👽CAPITULO 4. MIRADAS
El silencio en la habitación es incómodo, pero hacer, o decir algo, no es muy conveniente en estos momentos, el atractivo hombre de cabellos rojos es violento, no entiende mis acciones, como tampoco yo las de él.
¿Qué me va a hacer? No puedo preguntar de forma cordial, el hombre no me entiende, y tampoco se presta a entablar una conversación. Sin embargo, me habla esperando que yo responda, no entiendo que dice, ¿cómo vamos a resolver esta situación, si ambos no nos comprendemos?
Me suelto bruscamente del agarre de su enorme mano. Retrocedo hasta que he puesto una distancia segura. Mi pánico es enorme, no me doy cuenta y me he quedado sin espacio para seguir alejándome. Choco con el vidrio del enorme ventanal, miro de reojo a mi alrededor, y busco algún objeto que pueda ayudarme a defenderme si las cosas se ponen peor. El pelirrojo sigue mis movimientos intrigado. Camina con cautela hasta llegar frente a mí y me acorrala con sus brazos. Choca sus palmas contra el ventanal y baja su rostro hasta quedar cara a cara conmigo.
-Wat is jy? (¿qué eres?) -pregunta calmado.
No puedo mirarlo, no teniéndolo tan cerca. No puedo evitar que su apariencia me intimide, y es que mi cerebro sigue pensando en terrano.
¿Cómo explicarlo? Su exterior es de otro mundo, una apariencia irreal, atractiva y poderosa. Comprendí que la pesadéz que experimento en el ambiente es por su presecia, y al tenerlo muy cerca, su aura hace que me erice la piel. Respiro profundo, me falta el aire, en este momento soy como un animal acechado por un depredador peligroso, un cazador letal que en cualquier momento puede matame si me atrevo a moverme.
-¿¡Wat is jy?!? (¿¡qué eres!?) -pregunta en tono más enérgico , al no obtener respuesta inmediata.
Capto que sus palabras suenan como un: " What is" en idioma inglés, ¿será una pregunta la que realiza? ¿pero qué pregunta?
Su mano derecha impacta contra el vidrio en enojo, me asusto y doy un pequeño brinco cerrando mis ojos. La mano del sujeto acaricia mi mejilla, la baja delicadamente hasta mi pecho, y en el recorrido me invade un calosfrío helado tremendo, la sensación no es nada agradable, por lo que golpeo su brazo para alejarlo de mi piel.
-¡No me toques! -grito armada del poco valor que me queda.
Al ver esta acción, él toma mi mano en el aire y la aprieta lastimándome. Comprime mi extremidad y muerdo la parte interna de mi boca para no gritar. Me escanea con la mirada en desaprovación total, cree que lo hago para provocarlo y entonces, no hace absolutamente nada, más que observarme expectante; esto es mas aterrador.
Unos segundos mas tarde, al comprender que nada más pasará, lleva su mano izquierda en dirección a mi mentón . Muevo mi cabeza tratando de que no pueda tocarme, esta acción le harta y bruscamente agarra mi barbilla con gran fuerza. No puedo soltarme, él busca que lo mire hasta que lo logra.
-Kyk na my. ( mírame) -replica en tono de orden cuando sacude mi rostro.
Alzo mis ojos hasta ver los suyos, ¡no puede sostenerle la mirada, maldita sea!
Su forma brusca me abre recuerdos, y regreso a esa noche donde recibí esas dos cachetadas por parte de mi esposo. Por un instante mi miedo se disipa y pasa a ser enojo; esta vez no pienso permitir que alguien más me lastime.
Nuestras miradas se cruzan, él dibuja una sonrisa perversa en sus labios, noto que le complace que yo le lleve la contraria. El pelirrojo se agacha, mete su mano izquierda por mi espalda sin perder el contacto visual, me toma de la cintura y me atrae hacia él, tanto, que me veo en la necesidad de usar mis manos para poner distancia. Sus ojos no dejan de mirarme, debo dirigir mis pupilas hacia otra lado ya que no aguanto esas llamas puestas en mi. Su mano sube de mi cintura a mi espalda desnuda, la piel se me eriza de nuevo y comienzo atemblar. Me carga, me pone su alcance y su rostro se acerca hasta mi oido.
