Chapter One
Ella era toda una reina del baile cuando la conocí, tan delicada como los pétalos de una flor, tan hermosa como un atardecer en la playa, tan perfecta como su sonrisa geométrica. Solo tenía 17 años entonces, yo solo era un año mayor, así que no fue extraño invitarla salir en plena preparatoria. Yo era el típico don nadie que vestía de negro y no tenía amigos, que andaba siempre solo y escuchaba música "satánica", ella era todo lo que yo no era, ella era popular, porrista, hacía debate y presidía ese club, practicaba teatro y artes varias,como la música y la pintura. Ella en sí, era una obra de arte de la más alta calidad, de esas que se exponen en el Louvre u algún otro museo de tal categoría,y yo, un admirador silencioso, quien detallaba cada pincelada en silencio, quien amaba cada trazo de ese lienzo y lo contemplaba como lo más hermoso que ojos humanos hayan visto.
Así que lo que más me sorprendió de esa tarde de abril en particular fuera que ella aceptara salir con alguien como yo. De hecho, ese "sí" no formaba parte de las respuestas que se me ocurrieron que podrían salir de sus exquisitos labios carnosos en el momento en que pensé proponerle salir después de tantos años de mirarla en silencio. En efecto, mi plan inicial era que me rechazara mis sentimientos para poder superarla como el buen dicho dice. Después de tantos años había ganado la confianza suficiente para ir y hablarle, pedirle salir y que ella con una sonrisa amable me rechazara y yo poder seguir adelante con mi vida. Pero ese "si claro, con gusto. Pásame la dirección en un mensaje" mientras me daba su número anotado en una tarjeta no era precisamente lo que tenía en mente.
***
Han pasado tres días y aún no le mando mensaje,es patético de mi parte, lo sé, pero tengo miedo de que salga mal, me conozco, que las cosas vayan como deben ir no es precisamente mi punto fuerte.
— ¡Pero hombre! Envíale mensaje de una vez, quien sabe y ella está coladita por ti y tu acá haciéndote una paja mental para nada. Te aceptó la cita ¿No? — asentí mirándolo a los ojos — eso quiere decir que si no le gustaras ni un poquito ni se le habría pasado por la cabeza la idea de aceptarte.
Vaya, el idiota de mi hermano mayor en algo tiene razón — ¿Y qué se supone que debo decirle? No tengo ni idea de cómo hablar con ella sin sentir deseos de que la tierra me trague y me expulse en algún lugar donde no haya ni internet, ni personas y mucho menos celulares.
— Sencillo, déjamelo a mi — Chad, mi mejor amigo, mi hermano y en general, mi único amigo sonríe y yo me preocupo, porque dejar algo en las manos de Chad, es algo que no sale bien bajo ninguna circunstancia. Él tomó mi móvil y comenzó a escribir mientras lo miraba con duda y miedo.
Pocos minutos después él me da el teléfono de vuelta — Listo, ahí tienes tu cita. Déjame lo demás a mi. Tu solo vístete bien y está a la hora que dice en el lugar — tomé el teléfono y miré la conversación.
N/A: (Las fechas y horas no son datos relevantes para la historia. Este chat fue hecho con una app generadora de conversaciones falsas. Crédito a sus creadores)
***
Era un sábado de abril, estaba soleado, era raro en Black Waterfalls tan buen clima en esa época del año, pero eso no era de importancia para Michael quién estaba más que desesperado, 9 horas no son suficientes para él prepararse para su cita con la tan conocida señorita Portman, también conocida como Amelie.
— ¿Donde carajos está...? — preguntaba para sí mismo mientras buscaba y revolvía entre sus pertenencias guardadas en el closet de su habitación.
— ¿Qué buscas, tonto? — dice Chad desde la puerta de la habitación. Llevaba rato viéndolo ir y venir de un lugar a otro y este ni por enterado.
— Mi chaqueta de cuero, la que siempre uso... No la encuentro — lo mira mientras se pasa las manos por el cabello acomodando estos.
— ¿Hablas de la misma chaqueta que mamá te robó para poder lavarla?
— ¿La lavó? — inquirió curioso — No lo sé hermano, tal vez solo quiere que deje de oler a mono de zoológico.
— Ja Ja Ja, que gracioso — lo mira con una expresión seria cruzándose de brazos.
— ¿Crees que es broma? Asómate afuera y mírala colgada en el patio, idiota — Chad hace una mueca de desagrado y se va mientras su hermano menor hace lo que pidió dándose cuenta de que, en efecto, su chaqueta favorita ondeaba por el viento colgada en el patio con otras ropas de tonalidad oscura pertenecientes a su persona.
— ¡¡¡Mamá!!! — gritó con su rostro rojo del enojo.
— ¿Sí, cariño? — dice la señora con una sonrisa pícara en el rostro, imaginando que su hijo se dió cuenta de sus acciones.
— ¿Por qué agarraste mi chaqueta? iba a salir hoy con ella, tengo una cita.
— ¿Una cita? ¡Ay, mi niño! No lo sabía. De haberlo sabido la habría lavado la semana pasada. Es que si no la lavaba la chica con la que vas a salir o alguno de tus amigos se dará cuenta de que no lavas esa chaqueta mínimo desde la segunda guerra mundial mi niño — dice su madre con un tono inocente mientras su hermano, Chad se ahoga de la risa con un vaso de agua que estaba bebiendo en ese momento.
— ¡ Qué chistosos andan todos hoy ! ¿Acaso comieron payaso? De verdad necesito esa chaqueta — mira a su madre cambiando de tema.
— No te preocupes hijo, a las 5 estará lista para ti — ella sonríe.
— Gracias, mamá — la abraza y ella corresponde a su abrazo con una sonrisa en el rostro, no eran bastante comunes las muestras de afecto por parte de su hijo menor, asi que las pocas que habían tenía que aprovecharlas. Están así, en esa posición un rato hasta que sienten un snifeo de Chad que anda secándose unas lágrimas falsas.
— ¡Qué bonito el incesto! — todos ríen.
— No seas idiota, Chad.
— ¿Idiota? Al menos yo me baño y lavo toda mi ropa.
— ¡Niños, basta! — dice en un tono serio la mujer.
— Si, mamá — dicen ambos a la vez. Si algo había en la casa de los Davis era respeto a su madre.
— Chad, al patio para que tiendas más ropa y tú — señala a Michael — tienes que arreglarte para tu cita, te voy a ayudar con la condición de que me cuentes todo — el chico asiente, de verdad necesitaba para de consejos y ¿ quién mejor que su madre? O sea, es mujer, es su madre, ella también fue joven, es mujer, sabe de esas cosas y es mujer ¿Ya les dije que es mujer? Bueno, en fin, lo es. Es mujer, y una hermosísima así que Michael ponía toda sus esperanzas en la mujer que le dió a luz para que la cita no fuera un rotundo fracaso.
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