4. El ojo de la tormenta.
— Escúchame bien: ¡nada de videojuegos! Tienes que dormir — le dijo Yoongi apuntándole con el dedo, parecía un padre regañando a su hijo — Apenas has dormido en el hospital, tienes que descansar, ¿has entendido?
Jungkook asintió. Se había esforzado muchísimo en mantener una expresión que no le delatara. Después, se despidió de su hermano, pues Yoongi le dijo que iría a ver a esa novia tan extraordinaria que Jungkook ni siquiera conocía, y cuando se marchó, el joven sonrió de manera traviesa: — "Jujujú" — mencionó.
El videojuego que estaba esperando durante meses, por fin estaba en sus manos.
— ¡Miau! — soltó y abrazó el estuche del DVD — ¿Quién es tu papi? ¿Quién es tu papi? ¡Oh, cariño mío! Vamos a pasarlo genial esta tarde, ¡sí, sí, sí! — besó la portada y restregó su mejilla sobre la superficie.
— Mira, Eunha, ese tipo está loco — oyó decir. Al abrir los ojos, se encontró en una situación vergonzosa delante de dos chicas de instituto que, nada más verlo, carcajearon.
— ¡Qué tipo más raro! — mencionó la tal "Eunha" al sostenerse de su amiga — ¡Vámonos! Debe ser un pervertido, ¿le has oído imitar a un gato?
— Sí, morirá virgen — se burló.
Jungkook lo había oído todo. Por supuesto, las chicas no fueron muy discretas y todavía podía escucharlas reír a pesar de que ya estaban muy lejos.
— Ugh... — Jungkook ni siquiera podía controlar el calor de sus mejillas. Aquello había sido tan embarazoso. Quería gritar, pero no podía hacerlo en la calle.
Oyó una risa muy sutil detrás de él, pero al voltearse y no ver nada, sintió un escalofrío. Últimamente, oía cosas extrañas. ¿Estaría a punto de perder la cabeza? ¡Ja! Ni siquiera era conocedor de las catástrofes que ocurrirían en unas cuantas horas.
Al entrar a su casa, se sacó los zapatos y se colocó unas alpargatas cómodas para andar dentro de su hogar. Dejó su bolsa sobre el sofá.
— ¡Mamá, ya estoy aquí! — exclamó, pero nadie contestó. Su madre no estaba en casa, algo que le parecía extraño; según ella le había dicho, le recibiría en casa ese día — ¿Habrá ido a hacer la compra para mañana?
No le dio demasiada importancia y subió a su habitación, allí, preparó un pijama y encendió la PC e introdujo el DVD. Mientras esperaba a que cargara, decidió cambiarse de ropa, pero justo cuando iba a sacarse el uniforme, oyó un ruido extraño en el pasillo.
Se asomó rápidamente.
— ¿Mamá? — volvió a llamarla, pero nadie contestó.
Sin embargo, antes de que volviera a su habitación, le pareció ver una sombra en la habitación de sus padres.
Le brillaron los ojos al sentirse emocionado, ¿sería ese su gran momento? Después de todos esos años oyendo que estaba loco y que era infantil, ¿por fin atraparía un fantasma por sí mismo? Ya quería ver la cara de Yoongi cuando le mostrara el vídeo.
Tomó su teléfono móvil y comenzó a grabar. Se acercó a la habitación con mucho cuidado porque quería captar al fantasma en una primera toma, pero no veía nada ni la cámara tampoco.
— ¿Dónde estás, señor fantasma? No voy a hacerte nada, ¡ven, fantasma, fantasmaaa! ~ — canturreó. Le parecía gracioso; algo verdaderamente fascinante y esperaba que el "fantasma" respondiera cerrando la puerta como en las películas.
Sin embargo, ocurrió algo que no esperaba. Tuvo la sensación de que había alguien detrás de él. A diferencia del escalofrío que le provocaba la idea de que hubiera un fantasma en su casa, la sensación que tuvo en ese momento, le decía que se trataba de "alguien vivo". Y bien sabía él, por sus experiencias en la sala de urgencias, que los vivos daban más miedo que los muertos.