Al sentir su aliento a mi costado izquierdo, reacciono, lo empujo hasta tener mis brazos extendidos, el pelirrojo lo intenta de nuevo, lo alejo otra vez; no lo voy a obedecer.
Al notar que no pienso hacer lo que él quiere, me toma del antebrazo izquierdo y ahora me jala, me lleva a la salida de la habitación. Me opongo a ser arrastrada a algún otro lugar, así que en un tirón, tomámdolo desaprevenido, me devuelvo hasta donde se encuentra el ventanal; mi captor frunce el ceño a punto de perder la paciencia.
-Dit gaan dus sleg wees ( Así que va a ser por las malas) -exclama con cierta satisfacción
Con pasos firmes, va a donde me encuentro, noto sus negras intensiones del hombre, por lo que me agacho y abrazo mis piernas poniéndome en posición fetal. Él ya no es nada amable cuando toma mi cabello, y me lleva a rastras hasta la puerta, peleo por que me suelte. Una de mis manos alcanza su mano, jalo el guante negro que lleva puesto; rasguñando su piel. Esta acción hace que el pelirrojo voltee furioso, y su rección inmediata, es aventarme hasta chocar contra la pared más cercana, con una fuerza brutal; me encuentro aturdida en el suelo.
No tengo tiempo de reponerme, el sujeto toma mi pie por el tobillo y me arrastra a la salida de la habitacipon de nuevo. Como dije, no estoy dispuesta a que me saquen de ese lugar, por lo que me sujeto del marco de la puerta, mientras mi pie libre patea la pierna del alto hombre para que me suelte. Seamos honestos, alguien de su tamaño es mucho más fuerte, pero aún con mis acciones, él no utiliza toda su fuerza ¿por qué?
Escucho como respira hondo, se arma de toda la paciencia que le queda y le es posible. Voltea los ojos en blanco soltando mi tobillo, para después, agacharse y tomar uno de mis antebrazos, alzándome cual pluma y me planta otra cachetada en el rostro.
-¡Maldito hijo de puta! -le grito.
Él me observa, sonríe divertido y de nuevo me jala hasta sacarme al corredor.
El camino es larguísimo y en todo el trayecto, no dejo de pelear para que me suelte; le pateo, me contorsiono para dificultarle el andar, me jalo, lo cual causa que el hombre harto, me cargue sobre su hombro con tal facilidad, que comprendo que no quiere hacerme daño; pero sí que lo obedezca. No sé que hacer, me confunde. Quiere mi total sumisión, pero le agrada que pelee con él. Me violenta y me hace sentir un abasura, pero tiene sus episodios tranquilos y pasivos.
-¿Por qué? -se me ocurre preguntar cuando me canso de pelear, y ver que, no le hago absolutamente nada.
El hombre pelirrojo para su andar, me reacomoda en su hombro, gira levemente su cabeza a mi dirección observando algo.
- Mujhe maaf karen - susurra.
Una vez dice esto, de nuevo retoma su camino, como dije, el corredor es larguísimo, por lo que me sirve para reflexionar en silencio. Estoy perdida, no puedo escapar de sus manos, y él, no esta dispuesto a dejarme ir.
El silencio es abrumador, el único sonido en el corredor, son los pasos de mi captor al chocar contra el suelo, me dejo llevar a donde sea, ya entendí que es imposible ir a otro lugar. Minutos después, de nuevo para su caminata, entonces me baja con sumo cuidado hasta que mis pies tocan el suelo, suspiro, él me mira, su mano derecha toma mi mentón y alza mi rostro, lo gira de un lado a otro, observa mis mejillas, aún siento el escozor en la piel por los dos golpes anteriores que recibí; deben estar rojas.
