Llegamos a la fábrica de cajas sin ningún problema. Mientras los secuaces bajaban las cosas yo me acerqué al puente a un costado para asomarme hacia abajo.

Mirar el agua correr junto algún pez era relajante. Pero aún así, sentía que algo andaba mal, una mirada que me examinaba de pies a cabeza me hizo dar la vuelta y mirar en varias direcciones.

- Por aquí, señorita!- grito una voz de alguien mayor pero que aún así sonaba medio infantil. Levanté la mirada notando que arriba de las vigas del puente había un hombre sentado.

Este vestía un traje en su mayoría rojo con toques negros, su más cara también era del mismo tono y llevaba lo que parecían ser dos katanas en su espalda simulando una "X".

Me alarme e iba a avisar sobre que había alguien más, cuando una mano en mi hombro me indicó que me tranquilizarse y no hiciera nada.

Gire mi cabeza levemente notando que se trataba del azabache de mi jefe, quien miraba a la dirección de las vigas metálicas viendo al desconocido, bueno... para mi.

Ja. No era un desconocido, sabía perfectamente quien era pero había que disimular ¿No?. Me preguntaba que estaba planeando caos.

No todos los días te encontrabas con que otro de los agentes de Sombra se iba a infiltrar en Espectro sin enterarte de nada. ¿Por qué no me lo informaron?

-Llegaste antes de la cuenta Deadpoo- dijo el azabache. El hombre de traje de "héroe" bajo hacia donde estábamos y nos saludo alegremente. Buena fachada, ni que fuera Tobi de Naruto.

- Sip, el vuelo se adelantó y pude llegar antes, creo que su sexy secretaria les avisaria- dijo infanrilmente aunque con un tono coqueto.

- Si Lo informó pero sin detalles- dijo suspirando el de cicatriz- muy bien, terminamos con este trabajo y volveremos a la agencia así te presento ante el resto.

Sin más se dio vuelta y comenzó a alejarse de nosotros. Iba a comenzar a seguirlo pero el vestido de rojo se adelantó a mi, en el proceso golpeando algo fuerte mi hombro. Queria gritarle pero aún así me contuve. 

Terminaron de descargar las armas dejándolas en la bóveda para luego volver. Planeaba volver como vine, en un lancha pero la voz de cierto hombre me detuvo.

-Esperame unos minutos- dijo mientras se dirigía hacia dentro de la fábrica. Suspire mientras veía que todos ya se estaban yendo. Me agarró un poco de sed, por lo que me acerqué a la gasolinera del frente.

Tome dos botellas de agua y unas golosinas. Pague y salí de la tienda, me acerqué al vehículo de Midas, seguro volveríamos en él. Como algunos dulces y tome agua mientras esperaba.

A los minutos salió de la fábrica de cajas y se acercó a donde yo estaba. Ya habían empezado a dejar circular a las personas por lo que habían varios civiles. En su mayoría, miraban a Midas con cierta admiración.

Le yendo la botella extra que había comprado y él la acepto con gusto y agradecimiento. Tomo un sorbo y me observo.

-¿Sabes conducir?- pregunto examinandome.

-Si- conteste con duda. Me sonrió y me lanzó las llaves del auto- ¿Yo conduzco?- pregunté divertida.

- Si- contestó para luego subirse en el asiento del co-piloto. Me adentre también al vehículo y me coloqué el cinturón de seguridad.

-¿A La Agencia?- pregunté. El el único lugar al que sabía donde ir, en mi roll de nieva en la Isla obviamente.

- No, tengo que dejar estos papeles en Setos Sagrados- dijo, lo mire como diciendo "No se hacia donde"- yo te guío.

Asenti y encendí el auto para comenzar a conducir con las indicaciones del camino. El viaje duro aproximadamente una hora hasta que llegamos. Había tránsito para ser una isla.

Al llegar lo espere en un estacionamiento, dejo los papeles y volvió al auto. Ahora si volvíamos a la Agencia. Fuimos a la sala de juntas y allí ya se encontraban todos.

- Bueno, lo reuní para presentarles a...- fue interrumpido cuando la puerta se abrió de golpe dejando ver al de traje rojo.

-¡A min su nuevo compañero!- grito con emoción.  Luego del escándalo, Midas dio el día libre lo que restaba de este para que pudieran ver el espectáculo de más tarde.

Cuando quite darme cuenta, la agencia estaba prácticamente vacia, ningún empleado a no ser de algún que otro secuas que rondaba. Escuche que de uno de los pasillos se escuchaban unos murmullos, alguien hablando por teléfono.

- Si, lo se- se escuchaba- el bucle se está desestabilanzo y la tormenta está empeorando- hablaba el sujeto. Quite acercarme más pero algo me detuvo, sus siguientes palabras- Estamos creando con Midas una máquina...

Cuamplira las funciones que ambos queremos, yo detengo la tormenta y el recupera a su familia.

Me aleje de allí para que no me notará y fui a sentarme a uno de los sillones de la sala de espera. Mientras leía un libro esperando a poder ver al sujeto que hablaba por teléfono.

No tarde en localizarlo cuando bajo por una de las escaleras mensajenado por su teléfono. Vestía un traje y su cabello era rubio, deseaba saber su nombre y al parecer fue mi día de suerte cuando Midas lo llamo.

-Jonesy- llamo el azabache- tengo lo que querías - dijo el pelinegro pasandole unos papeles.

- Oh, gracias, mañana seguimos con lo acordado- informó para luego irse un tanto apurado el rubio. El de cicatriz se quedó unos minutos suspirando de cansancio cuando se quedó sólo.

- ¿Ya está libre, jefe?- hable con burla. Se giró en mi dirección y sonrió de lado.

- Si, por suerte- contestó- ven, vayamos a la azotea- me llamo. Me levanté del cómodo sillón y lo seguí.

Cuando estuvimos arriba, podías ver toda la isla a donde vieras en dirección. Era impresionante y lo fue más cuando mi reloj marco las doce de la noche y el cielo comenzó a iluminarse con colores.