DÍA 4: Cita en la discoteca
Uzui Tengen y Agatsuma Zenitsu eran dos personas muy diferentes. Mientras que Zenitsu amaba la calma y la tranquilidad, Uzui prefería lo ruidoso. Mientras que Zenitsu amaba leer libros, Uzui prefería ver películas. Mientras que Zenitsu amaba lo dulce, Uzui prefería lo salado.
Seguir el ritmo de alguien como Uzui era difícil, siempre llamaba la atención y buscaba actividades extravagantes que hacer. Pero Uzui sabía que se tenía que controlar en ciertas actividades, aunque tirarse en paracaídas sonaba como una actividad interesante para él, sabía que no debía proponerla si no quería que a su amor rubio se le saliera el corazón por el pecho.
Zenitsu era tímido, a veces inseguro pero nada de eso afectaba lo mucho que Uzui lo quería, por eso era capaz de ceder en varios temas. Si Zenitsu quería quedarse en casa un sábado por la noche, él podría ceder, aunque tuviera muchísimas ganas de ir a una discoteca, aunque quisiera beber un poco en compañía de su chico, aunque se muriera de ganas de bailar con Zenitsu en medio de la pista y ver como sus caderas se mueven al ritmo de la música, porque sí, Zenitsu sabía mover las caderas, él lo sabía de primera mano. Cuando Zenitsu lo montaba se notaba que sabía lo que hacía, a pesar de ponerse tímido después. No sabía si Zenitsu sabía cabalgar caballos pero a él desde luego que lo cabalgaba bien.
- Tengen – Zenitsu entró al baño mientras el mayor estaba en la ducha - ¿Podemos hablar?
- ¿Eh? Sí, claro, claro – giró la llave para que saliera agua fría, pensar en el movimiento de caderas de su novio no había sido buena idea.
- ¿Recuerdas que me dijiste que... querías ir a una discoteca esta noche?
- Sí.
- Bueno, pues... sí, me parece bien. Vamos a ir.
- ¿En serio? – Uzui salió de la ducha como dios lo trajo al mundo provocando un sonrojo en Zenitsu.
- ¡Tapate!
Uzui cogió una toalla y se tapó.
- ¿Va en serio? ¿Quieres ir a una discoteca?
- Sí, es que... - apartó la mirada avergonzado – Tú siempre cedes en todo por mí y he pensado que no estaría mal que por una vez fuera yo quien cediera.
- Pero no lo tienes que hacer si te sientes obligado.
- No me siento obligado, quiero hacerlo.
Zenitsu le sonrió. Sin poder soportar más la bella sonrisa de su novio, Uzui se lanzó hacia sus labios y compartieron un fogoso beso.
- Te quiero – Uzui juntó sus frentes.
- Yo también te quiero.
- Si en cualquier momento te quieres ir, nos iremos.
- Vale.
Zenitsu aceptó y cuando el momento llegó sintió unas tremendas ganas de volver a su casa. Uzui había tenido que atender asuntos de su trabajo de forma inesperada y por eso no pudieron irse juntos a la discoteca. Uzui le dijo que se adelantara y eso hizo, llegó él primero a la discoteca. Un ruido molesto, que algunos consideraban música, estaba por todo el lugar. La gente bailaba en la pista pegando sus cuerpos, sobra decir que mucha gente iba ligera de ropa.
El rubio estaba en la barra, solo, con unos vaqueros apretados y una camisa tan blanca que se transparentaba y dejaba a la vista su piel. ¿Quería provocar de alguna manera? No, se había vestido así solo para su novio, el cual esperaba que llegara pronto.
- Hola guapo – un hombre mayor se acercó a Zenitsu - ¿Tan guapo y tan solo? ¿Te vienes conmigo? Para bailar y lo que surja.
Lo que surja, una mala manera de decir "te quiero follar". Este hombre era una de las razones por las que no le gustaban las discotecas, los babosos pesados que no saben el significado de "NO".
- Estoy esperando a mi novio.
- Ya – sonrió y se acercó más a Zenitsu – Oye, no te hagas el estrecho. Ven.
El hombre intentó agarrar su brazo pero Zenitsu lo apartó.
- No me toque.