-Luister nou en volg my ( ahora obedéceme y sígueme) -pide calmado, como si no hubiera pasado nada anteriormente; con un ademán de mano me pide que lo siga.
No objeto, no alego, no le llevo la contraria, ¿por qué?, me he bloqueado por completo con esta última acción.
Su actitud realmente me confunde, es violento, luego amable, es frío, luego empático ¿qué pretende? Me quedo parada en el mismo lugar, con mil pensamientos contradictorios en mi mente, cuando escucho que el hombre grita.
- ¡Nou! (ahora).
Esto me saca de mis pensamientos y con pasos lentos ,voy a donde me espera. Caminamos en silencio hasta topar con unas escaleras, que llevan al piso de abajo. Los escalones son grandes, hechos para alguien de su tamaño, tengo que brincar un poco para poder seguirle el paso o resbalaré. Al final de las escaleras, hay una cortina enormes de color verde oscuro que cubre una entrada, el pelirrojo la recorre y me indica pase a travéz de ella, del otro lado se escucha el bullicio de muchas voces.
Observo de izquiera derecha, mas que mirar , pongo atención a lo que se escucha del otro lado. Un sexto sentido me dice que no entre ahí; me quedo quieta, no muevo ni un solo músculo, pero entonces el hombre de cabellos de fuego, me abienta por la entrada, doy un traspie al cruzar las cortinas que me llevan a un balcón, donde soy claramente visible y me vuelvo el blanco de todas las miradas de ese enome salón.
《¡Rayos! ¿Dónde mierda me vino a meter?》Pienso, me doy cuenta que hay una fiesta allá abajo. Un salón repleto de criaturas de distinta índole que conversan, ríen y bromean.
La única entrada y salida del lugar donde ahora me encuentro, es aquel por donde venimos el pelirrojo y yo. Hubiera preferido entrar desapercibida, ser un objeto al que nadie presta atención; ser invisible ante los demás. Pero por lo visto mi "dueño", tiene otros planes para mí.
Todos me miran. Cientos de ojos centrados en el balcón. Noto como muchos de los asistentes de la reunión se encuentran confuzos, cuchichean, seguramente hablan de la "cosa", que ha entrado de la nada.
Sus miradas me incomodan, estoy siendo expuesta ante miles de miradas que me observan con sorpresa, fascinación, curiosidad, y demasiado desprecio.
《¡Santo Dios bendito! Cuídame y protegerme, si es que tu omnipotencia cubre hasta donde me encuentro ahora.》No me queda de otra que encomendarme a algo que se supone es "bueno".
Y del mismo modo que estoy siendo observada, yo hago lo mismo. Los seres de allá abajo son de estatura alta, aquellos que visten esas telas brillantes elegantes, y aquellos con uniformes militares. Otros visten una túnica estilo romana, su apariencia física es similar a la de un humano amorfo, solo que no gozan de la forma curvilínea, los rostros de las mujeres son hermosos, pero de cuerpo... No se observa la diferencia entre donde comienza una parte y donde la otra.
Los hombres parecen ser iguales a los terrestres, algunos regordetes, otros fornidos, varios delgados; pero les falta algo. Su figura es muy insípida, de piel blanca, ojos con pupilas muy grandes, e iris en diferente tonos con forma de media luna. Sus cabellos son de tonos naranjas, rosas, amarillos; y aún con esto, hay algo que falta para que pueda sorprenderme.
Entre la incierta situación, no debería estar pensando en esto, pero mi cerebro no cordina ideas de prioridad; mis pensamientos son un caos. De esta forma, comienzo a evadir mi realidad, donde tengo la leve esperanza de que algo bueno me pase. Estoy en un lugar fuera de la Tierra y muy lejos de mi galaxia ¿cuántos en mi planeta tienen la oportunidad de contar algo así? Casi nadie, y quien lo hace, es tomado por demente. Así que trato de ver lo bueno entre todo lo malo.
