hicimos? - pregunta Crow nervioso mirando los espejos retrovisores.
-Solo vio que cargué a la mujer -indica Riclan tranquilo-, tal vez pensó que es mi hembra al notar como la metí con sumo cuidado a la camioneta.
Sin embargo Novore se encuentra muy callado, pensativo; no deja de mirar el espejo retrovisor de su lado.
-Había algo raro en el conductor de ese auto -comenta en bajo-, él no fue indiferente como los demás conductores que pasaban de largo, creo haber notado que giró completamente su rostro y tuvo una reacción cuando vio a la mujer.
-¡Si claro! -se burla Ricland- ya estás imaginando cosas, debemos salir de este maldito planeta de una vez.
Durante un rato los tres forasteros siguen su viaje sobre carretera. Durante este tiempo,
la mujer recién secuestrada comienza a ser dueña de sus sentidos.
Trata de despertar, dándose cuenta que apenas puede abrir sus ojos. Intuye que va recargada en la puerta del vehículo, apenas distingue las luces de las lámparas del alumbrado público, pero se encuentra tan drogada, que sus ojos se cierran de nuevo y duerme otra vez por largos minutos.
Cuando ella logra concientizarse por segunda ocasión, después de unos cuarenta y cinco minutos de la última vez, sus sentidos mas conectados le permiten a lo lejos escuchar una canción...
"Y tú te vas, jugando a enamorar
Todas las ilusiones vagabundas que se dejan alcanzar
Y no verás, que lo que yo te ofrezco
Es algo incondicional..."
Esa canción la conoce. Trata de abrir de nuevo sus ojos, los cuales captan un Mini Cooper rojo que se ha parado al lado del vehículo donde la llevan, de "su" lado. Nota al conductor del auto, un apuesto hombre de piel morena y cabello castaño oscuro. No puede mover sus labios, no puede mover su cuerpo por más que trata para poder pedir ayuda; por más que le ordena no le responde. No hay la posibilidad de que salga de esa situación.
Los párpados se le cierran como si sufriera de un cansancio extremo, ¿qué diablos es lo que le inyectaron? Le frustra saber que toda la situación le llevó a donde ahora mismo se encuentra, con tres desconocidos, en un auto sin poder defenderse.
Se pregunta interiormente, qué van a hacer con ella, ¿Acaso la mataran? ¿venderán sus órganos en el mercado negro? ¿o la torturaran para su placer personal como esos enfermos de la Deep web? Piensa que todo es posible, no puede reprimir su sentir y lágrimas silenciosas brotan de sus ojos.
Con todo lo que pasa en su cabeza, su mano comienza a moverse en un esfuerzo desesperado de reaccionar. Un dedo, dos, tres... pequeños tics que le dicen que ese somnífero pierde efecto, y su brazo completo lo desliza sobre sus piernas.
-Es imposible, se está despertando -escucha decir al hombre que va a su lado, ese es Ricland.
-¿Cómo crees? ¡Es imposible! - no le creen Novore y Crow- nuestro veneno no despierta ni a un Reus. -la palabra extraña hace que ella se pregunte ¿Qué es un Reus?
-No miento -vuelve a decir Ricland-, ¡está moviendo sus brazos, no tarda en despertar! -Le aclara enérgico a sus compañeros.
En ese instante los ojos de ella se abren, pero no enfoca bien. Es como si tuviera una tela borrosa en el interior de sus ojos. Hace un esfuerzo, cierra y abre muchas veces sus párpados, hasta que se da cuenta que van por una desolada carretera.
-Solo alguien de raza mayor podría asimilar rápidamente nuestro veneno, ya saben, una Guzel, un Linoug, o un Belwer -aclara Novore-, o en su defecto, en un Kununguriano ni siquiera tendría efecto. Esta mujer es solo una humana simplona, Ricland.
Sin embargo Ricland observa a la morena atentamente dudando de las palabras de Novore. Sus ojos no lo engañan, ella de alguna forma pudo inmunizar su cuerpo al fuerte somnífero de un Naga. Así que la estudia, acerca su rostro al de ella y la examina.
-¿Qué eres? -hace su examen-. Por qué claramente terrana no, y tu tamaño impide que seas una Vyras, tu curveado cuerpo impide que seas una Elide, y tu color de piel peculiar impide que seas una Dianeg, -sigue con su observación- ¿eres alienígena también, pero de dónde?
Los síntomas que presenta su secuestrada se le hace a Ricland sumamente extraño. La contempla, la observa, arquea la ceja derecha y le toma el mentón para mirarla a los ojos.
