07.
Al día siguiente, le comenté todo con lujo de detalle a Taehyung, quien se veía nuevamente desganado y cabizbajo. Lo único que hizo desde que nos encontramos, fue escucharme atentamente. No aportó nada ni mucho menos hizo algo.
—Entonces eso pasó... —mencionó, ciertamente ido. Yo asentí, resguardándome en la sombra de uno de los tantos árboles—. Tal vez él tiene razón, Kookie.
—¿A qué te refieres?
—A que si pones un poco más de tu parte, lo vas a conseguir —fruncí el ceño, sin saber qué decir. No entendía a qué venía eso. Últimamente todos actuaban extraño y yo no sabía el porqué—. Escucha... —pidió, tras prácticamente acorralarme contra el tronco el árbol. Jadeé debido a la impresión; él se veía demasiado serio y, de alguna u otra forma, triste—. Sé lo que sientes por mí, no soy idiota. Todo lo que estás tratando de hacer por mí es hermoso.
Había pasado algo que jamás me esperé. Taehyung se acercó bruscamente a mí y tomó mi rostro entre sus manos. Ni siquiera me dio oportunidad de procesar todo al momento en el que chocó nuestros labios en un fogoso y necesitado beso, casi como si quisiera arrancarme el alma o comerme la boca. Una de esas dos opciones.
Traté de seguir el ritmo, pero mi inexperiencia me convertía en alguien ciertamente torpe. Él bajó sus manos a mi cintura y apretujó la zona entre sus dedos con lozanía. Yo abrí la boca para dejar escapar un suspiro, acción que él aprovechó para adentrar su lengua a mi cavidad bucal. Llevé mis manos a sus hombros y posteriormente a rodear su cuello, haciendo nulo cualquier espacio entre nuestros cuerpos.
Pasé de sentir una enorme incertidumbre a una gran felicidad. Estaba besando al chico que me volvía loco, estaba besando a Taehyung. Su fuerza al mover sus labios sobre los míos y la manera en la que los mordía y profanaba el interior de mi boca, me demostró que él deseaba aquello tanto como yo. Me estaba quedando sin aire, mas le resté importancia y seguí como pude.
Me hallaba atontado, ido, como flotando en una nube de algodón. Nos separamos segundos más tarde, dejando unidos nuestros labios por un hilo de saliva.
Mi respiración era rápida y mi corazón estaba tan acelerado que llegó a preocuparme. Abrí mis ojos, encontrándome con los de él en cambio, observándome. Taehyung también estaba agitado, y se veía jodidamente precioso de esa forma.
—El problema es que te tardaste demasiado, Kookie —susurró sobre mi boca, a la cual le robó un pequeño beso. ¿A qué se refería?—. No podemos estar juntos. Pertenecemos a diferentes mundos ahora.
De pronto me encontré solo. El ardor en mi boca persistía, los latidos en mi corazón persistían, aquel sentimiento de felicidad persistía, mi nerviosismo persistía, ¿pero y Taehyung? ¿Dónde estaba Taehyung?
Miré a mi alrededor, y al no descubrir nada no traté de evitar más mis lágrimas. Comencé a llorar y me deslicé por el tronco hasta caer de lleno al césped, donde abracé mis piernas con temor y confusión.
Quizá no tanta confusión.
Ante mis ojos estaba la realidad de la situación, y fue ahí donde comprendí todo.
Siempre había vivido en una burbuja que yo mismo me encargué de crear. Estaba tan obsesionado con Taehyung que no soporté el lamentable estado de todo lo que me rodeaba. Anhelaba a Taehyung de tal manera que eso me llevó a no saber distinguir entre la realidad y la ficción.
Me convertí en el príncipe que siempre quise ser de pequeño, actuando como uno y metiéndome en mi propio cuento; tal vez también fui el villano, o interpreté todos los papeles en uno.
Todo era lamentable, mas yo vivía feliz en aquel lamento. Me obligué a mí mismo a creer una cosa completamente diferente y me negué a ver lo que estaba tan palpable frente a mis ojos: mi psicosis y el suicidio de Taehyung.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro