CAPÍTULO 2: Café.

La mujer de ojos violetas miraba con su ceño fruncido su taza de café para después alzar su vista cuando escuchó  la campana de la puerta sonar, sus ojos rápidamente se dirigieron a ese lugar encontrando cómo el Jefe entraba acompañado de Touka y el joven pelinegro llamado Kaneki.

La fémina sorbió el líquido que tenía la taza y se apartó cuando vio la clara intención que tenía el Jefe y se fue a sentar a la mesa que estaba a un lado de la puerta, queriendo estar alejada de aquel pelinegro que le llamaba demasiado la atención.

Su olfato distinguió un aroma en el chico y sus cejas se elevaron al darse cuenta de ese detalle.

El era un Ghoul y tenía el aroma de Rize impregnado en él.

Llevó su taza a sus labios y soltó un suspiro de satisfacción cuando aquel líquido caliente pasó por toda su faringe, haciéndola sentir humana y no una Ghoul.

—Gracias por esperar —escuchó la Ghoul por parte del Jefe—. Aquí tienes...¿No te gusta el café?

—No es eso...

—Kaneki, mira bien ese café —le dijo el dueño del lugar al pelinegro y éste lo hizo.— ¿Qué piensas?

—Se ve delicioso.

La mujer miró a Kaneki al escucharlo decir eso y sus comisuras quisieron elevarse pero retuvo ese impulso tomando otro sorbo de el líquido oscuro.

—Solo es un simple café.

—¡Está delicioso! ¡Realmente delicioso! —exclamó Kaneki después de probarlo, mirando con ojos abiertos al más adulto del establecimiento—. Pero no importa qué coma, su sabor siempre es horrible...

—Por alguna razón, el café es la única cosa que los Ghouls pueden disfrutar de la misma forma que los humanos —informó el mayor mientras veía como Kaneki lloraba—. Como sea, solo con café no podemos satisfacer nuestra hambre. Es por eso que...

Tanto como la de cabello azul y la plateada se sorprendieron pero una lo disimuló más, el Jefe dejó un paquete de tonalidad marrón a un lado del nuevo Ghoul y éste lo miró pero aún sus lágrimas bajaban por sus mejillas blancas.

—¿Qué es eso?

—Cuando necesites más, no dudes en venir a pedírmelo.

La señorita de ojos violetas se terminó su café justo antes de que el pelinegro se vaya y éste le dedicó una mirada antes de irse del establecimiento, la Ghoul no le devolvió la mirada pero sin embargo, lo miró de reojo.

—Jefe, ¿por qué ayuda a ese chico? —preguntó Touka poniendo un par de servilletas en su lugar correspondiente.

—Touka-chan, ¿recuerdas que hace poco en las noticias salió algo referente a un trasplante de órganos? —preguntó el mayor mientras limpiaba y siguió—: Se dijo que varias vigas de acero cayeron sobre algunos estudiantes y estos fueron aplastados. El médico tomó la decisión de trasplantar los órganos de la chica fallecida al chico que sobrevivió.

—Pero la chica que murió en ese accidente era... 

—Fue Rize-san —dijo la mujer de ojos violáceos parándose de su lugar, Touka la miró levemente sorprendida al escucharla hablar sabiendo que Gina solo hablaba con el Jefe y con los clientes.

—Entonces, ¿eso significa que...? —dejó la pregunta inconclusa la de cabellera azul.

—Sí. Él es ese chico —confirmó el mayor mirando los granos de café y su rostro se reflejó en el cristal de éstos—. A él le fueron trasplantados los órganos de un Ghoul.

—Eso es ridículo —exclamó la menor mirando al Jefe.

—Es la primera vez que veo que ésto pasa, pero su cuerpo se está volviendo como el nuestro.

Gina sabía que eso era una verdad a medias, lo sabía demasiado bien.

Touka al rato se fue no sin antes despedirse de los presentes y cuando ella ya se había ido, Gina se acercó al lugar donde estaba el mayor.

—Oto-san, ¿cree que Kaneki-san estará bien? —preguntó Gina mirándolo, éste sonrió levemente al escuchar como lo llamó y asintió.

—Es inteligente y sabrá lo que debe hacer —respondió mientras limpiaba las tazas y miró a la menor—. Quieres preguntar algo, ¿no es así, Gina-chan?

—¿Y si él le hizo eso? —cuestionó la fémina con un deje de preocupación y Kuzen soltó un suspiro, él tenía la leve sospecha de quien era el médico que le había hecho eso a Kaneki pero no podía confirmar nada.

—No lo sé, y te pido que no hagas nada —dijo al ver aquel enojo pasar por las cuencas violetas que poseía la mujer, ésta refutó demostrando aquella personalidad que él solo veía y sabía el porqué de eso.

—Bien —hizo una mueca con sus labios Gina al decir eso y se acomodó su cabello plateado para que no le estorbase demasiado—. Si quiere puede irse a hacer lo que debas hacer, yo me quedaré limpiando el lugar.

—Gina, el lugar está limpio —dijo con obviedad el Ghoul ante lo que dijo la chica que vio crecer y ésta solo lo miró cansada—. Sabes que no es bueno que te quedes despierta hasta muy tarde.

—Pero es lo único que hace que no tenga esos recuerdos en mis sueños, Oto-san.

El nombrado la miró fijamente sabiendo demasiado bien que eso era verdad, no pudo hacer nada para que la pequeña chica no tuviera que recordar eso con tanto fervor en sus sueños, porque fueron tan impactantes para ella que su mente se los hace recordar cada vez que ella duerme.

—Cualquier cosa, sabes donde estoy —murmuró viéndola por última vez antes de irse a su oficina.

La chica agarró un trapo y comenzó a limpiar reteniendo esas ganas de ir a investigar quién le había hecho eso a Kaneki y confirmar si esa persona era la misma que pensaba.

Gina-chan ¿Dónde estás pequeña?

Sus cejas se fruncieron al escuchar aquella voz taladrar en su mente y la ignoró.

¿Ya estás lista para lo que viene?

Sus manos se hicieron puños y un leve tic se hizo presente en su ojo derecho.

¿Por qué lloras? Esto nos beneficiará a ambos.

Apretó su mandíbula al sentir como la sensación de que esa persona tocaba su brazo y se movió de ahí, alejándose de ese toque invisible.

¡Te pregunté porque lloras, mocosa!

Soltó un golpe al aire al escuchar ese grito en su cabeza y miró el lugar asustada, enfocó su vista en los granos de café en un intento de tranquilizarse.

«Joder, no puedo superar esa mierda» Pensó mientras se tronaba su dedo índice con su pulgar.

 Trató de poner su mente en blanco para que de una vez esa maldita voz no haga presencia y cuando pudo hacer eso prosiguió a limpiar la cafetería; y si era posible, amanecer limpiándola.

— Solo quiero superar eso.