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01

TRECE HORAS ANTES DE LA COMPETENCIA.

Despertó esa mañana como alguien totalmente nuevo, estaba más feliz que de costumbre, había un sol que no le dejó siquiera abrir los ojos y creyó que estaba sudando demasiado, seguramente se debía a que había llegado la final de la competencia de natación.

La escuela había funcionado como un trampolín, valga la redundancia, para conseguir una beca en una de las mejores universidades y no solo le ponía nervioso aquel asunto sino también compartir horarios con Jungkook. Ni siquiera había podido librarse de él, no le molestaba porque le gustaba, pero no se sentía cómodo porque no le hablaba.

Desde que el padre del rubio se había ido, apenas cumplió diez años, su madre no se molestó en crear otra reunión con los Jeon, pero aún así, Jungkook siempre les saludaba o usaba alguna que otra excusa para poder hablar con Jimin, sin embargo, después de la fiesta que el más bajo montó en su casa por sus dieciocho años, el morocho no volvió a hablarle.

De ser conocidos pasaron a ser dos extraños.

Escuchó la puerta entre abrirse y giró con pereza hasta que su vista se topó con la figura de su mamá y un pequeño muffin en sus manos.

—¡Feliz cumpleaños al hijo más lindo que pude haber parido! —dijo Jiwoo con una sonrisa burlona mientras el rubio se colocaba de rodillas para abrazarla con todas las fuerzas que pudo sacar de sí mismo en ese momento, sintiendo como ella se lo devolvía con tan solo una mano —. Ya estás grande, veinte años. Los hijos crecen muy rápido.

—Ma, no te pongas melancólica porque me contagias, también soy un ser sensible.

Se sentó como indio sobre la cama mientras ella acercaba a él ese pequeño muffin sin antes recordarle pedir tres deseos y eso fue lo que el joven realizó, pidió lo que más quería:
1. Ganar la final
2. Que sus padres vuelvan a estar juntos
3. Y que quizás, solo quizás, Jungkook vuelva a hablarle.

Sopló la pequeña vela y su día comenzó.

Llegó a la universidad con los ojos completamente pesados, estaba cansado, no tenía ganas de estar ahí en su día, era algo inhumano. Tomó las correas de su mochila celeste y sonrió al sentir las manos de uno de sus mejores amigos sobre sus hombros.

—Feliz cumpleaños, inspector de zócalos —gritó Hoseok sobre el oído de Jimin al mismo momento en el que se tiraba sobre su espalda.

—Gracias, pero me volves a gritar y te pego. —rió y el mayor le codeó haciendo que ambos choquen contra la barandilla de uno de los balcones—. ¿Ves lo que haces?

—¿Yo? Si fue tu culpa. Siempre lo es —se bajó de la pequeña espalda de Jimin al ver que este no corría su vista de un punto en particular —. ¿Seguís enamorado de Jeon? Creí que ya lo habías superado. —rió fingiendo un gesto de disgusto esperando que el rubio lo siguiera pero solo recibió una mirada de soslayo.

—Lo extraño más de lo que me gusta, pero encima está tan...

Hizo diversas señas intentando demostrar los músculos que había tomado en este último tiempo. Jungkook no era alguien que necesitara ese tipo de masa muscular, pero le quedaba tan bien que Jimin podría desfallecer en ese instante.

—Hace rugby, no sé qué esperas.

—Yo sé que este año me va a saludar, es todo lo que yo necesito —respondió con autosuficiencia antes de empezar a caminar.

—¿Eso significa que mi saludo no vale nada? — Llevó una mano a su pecho indignado mientras que el ojimiel se daba la vuelta formulando un "Nop" seguido de una sonrisa —. Ahora por eso no vas a ganar nada hoy porque no vas a tener mi deseo de suerte...

—Callate, no te metas con mi competencia, ya estoy bastante asustado.

Frenó sobre un banco de madera dispuesto a acomodar los libros y cuadernillos para la próxima y única clase que tendría ya que luego pasaría todo el día entrenando.

—Sabes que te va ir bien, solo estoy bromeando —dijo cruzándose de brazos sin quitar la vista de las acciones del más bajo —. ¿Te imaginas un titular diciendo “Jeon Jungkook saliendo con el campeón de natación Park Jimin”? Una locura.

—Si, una completa locura porque seguro me detesta o algo así, Hobs. —lo observó con completa obviedad y comenzó a caminar hacia el taller.