— Sé que estás ahí — dijo agravando la voz. Quería oírse intimidante, por eso había imitado a Zhang Hao, su personaje favorito del videojuego, el "aura" que tenía (o bueno, quizás, solo estaba en su imaginación — ¿Eres un ladrón? Te recomiendo que te vayas, soy cinturón negro en taekwondo — mintió. Aparte de dedicar toda su vida a estudiar, también solía sacrificar su salud física para jugar videojuegos. No podría ni con un adolescente.
Se volteó para capturar la imagen del ladrón, pero aquella persona había sido más rápida que él; lo único que pudo ver, fue su larga cabellera platina, ¿o era blanca? La oscuridad del pasillo jugaba con su vista.
— ¡Espera, hijo de puta! ¡No escaparás de mí! — le siguió, pero el sujeto de cabello largo platino era más rápido que él.
Bajó las escaleras y pareció esconderse en la cocina. Sin embargo, cuando Jungkook llegó, la ventana estaba abierta y realmente esperaba que se hubiera escapado.
— Sí, eso es... ¡Huye! — chilló.
«Hum... ¿Os habéis cagado encima, no es así?» mencionó alguien detrás de él. La voz era conocida, la había estado oyendo todo el día, pero se escuchaba lejana y había pensado que era producto de su imaginación, sin embargo, esa vez la oyó con claridad... Y le había parecido que se había burlado de él.
— ¡¿Quién eres?! ¿Dónde estás, fantasma? — buscó algo para defenderse, pero lo único que había, era una barra de pan baguette que su madre había comprado para el desayuno.
Tomó el baguette y lo sujetó como si fuera una espada.
— ¡Muéstrate, fantasma!
«Sois de lo más ridículo...»
Dio un respingo, la voz volvió a sonar detrás de él.
— ¡Verás cuando te atrape! — exclamó.
Cosas inexplicables estaban ocurriendo a su alrededor y estaba nervioso. ¿Quizás, estaba volviéndose loco? Probablemente, ya había perdido la cabeza y se encontraba a punto de perder la cordura.no obstante, miró hacia la pequeña pizarra que estaba cerca de la mesa del comedor y le pareció ver algo inusual.
Sin bajar la guardia con el pan baguette en la mano, se aproximó a la pizarra. En ella, estaba escrita una frase muy extraña, pero que, de alguna forma, la frase le ofreció una misteriosa sensación de déjà vu.
«¿Qué es aquello tan único y primitivo que puede generar Caos entre el Tiempo y el Destino?»
Jungkook recordó las historias de los omegas que su madre solía contarle cuando era un niño. Aquellos conceptos estaban ligados a la mitología.
¿Su madre le habría dejado ese acertijo antes de marcharse? Aunque, hace bastante tiempo que dejó de jugar a las adivinanzas.
— Oh... ¿Cuál era la respuesta? — se preguntó a sí mismo en voz alta.
«Es el Amor».
Respondió la voz misteriosa. Jungkook miró por encima del hombro, esperando ver al fantasma, pero no pudo ver a nadie.
— Tienes razón, fantasma. ¿También eres fan de los cuentos de antaño? — le preguntó mientras escribía la respuesta en la pizarra, pero aquella voz no contestó.
Entonces, un gran estruendo se oyó en la planta de arriba; fue como si todos los muebles se cayeran al suelo a causa de un terremoto. Por supuesto, aquella situación alteró a Jungkook y se quedó paralizado observando hacia las escaleras.
— Joder... — suspiró y dejó la barra de baguette a un lado para tomar un cuchillo, por si tuviera que defenderse y subió las escaleras con mucho cuidado.
Tenía el teléfono móvil en su bolsillo y el busca que utilizaba para el trabajo. De hecho, ni siquiera se había cambiado de ropa, seguía utilizando el uniforme azul cielo del hospital. Pero, aquellos detalles, ni siquiera le importaban; se había olvidado de eso.
— Hijo de perra... ¿Cómo te atreves a entrar a mi casa? Me las vas a pagar — masculló.
El ruido provino de la habitación de sus padres. El primer pensamiento de Jungkook, había sido que el ladrón quería hacerse con el contenido de la caja fuerte que se encontraba en el dormitorio. Antes de llegar a la habitación, le escribió a su hermano pidiéndole que llamara a la policía y cuando se asomó, observó una figura femenina.
