Dieciséis
CAPÍTULO 16: Kaneki.
La CCG había comenzado a mandar a los investigadores al lugar en el que se encontraba Kaneki, una misión en la que se iban a infiltrar empleados de la cafetería Anteiku.
Una mujer de cabellos plateados miraba desde un edificio alto lo que ocurría en aquel establecimiento y las ganas de ir a luchar junto con sus compañeros de trabajo eran demasiadas. Pero, las palabras de su padre adoptivo eran una clara orden que debía cumplir, por más que no le guste.
«Debes alejarte un poco del lugar, te reconocerán de inmediato si haces acto de presencia y te matarán. Necesito que solo ayudes a Kaneki-kun, Gina-chan.»
Sabía que si la llegaban a notar, una enorme cantidad de balas iban a ser dirigidas a su anatomía. Y solo por ser la Ghoul Plateada, como la catalogaron, y en parte entendía esa razón que tenían para exterminarla.
Era un peligro para la humanidad y para los Ghouls.
Sus ocelos violetas observaba, con ayuda de unos binoculares, las partes de los edificios que eran despejadas por los Ghouls y los investigadores de la CCG.
Hizo una mueca cuando llegó a captar como unos picos rojos se clavaban en la espalda de Nishio, quien protegió a Touka de ser herida por Ayato.
Dio un paso al frente cuando observó como el cuerpo de Nishiki caía al suelo, las palabras de Kuzen hicieron eco en su mente y soltó un gruñido cuando aquel sentimiento de querer ayudar a su compañero se hizo presente.
«¿Por qué siento que cambié?» Se preguntó a sí misma mientras ponía una mano en donde se ubicaba su corazón, masajeó aquella zona con extrañes y llevó esa mano a su cuello, específicamente al tatuaje.
Un tatuaje del símbolo del Ying y el Yang, cuyo significado se basaba en la descripción que había hecho la madre de la peli-plateada a ésta misma.
«En todos los seres que habitan este planeta tienen su lado bueno pero también su lado malo, y tu lo tienes, Gina. Tu lado bueno es un gran referente a tu humanidad, pero el malo también; ya que ambas partes sienten cosas.»
Sonrió débilmente al recordar esa frase dicha por su madre y sus oídos captaron un sonido singular, uno que podría recordar perfectamente.
Rápidamente sacó de su espalda varias colas plateadas, tomó carrera y se impulsó con su kagune para posteriormente aterrizar sigilosamente detrás de la espalda de Kaneki. Con las colas trató de hacer un escudo para que no llegase ni un pico rojizo al cuerpo del híbrido.
—Kaneki —susurró el de cabellos anaranjados al chico de cabellos blancos.
—Ya está todo bien, Senpai —respondió Kaneki y le tendió el cuerpo inconsciente de Touka al Ghoul—. Toma a Touka-chan.
Los ojos violetas de Gina se tiñeron de tristeza y eso la desconcertó, parpadeó apresuradamente y acomodó su máscara para proseguir a darse la vuelta y encarar al hermano menor de Touka, Ayato.
—Intentaste dañar a Kaneki, Ayato —habló de manera neutral la Ghoul Plateada dejando que su kakugan apareciera en su ojo izquierdo—. Y por eso, debes sufrir.
Ante lo dicho, Gina dejó que una cola plateada se enrollara en su brazo izquierdo para después saltar en dirección al menor, quien esquivó el golpe que le daría la mayor pero con una sonrisa de superioridad.
—¿Eso sufriré?
—Solo estaba estirando, mocoso —sin importarle que estuviera dañando al hermano de Touka, realizó diversos tajos en la anatomía de Ayato mientras que éste intentaba esquivar a toda costa la filosa arma.
Ayato golpeó en un momento de distracción a Gina y ésta retrocedió varios metros hasta impactar en el frío suelo, su cabeza comenzó a palpitar fuertemente y soltó un gruñido parándose.
—¿No te rindes? —preguntó aburrido el peli-azul y Gina lo miró con una sonrisa ladeada—. ¿De qué sonríes?