Como consecuencia, mi cabeza gira, mis ojos estudian el entorno, y entonces los noto....
Entre la multitud de seres que se encuentran en la reunión, sobresalen cinco hombres. Varones que no tienen nada que ver con todos los presentes. Cinco especímenes masculinos que acaparan inmediatamente mi atención, ya que tienen rasgos muy parecidos a los del pelirrojo que me secuestró.
Hombres fascinantes, varoniles, de físico perfecto. Estéticamente diferentes pero, atrayentes, en donde su musculatura juega un punto fundamental en su apariencia. Cinco seres con una apariencia irreal, con una mirada inexpresiva que causa cierto terror.
《¿Quiénes son esos hombres?》
Pregunta obligatoria que se hace mi cerebro, ya que no cuadra su apariencia, son como nosotros, pero a la vez no; no sé como explicarlo. En la Tierra podemos ver a otras personas, y nuestro ser nos indica que es igual a nosotros, compuestos de la misma forma, generando la misma aura humana, pero, hay ocasiones en que "alguien" nos causa cierta incertidubre. Un sexto sentido que nos dice "es diferente a ti", su energía, vibración, un rasgo físico que no vas a encontrar entre tus iguales; ese ser no es Terrano. Pues esto pasa con estos seis seres, incluyendo al pelirrojo.
《¡Son perfectos!》
Es la primera impresión que causan todos ellos en mi mente.
Los observo y examino, es una reacción natural en los de nuestra especie cuando algo es de nuestro agrado. ¿Son perfectos? me cuestiono, ya que no sé, si sea la palabra correcta para definir su apariencia. No, me respondo con un poco de razón, pero conociendo nuestra historia humana, tal vez, ellos sean muy parecidos a los dioses que vieron nuestros ancestros, ¿te dice algo la palabra "Nordicos"?
Lamentablemente los dioses Nordicos, no eran tan dioses, solo es que que tenían un conocimiento mas avanzado tecnológicamente, llevaban mas tiempo viajando en el universo, su civilización era por mucho, mas antigua que la nuestra y por lo tanto, nuestros antepasados se dejaron impresionar por esto, algo que para esa época, era incomprensible. Sin embargo, hoy sabemos que los Dioses Nordicos, realmente eran originarios de un sistema de estrellas brillantes llamadas "Las Pleyades", por lo que, Thor y Odin, eran de origen pleyadiano.
Y volviendo con los seis hombres irreales; son especímenes únicos, que gozan de una estatura bastante alta, como referencia, el pelirrojo bipolar se encuentra en medio de los seis, así, que los otros cinco, son o mas altos, o mas bajos que él; pero aún el más bajito, me lleva el doble de tamaño. Todos con una piel blanca, pero, irradiando un brillo sobrenatural, es donde entra lo que no puedo explicar. Son sujetos muy apuestos, con rasgos muy varoniles, cada uno diferente al otro, es como si un Dios Universal hubiera dicho, "hay de todo para que no se peleen". Sobre sus gestos, no he visto mas que inexpresividad, pero aún así, cuando llegan a tener alguna reacción, sus ademanes son muy provocativos, tanto, que las mujeres del lugar no quitan su mirada de ellos, están embobadas por completo.
El salón, sigue expectante a mi dirección. Pareciera como si esperaran un gran discurso de parte del hombre de cabellos rojos, pero éste, no tiene la más mínima intensión de hacerlo. Sin embargo noto, cierto gesto de satisfacción en su rostro al ser el centro de atención.
La escena no sufre cambios, por lo que me tomo el tiempo para observar a detalle a los hombres que han acaparado mi atención:
El sujeto del rincón izquierdo del salón, es un hombre rubio de ojos verde bosque brillantes, con una cabellera lacia y larga, pulcramente peinada hacia atrás. Tiene un estilo muy parecido a un sultán árabe, mas alto que el pelirrojo, y puedo notar sus pectorales marcados a través de esa avertura en su camisa blanca. Su porte y desprecio a la vida, me hace recordar a Thranduil del Señor de los Anillos, en su versión cinematográfica.