Estaba seguro de que era una mujer. Su cuerpo era pequeño, estilizado y aunque tuviera una chaqueta holgada encima, los senos eran notorios.
Aquella mujer tenía el pelo blanco, aunque no pudo determinar el color de sus ojos debido al flequillo que cubría su mirada.
— ¿Quién eres y qué es lo que quieres? — le preguntó Jungkook.
La mujer se volteó lentamente, se notaba despreocupada, llevaba la boca cubierta, por lo tanto, no pudo determinar su identidad. Al notar la caja fuerte abierta, la apuntó con el cuchillo.
— Deja eso en el suelo y arrodíllate. Ya he llamado a la policía, estarán aquí pronto — dijo tras notar que tenía una carpeta en la mano. Jungkook no tenía idea sobre el contenido, pero si estaban dentro de la caja fuerte, debía ser algo importante para sus padres; como la escritura de la casa, por ejemplo — ¿No vas a hacer caso? ¿Te crees una tía dura?
«Jungkook...» aquella voz había dicho su nombre por primera vez y le pareció desconcertante, ¿cómo lo sabía? ¿Cómo podía saberlo? «Algo anda mal...»
— ¿A qué te refieres? — preguntó al fantasma, aunque pareciera que había perdido la cabeza por estar hablando solo.
«¿No oís... ese sonido?»
— ¿Qué sonido?
«¡E-ese sonido! ¡Siento como... si mis oídos fueran a explotar!»
Los padres de Jungkook tenían una fotografía familiar colgada en la pared, justo arriba de la cama. Como la ventana estaba abierta, la luz del sol se reflejaba un poco en el cristal del retrato, pero también era capaz de ver su propio reflejo y el del fantasma que tenía detrás.
— ¡¿Qué?! — exclamó nervioso cuando vio a un hombre parado detrás de él. Había sido por unos pocos segundos, pero ese suceso le obligó a despegar la vista de la mujer y voltearse para encarar al ente que tenía detrás; pero no vio nada, sin embargo, aquella fue una gran oportunidad para perder la conciencia pues, la mujer, le dijo algo y fue lo último que oyó antes de caer al suelo.
Aunque Taehyung era incapaz de explicarse a sí mismo por qué Jungkook podía inreractuar con él en sus recuerdos, poco a poco, fue acostumbrándose a ello y se relajó. La personalidad del joven del futuro era divertida. Durante unos momentos, se olvidaba aquello tan importante que había ido a investigar y también, se olvidaba de que, probablemente, su muerte era inminente y que el futuro que estaba viendo, no era uno que él pudiera apreciar.
Tenía mucha curiosidad de saber qué eran todos esos artilugios; quería saber cómo aquellos carruajes podían moverse sin caballos y qué era ese caballo negro con ruedas que rugía como una bestia. También, quería saber cómo podía oírse la voz de otras personas a través de esos aparatos brillantes y cómo podían capturarse las imágenes en un instante en dichos aparatos.
La casa de Jungkook le pareció un palacio. Era enorme, con sillas acolchonadas y un aparato, de esos que utilizaba para comunicarse, más grande delante de las sillas. La cocina era todo un misterio, ¿dónde estaban los fogones? ¿Dónde estaba la leña? ¿Cómo era posible que hubiera cristales en las ventanas? Y sobre todo, ¿qué era un 'videojuego'? A primera vista, le pareció que era un libro, pero no tenía páginas, sino un disco que brillaba con los colores del arcoiris en su reverso.
Aunque, una de las cosas que más le había sorprendido, fue la cantidad de humanos con el cabello de diferente color. Algunos lo tenían verde, otros rosado y hasta naranjas. Taehyung observó en la calle grandes pinturas con las imágenes de humanos verdaderamente atractivos y con el pelo de diferentes colores. También había música muy extraña que era bailada por un grupo de humanos con vestimentas extravagantes.
Todo eso vio en el futuro, pero estaba seguro de que todavía le faltaba más por ver o que, simplemente, no se acordaba de todos los detalles. Se sintió eufórico, como si fuera un niño ansioso por saber qué significaba todo eso, sin embargo, el entusiasmo y la curiosidad se desvaneció en el primer segundo que vio a esa mujer en la casa de Jungkook.
