Tocó el puente de su nariz apretándolo con firmeza en la búsqueda de alejar el cansancio que su cuerpo comenzaba a acumular, sus pasos pesaba aún más, como si sus pies fueran de plomo cayendo a la espesura de un oscuro como la noche que se alzaba sobre su cabeza, Sin poder controlar el desgaste del día dejóque un suspiro grande saliera de suslabios deseando que su alma no se saliera por medio del aire que escapa de sus labios

Detuvo sus pasos un instante dejando que la brisa nocturna le rozara, otro suspiro más corto y tranquilo brotó de sus labios esta vez mezcla del cansancio con la ligera calma de por fin haber salido de un largo turno, dejando atrás aquel día lleno de estrés se permitió levantar la vista al cielo nocturno en búsqueda de la luna y las estrellas, las cuales parecían decididas a cubrirse del velo de la noche y las nubes, tal vez dándole la privacidad de encerrarse en sus pensamientos pero también de extrañarlas.

Resignado partió rumbo a su hogar, contando mentalmente los pasos, mirando las farolas de vez en cuando, y respirando profundamente el aire de la noche, dejando que la nueva profundidad del sonido le envolviera hasta que una oleada de energía llegó a su cuerpo cuando conto los mil pasos.

Con una sonrisa, esta vez más elejada del cansancio, volvió a levantar la mirada hacia la luna grande y blanca, brillante y redonda con una chispa de pureza que sabía había visto solo en otro lado. Seguidas del símbolo de Selene miró a las estrellas titilantes que parecían dispuestas a contar todos sus secretos.

¿Por qué mirarlas?

"Porque ellas conocen tus secretos, tus anhelos, tus pensamientos. Son tus confidentes"

Una sonrisa calmada se posó en sus labios cuando se descubrió pensando en esas palabras que en su tiempo considero tontas, pero ahora puede que creyera un poco en ello, después de todo vivía con su propia estrella...

Bajó la mirada de los astros para poder ver el balcón de su hogar y definitivamente ese cuadro nunca le cansaría, jamás, ni aunque estuviera odiando al mundo entero podría odiar la calma que sentía cuando la silueta de Alfred recargado en la baranda aparecía.

Su pareja, su esposo, su calma, ese chico tan activo como la energía del sol, pero que amaba tanto la luna que bien podría ser un eclipse, un fenómeno maravilloso que deseaba descubrir cada día.

Alfred brillaba con luz propia, siempre lo hacía. Cuando bailaba torpemente mientras cantaba canciones cursis de amor; cuando se encontraba perdido en su propio universo; cuando hablaba del cielo, las estrellas, las matemáticas y la geología; cuando mencionaba leyes estúpidas del mundo; cuando disfrutaba de un postre nuevo; cuando cocinaba algo raro y lo usaba de conejillo de indias, pero también estaban momentos como este donde el menor percibía su presencia y sonreía con esos dientes tan blancos como la luna, y aun a la distancia sabía que había destellos de estrellas en sus ojos.

Alfred siempre tenía estrellas cuando lo miraba.

Caminó los últimos pasos sintiendo en su estómago una lluvia de meteoritos, sus manos deseaban simplemente rodear aquel cuerpo hecho de estrellas fugaces, si, "estrellas fugaces" porque definitivamente Alfred estaba hecho de deseos, y no se sentía egoísta por robarse esa magia, porque lo tenía a él.

Sonrió dejando de lado cualquier cansancio, cualquier mal trago del día, se dejo hipnotizar por esa sonrisa de luna, esos jos de estrellas, esos abrazos de sol, esa risa de viento primaveral, dejo que toda una super nova explotara eb su corazón en una emoción tan infinita como una supernova: El amor

Con la luna y el sol de testigos definitivamente no dejaría que el americano se fuera de su lado, porque Jones era su universo, su mayor deseo, su luna que ilumina su existencia en la oscuridad, su sol que le regala un aliento cálido, era su propia estrella brillante.

"Si, definitivamente mi estrella"

Dedicado a hikari

A Hikari no yami

A mi brillante estrella

A mi luz de luna que es como el amor:

Dulce, tranquila y llena de sonrisas

Gracias por tus risas

Por tus dulces despedidas

Por como el mito de polaris ser el centro, pero el centro de mi universo.

Eres un chispazo que brilla en mi corazón

Eres el dulce sonido de la música que compartimos

Eres el viento de otoño que corre travieso.

Eres como las Leónidas

Surcando mi mente como miles de meteoros

Eres la unión de los astros que crean la más divina constelación.

Gracias por estar en mi vida

Por tu existencia

Por animarme cuando decaigo

Por escucharme cuando temo

Por esa conexión que espero no se rompa..

Gracias por recibir un pedazo de esta alma cursi

Te amito, i purple you, te quietecito