-Pierdes el tiempo -Novore lo observa de reojo-, es una simple humana inservible. Seguramente tu aguijón no inyectó la cantidad adecuada de veneno por estar usándolo en otros.
El camino se encuentra solo, oscuro, y sin nadie a la redonda. Crow desvía el vehículo por un sendero que se adentra hasta unos cerros oscuros y paran el vehículo. Ella siente cuando apagan el motor, para ese entonces ya se encuentra más consiente, pero con un cuerpo torpe.
-Baja la carga y súbela a la nave -ordena Riclan al bajarse del vehículo.
-¿Qué hago con ella, Riclan? - pregunta Novore.
-Novore... ¿Qué parte de baja la carga, y súbela a la nave, no entendiste? -le habla en tono molesto.
-¿Ya puedo quitarme este traje? -pregunta Crow.
-Si Crow, aquí nadie nos ve, podemos tomar nuestra forma original. -Los tres sujetos empiezan a crecer de tamaño, han traído puestas pieles humanas que utilizaban como disfraces, ¡que horror!
Al ver la mujer esto, se llena de miedo descomunal. Inmediatamente ordena a su cuerpo moverse. Gira su cabeza al lado opuesto buscando una salida; espera no tengan seguros las puertas de la camioneta. Ella debe salir ahora, mientras ellos se encuentran entretenidos en su cambio.
《 ¡No quiero morir! 》Se dice en el fondo.
Intenta deslizarse hacia el lado contrario del asiento. Cae de cara al no controlar sus extremidades aún. De nuevo pide suplicante a su cuerpo moverse. Hace un esfuerzo titánico mientras se repite:
《Yo puedo, yo puedo.》
Entonces se levanta con brazos temblorosos. No tiene mucha fuerza, pero ¡debe salir ya!
Temblorosa, aturdida, llena de pánico, intenta abrir la puerta trasera del lado del copiloto; no tiene seguro.
《 ¡Qué bien!》
Da un último vistazo a sus espaldas, para cerciorarse que siguen en el mismo lugar los tres monstruos, no paran de crecer deshaciéndose de esas pieles que los aprisionan.
Las pieles humanas se desgarran. De ellas salen seres de piel escamosa con crestas sobre su lomo. Dos aletas en cada extremo de su cabeza , ojos rojos, colmillos grandes muy puntiagudos que sobresalen de su boca. Se parecen mucho a unas serpientes súper desarrolladas. Tienen dos extremidades como brazos, pectorales y músculos desarrollados hasta la cintura; de ahí hacía abajo llevan una enorme cola de serpiente.
Ella no espera a ver que más pasa. Sale del vehículo cayendo de bruces al suelo terroso; aún sus piernas no tienen la fuerza suficiente y parece potro recién nacido. Torpe, y con la vista doble, se pone en pie a duras penas. Tiembla, sus nervios causan que sus manos no dejen de vibrar, mientras su respiración es muy inestable.
《¿Quieres vivir?》
Se terapea a sí misma.
《Pues trata de tranquilizante mujer, o echarás todo a perder.》
Su mente es fuerte para pensar así en la situación en la que se encuentra.
Escucha cuando las criaturas comienzan a hablar en un lenguaje que no puede entender. Mira a la serpiente de piel negra venir a ella, y por la desesperación comienza a andar tomando camino recto hacia enfrente; no ve nada. Con la vista torpe, trata de enfocar el paisaje para no caer en algún lugar, no pisar mal, o simplemente para mantenerse en línea.
No se ve nada, no hay nada a los alrededores. Cuando alza la vista hacia sus espaldas, puede escuchar que algo enorme se arrastra, ella voltea; ese ser negro viene por ella. Corre, por fin puede correr y avanza más rápido; lo cual le causa mucha felicidad.
El tamaño de esa cosa es de unos tres, o cuatro metros de alto, por lo cual deduce que ya debía de haberle alcanzado con esa fluidez que caracteriza a los de su especie; solo que éste prolongaba el momento para su diversión.
Desesperada la mujer, apresura el paso hasta donde la fuerza en las piernas le permite. Nota pequeñas luces circulares al fin y corre como nunca. Se percata de que esos seres no le quitaron sus pertenencias, y aún trae consigo cruzado sobre su pecho su bolsita de mano. Saca su celular. Marca a su esposo, no sabemos por que, cuando pudo haber marcado a alguien más de su completa confianza, pero no le contesta. Suena y suena la llamada, pero no le responde mandándola al buzón de voz.
-Por favor Ed, contéstame. -Suplica a todo lo bueno.
El celular se le cae al suelo por los nervios. Justo en ese instante, la voz de su esposo se escucha en el celular.
"¿Qué quieres?"
Ella voltea a sus espaldas distinguiendo la silueta negra venir a su posición. Traga saliva, el pecho le duele por no saber respirar correctamente mientras corre. O es regresar por el aparato, o seguir huyendo. Entonces regresa por el celular jugando con su destino y de nuevo corre en busca de ayuda.
-¡Ed! -se encuentra muy asustada.
"¿¡Qué!?"
-Dile a mis hijos que los amo, que son los mejor de mi vida. -La llamada no es para pedir auxilio, ya sabe que es inevitable lo que está por pasarle. El llanto le gana, su voz suena desesperada.
"¿Lu? ¿dónde estás? ¿estás bien?, ¡dime!"
-No me creerás, como no me creíste muchas cosas ¡viene por mi! -terror, terror es lo que siente por que sabe que tiene los minutos contados-. Corro para que alguien me ayude ¡no sé donde estoy! -desesperación, esperamos nunca sepan lo que es esto.
En ese momento observa una carretera a unos metros. Vehículos vienen hacia ella, debe ir ahí si es que hay una posibilidad de salir de esa situación.
"¡Lu! ¡Lu! ¿dónde estás?"
Ella corre hasta llegar a esa carretera. En un intento desesperado y sin pensar en su seguridad, se para frente a los vehículos a media carretera para que se detengan. Lleva su celular en mano ,está aterrada como nunca. Grita, llora, y mira a sus espaldas para ver si viene ese ser.
-¡Ayúdenme! -grita agitando las manos frenéticamente para llamar la atención.
Un jetta plateado se detiene para no atropellarla, cuando ven a la mujer en desesperación, inmediatamente retoman su camino; seguramente piensan que está loca. Del otro lado, una X-trail roja se detiene, como segundo intento la mujer va hacía la ventana del conductor, pero cuando él voltea a mirarle, se pone pálido y su gesto es de terror puro.
Eso hace que ella vea sobre sus hombros, ya puede ver claramente al ser serpental enorme negro con esos ojos rojos, con esas garras gigantes y comienza a temblar, a llorar descontroladamente.
"¡Lu!"
Escucha en el celular, ha olvidado que seguía con la llamada abierta. Pone de nuevo el celular en su oído.
-Ed, tal vez las cosas no estuvieron bien entre nosotros, yo no planee esto. Dile a mis hijos que los amo -ha tocado fondo- cuídalos mucho, que crezcan fuertes. -Es lo último que dice como despedida.
Se queda callada mirando en dirección al monstruo. Baja el celular cuando ha perdido toda esperanza, y llora como nunca sin poder controlarse. Tiembla hasta sentir sus huesos vibrar por dentro, dando paso a la resignación.
La llamada sigue abierta, su esposo grita cosas a las cuales no les presta atención. Se arma de un poco de valor, como última proeza en su vida, ella pone la cámara del celular enfocando al ser negro.
¡Clic! Saca una foto muy nítida. Se ve tan bien, que lamenta en ese instante no haber podido sacar una foto familiar con esa resolución antes. Cada uno de los rasgos del ser negro se nota a la perfección, a detalle. Entonces se la manda a su esposo por WhatsApp, esperando que cuando desaparezca o muera, no le acuse de mentirosa, y trate de explicarle a sus hijos la razón del por que ya no se encuentra con ellos.
-¡Ed, ya esta aquí! ¡ya esta aquí! -Grita al ver a esa cosa justo delante de ella.
Todo se queda estático, solo él y ella tienen movimiento. La mira, ella hace lo mismo; de nuevo siente un pinchazo a sus espaldas que le hace caer al suelo inconsciente soltando el celular.
"¿¡Pero que es esa cosa!? ¡Lu! ¡Lu! ¡respondemeeeeee!..."
Al menos ella tuvo la certeza de que si le llegó la foto a su esposo, y eso es lo último que sabría sobre su mujer.
Ese torpe hombre ya era libre de hacer lo que quisiera. Podía darse la vida que dice ella le quitó. Regresar con sus amigas las veces que quisiera, por que según él, ellas si lo entendían. Hasta ahora, y gracias a este desafortunado suceso, ella cayó en la conclusión que todos eran mucho mejor para él, menos tenerla a su lado.
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