Algo de ella le provocó náuseas y mareos. El sonido del cascabel volvió a oírse en su cabeza, pero cada vez se volvía más doloroso, hasta tal punto que sus oídos comenzaron a sangrar y de sus ojos brotaron lágrimas rojizas. Deseaba tanto que se detuviera, pero, entonces, tendría que romper el vínculo y si lo hacía, puede que no pudiera ver qué había sido lo que llevó a Jungkook al pasado.
Pero la mujer dijo una palabra:
— Duérmete.
Y su voz se oyó como si fuera pesada; como si un millón de voces lo repitieran a un volumen altísimo y descontrolado que le dejaron frito el cerebro y, tanto como él y como Jungkook, quedaron inconscientes.
No obstante, a diferencia de Jungkook, Taehyung se trasladó a una parte del subconsciente del joven al que jamás había accedido en otra persona.
En ese lugar, había oscuridad. Pero no cualquiera, sino una aterradora. Era como si un monstruo estuviera a punto de aparecer. Ni siquiera podía ver su propio cuerpo ni tampoco podía sentirlo. No había oxígeno ni sonido, era como deambular en el espacio tras la muerte de la última estrella del universo.
Un miedo horroroso le invadió. Se desesperó porque tenía la sensación de que su conciencia se perdería también y él dejaría de existir.
Trató de huir, pero no era capaz de controlar su propio poder. Sin duda, aquello le parecía peor que ser decapitado.
«Taehyung...»
Escuchó que alguien le llamaba.
«¡Taehyung!...»
Por un momento, Taehyung fue capaz de visualizar una luz. Era muy pequeña, tan pequeña que creía estar alucinando. Sin embargo, aquella gota de luz se volvía más clara cada vez que esa voz familiar llamaba su nombre.
— Oh... — pronunció, aunque su voz solamente sonaba en sus pensamientos — Es tan cálida... Esa voz que me llama — aunque podía sentir cómo su cuerpo dejaba de existir en ese lugar tan oscuro, se imaginó que sonreía, porque estaba feliz de que alguien supiera su nombre y le llamara por él; después de todo, aquel hombre que tanto amaba lo había bautizado así — Es tan hermoso... que alguien me llame como si se preocupara por mí...
Taehyung cerró sus ojos, pero en cuanto los abrió, se encontraba de nuevo en la habitación de los padres de Jungkook. Por alguna razón, el recuerdo se vio alterado, pues Jungkook ya se había despertado tras haber perdido la conciencia.
Todo ocurrió en un segundo (o puede que dentro de ningún tiempo); Taehyung volvió a ser él mismo y toda la angustia que aquel vacío le había hecho sentir, desapareció.
— ¡Jungkook! — Yoongi había llegado a casa. Corrió hacia su hermano ignorando la existencia de Taehyung y pasando a través de su cuerpo fantasmagórico. Ahora que se daba cuenta, Jungkook actuaba extraño.
Estaba cerca de la ventana, observando el exterior con la carpeta que la mujer había cogido en las manos.
— Yoongi — dijo, su voz sonaba diferente de lo normal.
Estaba triste.
No, triste no. Estaba destrozado. Taehyung sintió una angustia en su corazón que le derrumbó de repente. Claramente, esos sentimientos negativos pertenecían a Jungkook y él lo estaba sintiendo a través del vínculo.
Taehyung tuvo la necesidad de abrazar al muchacho cuando volteó a ver a su hermano. Tenía la mirada enrojecida y las mejillas cubiertas de lágrimas. Sintió muchísima pena; sintió tantísima lástima.
— ¿Tú lo sabías? — preguntó Jungkook. Su voz pendía de un hilo, estaba a punto de quebrarse.
— ¿De qué hablas?
La siguiente emoción que sintió Taehyung a través del vínculo, fue decepción. Una emoción dolorosa, incuantificable. Aun si no tuviera aquel vínculo con el muchacho, habría podido saberlo con tan solo mirar sus ojos. Estaba seguro de que aquella mirada de desprecio que le dedicó a su hermano, también le dolió al propio Yoongi.
— Jungkook... — mencionó su nombre de una tristísima manera.
El joven apretó sus ojos como si eso fuera capaz de contener sus lágrimas, sin embargo, el dolor que sentía en la garganta era incontenible y crecía como una onda expansiva de una explosión nuclear que arrasa con todo.
