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DÍA 3: Genderbend

Agatsuma Zenko era la cazadora de demonios más inútil que Uzui Tengen había tenido la desgracia de conocer.

Cobardica y chillona, se asustaba del primer demonio que viera. ¿Qué hacía una chica como ella en la organización? Parece ser que tenía buenas habilidades con la espada pero ¿de qué servía eso si se asustaba del primer demonio que pasara?

Esa chica definitivamente no le gustaba, confiaba en no cruzarse con ella en ninguna misión pero por desgracia eso no iba a ser así.

- No puede ser... - Uzui suspiró derrotado al ver a una chica de cabello rubio atado en dos trenzas. La parte de arriba de su uniforme era como la de los demás, sin embargo la parte de abajo era una falda que llegaba por encima de sus rodillas.

- Ho-hola... parece que vamos a tener que trabajar juntos.

- Que bien – habló serio y caminó pasando de ella.

- Emmm, ¡e-espere! – salió corriendo para alcanzarle - ¿Qué es lo que vamos a hacer?

- Matar al demonio ¿qué más?

Uzui y Zenko estaban ahí por un motivo. Últimamente había un demonio que mataba parejas de novios que visitaban un onsen, su misión consistía en hacerse pasar por una pareja, descubrir al demonio y cortar su cabeza.

- No podemos entrar así vestidos – dejó de caminar cuando llegó a una zona boscosa – Hay que cambiarnos antes de entrar – empezó a desvestirse ahí mismo.

- ¡No se quite la ropa delante de mí! – rápidamente se dio la vuelta, aunque intentó mirar disimuladamente como el pilar se desnudaba. Uzui era guapo, tenía un cuerpo increíble y... no se había negado a hacer esta misión con ella. No habían enviado a Uzui porque se tratara de un demonio difícil, lo que de verdad pasaba es que todos los cazadores se negaban a trabajar al lado de Zenko. Todos... menos Uzui.

- Toma – le lanzó un yukata amarillo y naranja – No tenemos todo el día.

- Claro.

Cuando se terminaron de cambiar se dirigieron al onsen, fueron recibidos por un hombre adulto que debía estar en sus treinta.

- Buenos días, sean bienvenidos al onsen Luz de Luna. ¿Cuántas noches pasaréis?

- Una – Uzui le respondió – Mi novia y yo tenemos que volver a casa para ver a nuestros padres. ¿Verdad cariño? – rodeó la cadera de Zenko con uno de sus brazos y la atrajo hacia su cuerpo.

- S-sí.

- Vaya... ¿esa señorita es su novia?

- Sí, es el amor de mi vida – sujetó la barbilla de la chica y bajó su rostro para plantarle un beso en los labios que la dejó con los ojos abiertos – Es preciosa ¿verdad?

- Sí, es... - recorrió a la chica de arriba abajo, su mirada se detuvo en sus pechos. Un brillo misterioso apareció en sus ojos – Es preciosa. No les entretengo más, su habitación es la número 10.

- Gracias, vamos mi vida – sin soltar sus caderas, caminó dentro del onsen. Cuando estuvo fuera de la vista del hombre, soltó las caderas de la chica – Creo que ha colado.

- ...

- No sé si te has fijado pero te ha mirado los pechos, no sé si ese hombre puede ser el demonio o simplemente un pervertido.

- Yo nunca...

- ¿Mmm? – dejó de andar para mirarla.

- Ese... ha sido mi primer beso.

- ...

- ...

- Mierda – Uzui pasó sus manos por su cabeza – Joder, lo siento. No quería, perdóname. Podría haber hecho otra cosa, simplemente abrazarte.

- En el fondo... - tocó sus labios con sus dedos – Me alegro de que haya sido usted.

Uzui miró la tierna escena. Zenko sonrojada tocando sus labios, cuando no chillaba ni demostraba lo cobarde que era, la chica era muy linda.

- Solo nos quedaremos esta noche así que si el demonio va a atacarnos tiene que ser hoy.

Zenko asintió y se metió en la habitación con Uzui. Nada extraño pasó durante el día, algunos trabajadores les traían comida y sake pero nada más. No había jaleo ni mucho ruido ya que Uzui y Zenko eran los únicos que estaban ese día en el onsen.

