¿Tendremos una boda?
La sonrisa que se posó en los grises labios de su "esposo" bastó para sentir que todo estaba bien, que ahora Arthur le había perdonado por aquella falta, y sobre todo le reafirmo que aquel frio cuerpo es más allá de eso, sigue siendo el alma ardiente de su mejor amigo, el fuego interno que hace tiempo le raptó el corazón y lo vuelve a hacer de nueva cuenta.
Le vio tomar el violin embelesado, le vio acariciarlo como quien toma con amor a su mascota favorita, el cuerpo de un recién nacido o el objeto más valioso de su existencia, en este caso el ultimo es parte de ambos, el piano y el violín son retazos del alma de ambos y recuerdos que se entrelazan en una sola sonata.
Se quedo hipnotizado al ver como el chico relajaba todo su cuerpo mientras tomaba el arco como una extensión más, revisandolo con cuidado buscando entre el estuche la brea y tomando sus minutos en poner el instrumento en condiciones, él por su parte se acomodó mejor en el piano buscando la postura correcta y revisando los pedales así como el sonido de cada tecla, acciones que no hacia por exhaustivo análisis, solo deseaba darle a Arthur la privacidad de volverse a sentir como antes.
Cuando notó a Arthur en la posición sonrió y comenzó la tonada sabiendo que su adorado chico sabría en qué momento hacer su intervención, y no se equivocó cuando un escalofrio le recorrio al escuchar los primeros sonidos producidos por las magnificas cuerdas, levantó los dedos con emocion y diversion mientras el sonido se volvía más rapido y unas carcajadas se escapaban de sus labios ante el sentimiento que ahora creaba una burbuja de felicidad entre ellos como si nada hubiera cambiado en estos años.
-Magnifico como siempre, Arthur. - Cuando el inglés tomó lugar en el banquillo en automático una de sus manos busco la del rubio, no le importo que fuera una textura de huesos la que su tacto percibiera, lo que importaba es que ahora más que nunca estaba seguro de todo.
El momento se rompió cuando unas escandalosas campanas resonaron en todo el salón, varios de los cadáveres salieron emocionados gritando "uno nuevo" y sin poder evitarlo miró con duda a Arthur quien pronto se levantó sin soltar su mano conduciendolo a observar lo que pasaba.
-¿Matthias? -Se acercó presuroso al chico casi tan alto como él, ese peinado que parecía una piña lo reconocería donde sea, en parte se alegro de ver a su amigo, pero cuando vio el tono grisáceo en su piel no pudo evitar un ligero sonido de sorpresa que brotó de su boca al darse cuenta que había muerto.
-Pulmonía. -La situación era tan bizarra que su amigo le respondía la duda que pensó en vez de sorprenderse por verlo en ese lugar.
-Lo siento...-Tosió incómodo, pero se olvido de la incomodidad cuando su hombro fue aprisionado haciendo que soltara la mano de Arthur en el proceso, provocándole un ligero gruñido que reconocería donde sea.
Arthur siempre fue un celoso.
-No te preocupes, mi cuerpo ahora se siente excelente. -Y si, su extranjero amigo tenía tiempo sin esa efusividadad, siempre tan parecidos de carácter, aunque no negara que saber que murió le dolió un poco. -¿Qué demonios haces aquí, Jones?
-Larga historia, pero primero debo presentarte a alguien.-Se quitó del agarre de su mejor amigo quien solo levanto los hombros y tomó una de esos tarros de bebida que la cabeza francesa le ofreció. -Este es Arthur Kirkland.
Notó como el mencionado se acomodaba en esa pose altiva que buscaba no dejarse intimidar.
Arthur siempre había sido orgullo y un poquito positivo con él aunque siempre era tan discreto, pero para él que lo conocía pudo notar como su brazo fue aprisionado dejando en claro su postura de acompañamiento.
-Vaya, el famosísimo Arthur, el primer amor de nuestro pequeño gringo. -Su propio rostro enrojeció mientras miraba al loco de su amigo escultor como si lo quisiera matar más de lo que ya estaba. -Oh vamos Alfred, deja de presumir que tienes sangre en las venas. -El chico de verdad estaba tentando suerte provocandolo, pero no negara que lo dejará pasar ya que pudo percibir aquella risa que ama brotar de los labios del británico.