—Encontré tu falla, Ayato —sacudió el polvo de su remera Gina y su kagune tomó una forma de picos—. Subestimas a tu oponente.
Corrió haciendo zig zag y el menor mostró sus alas para mandar, con furia, una gran cantidad de picos que fácilmente pudo esquivar Gina. Sus pasos eran rápidos y sigilosos, y eso lo demostró cuando saltó hacia arriba y no aterrizó en ninguna parte cercana del sitio.
Ayato sonrió dando por ganada la batalla y una cola plateada atravesó su abdomen, el muchacho sintió una respiración en su oído y frunció sus cejas.
—Nunca le des la espalda a tu enemigo —le dijo Gina para atravesar con otra cola la anatomía del chico—. Y tampoco subestimes a tu oponente, niño.
Pronto una especie de gusano agarró a Ayato y mandó a volar a la de cabellos plateados, quien no se había esperado ese improvisto, y chocó duramente en uno de los fierros; provocando que su cabeza palpitara aún más.
Murmuró un par de incoherencias tratando de abrir su ojos y distinguió la figura de Kaneki venir hacia ella, la de ocelos violetas negó con su cabeza y murmuró un: vete.
—Gina.
—V-Vete K-Kaneki —señaló con su mentón por donde se habían ido Nishio con Touka y Kaneki la miró dudoso—. H-Hazlo, yo t-te alcanzaré l-luego.
El híbrido asintió y salió del sitio provocando que un suspiro de alivio saliera de los labios manchados de sangre de la fémina, con las pocas fuerzas que tenía se levantó y caminó lentamente hacia la orilla de la terraza.
Sabiendo el lugar por donde debía escapar Kaneki junto con los otros, saltó para después aterrizar con ayuda de su kagune. Intentó despejar el camino de la ruta de escape pero se le dificultó en demasía cuando varios investigadores cargaron sus armas y dispararon a toda costa a la fémina.
Sin ganas de asesinar a los hombres y mujeres, agarró con cuatro de sus colas los cuerpos de los trabajadores y los llevó afuera del establecimiento. Los soltó con delicadeza y se fue a pasos rápidos de ahí; deseando que sus compañeros hubieran salido con vida del lugar.
Con una mano en su abdomen caminó torpemente por toda la arboleda y se apoyaba de vez en cuando en alguno de los árboles para descansar; siseando apretó su abdomen con fuerza y miró hacia abajo, encontrando como sangre manchaba gran parte de su vestimenta.
No supo cuanto tiempo había pasado pero detuvo su andar cuando visualizó una cabellera blanca pasar caminando a pasos lentos, se dirigió a él tabaleándose y se acomodó a su lado.
—Te vas, ¿no? —preguntó suavemente la de ocelos violetas al menor y éste la miró sin expresión alguna para después asentir—. Se que quieres ser fuerte para protegernos, pero, ¿estás seguro que para serlo es ir a Aogiri?
—¿Cómo lo sabes? —interrogó deteniéndose Kaneki y enfrentando a su mayor.
—Solo recuerda que mantendré mi promesa de protegerte —sonrió sin fuerzas Gina poniendo la mano, que no estaba manchada de sangre, en la mejilla izquierda del híbrido—. Al final, te ibas a ir de todos modos, sabiendo mi pasado o no.
—¿A qué te refieres?
—Nada, Kaneki —negó suavemente su cabeza la fémina para retroceder unos pasos e irse a un lugar en donde seguramente, tendría un hombro en el cual apoyarse.
El híbrido miró el piso encontrándose con un mediano charco de sangre y sin poder evitarlo, miró con preocupación a la tambaleante Gina.
«No cumpliste tu promesa, Itori» Pensó con los ojos lagrimosos la peli-plateada y sintió como su corazón dolía de solo recordarlo.
Y eso demostró que aún tenía esa humanidad latente en ella.
Maratón 1/3
¿Les va gustando la historia?
¿Creen que deba mejorar en algo?
¿Sienten que Gina parecieran que formará parte de él anime, pero de una manera natural?
Los leo 👀
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