Utilizaré referencias humanas para que puedas darte una idea de como son ellos.
El segundo rubio, se encuentra junto al enorme ventanal del salón, a mitad del mismo del lado izquierdo. Es el mas bajito de los seis, con una cabellera rizada a media espalda, ojos amarillos, con apariencia andrógina; ¿conoces a Kamijo, el cantante japonés?, pues asi se ve, c ese estilo monárquico real, me recuerda a Lady Oscar también, son las referencias que te puedo dar.
Al centro del salón, del lado opuesto al rubio de rizos, se encuentra el tercero de ellos. Es un chico de apariencia joven, tal vez entre los veinte, o veintitres años de edad; claro, hablo en apariencia humana. Con unos ojos color azul celeste, mirada curiosa y traviesa, esa misma que hacen los niños pequeños. De cabello corto azul rey y mechones negros. Éste chico, es mas bajo en estatura que el pelirrojo a mis espaldas, pero más alto que el rubio de rizos. Viste un uniforme militar de gala muy parecido a los seres de la fabrica del mal.
El cuarto sujeto, se encuentra al pie de la escalera del balcón que son el acceso para bajar a esa gran fiesta. Éste si es todo un caso, ya verás por que. Su cabello verde oscuro se encuentra revuelto, le llega a los hombros y su corte es irregular. Porta unos ojos color fiusha, con mirada maniática y demente; parece un maldito loco que se ha escapado de algún psiquiátrico. Sin embargo, tiene claro que esa locura es su atractivo, pues todo su ser, es un combo de alguien inestable, muy capaz de causar un gran caos universal por el puro antojo. Él, tiene creo yo, la misma estura que mi captor, y su estilo de vestir es el tipico roquero desalineado toxico.
El siguiente, es alguien que definitivamente llama mi atención sobre todos los demás. Se encuentra en el rincón derecho del lado opuesto a sus iguales. Es un hombre mucho mas alto que el pelirrojo, predomina su estatura y complexión marcada. Cuenta con un cabello negro profundo y largo. Una piel blanca casi fantasmal, y una mirada completamente helada. Parece un vil demonio que segrega testosterona por todos lados. Groseramente varonil. Él no es hermoso, es atractivísimo con ese aire vampirezco, ¡maldito incubo perfecto! cada uno de sus contados movimientos me hacen babear.
Al ver el pelirrojo que me quedo embobada con el de cabellos negros, me patea la espalda causando que lo mire con disgusto.
-Staan op (ponte de pie)- dice en recriminio mientras me castiga con esos ojos llenos de sombras y vacío.
¿Qué me dijo?, por supuesto no entendí nada
Con su mano, mi captor me indica que me levante, al notar en mi cara que no entiendo sus palabras. No objeto, me pongo de pie y enseguida me empuja de nuevo por la espalda. Mi "dueño", va al frente guiándome por las escaleras y comenzamos a bajar. Aún no llegamos a la planta baja, cuando el sujeto de cabello verdoso, sale de entre el grupo de mujeres que lo idolatran, y va a nuestra dirección.
Sube un par de escalones, se recarga sobre el barandal y cruza sus brazos esperándonos. Sus ojos fiusha van directo a su igual, haciendo un ademán que pregunta, ¿qué es eso?, osea, yo. El de cabellos rojos al frente sonríe, se hace a un lado permitiendo que me mire, y me toma del brazo para que baje a su lado; esta acción sorprende a todos, es la misma reacción que vi hacer a las ninfas en esa habitación ¿qué pasa?, no entiendo.
-E vra die eerste draai!( ¡pido el primer turno!) -exclama extasiado el de cabellos verdes.