La noche llegó y la falsa pareja salió de la habitación para ir a las aguas termales. Las ratas de Uzui estaban ocultas guardando sus espadas, si el demonio les iba a atacar tenía que ser allí. Se tendrían que separar al entrar al baño o eso creía.

- ¡¿Ba-baño mixto?! – el rostro de la chica se volvió completamente rojo.

- Sí... supongo que no hay remedio.

- Pe-pero...

- Tranquila, no miraré.

Zenko no discutió, la mirada de Uzui parecía confiable así que acepto meterse en las aguas termales. El primero en entrar fue el pilar del sonido, después, muy avergonzada, entró Zenko.

- N-no mires...

- No lo hago – le dio la espalda.

- Bien.

Las piernas blancas de la chica se sumergieron en el agua caliente. Todo su cuerpo se acabó sumergiendo, sus piernas, sus muslos, sus caderas, sus pechos. Se quedó embobada mirando la espalda de Uzui, era una espalda musculosa, digna de un pilar que había trabajado mucho para llegar ahí. Un pilar valiente, no como ella.

- Uzui-san, ¿le puedo preguntar algo?

- ¿De qué se trata?

- Cuando entra al campo de batalla... ¿no siente miedo? ¿Acaso los pilares no tienen miedo de morir?

- Claro que tenemos miedo. Somos humanos, como todos.

- Entonces... ¿por qué no dudan?

- Porque las dudas harán que la gente muera – levantó la vista para mirar el cielo – Soy el extravagante pilar del sonido, debo proteger las vidas de los venerables humanos. Si en algún momento me entra el miedo simplemente recordaré aquello por lo que quiero luchar, las vidas de los demás.

- Luchar por otros... es algo muy noble.

- ¿Por qué te metiste a la organización?

- Bueno... no fue para proteger, fue para matar.

A Uzui le sorprendió esa respuesta.

- Mi hermano... se volvió un demonio, no es mi hermano de verdad pero le veo como tal. Es egoísta y arrogante, se volvió un demonio y hace daño a los demás. Me uní para poder matarle.

- Has dicho que es tu hermano.

- Sí pero... es un peligro para las vidas de los venerables humanos que usted quiere proteger. Es mi familia y por eso debo hacerme cargo, solo yo debo matarle.

Uzui se replanteó su forma de ver a la chica, la había juzgado mal por hacer algo tan natural como asustarse ante un demonio.

- Zenko ¿te dan mucho miedo los demonios?

- Sí...

- ¿Y aun así te atreves a ponerte delante de uno?

Zenko miró su reflejo en el agua.

- Sí.

- Entonces eres más valiente de lo que crees. Parece ser que juzgarte como una cobarde estuvo mal, acepta mis disculpas.

- Uzui-san... - avanzó dentro del agua hacia la espalda de Uzui pero un ruido llamó su atención, alguien estaba entrando en las aguas termales – Uzui-san.

- Ya le oído entrar. Parece que ya está aquí – miró hacia un lado para ver como una de las tablas de madera que separaban el baño del exterior se levantaba y por ella entraban sus ratas con sus espadas – Prepárate, aunque no creo que sea un demonio poderoso, será algo rápido.

- Sí.

Zenko sintió como un hombre se metía dentro del agua y la agarraba de la cabeza. Ella no hizo nada todavía, empezó a mover su brazo para recibir su espada cuando las ratas la lanzaran pero en un movimiento rápido, el hombre empujó su rostro hacia el agua y empezó a ahogarla.

Uzui se dio rápidamente la vuelta, allí estaba el recepcionista con unos colmillos de demonio adornando su cara, parece ser que sí que era él el demonio. Sus ratas le lanzaron sus espadas y el pilar del sonido las recibió. En un movimiento rápido se dirigió hacia el cuello del demonio pero fue sorprendido porque Zenko consiguió sacar su cara del agua. La chica se levantó rápido y recibió su espada gracias a las ratas, sin embargo Uzui ya se había lanzado hacia el demonio y ahora que Zenko estaba delante de él, no pudo frenar su marcha. Inevitablemente acabó chocando con ella, para ser más exactos, su cara acabó chocando con los desarrollados pechos de la chica.