-Bueno, te daré noticias del exterior. -Asintió sentándose al lado del Danes, pero se detuvo de iniciar la conversación cuando sintió el puño de su saco ser jalado levemente por el menor. -¿Arthur? -Miró extrañado a su mejor amigo con la cabeza baja y rehuyendo la mirada.
-Iré a practicar un rato en el violín, Alfred. -Asintió dudoso a lo que su pareja dijo, dejó que sus dedos se separaran lentamente y se detuvo a observarlo irse antes de volver a prestar atención al reciente no vivo.
-Estas perdido.-Suspiro en modo de reconocimiento a lo que el otro decia, no habia duda que había caído en un vórtice de emociones que lo condujeron de nueva cuenta a ese inglés que es capaz de mover su mundo desde su primer encuentro.
Se enteró que Matthew había llegado esa misma mmañana, Matthias igual le contó que la familia Arlovskaya estaba en la boca de todo el pueblo pues Nathasha se había fugado, incluso decían que ahora mismo se encaminaba fuera de europa rumbo a Asia a buscar a su hermanastro, también se enteró que al parecer su madre había adquirido una rara enfermedad que le había quitado la voz.
Aún le cuesta creer que eso pasó en tan poco tiempo dentro del mundo de los vivos, pero las palabras del chico que quiere como un hermano le tranquilizaron. No tenía ningún pendiente en el mundo terrenal.
-Matthias...-Una sonrisa se extendió por su rostro y llevo su mano a una firme palmada al hombro del que seguramente convertirá en su padrino- Tendremos una boda.
Salió a paso rápido buscando aquellos cabellos color trigo tan salvajes como el alma del portador, chocó con otros cadáveres y se asomo por rincones hasta que tras una puerta escucho esa voz aterciopelada de su persona favorita.
-¿Y si se va? -Sintió un escalofrío al notar el temor en ese gesto que conocía bien, Arthur tomando su índice izquierdo entre sus dedos apretandolo, era una clara seña de nerviosismo a punto de colapso.
-¡Arthur! -Saltó reconociendo la otra voz del chico tétrico que los había mandado al mundo terrenal.
-Tenemos que hablar. -Esa tercera voz no la conocía pero cuando escucho los nombres salir de los labios sin vida de su cónyuge supo que esa voz era la del tan temido Lukas.
Cuando lo vio supo que podía tener un aura amenazante y más si veias detenidamente los trazos de piel en su cuerpo, trazos de colores distintos que dejaban en claro quemaduras, así como en las muñecas podían verse lo que parecían grilletes oxidados.
¿Quema de brujas?
-¡Yo se lo digo! -Escuchó otra voz con un ligero tono escocés, una voz más fina y casi inaudible si no fuera porque no estaba tan lejos de ellos.
-Hay un problema con tu matrimonio. -reconoció de nueva cuenta la voz demasiado calmada del tal Lukas.
-¿De qué hablan? -Pudo sentir el ligero temor en el otro, como si fuera algo que ya esperaba pero no quería oír. -Los votos solo los unen hasta que la muerte los separe. -Sintió un escalofrío y abrió los labios en el momento que Arthur soltaba la misma pregunta que él pensaba. -¿A qué te refieres?
-A que la muerte ya los separó. -Fue Vladimir quien soltó la conclusión final y él ahogo un jadeo de sorpresa, jadeo que si salió de los labios del anglosajón, lo vio morderse los labios y bajar la cabeza.
-Se podría ir si lo sabe...-Eso lo hizo fruncir levemente el ceño, pero a la vez no pudo evitar sonreír con tristeza al darse cuenta que Kirkland tenía miedo de perderlo otra vez y el no negará que su corazón late lleno de pánico al pensar en volverlo a perder.