-Ek dink nie so Drax nie. Tensy u met Raziel kan onderhandel ( No lo creo Drax. A menos que quieras negociar con Raziel) -responde el pelirrojo, haciendo queel de ojos fiusha, el peliverde, marque un gesto de molestia en su rostro.
-Natuurlik sal ek dit nie doen nie! (¡Claro que no haré eso!)-. Se queja el maniático y dicho esto, gira dándonos la espalda para retirarse de nuevo con su séquito de mujeres.
A la lejanía, me percato que muy atento, el llamativo pelinegro mira la escena. Chasquea los dedos muy fuerte, al tiempo en que se pone de pie y el sonido rebota en todo el lugar. Enseguida, seres de diferentes razas salen de los diferentes pasillos contiguos, cada uno de estos seres vestido de diferente color, y diferente atuendo. Portan unos brazaletes en sus muñecas, y gargantillas plateadas, cada grupo con una gema de diferente color; pero ninguno trae puesto el estilo de brazaletes y collar que traigo yo.
Al ver esta diferencia, comienzo a entender lo que significa el diseño de brazaletes. Entiendo en que se basa el número de accesorios que portas. Asimilo por qué las gemas son de diferente color; es el lugar que ocupas en las posesiones de tu dueño y a quien le perteneces de estos seis.
《¡Maldición! 》
Si portas una piedra amarilla, tu dueño es el rubio de cabello lacio. Si traes una piedra verde esmeralda, eres propiedad del rubio de rizos. La piedra azul Rey le pertenece a el de cabellos azules. La piedra fiusha, a el de cabello verde oscuro. La piedra blanca, a el de cabello negro, y finalmente la piedra roja que brilla como llama, a el pelirrojo bipolar.
Todos los "esclavos", por que eso somos al tener un dueño, forman su propio grupo de gemas que les pertenece. Cada uno de los seis hombres, va con su grupo de esclavos y da indicaciónes que por supuesto, no entiendo. Todos se forman en fila, y comienzan a entrar en los distintos andadores que hay justo abajo del balcón. No entiendo que pasa, miro a todos lados esperando alguien me explique, cuando sin querer veo a los invitados; entonces ellos marcan una sonrisa maquiavélica muy tétrica.
《¡Estoy jodida! Piensan hacer cosas muy locas y enfermas con todos》
Me encuentro a un lado del pelirojo, él, no ha hecho nada para incluirme en las filas de esclavos. Sin embargo casi al final de la fila, una joven con alas de mariposa se acerca, a petición de mi captor, me toma del brazo, me jala con ella, reverencia al sujeto, y nos retiramos yendo por el andador del rincón derecho. Me dejo llevar por ella, me sorprendo al ver que el lugar es gigantesco y es conformado por cientos de habitaciones por doquier, una especie de privados. Conforme caminamos, observo todo, cuando la mariposa me indica que debo entrar a una de las habitaciones y me empuja.
-¡¿Qué me van a hacer!? -le grito en el interior, sin embargo ella solo dibuja un gesto de lástima en su rostro , da la vuelta y se va.
Ya sola en esa habitación, estudio el lugar; hay sogas, cadenas, objetos que nunca en mi vida he visto y no sé para que sirven. Quiero pensar que son adornos, pero mi intuición me dice que todos esos objetos son para que los utilicen en su mi. Ni tarde, ni perezosa, intento salir de ese lugar, pero al llegar a la puerta y querer cruzarla, una onda eléctrica me rebota hasta la pared del fondo de la habitación.
La carga ha sido arrasadora, me encuentro aturdida, tanto, que me agarro de un mueble para ayudarme a levantar del suelo. En eso, escucho las puertas de la habitación deslizarse, dirijo mi atención a la entrada y mi sorpresa es enorme, cuando veo a uno de los seis hombres parado en la entrada. No, no es el pelirrojo, es el pelinegro de infarto el cual me sonríe, pero, esta sonrisa me eriza la piel, me aterra y el desespero comienza a invadirme.
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