— ¡¿Cuándo ibais a contármelo?! — estaba tan enfadado que lanzó los papeles de adopción al suelo — ¿Cuando tuviera veintiséis años? ¿Veintisiete? ¿Treinta? ¿Cuarenta? ¿Cincuenta? ¡¿Nunca?!
— Entiendo que estés enfadado, pero deberías calmarte.
— ¡No quiero calmarme! ¡Quiero saber por qué me lo habéis ocultado por tanto tiempo! ¿De qué teníais miedo? ¿De que os odiara? ¿De que pensara que ya no érais mi familia? Eso es lo que la gente suele pensar de los niños adoptados cuando les ocultan sus orígenes.
— Hemos pensado que no tenías porqué saberlo — respondió bajando la mirada —. Pensábamos decírtelo en tu graduación, pero yo... Yo les dije a mamá y papá que eso podría afectarte; que debíamos esperar el momento adecuado, pero ese momento nunca llegaba y...
— ¿Y pensabais mentirme toda la vida? Esto es increíble — sonrió con ironía —. Por supuesto que me habría puesto triste y habría tenido curiosidad de saber quiénes eran mis padres biológicos, pero jamás pensaría que vosotros no sois mi verdadera familia, ¿qué coño dices, Yoongi? Pensé que eras sensato, ¿cómo te has atrevido a hacer suposiciones y a tomar decisiones que no te corresponden?
Taehyung miró al hermano de Jungkook. Lloraba en silencio y apretaba el puño detrás de la espalda. Puede que se sintiera decepcionado de sí mismo, pero no podía saberlo con exactitud, en cambio, sí podía saber todo lo que sentía Jungkook en ese momento y la simpatía que había sentido al conocerlo, desapareció por completo.
— Lo siento, Jungkook... — se acercó a él, pero no tuvo el valor de darle un abrazo — Perdóname, por favor...
«¡Taehyung!»
Esa misma voz volvió a llamar su nombre. Taehyung se volteó inmediatamente respondiendo al llamado, pero se oía lejana y como si proviniera de un espectro. Se sintió nervioso por un momento, temiendo que aquellos cascabeles volvieran a sonar, pero un sonido todavía más extraño le llamó la atención y le distrajo; se trataba del tono de llamada de Jungkook.
— ¿Sí, Hongjo? ¿Qué ocurre? — preguntó al teléfono mientras se secaba las lágrimas.
Antes de que sus sentimientos se exteriorizaran y se reflejaran en su expresión, Taehyung sintió un dolor terrible en el pecho. Sintió angustia, tristeza y desesperación. Era como si un agujero se hubiera creado en su pecho que le estuviera matando lentamente.
Jungkook había recibido una mala noticia durante esa llamada. Yoongi también lo percibió, pero no se atrevía a consolarlo después de lo que había pasado entre los dos.
— ¡Llegaré enseguida! — exclamó al salir del a habitación corriendo — ¡Por favor, debéis tratar de estabilizarla! ¿Y el especialista? ¿No está de guardia? ¡Maldita sea, es un inútil! ¡Búscalo y encuéntralo! — el joven bajó las escaleras tan rápido que tropezó consigo mismo, sin embargo, no se cayó al suelo.
Taehyung le siguió de cerca, preocupado. No sabía lo que estaba ocurriendo, pero intuía que tenía que ver con aquella joven que conoció en el hospital.
— ¡Jungkook, espera! — Yoongi corrió detrás de él — ¿Qué ocurre?
— ¡No me sigas, Yoongi! Esto no tiene nada que ver contigo — al abrir la puerta, Jungkook se encontró con su madre, Miyeon.
Era una mujer preciosa con una sonrisa amable. Tenía dos bolsas en la mano que parecían pesadas.
— ¡Oh, Jungkook, hijo mío! — le saludó — ¡Has vuelto a casa!
El joven desvió la mirada de ella, como si le fastidiara verla y salió de la casa. Miyeon se quedó entumecida y su expresión cambió. Taehyung pudo percibir la tristeza en sus ojos antes de, también, marcharse de ese lugar.
— ¡Quiero que me digas todo lo que está ocurriendo! — le pidió. La desesperación que sentía Jungkook no podían explicarse con palabras. Mientras corría, oía todo lo que le estaba contando la enfermera.