Tomaron las sillas que estaba en la fila del lado de la ventana y se colocó con espalda completa sobre la pared, refregando sus ojos, la verdad seguía sin entender como Hoseok podía estar tan hiperactivo todas las mañanas. No había parado de hablar.

—Y bueno, al final le dije que sí pero no quería, y creo que no me estuviste escuchando. — afirmó dejando su mochila detrás de su espalda y Jimin negó en respuesta porque al fin y al cabo era la verdad —. Bueno, te perdono porque hoy es tu día, nada más.

Hobi dejó una palmadita en el hombro de su compañero y éste soltó una risita algo baja a la vez que cerraba sus ojos, pero como era de esperarse, sintió unas manos encima de él que le hizo abrirlos completamente sobresaltado.

—Feliz cumpleaños, Mimi.

Era Namjoon, un buen amigo. Hubiese podido contestar si no se hubiese sentido tan asfixiado entre sus brazos.

—Lo vas a matar.— Hobi rió y el joven se alejó con una mueca graciosa.

—Lo siento.

—Gracias Nam, igual no recibí tu mensaje a las doce como todos los años creo que me lastimaste. —fingió dolor colocando su pequeña mano sobre su frente.

El profesor había ingresado, tarde como siempre, y con él también ingresaron las personas que estaban tomando mate mientras hacían tiempo afuera. Jimin lo haría, pero a ninguno de sus amigos parecía gustarle.

Jungkook compartía aquella asignatura y estaba sentado a unos cuantos —muchos— asientos de distancia. Estaba tan lindo, que había servido de distracción durante un buen rato. Ambos no eran mejores amigos, pero tenían una buena relación de vecinos, ¿qué es lo que había hecho mal?

Podría ir a preguntarle, pero a pesar de haberlo tenido cerca casi siempre, la timidez le había limitado mucho la cercanía. No podía hacer más que mirarlo desde la distancia.

Jimin había sido un chico solitario, de pequeño se quedaba haciendo garabatos e intentaba crear el amigo imaginario perfecto con quien poder estar en la ausencia de Hoseok y Namjoon porque sentía que nadie quería pasar el rato con él realmente.

¿Jeon habrá mostrado un interés genuino todo ese tiempo o se dio cuenta de que no quería estar con él y se fue?

—Hey, Jimin. —Nam pasó una mano por delante de los ojos del menor y volvió a pisar la tierra completamente desorbitado.

—Dejalo, está en su mundo rosa de enamoramiento. —dijo Hobi entre risas, pero realmente el rubio no tuvo ánimo de hacerlo.

El día empezaba a abrumarle cada vez más, hoy era su día especial, pero tenía miedo de que aquella mala racha de pensamientos le condicione un poco su rendimiento. Debía estar muy centrado, no estaba dispuesto a perder, tenía que ingresar a las competencias internacionales, su desempeño general no estaba alto, ya le habían repetido varias veces en que debía mejorar sus notas, pero no lo lograba y dudaba en que ellos no lo notaran.

Las dos horas habían pasado y él estaba en la orilla de la pileta, observando el agua fijamente hasta que oyó la bocina, indicando que debía dar el salto para ingresar en ella, y eso hizo, luego de bajar sus antiparras.

Movió sus brazos y pies lo más rápido que pudo, tenía que dejarlo todo de sí, debía lograr el mejor tiempo incluso en las prácticas. Tocó con sus pies la pared del extremo contrario y regresó intentando retener la mayor cantidad de aire que sus pulmones le permitían y si, llegó, pero junto a otros tres chicos más, no destacaba y sentía que cada vez iba peor.

Salió de allí y fue por un poco de agua, aparte le iba a servir para regular un poco su respiración.

—Park.

El rubio dejó la botella a un lado y se dió la vuelta luego de oír a su entrenador llamarle.

—¿Pasa algo? —dijo quitando sus antiparras para verle mejor.

—Lo noto distraído, usted siempre fue uno de mis mejores nadadores, lo sabe perfectamente y necesito que hoy me dé mejores resultados, quiero que no pare de practicar, está fallando en estas últimas pruebas y prefiero que sea acá antes que en la competencia. —respondió llevando su tableta hacia su pecho.

El más bajo no pudo devolverle la mirada, tenía razón, durante esa ronda había sido un completo desastre.

—Voy a darlo todo como siempre, no se preocupe entrenador.

Sintió la mano del entrenador sobre su hombro y le brindó una sonrisa cálida en aceptación para luego dejarlo con su mente torturándolo una vez más.

...

Me disculpo si hay algún error o si algo no se entiende. 🥺
Espero les haya gustado el primer capítulo. Les dejo un besito.

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