- Joder, uno aquí intenta hacerte el favor de echarte un polvo y te pones digno. Eres una maldita zorra.
- Zenitsu – Uzui apareció en la discoteca y se puso a su lado – Llego tarde, perdón – con uno de sus brazos rodeó la cadera del más bajo y besó sus labios - ¿Quién es ese?
La cara del hombre perdió su color. ¿Ese era el novio del chico? Medía casi dos metros y marcaba unos increíbles músculos en sus brazos, seguro que podría abrirle el cráneo de un golpe si quisiera.
- No es nadie, vamos – Zenitsu agarró su mano y se lo llevó de ahí.
Uzui no dijo nada, dejó que su novio se lo llevara a la pista. Bailó con Zenitsu y disfrutó como quería del buen movimiento de caderas que éste tenía. Por supuesto se aseguró de mirar mal a todo aquel que empezara a comerse a su rubio con la mirada, el tipo de antes no era una excepción.
- Vamos a tomar algo – puso sus manos en las caderas del chico para disminuir su movimiento – No quiero que te deshidrates, ¿qué quieres?
- Ron cola.
- Espera aquí – dejó a Zenitsu en la pista mientras él iba hacia la barra, el hombre que vio al llegar seguía ahí. Uzui no era tonto y sabía de qué había estado hablando con Zenitsu – Dame dos ron cola.
El barman asintió ante su petición y mientras servía las copas, Uzui aprovechó para hablar con el hombre de al lado.
- Así que... ¿le querías hacer un favor a mi novio echándole un polvo?
El hombre se atragantó con su bebida.
- Da igual que acabara de llegar, tengo muy buen oído. Oye, abre bien las orejas porque solo te lo diré una vez. Como te pille otra vez mirando a mi novio con esa cara de come mierda que tienes... te parto la cara.
- Aquí tiene – el barman dejó dos copas delante de Uzui.
- Gracias – Uzui le sonrió y volvió a mirar al hombre – Y para que sepas que voy en serio...
Un puñetazo aterrizo en la tripa del hombre. Uzui le había golpeado y le había hecho daño pero había controlado la fuerza para que no se cayera al suelo.
- Pasa una buena noche – se despidió con una sonrisa, cogió las dos copas y volvió con Zenitsu – Toma precioso, quiero verte bailar toda la noche.
- Gracias – Zenitsu cogió la copa y pegó un sorbo – Tengen – se dio la vuelta y dejó pegado su trasero a la entrepierna del mayor - ¿Sabes una cosa?
- ¿Qué cosa cariño? – Uzui pasó una mano por delante de él para rodear su cadera y pegar más sus cuerpos.
- Yo también tengo un buen oído.
Uzui se quedó estático mientras las caderas de Zenitsu se seguían moviendo.
- ¿Has...?
- He oído lo que le has dicho – giró su rostro para besarle – Gracias por defenderme pero no partas a nadie la cara.
- Eso no depende de mí.
- Sí que lo hace, tienes que estar pegado a mí toda la noche, así nadie se atreverá a comerme con los ojos.
- Vale, no me separaré de ti en toda la noche – mordió la oreja de Zenitsu haciéndole cosquillas.
- ¡Tengen! Jajaja, eso no.
- Pero toda la noche es toda la noche, en la discoteca y... en casa.
- Ya lo sé – Zenitsu le miró de forma traviesa mientras movió su trasero hacia atrás a propósito para chocar con la entrepierna del mayor – Pero ten cuidado y no te pongas duro, no pienso hacer nada en el baño.
- Tendré que despejar mi mente.
Uzui le hizo darse la vuelta para poder besarle de frente. Mientras disfrutaba de los dulces labios de su pareja, buscó con la mirada al hombre de antes, los estaba mirando. Pasó una de sus manos por detrás del rubio y levantó su dedo de en medio a quien acosó a su rubio. El hombre puso mala cara y se fue de la discoteca.
Ahora su rubio tenía más libertad para bailar tan bien como sabía.
Hola!!Cuarto día acabado.
Uzui defiende a su pichoncito de los pervertidos.
Historia de mañana: Pactos con demonios.
Gracias por leer, os quiero y nos vemos mañana con la siguiente historia.
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