-¿Qué puedo hacer? -Vió como el menor se dejaba caer de rodillas al suelo cosa que lo hizo reaccionar e importarle poco todo para entrar y agacharse al lado de su primer amor, tomó con delicadeza aquellas manos sin importarle las distintas texturas. -A mi también me gustaría saber. -Se giró a mirar a los otros dos cadáveres mientras sus manos enlazadas buscaban animar a Arthur
-Solo hay una forma. -Empezó el Rumano antes de ceder la voz al nórdico. -Esto requiere del máximo sacrificio. -Respiró hondo, no era idiota, sabía lo que era. -Alfred tendrá que morir.
-¿Morir? -Repitió la palabra más para si que por preguntar, inesperadamente la palabra no evocaba a miedo como pudo haberlo hecho hace unos días ante la idea de soltar su último suspiro.
-Tienes que renunciar a ser un mortal para siempre. -Vladimir dejó de hablar para rascar aquel agujero en su cráneo. -Debes repetir tus votos en la tierra de los vivos y beber el vino del tiempo.
-Veneno...-Escuchó la voz de Arthur salir rota de sus labios, pudo notar un temblor en su propio cuerpo y aquel del que trataba de consolar. -Tu corazón tendrá que detenerse eternamente y sólo entonces podrás darselo a Arthur. -Asintió ante lo dicho por el chico de las quemaduras, vio al menor negar con la cabeza aun sin verlo pero apretando el agarre de sus manos.
-No puedo pedirtelo, Alfred. -No pudo evitar enternecerse al ver así a Arthur dispuesto a dejarlo ir por no verlo morir, suspiro relajandose sabiendo que sentía paz por su decisión. -No tendrás que hacerlo, amor. -Habló con ternura pura mientras soltaba una mano para llevar sus dedos a las mejillas frías tallandolas con ternura.
-Lo haré. -Sintió el cuerpo del otro dar un salto y se encontró con esos ojos verdes que le capturaron como la primera vez.
-Si eliges este camino no habrá vuelta atrás, no podrás volver al mundo de los vivos ¿Es claro eso? -No le importo la advertencia salir de ambas voces de los hechiceros, simplemente importaba el brillo que esos ojos verdes adquirian aún bajo el velo de la muerte.
-Muy claro. -Respondió con firmeza mientras sonreía y ayudaba a levantarse a su nuevamente futuro esposo, le ayudó a sacudirse el traje blanco gesto que fue devuelto en el propio por Arthur. -Tendremos una boda. -Jaló la mano de huesos del cadáver llevándolo a la estatua central de la plaza.
-¡Acérquense! ¡Acérquense todos! -Cuando vio a la gente acomodarse tomó la mano del chico que adora con devoción y lo posiciono a su lado con orgullo-Decidimos casarnos de la manera correcta, así que traigan lo necesario y siganos. -Sonrió satisfecho cediendo la voz al británico con solo verlo-Haremos la celebración de la boda allá arriba.
Solo sonrió más al ver las miradas de ilusión y las preguntas sobre a lo que se referían arriba, vio a todos alejarse emocionados buscando en qué ayudar cosa que le entusiasmo como cuando era pequeño y veía a todos comprometidos con la feria del pueblo.
Ayudó al menor a bajar aprovechando para cargarlo en el aire y darle vueltas hasta bajarlo al suelo y jalarlo de la cintura aprisionando, pudo sentir las manos sobre su pecho y se quedó mirando el rostro del otro que sin importar la falta de rojizo en su piel le seguía pareciendo bello.
-Lamento interrumpir pero no se van a casar en esas fachas. -Fue separado bruscamente de Arthur por Vladimir, Lukas y Matthias. El inglés fue jaloneado por el chico del sombrero mientras que el se quedó temeroso bajo la mirada del otro hechicero.
Estuvo a punto de preguntar que necesitaba el chico de la piel rara cuando lo oyó silbar y varias arañas bajaron hacia su cuerpo y el de su amigo, ambos se empezaron a mover con locura pero notaron que las arañas comenzaban a volver a coser su traje y hacían lo posible con la ropa de Matthias que no era lo más elegante pero serviria.
Se encargo de hacer algunas cosas que Luka le exigio para que se viera presentable, aunque no negara que la tensión se redujo mucho gracias a Matthias que parecia que habia perdido cualquier temor, porque estaba seguro que comenzaba a impacientar al noruego y él no quería ser partícipe de la corrida de sangre que sería ver enojado a ese chico.
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