En la habitación de Wonyoung había demasiada gente e internos de primer año que eran compañeros de Jungkook. Aunque Wonyoung era su paciente, todos decidieron colaborar. Pero ella era una paciente terminal, no había nada que hacer. Ya había tenido recaídas y Jungkook siempre la salvaba de morir. Hongjo le dijo a Jungkook, en un momento, con la voz sonando como si ya no hubiera alternativa, que era mejor dejarla ir.
— ¡No! ¡No voy a dejarla morir! ¡Solo haz lo que te digo, maldición! — exigió con prepotencia. La tristeza que ambos sentían, tanto Jungkook como Taehyung debido al vínculo que los unía, se transformó en un enojo.
Hongjo le dijo que ya no había nada que hacer, que la reanimación no estaba funcionando y Jungkook lo sabía, pues era capaz de oír el pitido que indicaba que su corazón había dejado de funcionar; pero, en ese momento más que nunca, Jungkook no quería dejarla marchar. ¿Podría ser que estaba siendo egoísta? Wonyoung era huérfana. No tenía familia y le contó que hace mucho tiempo, fue separada de sus padres sin ninguna explicación. Quizás, se sentía identificado con ella y pensaba que la vida estaba siendo injusta.
Taehyung se detuvo un instante. Miró al cielo ennegrecido. Antes, todavía estaba claro; por la mañana, era un día soleado, pero se había vuelto negro como si se avecinara una tormenta eléctrica.
De repente, oyó la voz del especialista. Jungkook se quedó en blanco y también se detuvo en medio del camino. Este hombre le dijo que dejase de ser insensato. Habían pasado veinte minutos desde que dio la orden a sus compañeros de que trataran de reanimarla.
— ¡No! ¡No la voy a dejar morir, ¿me oye?! ¡Puede que a usted no le importe porque está sola y no hay nadie que se preocupe por ella! — gritó al teléfono temblando de impotencia — ¡Estoy a punto de llegar, por favor, siga reanimándola!
Las palabras del especialista fueron claras. No iban a seguir reanimándola. A Wonyoung no le quedaban muchos meses de vida, pero cada vez que estaba al borde de la muerte, debido a Jungkook, seguía viviendo, pero ya era su segunda recaída en la semana y su quinta en el mes. Aun si su corazón débil volvía a latir, su cerebro ya había muerto y se quedaría en estado vegetativo durante unos días más hasta que volviera a fallar.
— Usted no lo entiende... ¡Hijo de puta! — le gritó y siguió corriendo. El médico, visiblemente ofendido, le dijo al joven al teléfono la hora de la muerte de la muchacha.
El corazón de Jungkook se rompió.
— ¡¿Hola?! ¡¿Hola?! ¡¿Doctor Jung?! — sintió una presión en el pecho y cayó de rodillas al suelo. Su cuerpo temblaba demasiado que era incapaz de marcar a Hongjo de nuevo.
Taehyung comenzó a llorar. Sabía que no eran sus sentimientos, pero lo había hecho tan amargamente como nunca en su vida había llorado.
Jungkook también lo hizo. Había algo que le quemaba el corazón; también le dolía la cabeza y las lágrimas le nublaban la vista como el dolor, el juicio.
Se abrazó a sí mismo y gritó.
— No... Wonyoung... ¡No, no, no! — a diferencia de la actitud que tenía cuando se conocieron, el Jungkook que tenía delanta era completamente diferente. Taehyung vio esa vulnerabilidad y la abrazó tratando de abrazar al muchacho, aunque su cuerpo inmaterial no le permitiera hacerlo.
Wonyoung había sido su primera paciente. Desde que entró al hospital, ella había entrado y salido de allí, pero hace unos cuatro meses, había ingresado en la unidad de cuidados paliativos.
Sus amigos le dijeron que estaba enamorado de ella. Al principio, Jungkook lo creyó, pues se preocupaba por ella como nadie lo hacía. Sin embargo, no era eso; sino, otra clase de "conexión" que hacía que deseara protegerla como si, en alguna vida pasada, le hubiera fallado y ahora le debiera la vida.
En cielo, encima de ambos, las nubes se arremolinaron de manera monstruosa y peligrosa. Era el origen de una supercelda; una gran nube de tormenta.