- ¡AH! – chilló por la vergüenza - ¡Uzui-san! ¡¿Qué hace?!

- Estabas en medio – habló con el rostro todavía enterrado en los pechos de la chica.

- ¡Pero saca la cara ya de ahí! – empujó con fuerza a Uzui, éste quedó delante de ella. Sin querer, su mirada bajó hacia la que podría ser denominada la tercera espada del pilar del sonido - ¡AH! ¡¿Tenías otra espada?!

- ¡¿Qué dices?! ¡Quita de ahí! – empujó a Zenko y la hizo caer al agua, intentó cortar al demonio pero éste lo esquivo.

- Nu-nunca... ¡nunca he visto un pene! ¡¿Cuántas primeras veces piensas quitarme?! ¡A este paso lo siguiente será mi virginidad!

Uzui empezó a enfadarse, no podía concentrarse en luchar si se ponía a discutir con la chica.

- ¡¿Quién en su sano juicio va a querer acostarse contigo?!

- ¡¿Y contigo?! – señaló sonrojada la entrepierna del pilar del sonido - ¡Morirán si se meten eso! ¡¿Y cuándo te vas a disculpar?! ¡Tu cara se ha estampado en mis pechos! ¡Eres el pilar de la perversión!

- ¡No ha sido apropósito! ¡Tus pechos estaban en medio!

- ¡Yo tampoco he visto el monstruo de tu entrepierna por gusto! ¡Se ha cruzado en mi campo de visión!

El demonio vio la escena sin decir nada, tendrían que estar intentando matarle pero estaban discutiendo entre ellos. Eso era mejor para él. Como Uzui seguía ocupado discutiendo con la chica, el demonio sacó sus afiladas uñas y se lanzó hacia el cuello del pilar.

- ¡Si le mato tendré más sangre!

Uzui suspiró, era un demonio muy tonto si le creía incapaz de discutir y luchar a la vez. Zenko le iba a recriminar una vez más pero vio con horror como el demonio se lanzaba hacia Uzui, aunque esto estaba en los cálculos del pilar del sonido, lo que pasó a continuación no se lo esperaba.

- ¡Uzui-san, cuidado! – Zenko le cogió del brazo y le tiró con una fuerza sorprendente al agua, el demonio arañó su hombro y la chica aprovechó la cercanía para cortarle la cabeza. El demonio acabó volviéndose cenizas y la sangre empezó a salir del arañazo en el hombro de la chica.

- ¡¿Por qué has hecho eso?! Ya sabía que iba a atacar y estaba preparado para bloquearle.

- Es que... - tapó el arañazo con su mano – La vida de un venerable humano estaba en riesgo, eso es lo que usted defendía ¿no?

- Pero tú... - suspiró y le dio un golpe a la chica en la cabeza con su puño – Idiota – salió de las aguas y la tendió la mano – Hay que curarte eso, vamos.

- Sí... - sonrojada tomó su mano y dejó que la sacara.

- Oye, esto... - rascó su cabeza nervioso – Lo siento, por besarte, por verte desnuda y aterrizar en tus pechos.

- No se preocupe, le perdono.

- ¿Tú no te disculpas?

- ¿Por qué?

- Por mirarme el pene, que menos que una disculpa.

- No, no voy a pedir perdón – cogió un yukata y tapó su cuerpo desnudo – No fue una mala vista al fin y al cabo.

- ¿Eh? ¿A qué te refieres con eso?

- He visto a un hombre guapo desnudo ¿por qué me tengo que disculpar? – se terminó de colocar su yukata y salió de allí.

- Pero qué... ¡oye! ¿Qué quieres decir con eso? ¡Acabas de admitir que soy guapo!

Uzui se puso también su yukata y se fue detrás de Zenko, puede que delante de él estuviera su futura cuarta esposa. 


Hola!! Tercer día acabado.

La verdad es que no me gusta mucho el genderbend porque lo mío es escribir yaoi y claro si le cambio el género a un personaje pues ya no es yaoi pero estoy contenta con como ha quedado. 

Historia de mañana: Cita en la discoteca.

Gracias por leer, os quiero y nos vemos mañana con la siguiente historia. 

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