— Dios mío... — mencionó Taehyung al verla.
En el teléfono de Jungkook, saltó una notificación de advertencia de tornado.
De repente, en todas las ciudades de Corea, se originaron pequeños y grandes remolinos; en el agua y en tierra. Los rayos y los relámpagos fueron visibles en ese momento y comenzó a llover.
Jungkook trató de buscar refugio, pero la calle donde se encontraba, era un barrio que estaba siendo demolido por el gobierno para construir algún edificio de ocio.
Un rayo cayó justo delante de él, revelando una sombra a su lado. Los relámpagos violetas que siguieron amenazando, revelaron la identidad de Taehyung.
— ¿Q-quién... eres tú? — le preguntó asustado.
— ¿Podéis... verme? — le preguntó el omega, completamente sorprendido.
Pero antes de que el muchacho pudiera responderle, un sonido horrible le hizo perder la cabeza.
— ¡¿Qué ocurre?!
— ¡¿Qué es ese sonido?! ¡No lo soporto! ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Se me romperán los tímpanos! — gritó retorciéndose de dolor.
La tormenta había empeorado. El viento y la lluvia se volvieron más amenazantes. El cuerpo del joven parecía ser arrastrado como todo lo que había alrededor.
Jungkook trató de alcanzar a Taehyung. Por supuesto, su mente estaba confundida y temía morir de alguna manera, pero el joven de cabello blanco estaba desesperado buscando a alguien a su alrededor. Entonces, lo vio; vio a un hombre que descendía desde el ojo de la tormenta.
— ¡Voy a morir! — gritó Jungkook — ¡Mamá! ¡Papá! ¡Yoongi! — seguido de eso, vomitó sangre; sus oídos y de sus ojos también salieron sangre. Era la misma sensación que sintió Taehyung en el hospital y en la casa de Jungkook, sin embargo, parecía que lo que oía el joven era todavía más aterrador y doloroso.
— ¡Tenemos que irnos! — le dijo y olvidándose de que no estaba presente realmente, trató de cogerle de los brazos y... lo hizo. Tomó su cuerpo con sus brazos. Se sorprendió de ello, porque hasta ese momento, era imposible.
«¡Taehyung, vuelve!»
Oyó de nuevo esa voz y, finalmente, la reconoció. Era la voz de Jungkook que le hablaba desde el otro lado. Probablemente, a su cuerpo le estaba ocurriendo algo, sin embargo, no podía volver todavía.
Taehyung arrastró su cuerpo hacia una casa que tenía el muro derrumbado y decidió esconderse con el joven. El terror dominaba su cuerpo, pues el hombre que había visto antes, había desaparecido.
Mientras la tormenta arrasaba afuera, ellos estaban escondidos. Jungkook tomaba su mano con fuerza.
— Solamente hay un hilo... — murmuró — Pero, aquí hay dos personas. Todavía siento su presencia.
— Qué hermosos ojos violetas tienes... — le dijo Jungkook, de repente, estaba a punto de perder el conocimiento. Taehyung pudo notarlo.
— ¿Violetas? — susurró sorprendido, porque sus ojos no eran violetas, sino azules.
En ese momento, el techo se destruyó. El tornado se lo había tragado.
— ¡Jungkook! — gritó. El viento era tan fuerte que también lo arrastró hacia la tormenta — ¡Jungkook! ¡Jungkook, no! ¡¡No!!
Una luz blanca y cegadora se apoderó del lugar. Entonces, Taehyung recordó algo muy importante que debía decirle a Jungkook cuando volviera. De repente, aunque todo lo que estaba viviendo le parecía real, se acordó de que todo esto, eran únicamente recuerdos.
Sin embargo, no podía salir de allí.
Finalmente, Taehyung ha descubierto (más o menos) cómo ha viajado Jungkook en el tiempo, aunque todavía no sepa el porqué. ¿Ustedes qué opinan?
La gente que ha leído la primera versión, probablemente, sepan qué quiere decir que los personajes tengan alucinaciones auditivas, ¡así que, shhh! ☺️
¡Me gustaría leer sus teorías! Ya saben que su voto y su comentario es el mejor de los apoyos. 💖
No he repasado el capítulo, puede que haya errores. Me disculpo por ello de antemano. ✋🏻😭
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